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Silvia, de como llegó a actriz porno

Silvia, de como llegó a actriz porno

Hoy es mi cumpleaños. Cumplo los 18, y esta misma tarde comenzaré a rodar mi primera película porno de distribución comercial como protagonista y profesional. Ya está todo preparado para mi presentación en el festival de cine erótico de Barcelona.

No es que sea mi primer rodaje. Me han filmado en otras muchas películas rodadas para distribución clandestina y para mi entrenamiento como actriz porno.

No me han querido decir el argumento de la película porque es una sorpresa de cumpleaños, solo me han anticipado que en ella podré mostrar al público todas mis habilidades -Por lo que la película, sin falsa modestia, será muy completa – y la primera escena que rodaremos esta tarde, nada más cumplirse mi hora de nacimiento, que certificará mi madre presentando nuestro libro de familia a la cámara en primer plano y que será la primera que me folle junto con mi hermana mayor.

Pero esa escena no me ilusiona mucho ya que la tengo muy ensayada con todas las variantes posibles. Lo que de veras me tiene en ascuas son las escenas siguientes, pues el guión lo ha escrito mi amante y sé que tiene una imaginación desbordante.

Os quiero contar como alcancé esta ilusión de ser actriz porno de primera fila, que no dudo lo seré, ya que tengo, y perdón por la vanidad, un cuerpazo de primera acompañado de una angelical carita que ya lo quisieran cualquiera de las primeras figuras del porno actual.

Desde que comencé a tener interés por el sexo opuesto, a mis 13 años más o menos, me llamaban la atención los negros. Esa inclinación fue acreciendo con los años sin que tuviese ocasión de conocer a ninguno.

Poco después de cumplir mis 16 vino a vivir al piso frente al mío un estupendo ejemplar de negrazo americano. por aquel entonces me encontraba en la etapa de locura adolescente y, sin dudar un pelo, decidí que sería el quien me desvirgara.

Desde luego las circunstancias no me podían ser más favorables: él era soltero y trabajaba por la tarde hasta avanzada la noche.

Yo también tenía clase por la tarde, por lo que las mañanas las pasaba libres en casa. Mi madre, Teresa y mi padre trabajaban por las mañanas, mi hermana mayor Luz tenía clase también por la mañana. Es decir, el campo libre para actuar.

La cosa resultó, inesperadamente, más sencillo de lo previsto.

Una mañana, a eso de las diez, después de acicalarme y repasar el completo depilado de mi coñito, ya que no me gustan nada los pelos, y de apagar la llama piloto del calentador de gas, llamé a la puerta del negro vestida tan solo con un corto albornoz y le pedí ayuda para mirar la caldera porque tenía que ducharme y el agua caliente no salía.

El amable hombre se prestó inmediatamente a ayudarme y le conduje a la instalación que no conocía.

Me preguntó por la llave de paso y, como estaba bajo la pila de la cocina, se lo indiqué agachándome de forma que se me subiese el albornoz y exhibiese mi glorioso culo con sus dos orificios. Estuve maniobrando con la llave de paso para asegurarle que estaba abierta pero entretanto movía mis nalgas para que el albornoz subiera aún más y él pudiese disfrutar de la vista de mis vergüenzas.

Cuando me levanté comprobé que, según lo esperado en mi plan, sus pantalones mostraban un buen bulto a la altura de su bragueta.

Tomándole de la mano lo llevé hasta la caldera y, como estaba un poco alta, al indicarle los mandos levantando mi brazo, se deshizo el nudo del cinturón del albornoz como estaba previsto.

Así pudo disfrutar de la visión de mis ya acusadas tetitas y de mi plana barriguita.

Ante la ya enorme prominencia de su pantalón, decidí abreviar y simulando un escalofrío me abracé a él quejándome de que como no tenía agua caliente me estaba quedando fría.

No tardé ni un momento en desabrocharle la camisa, clavarle mis tetas a la altura de su estómago y empezar a besarle el pecho y morderle las tetillas mientras le sobaba el paquete. Sufrí una absoluta decepción cuando me separó de si y se alejó hacia su casa diciendo: – Espera un poco.

Pero volvió. En la mano traía una caja de preservativos, que yo, inútil de mi, no había previsto.

