Ahora mismo hay 393 series de relatos eróticos.
Las series o sagas eróticas, son un conjunto de relatos eróticos que tienen un argumento central y que son publicadas por entregas por sus autores.
Acércate para ayudarte, ese sostén no se pone así, quítatelo para yo ponértelo. – me lo quite y le dije que me daba pena que me viera así y entonces ella me dijo no hay problema déjame quitarme la blusa para que no sientas pena.
La experiencia se repitió días más tarde, con el mismo resultado, ese día me invitó a subir a la casa de mis suegros, ellos habían salido, y me invitó a ver TV en la cama de ellos, mi calentura iba en aumento, la veía junto a mí en esa cama matrimonial y por mi mente corrían mil fantasías, jugando en un momento dado nos fundimos en un abrazo
El cornudo no pudo soportar más el morbo y frotando la polla se acerco a ella, la tumbó con las tetas sobre la mesa y le insertó la herramienta en el ano de un empellón, menos mal que estaba lubricado de cuando alojó la de Juanito, si no se hubiera dejado la piel del capullo.
Mientras procedían a despojarme de la pelambrera siguieron con sus comentarios que me ponían a cien y tuve otro orgasmo solamente de sentir los dedos alrededor de mis labios vaginales y mi clítoris. No sentía ninguna vergüenza de estar allí despatarrada indecorosamente ante ellos mientras separaban mis labios para pasar la maquinilla de afeitar.
Yo no pude ocultar mi pequeña erección pero igual entré. Estando allí desnudos en la ducha nuestros cuerpos se tocaban y yo me excitaba mucho. El era mas alto que yo y tenia muy buen físico.
Ya no solo me pajeaba con sus bombachas, sino que seguía todos sus movimientos, revisaba los cajones en los cuales guardaba su ropa interior, y oliéndolas me la imaginaba y terminaba acabando sobre sus prendas.
Ahora pienso, siento como si me acabara de correr otra vez. Voy recordando un sueño que he tenido con el camarero de la piscina, el morenazo con los ojos verdes. Bueno dos polvos en una noche, a cual mejor, no está mal para el primer día de hotel.
Aarón era un individuo con una polla de buen tamaño, de 23 centímetros de largo y una circunferencia de ocho y medio (ella cuenta se la midió en una de esas orgías que tenían ambos, cuando vio que la tenía al máximo de parada), "Recuerdo que mi concha la recibía ajustada, apretada, pero como yo me mandaba cada mojada que parecían acabadas me entraba con un placer fabuloso" contaba.
También las imbuimos la necesidad de hacer duras sesiones de gimnasia todas las mañanas después de vaciar nuestra orina en su boca y hacernos bañar por ellas, puesto que era necesario tenerlas en buenas condiciones físicas para afrontar el uso que se les avecinaba.
Palpé con mis manos su sexo e introduje una de mis dedos en el solo para darme cuenta que sus jugos orgásmicos aumentaban, eso me animó mucho más, pues incluso su respiración ya acelerada aumentaba mucho más, cuidadosamente introduje mi lengua para beber del néctar de su sexo, era una exquisitez, un jugo de reyes, no dejé escapar nada todo lo bebí.
No le escondí un solo detalle, tampoco inventé nada, no hacía falta, la realidad de lo ocurrido era para Miguel más que suficiente para llegar a un grado de excitación mental haciendo que su cara la reflejara.
Besar sus pezones erectos, pasar la lengua por su vientre, detenerme en su ombligo y después continuar camino abajo, hasta su vagina, separar sus labios y chuparlos con morbo, esperando que comenzasen a salir líquidos de su cueva para recogerlos con la lengua y llevarlos hasta su clítoris, rodeándolo y excitándolo, chupándolo y mordiéndolo suavemente hasta que ella llegase al orgasmo.
Y durante toda la duración de mi orgasmo, mientras la tenía atrapada fuertemente por la cintura, sus caderas llevaron a cabo una danza deliciosa, en círculos, haciendo ochos, adelante y atrás finalizando con el apretar de sus nalgas en los últimos espasmos de mi eyaculación, como queriendo, atrapar, exprimir mi verga exhausta.
Tras breves momento me abrió la puerta Pepi, que tras verme, me echó los brazos al cuello y me estampo un beso a caballo entre los labios y la mejilla, detrás venía Nacho, que me dio un fuerte abrazo como si hiciera año que no me veía, y lo cierto es que hacía diez días que faltaba de la ciudad.
Yo quedé atónito cuando ella mencionaba mi nombre frotándose su clítoris. Enseguida se me paró mi miembro y me lo saque para hacerme una soberana paja, pero estaba tan excitado que mi madre salió de momento y me encontró.
Esa noche habíamos quedado encontrarnos en el departamento que me alquila, eran las 20 horas aproximadamente temprano, siempre era así porque el se iba a su casa, llego cansado, problemas, complicaciones, con olor a cigarrillo en su ropa, me beso en la boca y me pidió un café, puse la cafetera a trabajar y me senté con él en living, me extraño su postura, porque anteriormente siempre íbamos directo a la cama
En un viaje a Buenos Aires, aprovecho a mantener relaciones con un amigo de su marido, el cual la había respetado, pero que a los dos meses de fallecer, le hizo saber sus intenciones, su amor, su cuerpo se entrego pero su mente estaba con el, su hijo, con su cuerpo, su miembro erecto.
Yo me marché al cuarto de baño y algo confundida por lo que le había hecho, me di la ducha y pensé bien, Cris era mi amiga, a mí ni siquiera me gustaba de verdad y encima ella era hetero, ¿a que había venido hacer eso? ¡Dios, vaya par de borrachas!.
Quería volver a probarla y en una de esas preciosas calas la deje bajar e instalarse sola. Fue cuestión de segundos para que se le pegaran varios mirones eso si ella hacía ya afán de mucha experiencia y los calentaba de mala manera, agachándose mostrando bien su culo, untando la crema bronceadora , pero no pasó de eso.
Bese y recorrí con mi lengua sus hombros, cuello y espalda, mordisquee su culo y acaricie sus piernas, acaricie su vagina y sentí la terrible humedad y calor nuevamente, ella se volvió a doblar y abrió un poco sus piernas, yo aproveche para quitar la tanga y acariciar por abajo su clítoris.