No me conoces y tal vez tu podrías ser yo, ser yo tu y estar leyendo un relato íntimo sobre tu vida.
El caso es que todo sucedió en verano, en el lugar que menos te podrías imaginar.
No sé por dónde empezar, pero bueno, empezaré por el principio; pero no un principio cualquiera.
No, el principio de todo, mi inicio a la locura, un suceso que jamás había imaginado ni deseado, pero que, sin embargo, me atrapó como la resaca durante una tormenta.
Y lo peor de todo, ahora, que todo ha pasado y lo puedo recordar como una anécdota curiosa en mi vida, añoro que pudiera suceder de nuevo con todas mis energías.
Pero esas cosas simplemente suceden, no se pueden provocar.
Todo empezó con un viaje en autobús…
…era por la tarde, hacía un rato que me había levantado de la siesta y había tenido un sueño muy extraño que me había dejado algo confusa y un poco caliente, la verdad, es que llevaba tanto tiempo sin nada de sexo que casi ni me acordaba de la sensación provocada por la excitación.
Pues el caso es que cogí un autobús que me llevaba desde el chalet donde veraneo hasta la playa.
El autobús, os lo podéis imaginar perfectamente, viejo y destartalado y con ese temblequeo particular de los autobuses que han pasado su vida entre baches y multitudes.
En este aparentemente, poco adecuado lugar comenzaron los curiosos sucesos que os voy a contar:
No sé si fue por los pantalones que llevaba aquel día o por el extraño sueño que había tenido, pero el caso es que el continuo temblor del autobús tuvo sobre mí un efecto inusitado, aunque muy agradable.
Al principio no supe determinar qué es lo que me pasaba, solo empecé a sentirme ligeramente intranquila, pero según el viaje continuaba, empecé a localizar sin lugar a dudas que es lo que me pasaba.
¡¡¡El temblequeo del autobús me estaba poniendo cachonda!!!, el caso es que era tremendamente agradable, no tenía que hacer nada, solo dejarme llevar.
Sentir como el temblor de las ruedas del autobús iba recorriendo toda la carrocería, continuaba su genial vibración llegando a mi asiento y consiguiendo que la vibración de su cuerpo contra mí me agradara tanto como una mano amada sobre mi sexo.
La verdad es que era mucho más agradable pues sentía el morbo de estar poniendo tremendamente cachonda con todas las personas del autobús sentadas tranquilamente alrededor de mí.
¡Era extraño e inquietante, pero al fin y al cabo genial!.
Eche la cabeza hacía atrás y relaje mi cuerpo para disfrutar de la sensación con tan mala suerte que solté un ligero y gutural gemido que hizo que la señora que iba en el asiento de delante se girara para mirarme, esto hizo que me excitará más y para disimular me hice la dormida, era genial; tenía cientos de sensaciones rondando mi cuerpo: todo comenzaba con el periódico golpear del asiento contra mi culo que se asemejaba deliciosamente al rítmico golpear de un hombre a mis espaldas, las sensaciones continuaban por todo mi cuerpo, mis tetas inútilmente recogidas en un top veraniego vibraban y se removía dentro de él rozando ligeramente la suave tela.
¡Pero si todavía me pongo cachonda recordándolo! El rozar de mi braguita contra mi húmedo sexo.
Todo ello me llevaba a un deseo que comenzaba a tener miedo de no poder controlar, no tenía nadie detrás de mí en ningún asiento por lo que la tentación de comenzar a acariciarme era cada vez más fuerte, empezaba a notar como mojaba mis bragas con los húmedos y deliciosos fluidos de mi sexo tanto tiempo desatendido.
En un momento de debilidad introduje mi mano para acariciar mi sexo brevemente e introduje mi braga en mi raja de tal manera que el roce y el placer aumentaron de una manera casi dolorosa.
No sé definirlo era como si un súcubo que supiera perfectamente como y donde tocar para hacerme enloquecer estuviera tomando posesión de mi cuerpo, empezaron a desfilar por mi mente mis anteriores escarceos, las sensaciones similares producidas hace ya años por apuestos hombres que me hicieron gozar, no sabía si solo con aquello iba a llegar al orgasmo pero sentía un placer que se extendía como plasma por el interior de mis venas haciendo que subieran destellos de placer y se incendiaran momentáneamente mis venas haciendo correr por mi cuerpo olas y olas de placer.
En aquel momento tuvimos una nueva parada que solo consiguió que yo me inquietara más ya que el autobús había parado de vibrar; al autobús subieron varias personas, y el destino quiso que a mi lado se sentará un tío con bastante buen cuerpo, llevaba un bañador verde ligeramente ajustado y una camiseta de tirantes que me dejaba ver sus musculosos brazos.
Mientras me hacía la dormida gire lentamente la cabeza para poder ver su paquete, durante todo esto yo ni siquiera había alcanzado a ver su cara, además lo único que quería ver de él era su abultado paquete, imaginármelo entrando y saliendo por todos los agujeros de mi cuerpo. (No puedo creer que yo pensará esto, pero estaba realmente desquiciada)
Y deje volar la imaginación, imagine como el deslizaba su mano, disimuladamente hacía mi entrepierna, y como con la soltura de un pájaro al posarse en una rama colocaba su dedo índice sobre mi clítoris dejando que el autobús hiciera el resto, de lo que no me di tanta cuenta es que yo inadvertida había acercado mi mano hacía mi entrepierna introduciendo mi deseada mano en el pantalón y dejándola sobre mi pierna con un dedo rozando ligeramente el inicio de mí ya empapada rajita.
Al darme cuenta de semejante desliz gire rápidamente la cabeza para mirar al chico, que totalmente flipado mi miraba sonriendo. Sin pensarlo apenas saque mi toalla la coloque sobre nuestras piernas y una vez ocultas nuestras manos agarre su polla que reacciono rápida y eficazmente con una brutal erección que termino de volverme loca.
Algo dentro de mí me decía que era una locura, que no podía estar ocurriendo, que estaba loca, que parara ya aquel estúpido y absurdo juego; pero al llegar su deseada mano a mis labios y quedarse dubitativamente esperando todo se nublo y termine de volverme loca dando un brusco empujón con mis caderas que hizo que su dedo se metiera entero en mi vagina iniciando un largo y necesitado orgasmo, que mientras tanto me hacía masturbar con convulsión total al chico que se corrió casi al instante, retirando su mano de mi agradecido y aliviado coño.
El chico, imagino que cortado se fue inmediatamente, pero yo ni siquiera me percaté de ello pues estaba teniendo el orgasmo más largo y satisfactorio de mi vida mientras algunas personas me miraban desaprobatoriamente.
Cuando por fin aquel orgasmo terminó, me comencé a dar realmente cuenta de que el chico se había ido y que algunas señoras me miraban de reojo, escandalizadas lo que hizo que enrojeciera y me asaltara una ola de vergüenza que no podía detener, inmediatamente me baje del autobús en la siguiente parada, dándole vueltas y más vueltas a cómo me podía haber sucedido esto.
Estuve varios días buscando a aquel chico desconocido para concluir tan placentera y morbosamente iniciada historia, pero jamás lo encontré. De todas formas, descubrí una de las maneras más satisfactorias que jamás he encontrado de tener sexo.
Temiendo ser observada…