La prostitución no siempre es la salida sórdida a la miseria, para Belle es la necesidad de cumplir un anhelo intensamente deseado.
El amor está donde menos lo esperas. Patricia encuentra al hombre de su vida en un ambiente que no tiene nada que ver con el lujo y la buena vida.
Un caballero de los que ya no quedan, de los que no pueden ver sola a una dama, vamos, que me dio una impresión buenísima
Como mujer, y mujer preocupada por mi estética, como supongo que son la mayoría de las mujeres, me fijo en el aspecto físico de otras mujeres, pero nunca me han atraído sexualmente.
Más tarde me explicaría que si me hubiera dicho la verdad desde el principio, yo jamás habría aceptado, y puede que tuviera razón. Lo peor de todo fue que su cliente, enseguida se dio cuenta de que, como puta, yo tenía bastante mejor apariencia que su acompañante y, claro está, puesto que el cliente siempre tiene razón, se encaprichó enseguida conmigo.
Siempre cortaba cuando la conversación se dirigía hacia el terreno de lo concreto, cuando me pedían una cita, el número de teléfono, la dirección de correo electrónico, pero segura de que había conseguido mi objetivo: convencer a mi interlocutor y, no sólo convencer, sino también asegurarme que excitaba su deseo, y eso tan sólo utilizando la palabra.