El gran amor de mi vida
César había conocido a Angélica, cuando su matrimonio se iba al caño, enseguida se enamoró de aquella joven de 23 años y razones tenía de sobra, Angélica era una chica muy atractiva, tenía un par de tetas muy ricas de aproximadamente 110 cms de medida, su estatura era cercana a los 1.70, nada gigante, pero si grande para la medida general de las mujeres mexicanas, unas piernas largas y bien torneadas, sus nalguitas hacían un juego perfecto con ellas, solo le hacía falta algo de cintura, pero teniendo en cuenta su bello rostro, tampoco era tan grave que no tuviera una cinturita pequeña.
Se hizo amigo de ella sin embargo no se atrevió a ir más allá recién entraba sus trámites de divorcio y no se sentía en ánimos de iniciar algo nuevo.
Quedaron en seguir en comunicación, él la buscó algún tiempo después, para mala fortuna suya la encontró relacionada con un tipo y comprometida en matrimonio, el respeto esta situación y cayó sus sentimientos.
Siguieron siendo amigos y al tiempo él y ella quedaron sin pareja, el reviso sus sentimientos hacia aquella mujer que ya rondaba los 30 pero que seguía conservándose muy atractiva y más allá de su aspecto físico, él seguía excitándose con su sola cercanía.
El pensó que era el momento de abordarla y proponerle intentar construir algo juntos, así hizo y se trasladó a Aguascalientes, entidad donde radicaba su amiga Angélica, o sorpresa la que César se llevó.
Si la encontró, pero en circunstancias muy distintas a las que él imaginaba, Angélica trabajaba como mesera en un bar y complementaba sus actividades atendiendo como amante a un político de segunda y a un viejo abogado.
El volvió a excitarse al verla, pero internamente se llenó de rabia, no entendía como aquella mujer a la que el llego a imaginar como su esposa y madre de sus hijos ahora estaba de puta exclusiva de dos tipos y además soportando manoseos en aquel bar.
Entro al sitio y pidió una cerveza, Angélica lo reconoció y enseguida lo atendió, ella estaba contrariada de verlo ahí, le daba gusto verlo y al tiempo algo de pena, pues ella también sentía algo por César.
El no tomo la cerveza dejó el dinero sobre la mesa y con él una nota donde le decía a ella el hotel donde se hospedaba cerquita de la central de autobuses de Aguascalientes y su número de habitación.
Ella no fue esa noche, pero al día siguiente muy de mañana se presentó en el cuarto.
Angelica intento darle explicaciones a él, pero César no le escucho se llenó de rabia y esta comenzó a desbordarse, le lanzó una cachetada que se estrelló en el rostro de Angélica, en el rostro de ella no había asombro por el golpe, solo algo de tristeza, pues hubiera esperado ese trato de cualquier otro hombre menos de él, pero no tuvo tiempo de pensar mucho el enseguida de la bofetada, la tomó de los cabellos y la puso de rodillas.
Ella trato de decir algo, pero fue inútil, pues casi enseguida César le lleno la boca con su verga, que se encontraba dura desde que ella llegó.
César comenzó a cogerla por la boca, de una manera tan fuerte que su verga le llegaba a la garganta a ella ocasionándole ganas de vomitar, mientras le cogía la boca, César comenzó a gritarle.
Cómo es posible que Angélica hubiese terminado así de pinche puta, si sabía bien que contaba con él para cualquier cosa y que aun si se trataba de dinero no tenía más que llamarlo, Angelica sabía que podía contar con él,
Dicho esto, la jalo de los cabellos y la puso de pie, le volvió a dar una cachetada y la lanzó contra la cama, cuando Angélica intentó taparse de la cama lo que hizo César fue comenzar a encuerarla quitándole la ropa a tirones, primero la blusa, después el brasier, pronto saltaron al natural ese espléndido par de tetas que tantas noches César había soñado.
Después le arrancó la falda y los calzones, muy pronto Angélica estaba totalmente desnuda, temblando de miedo, llena de tristeza y además se sentía humillada, pues se seguía repitiendo por qué el, por qué él.
Cesar pareció leerle el pensamiento, pero antes de responderle por que el, este comenzó a cogerla con fuerzas, su pene era normal 18 cms. sin embargo a ella le pareció inmenso pues con la saña con la que el la cogia ocasionaba mucho dolor en ella.
