El vestuario: A mi amiga Sonia siempre la tengo cuando la necesito
Como todas las semanas, Sonia y yo al salir del trabajo nos dirigimos a nuestro entrenamiento de baloncesto, pero ese día, me dijo que estaba más guapa de lo habitual.
Lo que ninguna de nosotras sabíamos era lo que nos iba a suceder después.
(Sonia es una chica guapísima, 1,75, con un pelo larguísimo y muy negro, ojos negros, labios carnosos pero sin exagerar, pero sobre todo lo que me gusta de su precioso rostro son esos hoyuelos que se le marcan cuando sonríe con esa dulzura que la caracteriza tanto.
Es bastante delgadita y tiene unos pechos redonditos con unos pezones pequeñitos pero muy bonitos, en fin unos pechos perfectos, eso si tiene una bonita espalda y un culito respingón que deja boquiabierto a todo el que la ve.
En cambio yo, Alex, soy una chica de las que se dice del montón, 1,68, pelo castaño oscuro, ojos grises, pechos pequeñitos y un trasero respingón pero sin exagerar demasiado).
Cuando llegamos al pabellón, como cada miércoles, nos encontramos con las demás compañeras del equipo empezamos a contarnos los cuchicheos del trabajo, como siempre, pero ese día yo noté a Sonia más cariñosa de lo que no había estado nunca, pero no le di demasiada importancia.
Fuimos al vestuario a cambiarnos y mientras nos quitábamos la ropa para ponernos los pantaloncitos cortos y la camisetita de tirantes, me di cuenta que Sonia no me quitaba el ojo de encima y yo sin más preámbulos la miré y sonreí.
Salimos a la cancha a calentar, aunque he de reconocer que las miradas de Sonia me estaban empezando a subir la temperatura y cuando íbamos a empezar llegó Riky, (nuestro entrenador un tipo no muy musculoso pero con un cuerpazo de atleta impresionante, guapo, alto, moreno de ojos marrones, con una sonrisa que enamora y un culito perfecto).
Como siempre Riky nos dijo que empezáramos a correr y así lo hicimos, en silencio, una detrás de la otra y yo me puse detrás de Sonia.
Corriendo me fijé en su culito, en su espalda y su larga cabello que llevaba recogido con un moño.
Cuando llevábamos 25 minutos, Riky nos dijo que hiciéramos estiramientos y como en cada entrenamiento Sonia y yo los hicimos juntas.
Mientras estirábamos, noté la mano de Sonia que me empezaba a acariciar el muslo con mucha suavidad llegando hasta la ingle, y a mi me empezó a subir la temperatura corporal, notaba un cosquilleo que me gustaba mucho y sentía que quería que esa suave mano siguiera acariciándome por todo el cuerpo.
Después me toco a mi ayudarla a ella y mirándola a los ojos le acaricié la espalda y sonreí. Empezamos a jugar un partidillo de entrenamiento y por suerte me tocó en contra de Sonia (que bien pensé así la cubriré a ella), estuvimos todo el partidillo rozándonos y entrecruzando miradas que cada vez eran con más deseo de acariciarnos hasta que acabó el partido y nos fuimos a duchar.
En el vestuario nos pusimos a hablar de cómo había ido el partido mientras las demás se duchaban e iban saliendo de allí, una vez solas nos decidimos a entrar en las duchas.
Encendimos el agua y Sonia se metió debajo de aquel chorrito de agua fría, yo la miraba boquiabierta, los pezones se le pusieron duros de golpe, cosa que a mi me excitó más de lo que ya estaba y no dudé en meterme debajo de aquel chorrito de agua fría.
Estaba frente a ella y le empecé a acariciar la espalda, ella por el contrario me acariciaba mis pezones que también se pusieron duros al sentir como aquellas suaves manos los tocaban sin parar.
Cogí la esponja, le puse un poquito de jabón y se la empecé a deslizar por los pies, por las piernas, las caderas, su culito, su espalda, su cuello, sus pechos, su ombligo hasta que al final llegue a su coño, ella entonces se apoyó en la pared y me quitó la esponja de la mano y yo sin pensármelo le acaricié sus labios con mucha suavidad, deslizando mis dedos por sus labios ayudados por el jabón que había quedado en ellos, mientras ella se acariciaba sus pechos y sus pezones, poniéndome todavía más cachonda.
