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El consentido de la Abuela

El consentido de la Abuela

Siempre fui el regalón de mi abuela. A pesar de no ser el primero de mis primos, mis padres si vivieron un tiempo en la casa de mis abuelos, donde nací y viví con ellos hasta mis 7 años. Por lo mismo, la cercanía con mi abuela siempre fue más directa que con mis otros primos. Mi abuela me mudó, me llevo al colegio, me bañó, muchas veces me llevaba a su cama para dormir con ella y mi abuelo, me ayudaba hacer tareas etc. Las hermanas de mi mamá, siempre le reclamaban a ella que hacía mucha diferencia entre yo y el resto de mis primos, pero a ella no le importaba. A todos le hacía un regalo para navidad, pero el mío era 10 veces mejor.

Preocupada siempre por mi educación, ella pagaba los profesores particulares, salía con ella a comprarme ropa, me daba dinero para mis gastos y cosa que no conseguía con mis padres, era solo cosa de pedírselo a mi abuela, y ella me lo compraba. Nos llevábamos súper bien, ambos éramos muy cariñosos uno con el otro. De hecho desde siempre, el saludo a mi abuela fue con un beso en la boca, no en la cara como el resto de mis primos. Era común que yo me fuera de vacaciones con ella y con mi abuelo, que también me tenía mucho cariño. Mi abuelo tenía una excelente situación económica, una casa enorme, con piscina , jardinero , chofer, empleadas, mas varias casas , terrenos fundos etc.

Mi abuelo falleció cuando yo tenía 11 años. Mi abuela asumió el control de todos sus negocios y siguió manteniendo un muy buen pasar. A mi madre le decía que yo tenía mi vida asegurada, que debía estudiar administración de empresas, agronomía o algo relacionado con sus empresas, y que me dejaría a cargo de sus negocios.

Salí muchas veces de viaje con mi abuela, incluso fuera del país. Conocí Disney Word, viajé a Europa, Cancún. Habitualmente íbamos a una de las casas de la playa con ella , siempre siendo su nieto regalón. Cuando cumplí 18 años y entre a la universidad, nada menos que de regalo, un auto deportivo , que causo indignación entre mis tias y molestias en mi padre, que decía que en la vida no todo tenía que ser tan fácil, pero para mi abuela no había limites para su nieto.

Estaba en segundo año de universidad, me iba relativamente bien. Tenía un examen el lunes, y cuando mi abuela me invitó a su casa de playa el fin de semana, no tuve problemas en decirle que sí, ya que allá, no tenía ninguna distracción, es más, estudiaba mejor, estábamos los dos solos , sin bulla, lejos de mis amigos. Viernes en la noche y yo manejando el flamante Mercedes de mi abuela rumbo a su casa de playa. Por la hora, llegamos a comer a un restaurant y de ahí a la casa a dormir.

Al otro día, me levanté temprano y me coloque a estudiar. Mi abuela siempre preocupada de mis estudios, ni me molestaba, salió a caminar como siempre por la playa y cerca del medio día , se colocó a cocinar y luego de almorzar , mi abuela se dedico a su jardín , mientras yo terminaba de estudiar.

Mi abuela tenía 63 años, pero no lo representaba para nada, se veía regia para su edad. Mantenía una vida muy activa, iba al gimnasio regularmente, aparte de tener uno propio en su casa, donde yo también utilizaba ocasionalmente para hacer pesas. Tenía clases de baile, yoga, más sesiones de masajes, etc. Usaba un corte moderno, corto y rubio. Era de tez blanca, ojos verdes, fue muy atractiva cuando joven, según la recuerdo y fotos, ahora con algunas manchas propias de su edad, delgada, no muy alta, con un par de cirugías propias de la vanidad de cualquier mujer y su nivel económico, siempre vistiéndose muy juvenil, con jeans ajustados o faldas apegadas a su cuerpo. Sus pechos no eran muy grandes, pero tampoco chicos. Su cintura demarcada y su trasero ya no estaba tan abultado como antaño, pero si sus piernas se mantenían muy bien. De hecho mi abuela tenía unas piernas muy atractivas.

