Síguenos ahora en Telegram! y también en Twitter!

La mujer del paralítico

Hice que su bata cayera en el suelo pasando mis manos sobre sus hombros, hasta que solo se quedo vestida con una braguita blanca, bajé mi cabeza hasta sus senos y ella echo su cabeza hacia atrás mientras chupaba como un lactante con una fruición que dejaban escapar gemidos de su boca.

Amores perros

Como un amante tierno me lamía los jugos que se escurrían por mi culo y que poco antes me había inyectado dentro fue cuando voltie y le vi su enorme miembro me hacia cruces de como podía yo haber tenido dentro tan inmensa masa de carne, y eso sin contar que ya se le iba deshinchando.

Real y a distancias

De esa manera podíamos vernos perfectamente a nosotros mismos y a la otra pareja que había cambiado ligeramente su postura: podíamos ver el bamboleo de los pechos de ella ante las embestidas de su pareja, los gritos de ambos seguían llegando claramente por los altavoces y mi mujer empezó a moverse.

Perrita mala

Su clítoris siguió frotándose, frotándose, hasta que ardió, hasta que no pudo más, y de ella manó un chorro de líquido, esta vez espeso y blanquecino, manchando todo su trasero, las piernas y la mano azotadora de su amo.

María III: Juan

Los orgasmos se encadenaban unos con otros y ya no veía nada de lo que me rodeaba. Mis espasmos provocaron la corrida de Pedro que esta vez se derramo sobre mis nalgas y mi espalda mientras Juan regaba con su semen toda mi cara.