No hicieron falta para nada, porque cuando vi aquella espléndida polla negra decidí que lo que saliese de ella me lo bebería. Y así lo hice. Aquella mañana perdí la virginidad de mi coño y me inicié en la técnica de mamar pollas enormes. Le tomé gusto al semen y me llevé tres orgasmos.

A la mañana siguiente perdí la virginidad del ano, y en las sucesivas semanas fui depurando la técnica de la mamada de pollas enormes negras y acomodando a ella la anchura de mis agujeros.

Mi negro me consiguió, desde el segundo día, unas recetas de píldoras anticonceptivas y así podía recibir dentro de mi vagina su abundante esperma, lo que incrementó la calidad de mis orgasmos.

Así estuvimos varios meses, en los que me enseñó de casi todo en el plano sexual de pareja.

Pero inevitablemente llegaron las fantasías y con ellas la práctica.

Un día pasé a su casa a follar y allí había otro negro igual de hermoso que él al que no tuve ningún inconveniente en permitir incorporarse a la jodienda, experimentando así el gozo del sandwich y la doble ración de semen. Aquel negro se incorporó a nuestra pareja de forma habitual al menos una vez a la semana.

Un buen día yo me retrasé en pasar a casa de mi negro, que por cierto se llama Harry, -del otro no diré el nombre porque desaparece pronto de mi historia- y vinieron ellos a la mía, así que montamos nuestro trío en la cama de mis padres.

Ninguno de los tres escuchó que alguien entrase en la casa, pero cuando me encontraba montada encima del negro amigo con su polla en mi coño mientras Harry me sodomizaba al ritmo lento conque me gustaba el deslizamiento de su interminable polla en mis intestinos y yo gemía de placer, nuestro amigo se fijó en que había alguien en el quicio de la puerta y se sobresaltó.

Harry enseguida se dio cuenta de que algo pasaba y sacando su polla de mi culo fue rápido a la puerta. Percibí la situación cuando sentí mis intestinos vacíos bruscamente y me dije que Harry no me haría eso sin un buen motivo.

Me giré y allí estaba mi hermana mayor Luz con una enorme cara de sorpresa, mientras Harry le susurraba algo al oído procurando calmarla.

Desconozco qué le diría y nunca lo pregunté, pero mientras nuestro amigo y yo seguíamos coyundados sin saber que hacer, en menos de un minuto Harry había pasado un brazo sobre los hombros de mi hermana y estaba frotando sus pezones a través de la tela de la blusa.

Otro minuto, o una eternidad que me pareció a mi, más tarde, Luz estaba de rodillas, desnuda y mamando la polla de Harry, así que tranquilizada proseguí la cabalgada sobre la tranca de nuestro amigo.

Me perdí pronto en un orgasmo y, cuando me recobré Luz estaba a mi lado en la cama montada sobre la polla de mi amante. Me volví a ella e, instintivamente comencé a besarla y acariciarle los pechos.

Luz no se parece a mi. Ella se parece a mi madre y yo a mi padre. Yo tengo un cuerpo escultural y atlético, soy alta y rubia. Mis tetas, aunque grandes son erguidas y los pezones, proporcionados miran al cielo. Las aréolas son rosaditas y tengo el vientre plano.

Por el contrario, Luz , de 19 años, es morena, mas baja que yo. Sus tetas son más grandes que las mías pero deliciosamente caídas.

Sus aréolas son muy extensas y muy oscuras, y sus pezones demasiado gruesos para mi gusto. Tiene barriguita y bastante culo. En general tiene más curvas que yo pero más bastas. Hubiera gustado más que yo en el siglo XIX.

Yo sabía que Luz, aunque sin novio actualmente, ya había perdido la virginidad, pero que yo supiera, no la del culo.

Con mi postura para acariciarla me había salido de la polla de nuestro amigo y éste, que no se había corrido aún, se dedicó a hurgar en su ano, maniobra en la que comencé a colaborar en cuanto me percaté de la intención. Así, con mi saliva y tres delitos, el agujero estrecho de mi hermana recibió su bautismo de fuego al mismo tiempo que su primer sándwich.

Entonces yo me senté sobre el amplio pecho de Harry y ofrecí mi coño a su boca, oferta que no dudó en aceptar e inauguramos nuestro lesbianismo entre hermanas.