Ya había terminado de estudiar, nos colocamos a ver una película, luego preparamos la cena, a ambos nos gustaba cocinar, acompañados de un aperitivo mientras cocinábamos. Luego de cenar, nos dimos una vuelta por la orilla de la playa, tomados de la mano o abrazados, como si fuéramos cualquier pareja de enamorados, escuchando las olas y mirando el cielo estrellado. Volvimos a la casa y nos sentamos en la terraza con una vista a la mar, fabulosa, ya que la casa de mi abuela estaba sobre la ladera de un cerro, sin ningún vecino cerca.

Nos habíamos preparados unos tragos y no quedamos admirando el hermoso paisaje, disfrutando de la noche ,en un cómodo sofá de cuero blanco. Tenía abrazada a mi abuela, la que descansaba en mi pecho, relajados olvidándonos del mundo. A ratos ella me daba un beso y se arreplegaba más contra mí, cariñosamente, mientras yo le hacía cariño en su pelo. Siempre me decía lo mucho que me quería, que era un gran apoyo para ella, y esa noche me lo volvió a decir con más sentimiento, que agradecía mucho que la acompañara en vez de estar disfrutando con mis amigos.

Le dije que yo también la quería mucho y que disfrutaba mucho estar con ella. Nos dimos un beso de cariño en los labios, cortísimo, como siempre, seguimos abrazados, luego vino otro beso y luego otro siempre en un ambiente solo de cariño. El último fue algo más largo, permaneciendo con nuestros labios pegados un poco más. Hasta ese momento solo eran besos de cariños entre abuela y nieto que se querían mucho nada mas, sin embargo luego vino otro, también un poco más largo, si separar nuestros labios, pero sin abrir la boca, que me pareció algo extraño, demasiado largo, pero no desagradable, muy por el contrario, luego una caricia y otro beso de labios juntos también algo largo, hasta que mi abuela abre solo un poco los labios. Instintivamente hago lo mismo y nos dimos un pequeño y real beso.

Fue una sensación extraña, pero no incomoda, al contrario, muy agradable. Quedamos abrasados sin decir nada y luego repetimos el beso, esta vez un poco más largo, también con la boca algo abierta y a diferencia de los otros, sentí la suave lengua de mi abuela , entrar solo un poco a mi boca, chocando con la mía.

Fue un beso corto, pero siguió otro más de inmediato y otro más de la misma forma. Luego uno más largo donde nuestras lenguas se encontraron por varios segundos, traspasando nuestras salivas a la boca del otro. Luego otro y otro, hasta quedarnos en un largo y suave beso que duro un par de minutos.

Con la vista del mar como testigo, me seguí besando con mi abuela, besos suaves, con cariño, su lengua suave moviéndose suavemente dentro de mi boca, que luego se recogía, seguida de la mía que entraba en su boca acariciando su lengua. Pasamos mucho rato besándonos suavemente, sin decir nada, ocultos de la mirada de cualquier persona. Mi abuela se acomodaba mas entre mis brazos y nos besamos por mucho rato más, aumentando de a poco la intensidad de nuestros besos, llevando la lengua cada vez más adentro. Era una sensación extraña, pero muy agradable. A ratos pensaba que era otra mujer, no mi abuela. Una hermosa mujer madura, deseable que daba unos besos deliciosos y que causaba sensaciones en mi cuerpo. Apoyó su cara en mi cuello, sin mirarme e inconscientemente le di un beso suave detrás de su oído. El contacto de mis labios contra esa parte de su cuerpo, la hizo estremecer y al repetirlo, sentí un suave mordisco en mi cuello. Estábamos jugando con fuego, nos estábamos excitando mutuamente, eso lo sabíamos y al menos a mí , me encantaba .

