Capítulo 4

Mónica y el director VI: Aceptando el puesto

Sentado en su oficina recordaba de manera más clara, como aquellos hombres de negocios parecían no prestarle mucha atención a sus palabras, mientras que todos y cada uno de ellos parecían querer arrancar la ajustada blusa de aquella suculenta y deliciosa criatura de la que se había hecho acompañar

Apenas había Mónica regresado a su ciudad después de aquel su primer viaje de negocios acompañando a Nueva York, al Sr. Hernández., quien ahora se encontraba en su oficina repasando los eventos y acuerdos obtenidos durante sus favorables citas de trabajo.

Aunque también recordaba y de manera más clara, la manera en que aquellos hombres de negocios parecían no prestarle mucha atención a sus palabras, mientras que todos y cada uno de ellos parecían querer arrancar la ajustada blusa de aquella suculenta y deliciosa criatura de la que se había hecho acompañar.

Pensaba en la linda asistente que le había recomendado uno de sus mejores clientes y a quien sin apenas contar un mes en su nuevo empleo, él había decidido traer a este viaje con la única intención de ver hasta donde le permitía ella llegar en sus avances con tal de obtener una posición mas estable en la compañía.

Tal y como él lo había anticipado cuando la entrevisto por primera vez, a ella le movían la ambición, el deseo de considerarse atractiva y superior al resto de sus compañeras de trabajo. Sabía perfectamente que es lo que le sería requerido para el puesto y aun pese a los problemas que esto le pudiera representar en casa con su esposo al tener que «encargarle» por unos días s su pequeño hijo de apenas año y medio., ella haría el viaje y buscaría demostrarle a su marido que podía bastarse a si misma sin depender económicamente de él.

Sin embargo él sabía que mujeres así eran sumamente vulnerables y presa fácil del erotismo que la ambición y el poder ocasionan en algunas personas.

Necesitando probarse ante quien ella consideraba que no le daba capacidad alguna, sin querer admitir la posibilidad del fracaso, necesitaba demostrar su independencia ante el tonto de su marido y de pasada levantar alguna envidia de sus amigas que ante la crisis encontraban tan escasas oportunidades de conseguir un empleo decente como este y que además de estar tan bien pagado, tal como le habían prometido ., pronto se vería incrementado según ella fuera demostrando sus aptitudes y talento para relacionarse con posibles clientes y mantener complacidos a sus jefes.

Joel Hernández se sonreía complacido., las opciones para algunas mujeres hubieran sido otras., pero con el interés de Mónica por mejorar , esto casi había sido demasiado fácil y murmuró… » Apenas lo puedo creer., casada, con hijos, apenas unas semanas en la compañía y ya conseguí que esa boba me diera las nalgas y abriera sus patitas para mi»…

Luego pensando en lo que había hecho con los preservativos que ella le diera para protegerse de un embarazo., pensó…» Ayyy Reinita de tan sólo pensar que quizás para estas horas, tu maridito ya es el feliz papi de otra criatura., me hace querer verle la cara cuando se entere»…

Regresando del viaje, Joel Hernández dio el resto de la tarde libre a Mónica, que al momento de abordar el auto de su marido que había pasado a recogerla., trataba de contener los nervios y actuar con naturalidad, aunque se sentía sumamente perturbada y lista para derrumbarse en cualquier momento, por lo que callada se acerco a encender la radio para escuchar las noticias y buscar así algún elemento que llenara en el automóvil aquellos abrumadores espacios de silencio en que ella temía escuchar alguna terrible pregunta o declaración.

Sin embargo aun pese a su refugio tras la notas periodísticas del locutor., mientras el vehículo avanzaban lentamente por el pesado trafico del medio día de aquel viernes, Mónica comenzó a escuchar algunas de las dudas, preguntas o quejas que su marido tenía sobre su nuevo empleo, hasta que en un momento determinado él se volteó y le dijo … » En realidad no es que me moleste que trabajes, pero no puede ser que tengas un trabajo donde no se considere que además de ser una mujer casada eres madre y no puedes así nada mas dejar botado a tu niño»… y luego de una pausa siguió…» Me parece genial que trabajes y quiero que te superes, pero no me agrada la idea de que te pidan que comprometas así tiempo de más del que debemos de dar a nuestra familia»…

«Lo sé»… contesto ella y luego añadió… » Pero en primer lugar, recuerda que no fue por mí que tuve que buscar este o el anterior empleo!! ., yo no quería trabajar y fue tu decisión de suspenderme la tarjeta de gastos , lo que me hizo buscar un trabajo»…

«Bueh – » iba él a contestar cuando ella lo interrumpió … » Esto no será de todos los días, pero es normal en la compañía que ocasionalmente nos pidan que asistamos a los jefes en algunas cuestiones fuera de la ciudad y si no lo hago mis posibilidades de mejorar son nulas» Contesto sin mostrar mayor enfado Mónica, mas bien en tono condescendiente.

