Aquel día al ir a hacer mi colada, me la encontré, ahí, en ese cesto estaba. Una tanguita de encaje negra, que apenas podría tapar una minúscula parte del sexo de su poseedora. Pedazo de zorra ha dejado esta tanga en la lavadora para que sepa que es una puta, murmuré.
Ella estaba resplandeciente y sólo por eso me sentía satisfecho. Por otro lado, resultaba curioso que en nuestros encuentros fuera de mi casa, me tratara de usted y con tanto respeto, como el cura que era.
Este relato ya ha sido publicado por mi en otras páginas. Pero creo que para empezar a que me conozcáis por aquí os lo dejo... Es una historia muy cercana a la realidad, que pude vivir en mi viaje de fin de carrera, hace ya un tiempo...
Cuando Milagros oyó el ruido de la puerta de su casa al cerrase, se estaba corriendo viva con una lengua en su coño y una polla hasta adentro del culo. De modo que no pudo hacer caso a lo que pasaba. Estaba a cosas más importantes.
La vez que me fije en ella, fue porque derramó su café sobre mí, me termine quemando, ella me pidió perdón, no se lo creí, pero la verdad puse toda mi atención en ella. A mí, con las mujeres no me iba bien, nunca me habían logrado llamar la atención, pero que una mujer como Giselle...
CITAS PRIVADAS +18 Whatsapp, Telegram, Skype
Utilizamos cookies para mejorar su experiencia.
Al hacer clic en «Permitir todas», acepta el uso de todas las cookies. Visita nuestra política de cookies para mas información.