Nos besábamos en cuello , detrás de las orejas, en los labios, sintiendo una electricidad fluir por nuestros cuerpos, siempre con besos suaves. Con sus manos apoyadas en mi pecho, acomodándose cada vez más , yo con mis manos en su cintura , apretándola más contra mi cuerpo y ella misma apegándose mas y mas, restregándose suavemente, sintiendo su respiración más agitada, hasta que colocó sus manos en mi cinturón. Yo por mi parte en tanto abrazo, había corrido un poco su blusa y mis manos dentro de ella, tocaban la parte baja de su espalda, con suaves caricias con la punta de mis dedos. Un nuevo beso, largo y delicioso, un poco más fuerte que los anteriores, con nuestras lenguas acariciándose mutuamente y las manos de mi abuela , apoyadas en el cinturón , empujándolo hacia abajo, como si solo esta prenda la detuvieran para seguir más abajo, mientras mi mano acariciaban toda su espalda por debajo de la blusa y al llegar a sus caderas, la apegaba mas contra mí. Sin querer nos estábamos excitando.

Un nuevo beso en el cuello de mi abuela y ella emite un suave gemido de placer, sintiendo sus uñas enterrarse suavemente en mi espalda, como señal de que estaba excitada. Sentía como mi abuela se estaba excitando con mi besos y por mi parte, mi verga durísima , acusaba el placer que esta mujer causaba en mi.

Mi mano en su pierna, apretándosela suavemente, hasta que decidiéndome de una vez, le doy una tímida y suave caricia por su culo. Ella no dijo nada, acariciando mi espalda, pasándome las uñas suavemente, cosa que me excitaba aun mas y que me daba autorización para volver acariciar sus nalgas, esta vez un poco más fuerte, sintiendo una aprobación de su parte al enterrarme más las uñas.

Yo sabía muy bien, que la vida sexual de mi abuela no había quedado estancada con la muerte de mi abuelo. Por comentarios entre mis padres, sabía que mi abuela había tenido un amigo por ahí, aunque de forma muy discreta, incluso se rumoreaba que mi abuela tenía algo con un gerente de la empresa de mi abuelo, por lo que su libido aun estaba vivo. Aparte que siempre me conversaba que tenía que disfrutar mi juventud, que el sexo era divino, que había tenía que tener cuidado de no dejar embarazada a ninguna, que las mujeres por asegurarse un buen partido, pueden dejarse hacer una guagua para amarrarme etc., que disfrutara del sexo, que era lo mejor de la vida si se hacía con responsabilidad y otras cosas mas que siempre me dijo. Aparte que mi abuela salía con sus amigas, iba a casinos, o a fiestas , viajes, seguro que en alguna de esas, con su forma de ser y su agraciado físico, había tenido algo por ahí.

Una y otra vez, mis manos acariciaban el culo de mi abuela, suave, muy suavemente , la que me besaba sin parar, jugando con mi lengua y colocando nuevamente sus manos en mi cinturón, tirándolo hacia abajo. Mi verga estaba despierta y sentía la presión de mi cinturón, con las manos de mi abuela casi tocándome. Ambos nos moríamos de ganas de seguir, de eso estaba seguro, pero el poco de moral que nos quedaba nos detenía , hasta que un nuevo beso en el cuello de mi abuela, un fuerte suspiro y sus manos se sueltan de mi cinturón y se apoyan sobre mi verga erecta, apretándola con sus puños. Un gemido de mi parte y mi mano dentro debajo de su blusa sube, tocando parte de su vientre y el comienzo de sus pechos. Mi abuela se apega más contra mí , me besa fuertemente, y su mano se abre y me aprisiona la verga por sobre el pantalón.

Era la señal que necesitaba, ya mi abuela había dado el paso que nos faltaba, y mi mano completamente extendida , sube mas y le toma uno de sus pechos, acariciándoselo suavemente , sintiendo como su pezón se había colocado duro al contacto de mi mano.

En la oscuridad del balcón, nieto y abuela se acarician suavemente, en una mezcla de amor y deseo, descubriéndose de una manera completamente distinta. Esos pechos que de niño había acariciado solo como juego o en busca de cariño, hoy con 20 años , los tocaba con deseos , con ganas de tocarlos, besarlos, chuparlos, mientras que ella , sentía como su pequeño nieto se había convertido en un atractivo joven , con sus hormonas revolucionadas, y acariciando su viejo cuerpo que pedía a gritos ese tipo de caricias.