… » Da acuerdo» Comentó él y luego preguntó … » Supongo que al menos te habrán pagado los viáticos de tu estancia allá ?»

… » El señor Hernández pago por cada una de las cosas que yo quisiera y además me darán un bono de setecientos dollares por cada noche que estuve con él, de viaje en Nueva York»… Contesto Mónica tratando de notar la reacción que saber tal noticia causaría en su esposo.

… » Setecientos dólares ¿??» Repitió incrédulo Gerardo y luego comentó … » Eso es mucho dinero Mónica ., Además de lo que sea tu sueldo te van a dar todo ese extra por dormir en otra cama fuera de casa??»…

Al oír las palabras de Gerardo, sumamente sorprendidas., la enteraza de Mónica flaqueó y decidió voltear hacia otro lado a mirar el trafico por su ventanilla mientras se sumía en sus pensamientos… «Ohh Gerardo., me siento tan ruin ., pero tu me forzaste a esto!!!… Tuve que aceptar lo que me proponía, dejar que tocaran durante aquella cena y luego me llevara a la cama para estar con él !!… dejar que me hiciera suya!!!…

Ohhh Gerardo me siento tan mal por esto, pero no iba a darte el gusto de que me dijeras otra vez …»Ves? Te lo dije antes o no ?»… Ella quería gritarlo., que las palabras brotaran de sus labios, la liberaran de su carga y escupieran la verdad.,. toda la verdad!!!., que le había sido infiel !!! … Y tan sólo pensar en lo que ella sabía y que él ignoraba en relación a sus palabras respecto a recibir Setecientos dólares por prestar sus servicios fuera de la ciudad y dormir en otra cama., la hicieron sentir lastima al recapacitar…. «Que pasaría si supieras que sí me van a pagar esos dólares., pero no precisamente por haber dormido en esas camas!!?… El Señor Hernández siempre quería ver y tener más y más de mí, no se sació nunca y apenas me dejo dormir después de la primera noche que estuvo conmigo!!! …».

Mientras que Mónica continuaba ensimismada y agitada entre el torbellino de queja, reclamo, excusas y remordimiento por el adulterio que había echado por la borda sus intenciones de permanecer fiel a su marido., el auto continuaba avanzando y se acercaba a la zona donde ella trabajaba, hasta que en un semáforo en rojo ella pudo reconocer que se encontraban a menos de un par de calles de donde seguramente su jefe se encontraría en ese preciso momento., celebrando la victoria que había tenido sobre ella y sus contrapartes asiáticos, al hacerla aceptar sus caricias durante aquella junta con los japoneses que al principio se habían mostrado un tanto confundidos por la manera en que se desarrollaba el encuentro. Y recordando como todo cambio en cuanto ella a insistencia de su jefe, había aceptado quitarse el saco que cubría la casi transparente blusa color rojo que el Señor Hernández le había obsequiado por la mañana., descubriendo ante los invitados aquel par de «poderosas razones y armas secretas» que el hombre les había mencionado y que ella apenas alcanzaba a ocultar dentro del bajísimo escote que la media copa de su Brassiere alcanzaba contener como si de un preciado tesoro se tratara. Causándoles una inmediata sonrisa mezcla de nerviosismo y excitación ante su presencia.

Pensar en lo que había ocurrido hacia el final de la cita, con ella tomando parte como centro principal de atención del encuentro, la hizo pasar saliva pesadamente y volver a sobrecogerse al encontrar nuevamente dentro de su boca aquel penetrante bouquet y espesa presencia que dejara en su interior la estancia de su jefe… » Oh Gerardo , siento vergüenza y pena por ti… Pero no tenía otra salida!!!!… Tu querías que trabajara… » Se decía una y otra vez mientras que su cabeza y pensamientos regresaban al momento en que el Capitán del Jet privado que los trajo de vuelta., avisaba que habían aterrizado con éxito pero que tendrían que esperar unos quince minutos antes de que los acercaran a la terminal aérea.