Seguí acariciándola poco a poco mientras la besaba y la tumbaba en el suelo, ella se quedó quieta y le dije, no te muevas, ahora vuelvo, y me fui a buscar el bote de suavizante, era un bote anchito de culo y medianamente estrecho de cuello, se lo puse rozando su clítoris y cogiendo sus manos hacia que lo masturbara como si fuera mi polla y se fuera introduciendo el cuello poco a poco, mientras yo le besaba y acariciaba sus pezones poniéndome más cachonda de lo que había estado nunca.
Entonces Sonia dejó el suavizante en el suelo, me cogió por el cuello y acercó mi boca a su húmedo y excitado sexo, empecé a besar y mordisquear su clítoris mientras le metía primero un dedo, luego dos, hasta llegar a oír los gritos y gemidos de placer que salían de su boca, mientras gritaba y gemía volvió a coger el suavizante y esta vez me lo fue introduciendo a mi poco a poco hacia dentro, hacia fuera hasta que escuchamos un ruido de llaves en el vestuario.
Era Riky que venia a cerrar pero con la sorpresa de ver nuestras taquillas abiertas y oyendo gemidos procedentes de las duchas, entró en ellas y nos vio allí tumbadas, jugueteando con nuestros húmedos y excitadísimos sexos y preguntó si podía unirse a nosotras, a lo que sin dudar respondimos que si, por supuesto le dijimos, te estábamos esperando.
Estaba cachondísimo, se le notaba por la forma de mirarnos, se puso de rodillas detrás de mi y noté aquella enorme polla que iba creciendo por instantes, yo seguí besando a Sonia, pero esta vez me fui a su cuello para poder ir recorriendo sus pechos y lamerle sus duros pezones hasta llegar a su coño y encontrarme con su húmedo sexo, entonces le dije a Riky, que cogiera el suavizante y se lo fuera introduciendo a Sonia, que estaba tumbada boca arriba con las piernas abiertas mientras yo estaba sentada en su cara notando su lengua como me recorría mi clítoris y me la introducía en mi coño mientras yo le cogía la polla a Riky y la masturbaba con suavidad pero con fuerza y pellizcando con la otra mano los pezones de Sonia.
Sonia se corría de gusto mientras Riky le iba metiendo cada vez mas el bote de suavizante. Le dije que sacara el bote, que ahora se la iba a follar. Dejó el bote en el suelo y se coloco delante de Sonia y la empezó a follar con fuerza, mientras Sonia me hacia correr de placer en su cara.
Mis jugos recorrieron toda su cara y no dudé en retirarme y besar esa salada boca, mientras Riky me empezaba a introducir sus dedos en mi calentísimo culo. Primero un dedo, luego dos y así hasta hacerme correr de nuevo.
Me giré y le saque la polla del coño de Sonia y empecé a metérmela dentro de mi boca, con suavidad pero con ganas de tragarme todo el semen que Riky pudiera sacar de allí, mientras Sonia me masturbaba con su jugosa lengua hasta adentrarse en mi sexo, yo le iba chupando la polla al ritmo que Sonia, cada vez más cachonda, se adentraba con su lengua dentro de mi y sorbia mis jugos, eso a Riky le excitó muchísimo, sacó su polla de mi boca y cogiéndome por las caderas, me sentó encima de él y me penetró con fuerza, yo gemía de placer, estaba gozando como nunca lo había hecho antes, nunca había follado con un tío mientras mi mejor amiga se masturbaba y me besaba los pezones poniéndolos aún más duros, y cuanto más gemía, con más fuerza me penetraba Riky, más mordisquitos me daba Sonia y más cachonda me ponía yo, estaba que no cabía en mi del placer.
Pero sabía que a Riky le gustaban las buenas mamadas así que sin pensarlo dos veces, le cogí la polla y me la introduje de nuevo en la boca, besándola, masturbándola y lamiéndole la punta e intentando introducirme por aquel agujerito por donde le salían aquellos salados jugos mientras Sonia no dejaba de besar y lamerle sus huevos, recorriendo con su lengua sus ingles, acariciándole los pezones y escuchando sus gemidos por aquel enorme placer que le estábamos haciendo sentir, Riky intentó aguantar pero aquel ardor que le recorría el pecho, y el semen intentando salir de allí dentro se corrió encima de nuestras caras haciéndonos tragar todo aquel semen que había sacado de su enorme polla, levantamos la cabeza y empezamos a turnarnos para lamerle la polla hasta dejarla limpia de semen.
Cuando terminamos de ducharnos, Riky se marchó sin decir palabra alguna, pero sonriendo, y desde entonces siempre que acabamos un entrenamiento Sonia, Riky y yo nos encontramos en las duchas y pasamos un buen rato.
BICHU