Fue ella la que, luego de mucho rato de estar tocándonos suavemente, tomo la iniciativa de levantarse y tomar a su nieto de la mano. Entramos a la casa y en medio del living, de pie, nos volvimos a besar. Ya no podíamos ocultar nuestros deseos e intenciones, nos tocábamos por todos lados, hasta que poco a poco fuimos desabrochando nuestras prendas, desvistiéndonos mutuamente.

No lo podía creer, cuando ya luego de haberle quitado la blusa, y desabrochar su falda, esta cae al piso, dejando a mi abuela con una sensual ropa interior, muy distinta a lo que había pensado. Su cuerpo me excitaba, sus pechos se veían deliciosos atrapados en un finísimo brasier. Mis manos acariciando directamente su culo, sintiendo el contacto de su piel, mientras ella terminaba por hacer lo mismo con mi pantalón. Quedamos ambos solo con ropa interior, besándonos y tocándonos.

Se da vuelta y apega su espalda contra mí, dejándome apretar sus pechos a mi antojo y bajando mi mano hasta tocar el comienzo de sus calzones. Mi abuela se restregaba contra mi verga , la que aprisionada en mis calzoncillos, formaba un tremendo bulto. Solo teníamos la tenue luz de una lámpara de pedestal, la que me alumbró la espalda de mi abuela, sus nalgas y me permitió desabrochar su brasier.

Liberados sus pechos, mis manos los abarcaron en su totalidad, apretándolos suavemente, sintiendo sus pezones duros, jugando con ellos. Ella se dejaba tocar y disfrutaba al máximo de esas caricias, se da vuelta y me deja mirarlos, luego me besa y aprovecho de bajar la última prenda que le quedaba en su cuerpo.

Ya completamente desnuda , fue ella la que me desprendió de mi última prenda, encontrándose con mi verga durísima, excitada, ansiosa de acción. Abrazados mi verga chocaba contra su cuerpo desnudo, haciéndome estremecer.

Me sienta en el sofá y se sube sobre mí , pasado una pierna a cada lado, besándome suavemente, acariciándome el cabello, mientras yo, acariciaba el culo de mi abuela , suavemente, apretándoselo, atrayéndola hacia mi. Se levanta un poco, colocándome sus pechos en mi cara y mientras se los beso, mi verga siente por primera vez, la humedad de su sexo, ansioso de cariño.

Mi abuela se acomoda y comienza a bajar muy lentamente, enterrándose mi virilidad, poco a poco. La paredes húmedas de su sexo, deliciosamente se abrían al paso de mi dura carne, sintiendo sus gemidos, hasta que a mitad de camino, ella vuelve a subir lentamente casi sacándola, para luego volver a bajar y se vuelve a enterrar toda mi herramienta, cada vez llegando más abajo, hasta que al fin mi verga estuvo por completo dentro de ella. Permaneció unos instante sintiendo la totalidad de la herramienta de su nieto que la llenaba por completo. Moviéndose suavemente de adelante hacia atrás, apegando sus pechos contra mi cara. Una y otra vez repitió esta operación, moviéndose de una forma exquisita, demostrándome todos sus años de experiencia. Era una diva al momento de hacer el amor, su rostro arrugado sintiéndose penetrada, sus movimientos, sus suaves y elegantes quejidos. Ella me follaba mientras yo permanecía sentado , con mi verga erecta, atendida por ella.

Se pone de pie, observo su cuerpo completamente desnudo, elegante, refinado, su piel blanca, sus tetas ni muy grandes ni muy chicas, solo algo caídas, del tamaño ideal, de pezones rozados, su ombligo un pequeño y casi insignificante vientre, sus caderas, su bajo vientre, su zona genital , perfectamente bien cuidada, con una franja delgada de pelos claros, más abajo su lindas piernas, era un manjar de mujer considerando su edad.