Ella había ya cerrado su portafolios y acercado su maleta que regresaba repleta de nuevos vestidos , zapatos y sugerentes juegos de lencería que el Sr. Hernández le había llevado a comprarse en algunas boutiques de Nueva York, tomándose especial cuidado de revisar y pedir a las dependientes de Frederick´s que les mostraran los mas descarados vestidos y modelos de ropa intima que se encontraran en el lugar y haciéndoles saber a todos en la tienda que él era quien pagaría por lo que ella llevara, siempre y cuando tuviera el gusto de verla usarlo cuando fuera a la oficina. Haciéndole pasar con sus declaraciones una gran mortificación, al hacer notar que no se trataba de una pareja común sino que era el caso de una mujer que aceptaba esa clase de regalos de manos de su jefe.

Justo cuando él la notó un tanto inquieta y lista para saltar del avión con todas sus cosas en cuanto se detuviera la nave, pudiendo así regresar a la «seguridad» y arrepentimiento en brazos de su marido, decidió que aun tenía tiempo para intentar algo que siempre había querido probar pero ninguna de sus amantes casadas le había permitido hacer, aunque a él le parecía que podría ser divertido.

Se acerco al asiento de Mónica y suavemente le comentó que aún tenían tiempo para que ella pudiera presentar sus respetos y despedirse apropiadamente de su nuevo amo., mientras que le hablaba y se regocijaba con la cara de súbita confusión que se formó en el rostro de ella., él soltaba de entre las manos de Mónica, las cosas que ella sujetaba y se apresuro a colocarlas en el piso junto a la base del asiento y tan sólo le comentó …»No va a necesitar estos todavía»…

Luego de mirarla por un instante., al momento en que en su cara se dibujaba una malvada pero divertida sonrisa., la hizo levantarse de su asiento hasta hacerla quedar parada delante de él mientras que expectante y un tanto nerviosa la hacía esperar por su siguiente indicación., mientras que ella se esforzaba por mantener el equilibrio ante el inestable movimiento del avión al carretear sobre el asfalto pista. Finalmente cuando el aparato parecía girar hacia un costado de la pista, el hombre se dejo caer nuevamente sobre su asiento al mismo tiempo en que sin darle tiempo para reaccionar., aplicando firmemente sus enormes y morenas manos sobre los hombros de Mónica, la hizo descender hasta quedar arrodillada justo frente a él.

Entonces, por si a la ingenua cabeza de Mónica aún le pudiera quedar alguna tonta duda sobre las intenciones de aquel hombre, ahora no podía intentar aparentar no saber cual era su nuevo sitio en la compañía y lo que se esperaba de ella atendiendo claramente las necesidades y urgencias del Director de Promoción y Publicidad de la Empresa. Y mas claro no podían resultar sus mañosas intenciones al momento en que tomando una de las delicadas manos de su victima, la guió hacia el cierre de sus pantalones y soltándola esperó por su reacción. Ella simplemente entendió lo que él quería y aceptándolo como una orden, tomó entre la punta de sus dedos el broche de la cremallera para abrirle los pantalones y comenzar a juguetear sobre la trusa del hombre con delicados manoseos y caricias que conseguían poco a poco enardecer el miembro viril que permanecía atrapado dentro de la masculina prenda.

Instantes más tarde y suponiendo que lo que él buscaba era un simple manoseó y que le masturbara su embravecida masculinidad, decidió hurgar dentro sus calzoncillos para extraerlo y poniéndolo al aire libre prodigarle algunas gratas caricias. Pero nunca supuso ni tuvo tiempo para reaccionar cuando no dejándole escape alguno., Joel Hernández enredando entre los dedos algunos de sus cabellos y sin mayor miramiento la atrajo hacía la punta de su miembro, mientras le decía. … » Hora de tomarse su Lunch!!!».

Mónica quedo aturdida ante la inesperada rudeza y mañoso comentario proveniente del hombre con quien no obstante apenas haber conocido unos cuantos días atrás., debido a su inmenso deseo de mostrar a su esposo cuan equivocado se encontraba respecto a ella., en aquel viaje había pasado de ser un total desconocido hasta permitirle que la llevara a la cama donde había aceptado prodigarle sus caricias más intimas de mujer y mostrarle todos los encantos que desde el día de su matrimonio y hasta aquella noche habían sido únicamente reservados para su marido.

Sin embargo todo esto había ocurrido después de aquella velada en el Four Seasons de Manhattan y aquellos Kir Royale que él le ordenara durante la cena, para que sumándose al irresistible afrodisíaco de la soberbia estampa y vigor que brotaban de aquel hombre., lenta pero inexorablemente resultara intoxicada por completo con su poder y dominio que aunados al alcohol ingerido, de pronto y sin ella habérselo propuesto., de manera definitiva habían logrado su devastador objetivo entre los cálidos muslos que como dos imponentes columnas, bajo su encantador y ajustado vestido de noche y la tela de sus empapadas pantaletas, cobijaban su ansiosa feminidad. Recordaba ella, como las insinuaciones y roce de sus cuerpos habían ido creciendo en la pista de baile., cuando el tomándola del talle la atrajo hacia su cuerpo, hasta sentir sus prominentes senos hundirse contra su pecho.

