Pablo se arrodilló frente al sofá, lentamente le quitó las bragas. Ella no podía evitar mirar hacia la puerta cerrada mientras separaba sus piernas y las subía al sofá quedando totalmente abierta para recibir aquel placer.
Avancé por el pasillo central flanqueado por innumerables bancos hasta llegar a la altura de la chica, que parecía más impresionante a medida que me acercaba. Yo iba con intención de llamarle la atención por su vestimenta totalmente indecorosa.
El esposo cumple su palabra y vuelve a la casa para darle a su esposa una monumental paliza, y sobre todo para follarla tan duro como a ambos les gusta.
¿Usted quiere follarme? - Eres una mujer hermosa Estela, cualquier hombre desearía hacerlo contigo. Sentir los pechos de esa chica apoyados en su torso lo estaban excitando mucho, pero nunca haría nada que pudiera hacerla sentir mal.
El hombre me cargó y me dio la vuelta empezando a chupar mi sexo, yo loca me tiré a por su polla. La metí en mi boca y pude sentir que era muy gorda y muy larga. Una lengua en mi coño y otra en mi culo, me hicieron correrme tres veces más antes de darme nuevamente la vuelta.
Cuando María salió del baño, la tumbé en la cama y rasuré con dedicación todo su cuerpo. Mientras la rasuraba, podía apreciar como la humedad brotaba de su coño.
Mire a mi novio, y se reía, me intente ir, pero no me dejo, oí al profesor saludándome, y me pidió que no me fuese, al momento le vi levantar ala mujer, era una chica joven de unos 25 o 30 años, iba vestida como yo mas o menos, y se giro siguiendo las ordenes del profesor, tomo la postura que yo había adoptado para recibir los azotes
La ordene que se quitara la blusa- no sería que la fuera a estropear, pues cara me costo y en bragas- bueno, más bien en medio tanga, pues ambos cachetes de su trasero estaban casi al aire- y sujetador blanco, se quedó.
Llevaba ya uno año divorciada y prácticamente, salvo aventuras esporádicas, volcaba todo mi tiempo en el trabajo y en la educación de mis hijos. Soy una mujer atractiva y pretendientes no me han faltado nunca. Mis amigos comentaban que el divorcio me había sentado muy bien, estaba radiante.
Durante la preparación de unas oposiciones un amigo propone a nuestra protagonista que estudien en su casa de campo. Allí, entre juegos ella le propina una paliza en un ring, pero luego se deja azotar con una fusta y le hace una mamada en compensación.
Ser cornudo es todo un arte y un placer para nuestro protagonista que goza con la contemplación de la infidelidad de su esposa y siendo azotado entretanto por otra mujer, esposa del que se folla a la suya...