Síguenos ahora en Telegram! y también en Twitter!

Mi mujer es un putón II

Mi mujer es un putón II

Así convertí a mi mujer en una puta, tras pillarla follando como conté en el anterior relato.

El primer paso fue comprobar si ella iba a aceptar hacer todo lo que yo la dijese y comencé probando con un amigo de la universidad que vive en Barcelona y me llamó para decirme que iba a pasar unos días en nuestra ciudad, entonces yo aproveché y le invite a pasar unos días a nuestra casa cuando me llamó diciendo que no se fuese a un hotel, que estábamos encantados de que se quedase en casa ya que teníamos sitio de sobra, y el acepto.

Cuando se lo dije a Elena la dije que quería que fuese especialmente cariñosa con el ella se hizo la tonta como si no me entendiese, entonces fui más claro la dije que quería que se lo follase y así empezar a comprobar que iba hacer todo lo que yo la mandase en adelante, al principio puso reparos pero ante mis amenazas consintió y así llegó el día en que venía Ramón, fuimos a buscarle al aeropuerto y cuando llegó le presenté a Elena y se dieron dos besos, el no dejaba de felicitarme por lo bonita que era mi mujer, Elena con tanto halago cada vez tenía más ganas de follárselo, ya en casa se puso ropa cómoda “llevaba solo una camiseta, y debajo un tanga con las tetas sueltas”, Ramón disimuladamente, no la perdía de vista, pasamos todo el día en casa y alrededor de las 20:00 horas dije que tenía que ir a trabajar, pues tenía turno de noche (cosa que era mentira) y que me alegraba que estuviese en casa, pues así Elena no se quedaría sola por las noches, me despedí e hice que me marchaba, pero lo que hice fue esconderme, Elena continuó mostrándose insinuante y mientras cenaban Ramón no dejaba de deshacerse en halagos sobre su belleza, después de cenar estuvieron viendo un rato la televisión, Elena y un sofá y Ramón en otro de tal manera que cuando ella movía las piernas el se quedaba clavado en sus bragas.

Llegó el momento de acostarse, cada uno se marchó a su dormitorio y yo desde mi escondite dominaba las dos estancias, después de un rato vi a Ramón salir del cuarto en el que estaba y fue al cuarto de baño, pero antes de meterse en el baño vi como se asomaba a nuestro dormitorio.

Elena estaba tumbada sobre la cama completamente desnuda haciéndose la dormida, Ramón podía verla, pues junto a nuestra ventana hay una farola que da suficiente luz a al dormitorio como para que la viese perfectamente, estuvo durante un rato mirándola y Elena que se había percatado de su presencia me movía de manera que la pudiese ver completamente y además alguna vez se acariciaba el chocho provocando una gran excitación en Ramón que no pudo aguantar más y entro en el cuarto, Elena se incorporó y le dijo “pensaba que no ibas a venir a hacerme compañía, que me da mucho miedo dormir sola”.

Ramón se desnudo y Elena encendió la luz como yo la había indicado para que la cámara que estaba situada sobre el armario no tuviera problemas de luz, se fundieron en un intenso beso, para después Elena bajar hasta la polla de Ramón y metérsela entera en la boca, el se giró colocándose en posición de 69 comiéndose el chocho recién afeitado de mi mujer, era una visión maravillosa como se chupaban uno al otro, al poco rato Ramón no pudo aguantar ante la estupenda mamada de mi mujer y se corrió, haciéndola casi atragantarse de la gran cantidad de leche que brotaba de su polla, Elena tragó todo lo que pudo dejando escurrir el resto por su cara, ella explotó en un intenso orgasmo con el trabajo que la estaba haciendo en el chocho Ramón.

Quedaron tumbados en la cama, Elena aún tenía los restos de semen en su cara y boca, después de un rato volvió a meterse la polla de mi amigo en la boca hasta volver a ponerla a punto para la follada, se monto sobre el comenzando una impresionante cabalgada, mientras subía y bajaba no dejaba de retorcerse de gusto hasta que los dos al mismo tiempo explotaron en un impresionante orgasmo gritando y acordándose de mis cuernos.

Así quedaron dormidos uno abrazado al otro, de madrugada Ramón se despertó con la polla tiesa y como Elena estaba dormida boca a bajo escupió en la entrada del culo y colocándose sobre ella se la clavó hasta dentro, Elena se despertó sobresaltada al notar la polla entrar en su culo y Ramón rápidamente la tranquilizo besándola en el cuello, prosiguiendo su enculada no tardando en correrse dentro de las entrañas de mi mujer, después para compensarla por haberla dado por culo la dedico una estupenda comida de coño dejando exhausta.

Elena se quedo dormida y el se marcho a su cuarto a dormir, por la mañana yo hice como que llegaba de trabajar y los encontré acostados cada uno en su cama como si no hubiese pasado nada.

Así continuaron durante toda la semana que Ramón estuvo en casa y en la que yo supuestamente estaba trabajando.

El día que se despidió de nosotros Ramón me dijo que tenía una mujer maravillosa y que la cuidase mucho.

Aquello me convenció de que la podía convertir en una verdadera puta y desde entonces además de disfrutar viéndola follar con otros, de vez en cuando sacamos hasta dinero de lo zorra que es y ya os contare alguna de nuestra aventuras.

Continúa la serie << Mi mujer es un putón I

¿Qué te ha parecido el relato?