Para no preñarla, Harry se salió de ella y me colocó de rodillas a su lado mientras nuestro amigo seguía bombeando su culo. Soltó su semen en nuestra cara y bocas y ambas lo compartimos en un maravilloso beso mientras ella sentía la descarga del semen de nuestro amigo en sus intestinos por primera vez en su vida.

Nos contó que había vuelto a casa porque había olvidado un trabajo de su facultad y fue cuando se encontró aquella escena que la puso calentorra como en su vida.

Aquella mañana todavía follamos un par de veces más con nuestros negros y cuando ellos ya no podían más, Harry pasó a su casa y trajo un consolador de doble cabeza que nos permitió a Luz y a mi prolongar el placer en nuestros agujeros.

Hubiéramos seguido pero Harry nos informó de que a nuestra madre ya no le faltaría mucho para volver a casa, así que terminamos la sesión. Bueno, mientras nos duchábamos juntas, y aprovechando que Luz me pidió que inspeccionase su ano porque tenía alguna molestia, aún hicimos un 69 en la bañera.

Al día siguiente Luz cambió el turno de mañana en la facultad por el de tarde y, como podéis imaginar se apuntó a mi costumbre de traer suspensos a casa.

Nuestro amigo se volvió a su país y quedamos Luz y yo solas para Harry, aunque ocasionalmente traía algún otro amigo, negro o blanco, pero nunca el mismo.

Y como el ser humano es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, sucedió lo que tenía que suceder: Una mañana volvimos a cometer el error de ponernos a follar los tres en mi casa.

Cuando yo estaba cabalgando sobre Luz que me tenía ensartado el coño con un gran consolador de arnés y Harry me estaba sodomizando con su consabida maestría, ritmo y profundidad, apareció mamá y nos pilló en la faena. Una vez más se repitió la escena anterior que en mi cabeza se plasmaba como un Adejá vue@. No sabía que es lo que tenía en mi interior, si la polla de un negro o el consolador de mi hermana.

No sabía si en el umbral de la puerta estaba mi hermana o mi madre.

Pero si sabía que Harry repetía la jugada y, semiinconsciente, sin noción del tiempo me encontré con mi madre de rodillas en el suelo apoyada sobre la cama y a Harry follando su coño desde atrás. Luz me arrancó del ensimismamiento volviendo al vaivén del mete-saca mientras yo miraba la cara de mi madre siendo follada por mi amante al tiempo que mi hermana me follaba a mi.

Teresa, mi madre, parecía intentar decirme algo, pero todo se quedaba en incomprensibles jadeos y, en un momento dado, al mismo tiempo que Luz me proporcionaba un orgasmo vi que mi amante Harry le conseguía otro a mamá.

Aquella mañana mamá pasó a integrarse en nuestro grupito sexual. Tanto Harry como yo o Luz le hicimos pasar unas horas como en su vida había tenido.

Nos entregó su cuerpo con total abandono de cualquiera de sus prejuicios o reservas. Ella también chupó nuestros coños y culos que después folló con sus propios puños sin tener en cuenta que éramos sus hijas, una de ellas menor de edad.

Cuando llegó papá y ya habíamos abandonado la orgía, siguió en la cama destrozada con la disculpa de encontrarse con una gripe muy agresiva.

Luz y yo habíamos ventilado la habitación, cambiado las sábanas y perfumado el ambiente para que papá no percibiese el sofocante olor a sexo que permanecía en el dormitorio.

Mamá durmió hasta las diez de la mañana en que Luz y yo la despertamos sorbiendo sus pezones y lamiendo su clítoris hasta proporcionarle el primer orgasmo del día.

Cuando fuimos a buscar a Harry nos encontramos con que éste había llamado a tres amigos para ayudarle ya que reconoció que el día anterior le había dejado demasiado agotado para servir a tres hembras ninfómanas.

En el propio salón de su casa iniciamos nuestra nueva orgía. Harry se encargó inicialmente, en lo que pudo, de mis carnes, mientras que uno de sus amigos servía a mi hermana y los otros dos volvían a dejar matada a mamá ensartando enormes vergas en su coño y culo.

Ella fue la primera en quedar fuera de combate y Luz y yo pudimos disfrutar de dos mangueras para cada una, aunque mamá siguió ayudándonos a ambas ocupándose de las partes de nuestros cuerpos que los sementales descuidaban.

