La Ambulancia

Soy un hombre de mediana edad, bien parecido y con algunas canas que según dicen me favorecen bastante, hace casi un año tuve un amago de infarto y el médico me recomendó que estuviera siempre alerta y si notaba molestias no dudara en acudir al centro médico, los asuntos cardiacos pueden llegar a ser muy serios.

Circulaba por una carretera secundaria de mi provincia, soy viajante de comercio y acostumbro a visitar a muchos clientes en pequeños pueblos a los cuales se accede por carreteras secundarias y poco transitadas. Hacía mucho calor y después de circular un rato noté un ligero atolondramiento, paré en el arcén, a la sombra de unos árboles abrí las puertas del coche y dejé que me diera el aire, al cabo de un rato seguía mareado igual que antes por lo que pensé en pedir ayuda, por la carretera no pasaba nadie y me decidí a llamar por el móvil a la cruz roja de carretera, expliqué mi situación y me dijeron que llegarían en media hora.

Al cabo de veinticinco minutos la ambulancia llegó, los esperaba sentado fuera del coche, me había quitado la camisa para estar más fresco. Paró junto a mi coche, bajaron dos chicos y una mujer, ella era la doctora, se me acercaron y después de preguntarme cómo me encontraba me hicieron un pequeño examen, no era más que el efecto de el calor.

Me di cuenta que los dos chicos eran muy jóvenes, pregunté a la doctora y me dijo que eran voluntarios, Jorge tenía 19 años y era el conductor y Pedro tenía 17 y hacía practicas. Eran guapos los condenados, desde hace muchos años no me importa hacérmelo con chicos o chicas, me gusta lo bueno de los dos sexos. La doctora también estaba muy bien, sólo llevaba una corta bata blanca, el calor hacía que sólo llevara unas braguitas y dejaba que sus pezones se marcaban en la bata.