Manteniéndome sentado en el sofá y colocando un cojín en el piso, se arrodilla ante mí. Su mirada seria, sus ojos admirando el miembro viril de su nieto, grueso, venoso, acariciándolo de principio a fin , hasta que su cabeza se agacha y lo mete en su boca. Con una suavidad y destreza de sus años de experiencia, comienza a besármela de una forma exquisita, suavemente, sintiendo su lengua , sus suaves gemidos de placer al sentir ese pedazo de carne en su boca. Sus pelo corto y rubio subía y bajaba, se lo acariciaba nuevamente , agradeciéndole el placer que me estaba haciendo sentir. El tiempo pareció detenerse y me quede en esa posición sintiendo un mar de sensaciones que me entregaba la madre de mi madre. Ella estaba embelesada con eso en su boca, los disfrutaba y jugaba con él , sacándolo y restregándolo contra sus mejillas, por sus tetas, sus pezones, para luego volver a introducirlo a su boca y succionármelo una y otra vez. Permanecí entregado a los deseos de mi abuela . Quise levantarme y devolverle el placer que me estaba entregando, pero no me dejó, me dijo que me relajara , que no quería detenerse y continuó por mucho rato más .

Casi me hace acabar dos veces. Tuve que pensar en cualquier cosa por no acabar dentro de la boca de mi abuela, hasta que al fin me deja levantarme. La apoye contra la mesa y colocándome detrás de ella , se la metí por detrás. Aferrado a sus caderas una y otra vez , mi verga se sumergió en ese delicioso coño, haciéndola gemir de placer. A pesar de estar muy excitado trataba de no hacérselo muy fuerte, ya que al fin y al cabo, era mi abuela y 63 años no era para recibir toda mi calentura. Sin embargo permanecí dándole y dándole por mucho rato, a veces dejándosela enterrada hasta el fondo, donde mi abuela aprovechaba para moverse de lado a lado.

El tiempo pareció detenerse mientras abuela y nieto disfrutaban del placer de sus cuerpos. Me toma de la mano y me lleva hasta su cuarto. Nos besamos durante todo el camino, tocándonos y abrazándonos. Se acuesta en la cama, mirándome y sonriéndome. Me meto entre sus piernas y luego de besar un poco sus pechos, bajo hasta sus piernas, besándole su intimidad. Fue ahí donde por primera vez mi abuela se descontrola y comienza a gemir mucho más fuerte y a contorsionarse mientras mi lengua intruseaba su sexo. Sentía sus empujones contra mi boca y sus manos tirándome de los cabello ejerciendo más fuerza. Tal como ella, permanecí mucho rato saboreando su sexo, devolviéndole todo el placer que me había hecho disfrutar.

Ya de ahí, nos soltamos dejándonos llevar. Me monté sobre ella y la penetre más fuerte. Mi abuela resistía cada una de mis embestidas, moviendo su pelvis contra mi cuerpo, mientras mis manos aferradas a su culo la atraían fuertemente hacia mí. La coloque de lado penetrándola mientras le amasaba sus tetas. Luego de boca, tratando de que el peso de mi cuerpo no cayera sobre ella, sino en mis brazos. Era una armonía de movimientos coordinados, ambos disfrutando del cuerpo del otro, besándonos y chupándonos cada vez que podíamos, sin dejar ni un momento de tocar el cuerpo del otro. No se cuanto rato estuvimos teniendo relaciones, pero fue mucho. Era sorprendente el aguante de mi abuela que no paraba de gozar, la colocara como la colocara. A las finales término de espaldas en la cama y mi abuela sentada sobre mi, con toda mi verga dentro de su cuerpo moviéndose de lado a lado , movimiento circulares, de adelante atrás, cada vez más rápido hasta que lanza un enorme grito de placer y me pide que acabe. Pero la instrucción estaba de mas , ya mientras se movía mi cuerpo no resistía mas y cuando escuche su orgasmo , sin poder aguantarme descargue mi leche caliente en su interior, levantando mi pelvis para metérsela hasta el fondo gimiendo igual que ella, en un tremendo orgasmo de ambos por unos cuantos minutos.

Mi abuela cae extenuada sobre mí, apoyándome sus tetas en mi pecho, tratando de recuperar el aliento, mientras yo le acariciaba el culo ,con cariño. Jamás por mi mente paso la idea de estar asi con ella, pero lo habíamos hecho y al menos por mi parte no estaba para nada arrepentido.

Abrazados como dos enamorados, acariciándonos y besándonos, expresándonos nuestro amor, nos quedamos dormidos.

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