Así le tuve que agradecer que los largos dedos rematados en largas uñas pulcramente lacadas en rojo de sus grandes pero cuidadas y delicadas manos se ocupasen de introducirse en mi vagina y amasar mi clítoris, abandonados mientras Harry me sodomizaba azotando mis nalgas con sus manos y su amigo me follaba brutalmente la boca hasta el esófago estrujando mis senos y pellizcando mis pezones. También ayudó cariñosamente a Luz introduciéndole un consolador en el ano cuando el que la follaba por allí se dejo vaciar y quedó fuera del juego antes de que ella se corriese simultáneamente al ocupante de su vagina.

Antes de volver despedazada a la cama simulando su gripe antes de la llegada de papá, mamá nos confesó que había descubierto una nueva vida.

Hasta entonces, en su matrimonio, al que se había mantenido fiel, solamente conseguía un orgasmo por mes si la cosa iba bien, había sido virgen del ano hasta el día anterior y, en los dos días transcurridos desde que descubrió nuestra relación con Harry había contado cuarenta y dos orgasmos. Lo cual la había convencido de que aquello no podía ser malo en ninguna manera.

Harry siguió follándonos a las tres todas las mañanas, ya que mamá simuló un despido en su trabajo, ayudándose frecuentemente de algunos de sus amigos, casi siempre nuevos para nosotras, pero poco nos importaba mientras tapasen nuestros insaciables agujeros.

Harry, que es sumamente honesto como todo buen gringo, nos informó una mañana que él no podía satisfacer a las tres todos los días porque se agotaba y que la gran mayoría de sus supuestos amigos eran gente desconocida a la que pagaba o, alternativamente, y con mayor frecuencia, cobraba por follarnos.

Consecuentemente nos estaba prostituyendo sin nuestro consentimiento. Así pues había que adoptar una solución consensuada entre los cuatro para resolver el problema de nuestra ninfomanía.

Nos dejó claro que no le complacía prescindir de ninguna de las tres, ya que aunque yo era su preferida, los cuerpos rechontete de Luz y el maduro de Teresa le atraían enormemente como alternativa a un uso monótono del mío y que, puesto a ponerme cuernos cuando le apeteciesen otras carnes, prefería las de la familia cuyo abanico cubría holgadamente sus necesidades.

Discutimos en privado las tres la solución y, tras varios días, ninguna de ellas admitía la presencia de papá, por lo cual decidimos que mamá se divorciase de él.

Para conseguir que el divorcio fuese lo más lucrativo para nosotras le hicimos la vida imposible hasta el extremo de que fuera él, desconcertado por la presión, el que lo solicitase sin ninguna razón evidenciable. Tan efectivo fue nuestro trabajo de acoso que el divorcio se sustanció en menos de tres meses quedándonos con la casa y una buena pensión.

Volvimos a discutir con Harry las soluciones propuestas por cada una de nosotras en un ambiente de tensión ya que el yanqui se había negado a traernos amigos y él solo no era capaz de satisfacernos.

No voy a describiros todas las propuestas y alternativas que propusimos durante varios días, a veces con su polla metida en el coño o en el culo, pero Harry, con su mentalidad norteamericana estilo George W. decidió simplificar y propuso lo siguiente:

– Creo que deberíamos distribuir los papeles y así follaríamos todos continuamente: Una de vosotras debería ejercer de mi amante, para lo cual, por la obvia razón de ser mi preferida propongo a Silvia, otra podría aportar dinero ejerciendo de prostituta, para lo cual por la obvia razón de la edad y consecuente rendimiento propongo a Luz y, por último, Teresa podría hacer de esclava supliendo el servicio doméstico, aportando dinero con su cesión o prostitución según se preste el caso y, además, satisfaciendo nuestros más bajos instintos cuando nos apetezca algún juego SM.

Yo me apunté inmediatamente a la idea, pero mamá y Luz convinieron que era mejor discutirlo entre nosotras. Lo hicimos:

A Luz no le presentaba inconveniente su papel de prostituta follando todo el día, pero quería que mamá fuese su esclava con iguales derechos sobre ella que Harry o yo. Por otro lado mamá quería garantizarse el derecho a orgasmar, cosa que no estaba garantizada para una esclava.

Planteado el problema a Harry, aceptó las condiciones y así yo me convertí en su amante equiparada en derechos a él, Luz sería nuestra puta financiadora ejerciente en un burdel de sanidad garantizada y mamá sería nuestra esclava con empleo a capricho o necesidad. Los cuatro elaboramos y firmamos un contrato para sellar el acuerdo.