«Hmmm, Mónica, realmente eres encantadora»…. Le decía él suavemente al oído. Ocasionando en ella una sonrisa, mientras que buscando con su mirada, encontraba los ojos del hombre un poco mas arriba de donde ella se situaba ya casi a punto de acurrucarse contra su gallarda figura y le respondía el cumplido, diciéndole que él también era un hombre encantador, además de buena pareja de baile.

«Bueno hay otras cosas para las que ya te enteraras que soy mejor»… Contesto sugestivamente su jefe antes de hacer una pausa y señalar… » Digo., si es que de verdad te interesas y llenas el perfil para el puesto que yo requiero»…

Comento él, haciendo que quedara muy clara la implícita pero poco disimulada proposición que pretendía hacerle a aquella mujer a quien él suponía, pronto tendría bajo su completo embrujo y ocasionando con ello, que Mónica tuviera que preguntar al sentir amenazada su dicha y buena posición en la compañía.

… » No entiendo Señor Hernández., suponía yo que usted me había solicitado para acompañarle en este negocio., por que consideraba que podía serle útil para la negociación»… Aún recordaba ella las exactas palabras con las que le había preguntado.

…»Bueno si., por ello te consideré candidata pero definitivamente eso no quiere decir que ya sea tuyo el puesto»… Aclaró y luego siguió … «Uno nunca puede saber quien es la mejor opción para cubrir una vacante hasta no haber visto mas de cerca que es lo que le pueden ofrecer las personas interesadas en el puesto»… Le había contestado él, mientras que suavemente deslizaba su mano, desde la parte alta del vestido de Mónica., que por delante dejaba al descubierto aquel persuasivo escote que parecía más bien exaltar que enclaustrar las intimidades de sus senos y que por la parte trasera dejaba al descubierto buena parte de su espalda hasta llegar cerca de la cintura, donde él poso sus tremendas manazas que de inmediato aprisionaron el talle de la mujer. Dejándole más que claro que resultaría estúpido fingirse tan ingenua como para no entender tan incuestionable proposición.

Las cualidades a las que él se refería no aparecerían en su currículum ni tampoco se referían a sus aptitudes como profesionista., si no que mas bien sería cosa de averiguar hasta donde podría ella llegar y dejarse hacer con tal de progresar en la Compañía. Pensó Mónica para sí. al momento de escucharlo y sentir como sus manos se acomodaban y la tomaban estrechamente ya de manera más decidida.

… «No se Mónica., a veces hay que tomar una buena oportunidad mientras se tiene entre las manos»… Recordaba Mónica como había lanzado el audaz comentario y añadido al justo momento en que con el dedo de una de sus manos había encontrado el borde que la costura de su pantaleta, producía sobre la ajustada tela de su vestido y siguiendo su trazo., contorneo casi por completo la redondez de sus glúteos.

… «Hay que saber ver cuando hay una ventana de oportunidad y si se ve que hay como»… le había dicho … «Meterle mano antes de que llegue otro dispuesto a comerse el bocado que uno se quiere devorar»… Revivió Mónica el momento en que terminó él de decir cuando ella ya habiendo tomado una precipitada decisión, mirándolo a los ojos sonriente pero nerviosamente., tomó la otra mano de él y ayudándola con la suya, la deslizó desde su cintura hasta que de forma definitiva la guió hasta colocarla sobre sus nalgas.

Todo estaba dicho., ella era «esa» persona que él buscaba y esa noche haría lo inimaginable con tal de probárselo., estaba dispuesta a todo y él sólo tenía que comprobar que ella era una mujer para ser tomada.

Recordó ella como abiertamente y sin importar que nadie en el salón la viera extender aquel morboso ofrecimiento., había decidido ceder ante sus insinuaciones y dejarse enredar en aquel adultero acto de seducción que la llevo a aceptar la invitación a la Suite Presidencial donde el hombre se alojaba., para tomar «esa» ultima copa mientras contemplaban las siluetas de los rascacielos de Nueva York., justo antes de que él ya notando la rendición incondicional del recato de aquella nueva victima que en ese momento caía bajo sus pesadas garras., la guiara hasta el lecho donde por vez primera la haría suya una vez que hubiera profanado las fronteras de sus ropas y arrancado sus prendas más intimas.

Continuará…

Continúa la serie