Después Cesar la volteo boca abajo y sucedió lo que ella temía, hasta esa noche nadie había horadado su culito y César además de no avisarle no la preparo, de un empujón le introdujo toda la verga e inmediatamente empezó un frenético movimiento hacia adentro y hacia fuera, Angélica se retorcía de dolor, lloraba mordiendo una almohada , para no ser escuchada en el hotel intentó zafarse y sacar la verga de César que amenazaba por partirla en dos.
Por respuesta César la golpeó en las costillas ella entendió que no ganaría nada con resistir y se dejó sodomizar , a los 15 minutos César sacó su verga del culo de Angelica y la coloco en su boca, la verga de César era una mezcla de fuertes olores, pues tenía excremento de ella, algo de sangre, flujo vaginal y líquido preseminal.
César le gritó que se tragara la mierda, que si eso es lo que le gustaba a ella eso es lo que él le daría, contra lo que Angélica esperaba poco a poco fue entrando en un estado de increíble excitación, nunca había sido tan humillada en su vida y de cualquiera hombre hubiese esperado aquel trato menos de quien lo recibía en aquel momento.
Sin embargo, algo en su cerebro comenzó a aclararse.
En medio de la cruda forma de plantearlo, César tenía razón, Angélica era quizá una mujer divorciada, sí , pero seguía siendo joven, 29 años, de un físico atractivo y de un excelente nivel académico, había estudiado hasta 7 semestre de administración de empresas.
Entendió en medio de una fuerte mezcla de dolor y placer que César le decía la verdad que tenía que estar soportando las manos de aquel viejo sucio que rondaba casi los 70 años, que ella tenía como amante.
Regreso inmediatamente al momento que vivía y se resignó a reconocer que bien merecido se lo tenía, César en aquel momento inundaba su boca de esperma, consecuencia de una fenomenal corrida.
Pero ahí no paró todo, minutos después César la arrastró de los cabellos hasta el baño, pero no la llevo a la regadera, la dejó tendida en el suelo y a los pocos minutos comenzó a orinarla.
Cesar seguía diciéndole la frase que desde hacía más de una hora venía diciéndole, mierda eres y mierda serás.
Después la empino de rodillas, le introdujo su verga y la cogió con una fuerza inusitada.
Al tiempo que la cabalgaba, le jaloneaba los cabellos y le daba duros golpes en las nalgas, arcelia lloraba en silencio, hubiese esperado todo, pero extrañamente no le dolía nada de lo que sucedía.
Después de eyacular César salió unos instantes del baño, regresó con un pantalón de él y una playera, se los lanzó a Angélica junto con un sobre.
Ella se colocó el pantalón de él, se puso la playera y descalza salió del cuarto, afortunadamente era temprano aun y no había mucha gente en la recepción , sin embargo, a ella poco le importaba, sentía que había recibido un trato justo a su condición de basura.
Llegó a su departamento, se recostó, olía mal, pero no le importo, así se recostó, el cuerpo le dolía y su olor era insoportable.
Se quedó dormida, horas después aun sin levantarse, abrió el sobre que César le había arrojado.
El sobre contenía dinero algo así como 25.000 pesos mexicanos, y un recado en el que palabras más palabras menos, César le decía lo siguiente.
Lárgate de Aguascalientes, instálate en donde tú lo decidas y revisa tu derrotero, pronto te volveré a buscar y si te vuelvo a encontrar igual, no disfrutaras de la cogida que te daré, por que prefiero matarte.
no soportaría ver de puta a la mujer con la que una vez soñé casarme.
Angélica, comenzó a sollozar bajito, ahora lo hacía en silencio , pero no por temor a ser escuchada, sino porque estaba de acuerdo con aquellas líneas, se fue a duchar y en medio del baño comenzó a planear a donde ir con aquel dinero y empezar una nueva etapa de su vida, sin embargo, al pensar todo esto algo la acompañaba en su subconsciente.
Era agradecimiento a César, pero también le costaba reconocerlo era placer al recordar la forma tan violenta en que César la había cogido esa mañana, pues en cada golpe, en cada jalón de cabellos, en cada arremetida con su furiosa verga ella sentía todo el amor que encerraba cada golpe.
De solo recordar cada momento, volvió a excitarse, alcanzó un orgasmo, después del baño sus decisiones estaban tomadas, se retiraría de la prostitución, pero en su interior sabía que siempre seria la puta de Carlos y siempre estaría esperando que él la volviera a coger como aquella cruda, pero intensa mañana. El gran amor de mi vida.