Al día siguiente fuimos los cuatro a una clínica especializada en tatuajes y piercing. Harry portaba una misteriosa maleta cuyo contenido no quiso dedirnos.

Yo fui la primera en ser intervenida y pedí una anilla de oro perforando mi capuchón del clítoris. Pese a la anestesia me dolió, así que me pude imaginar lo que iban a sentir Luz y mamá. Ellas no tuvieron la oportunidad de elegir, la elección fue de mi Harry:

Luz , después de ser depilada a la cera por todo el pubis, recibió unos anillos de plata de considerable grosor en los pezones y en los labios interiores de la vagina, que casi me dolió más a mi el verlo que a ella el pasarlo.

A continuación le tatuaron en lo alto de la nalga izquierda una hermosa rosa acompañada de la leyenda “PUTA 1 DE H, SIEMPRE DE SERVICIO”.

Mientras se lo hacían pregunté a mi amante el porqué del número 1 y me respondió que no descartaba tener más putas, entre ellas a lo mejor yo. La respuesta me hizo mojar las bragas del morbo que me sobrevino, ya que el día del reparto de papeles yo había estado tentada a seleccionar el de puta e incluso el de esclava, pero me contuvo la perspectiva de futuros beneficios siendo amante. Elegí bien, puesto que desde ese rango he podido ejercer sin limitaciones los otros dos papeles.

A mamá le hicieron algo que me pareció terrorífico: Ella lo tuvo que soportar sin anestesia. Después de ser depilado su pubis igual que el de Luz y mostrándose, pese a estar aún enrojecido, espléndidamente sobresaliente, con labios exteriores jugosos y bien cerrados, que me entraron ganas de besar y lamer allí mismo, le colocaron en la base del mismísimo clítoris un tremendo anillo de titanio, desmesurado tanto por grosor como por diámetro y otros tres iguales en los labios mayores.

Más que anillos se podrían calificar de argolla. En los labios menores le insertaron otros dos anillos un poco más pequeños pero igualmente espeluznantes.

Pese al dolor que le producía, denotado en sus sudores, lividez, espasmos y rigidez de todo el cuerpo, mamá no soltó una sola queja.

Después le perforaron los gruesos pezones colocándole dos placas también de titanio que, dejando pasar el pezón por un orificio central, cubrían de forma milimétrica sus aréolas.

Las placas se sujetaban por un grueso pasador que atravesaba las perforaciones de los pezones. En los extremos de cada pasador se enganchaban unas cadenitas de las que colgaba un pesado pendiente esférico. En el pubis, sobre el clítoris le tatuaron la leyenda “ESCLAVA 1 DE H, DISFRUTA MI CUERPO” y, sobre la nalga izquierda un anagrama que, según dijo Harry, era el suyo: un látigo cruzado con una cadena.

Cuando todo hubo terminado, Harry abrió su maleta y de ella extrajo una ropa para Luz que inmediatamente se la puso pareciendo una puta barata.

A mamá le colocó un cinturón de castidad de cuero y le entregó, por toda prenda, una gabardina, bajo la cual iría completamente desnuda salvo su cinturón de castidad.

Cuando bajamos al coche, Harry abrió el maletero y, comprobando que no había nadie en la proximidades, despojó a mamá de su gabardina y la hizo introducirse en el maletero colocándole una mordaza de bola en la boca y atándole las muñecas a los tobillos mediante dos juegos de esposas metálicas. Seguidamente cerró el maletero y arrancamos.

Nos dirigimos hacia el parque de la Casa de Campo, donde en determinada zona de prostitutas callejeras hizo apearse a Luz y, entregándole unas caja de condones le dijo que no volviese a casa sin llevar al menos 600 euros.

El y yo proseguimos hasta casa donde me folló debidamente los tres agujeros. Me dolió un poco la follada vaginal por culpa de las perforaciones. Me imaginé como lo estaría pasando mi hermana.

Después de un par de horas Harry bajó al coche a buscar a mamá, toda aterida y entumecida.

Nada más entrada en la casa le colocó un enema y después un tapón anal, teniéndola así, a nuestros pies, durante 10 minutos en los que mamá no hacía más que sudar y tener estertores de dolor de tripas, pero no se quejó.

