Los pelos de mi chochito, negros y fuertes, se estaban empapando de liquido blanco y pringoso, necesitaba masturbarme ya de la forma en que lo hacía siempre, pero aun quedaba un poco para eso.
El viejo no se lo hizo repetir, se colocó detrás de mí, sentí el bulbo de su cabezota deslizarse entre mis glúteos
Quiero que me masturbes y te tomes toda mi leche, así que me arrodillé y me metí su verga a la boca mientras se la corría y a pesar de su edad, tenia una verga de tamaño considerable, que en ocasiones chocaba con el fondo de mi boca y me producía cierto ahogo.
Daniel por su parte buscaba mi boca con su verga y yo comencé a mamarla y a masturbarlo, mientras que ellos me decían que era una puta rica y que suerte la de tu marido que te culea cuando quiere.
Se desabrochó el vaquero negro y se lo bajó hasta las rodillas, dejando a la vista su precioso culazo que apenas si tapaba un tanga deportivo de color blanco. Él se puso de rodillas y le bajó el tanga hasta la mitad de sus muslos.
Portaba también una faldita de esas de pliegues de color gris debajo de la cual llevaba unas braguitas blancas con unos diminutos dibujos de conejitos, tenía un culito pequeñito pero prieto y ligeramente respingón y un chochito muy peludo (aunque estaba pensando depilárselo aunque solo fuese un poco).