No parecían tener prisa, mientras Ana terminaba de tomarme la presión, me explicó que eran de un pequeño ambulatorio del pueblo cercano y que no solían tener muchos servicios, miraba su escote y mi polla comenzó a tomar forma, ella misma me desabrochó el pantalón para que estuviera mas cómodo, estaba estirado en la camilla dentro de la ambulancia y casi inevitablemente su mano rozó mi paquete, mi polla dio un brinco y estando allí estirado no podía ocultar mi erección de ninguna manera, observé cómo ella miraba el bulto que se había formado debajo del pantalón con disimulo, pero sus pezones la estaban delatando, noté cómo se endurecían debajo de la bata. Mi mano colgaba al lado de la camilla, a escasos centímetros de sus muslos, la estiré hasta que los rocé distraídamente y esperé la reacción, no apartó las piernas, incluso me dio la sensación que se acercaba para que la mano llegara hasta su entrepierna, casi imperceptiblemente en unos segundos mis dedos ya rozaban sus braguitas. Nos miramos sin decir nada, acariciaba su coñito sobre el pequeño tanga que lo cubría sin ningún recato, Ana se incorporó y bajando la cremallera de mi pantalón empezó a acariciar mi polla sobre el calzoncillo, mi mano ya acariciaba su cuerpo descaradamente mientras que con la otra ya estaba desabrochando la bata y dejando al aire sus hermosas tetas, liberó mi polla y comenzó a masturbarme y a acariciarme el pecho, por fin se agachó y se introdujo mi polla en la boca, comenzó a chupar y lamer con frenesí, no cabe duda que mis dedos causaban estragos entre sus piernas, sus gemidos aunque ahogados por mi polla alarmaron a los dos muchachos que estaban fuera, entraron en la ambulancia a la vez y vieron el espectáculo de Ana chupándome la polla y mis manos entre sus piernas y tetas, con el tanga en las rodillas y aquel magnifico culo en pompa de cara a ellos, no les costó mucho reaccionar. En un momento estaban los dos con los pantalones en los tobillos y dándose un masaje en la polla para participar en la fiesta, Jorge, el mayor, comenzó a pasar la polla por el culito de Ana que aún no se había percatado de la presencia de los muchachos, levantó la cabeza sorprendida, por un momento parecía que no le gustaba la participación de mas machos, me di cuenta y enseguida la cogí por la cabeza y volví a amorrarla a la polla momento que aprovechó Jorge para meter su polla en la concha de ella de un solo empujón, entró fácil por lo mojada que estaba, y comenzó a follarla con fuerza, la cogía por las caderas y clavaba el rabo hasta el fondo haciendo que la chica diera gritos de placer a la vez que levantaba una pierna y la apoyaba en la camilla para notar mejor el trozo de carne de Jorge. Mientras Pedro se había acercado por el otro lado de la camilla y sobaba y besaba las tetas de Ana que ahora ya desnuda del todo se había cogido al techo de la ambulancia mientras yo le frotaba el clítoris a la vez que la polla de Jorge entraba y salía, a cada embestida del chico mi mano tocaba sus huevos sin que a él le molestara, más bien al contrario, Pedro que para poder llegar a las tetas de Ana se había puesto de rodillas sobre la camilla y ahora estando yo semi incorporado tenía a pocos centímetros de mi cara su preciosa polla, no pude resistirme a cogérsela con la mano y comenzar a pajearlo, por la cara que hacía le estaba gustando, por lo que me decidí y me la puse en la boca y comencé una mamada de campeonato, él con la boca en los pezones de Ana y moviendo las caderas frenéticamente no tardo en correrse y llenarme la boca con su caliente y joven leche, la que no pude tragar y al salir de mis labios enseguida fue recogida por Ana que la tomó entre suspiros provocados por la polla de Jorge, me senté al borde de la camilla y la acerqué a mí, liberándola de la polla que la tomaba la levanté y manteniéndole la pierna levantada se la clavé hasta el fondo, enseguida notó la diferencia de tamaño pues la mía era más gruesa y algo más larga que la de Jorge, lanzó un agudo grito al notar mis huevos indicándole que había entrado toda, daba saltos ensartada en mí mientras la polla de Jorge comenzaba a intentar abrirse paso por el estrecho orifico anal, parecía que no entraba así que comencé a trabajarle el orificio con mis dedos, metí primero uno luego otro hasta cuatro llegó a tener dentro mientras se movía clavada en mi polla, gritaba y pedía que la folláramos todos, cuando consideré cogí la polla de Jorge y después de acariciarla un poco la guié hasta la entrada, él se dejaba hacer y cuando se lo indiqué comenzó empujar, notaba cómo iba entrando dentro de ella mientras le acariciaba las huevos, se la metió toda, Ana gritaba que la íbamos partir en dos y que no paráramos. Ana había tenido ya varios orgasmos y por sus piernas resbalaban sus flujos, Pedro se puso debajo y los fue lamiendo pasando su lengua por todos los rincones de la entrepierna, incluidos los huevos de los dos que la estábamos follando, su lengua recorría incluso el tronco de la polla que en los movimientos de entrada y salida quedaba fuera. De repente a la vez los dos aceleramos el ritmo y nos corrimos, inundamos los orificios y el interior de Ana con nuestras leches, Ana se salió agotada y se recostó en la camilla mientras Pedro que seguía de rodillas en el suelo, con la boca abierta y repleta de flujos y semen resultante de la follada, le cogí por la cabeza y lo empujé hasta la polla de Jorge y se la metí en la boca, comenzó a chuparla y me di cuenta que no era la primera vez, por la cara de Jorge lo estaba haciendo muy bien, mi polla se estaba recuperando, lo levanté y comencé a pasar mis dedos y me lengua por su culito virgen, lo oía gemir, estaba disfrutando con locura de mis masajes y se empleaba a fondo con la polla de Jorge que con la cabeza hacía atrás estaba disfrutando muchísimo de la boca de Pedro. Me incorporé y sin pensarlo dos veces comencé a meter mi polla en aquel precioso culo, costó al principio, Pedro se abría las nalgas hasta que entró la cabeza de mi polla, se apoyó en la camilla con el cipote de Jorge en la boca y se dispuso a recibir dentro de él toda la carne de mi polla, fui entrando con suavidad, parando, volviendo atrás, empujando otra vez hasta que entró toda, yo ni me movía, él solo se empalaba notando cómo su interior se tragaba mi polla completamente. Ana, a nuestro lado, pasaba sus manos por los tres cuerpos, se sentó en el suelo y comenzó a chupar la polla de Pedro mientras este le acariciaba el clítoris con la mano, por fin fue una explosión general. Me corrí dentro del culo de Pedro mientras éste soltaba su leche en la boca de Ana y recibía la de Jorge en la suya, sin parar de masturbar a Ana y haciendo que se corriera también en aquel momento.

Quedamos los cuatro sentados en el suelo, como adormilados, durante unos minutos el silencio se hizo dueño del lugar, contrastaba con el escándalo de hacía unos minutos. De repente nos sobresaltó la radio de la ambulancia, un aviso de urgencia los reclamaba, bajamos todos y nos vestimos. Jorge y Ana irían para atender la urgencia, Pedro me pidió que lo acercara al pueblo pues hacía rato que tenía que estar en casa, su turno finalizó hacía más de media hora, por supuesto le dije que sí.

Se fue la ambulancia, nos quedamos solos, montamos en el coche y salí a la carretera, Pedro me dijo:

– ¿Me invitas a comer?

– Claro, pero no tenías que ir a casa?

– – – Sí, pero si me invitas no tengo que volver hasta las nueve de la noche, y si no tienes prisa me gustaría repetir, en el pueblo no tengo muchas oportunidades.

– – – Vamos a comer pues, de todas formas a Jorge no creo que le importe hacerlo contigo cuando yo me haya ido.

– – – Espero que no… – – Aquella tarde fue perfecta, pero será otra historia.

– – FIN