La llevó al baño y le permitió evacuar sus rellenos intestinos.

A continuación le dijo: Perra ponte para que te folle tu asqueroso culo, pero como tengas un solo orgasmo te vas a ganar un castigo.

La comenzó a follar el culo y, en un momento dado me indicó que yo le comiese el coño.

Sin duda por la sensibilidad de sus perforados labios y clítoris mamá se abandonó a un prolongado orgasmo cuyo castigo fue dormir atada a la pata de nuestra cama con sus muñecas trabadas a un collar y la vagina rellena por un globo que Harry hinchó en su interior mediante una pera que salía de entre sus labios.

A sus perforados pezones con pesados pendientes les añadió otra pesas.

Cuando terminaba de acondicionar a mamá llegó Luz, quien nos hizo entrega de 900 euros, cosa que a Harry le complació enormemente. Yo no esperaba que Luz, con su tipo gordito pudiera tener tanto éxito, pero la felicité entusiásticamente y Harry me dijo que la premiase limpiándole con mi lengua el coño y el culo que tría perdidos de semen.

Al día siguiente Harry llevó a Luz al burdel donde trabajaría habitualmente, no sin señalarme las tareas que debía ejecutar mamá Teresa, entre las cuales se encontraba mantener depilado su pubis y el resto de su cuerpo y hacer una tabla de ejercicio físico de dos horas para mantenerse en condiciones de afrontar las obligaciones y castigos físicos propios de una esclava.

En pocas semanas nos acostumbramos a la nueva vida: Harry y yo follábamos ya solos o acompañados de amigos y amigas en orgías que se hicieron famosas. Luz traía dinero a casa a raudales pues trabajaba toda la semana, sin dejar de atendernos en nuestras orgías.

Mamá aportaba todavía más dinero, puesto que Herry la prostituía en sus horas libres igual que a Luz, pero sacaba más beneficio porque no imponía restricciones al uso de su cuerpo. Así mamá llegó a ser el principal factor de éxito de nuestras orgías por su disponibilidad absoluta.

Mi inteligente amante conseguía además que Luz y mamá no se encontrasen deterioradas o indispuestas al mismo tiempo, regulando sus períodos de descanso o recuperación física.

También les concertó una estricta atención por parte de una clínica para el seguimiento de su salud. Le preocupaba sobremanera la fecundidad, ya que tenía pensado preñarlas a las dos porque le gustaba follar a barrigonas.

En nuestras orgías me gustaba que alguno de nuestros amigos me filmase follando para verme después en plena actividad. Así me aficioné al porno y, un buen día que Harry me dijo que debiera hacer algo más que follar, como trabajar o hacer una carrera, le dije que quería ser actriz porno profesional.

Él conocía en USA a una antigua estrella del porno, cuyo nombre no mencionaré, y decidió enviarme con ella para que me instruyese.

Era una agradable y muy bien conservada mujer de unos cincuenta años que inmediatamente me cautivó y se hizo dueña de mis orgasmos.

En su espléndida mansión citaba a sus antiguos partenaires para que me follasen y me adiestrasen. Por allí se pasearon utilizando mi muy dedicado cuerpo con gran honor por mi parte, famosas actrices porno del pasado, políticos, empresarios y chiquillos incluso de mi edad. Todo ello se filmaba y las películas servían, como ella decía, para financiar el lanzamiento de mi carrera, fuera por la comercialización o por el chantaje.

De Luz y de mamá perdí la pista poco más o menos al cumplir los 17 años. Según Harry, había vendido a mamá a un gabinete SM y a Luz la había traspasado a un proxeneta que colocaba con gran rendimiento económico a las putas en diversos burdeles de las costas del mar Rojo. Sin embargo las ha recuperado para que estén follando conmigo en mi primera película profesional.

Alguien de la productora me ha insinuado que podría haber escenas de zoofilia follándonos un perro a cada una al mismo tiempo, cosa que me encanta, ya que, aunque yo estoy muy acostumbrada a ser follada por perros, se me humedece la entrepierna de pensar en ver a mamá y Luz jodidas por ellos delante de mi en una película de distribución legal.

Algún día os contaré como me ha ido con la peli y las aventuras que me cuenten mamá y Luz en el año en que estuvimos sin comunicación.

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