Introducción.

Iniciare mencionando que es el segundo relato que redacto, hoy tengo 52 años cumplidos y conocí a Elen hoy de 25 años, a través de una página web de contactos inmersa dentro de un sitio tipo aviso oportuno, (esto lo compartí previamente en el relato “Maduro busca cómplice (anuncios web clasificados) “) en ese relato cuento los detalles de nuestra primera cita.

Fallo de comunicación.

Durante unos meses en los que solo compartíamos comunicación escueta por correo electrónico, un familiar mío fue diagnosticado con una enfermedad en etapa terminal, me dediqué a apoyarlo, por lo que prácticamente no pude mantener comunicación con Elen, desafortunadamente mi familiar falleció a mediados de año, y eso me trajo gran depresión que duró algunos meses, sin embargo, no apartaba de mi mente el deseo de poseer a Elen nuevamente.

Un día accedí al correo electrónico y le escribí preguntando si estaba interesada en tener una segunda cita, explicando que el deseo que había despertado en mi tenía eco aun en mi ser. No recibí respuesta, pensé en ese momento que quizá ella ya no tenía interés en tener más citas conmigo. Sinceramente si alguien deja pasar casi un año sería natural que se deteriorase la comunicación; sin embargo, más que molestarme que Elen no respondiera al correo electrónico me preocupo que estuviera bien. Así que insistí en nuevo mensaje de correo, preguntando ¿si ella y su familia estaban bien? A los dos días recibí respuesta donde Elen me compartía que había salido de la ciudad y que había tomado con sus padres unos días de vacaciones, pero que estaba bien, eso me tranquilizo y me hizo preguntar nuevamente ¿si estaba dispuesta a tener una nueva cita?, ya que por mi parte ardía en deseo de volver a tener su cuerpo en mis manos y su respiración agitada junto a mí. Me respondió que no solamente estaba dispuesta, sino ansiosa de que fuera lo más pronto posible, además de que me compartió que en varias ocasiones se había masturbado recordando nuestra primera cita, lo cual me excito en sobremanera. Acordamos la segunda cita para semana siguiente, nuevamente en el mismo centro comercial de nuestra primera cita a las 9 de la mañana.

El día de la cita.

Con la mente difusa desperté ese día ansioso, me bañé y vestí como de costumbre, unos jeans una camisa, y a Marian (mi pareja en unión libre) le dije que tomaría un curso de capacitación por la mañana, y que llegaría por la tarde. Tome el auto y me dirigí al centro comercial, ya de camino recibí un mensaje de Elen que me informaba que llegaría tarde unos 30 minutos, de tal manera que estacione el auto en el centro comercial y me dirigí al área de papelería y compre algunas cosas para la oficina, no sé cómo explicarlo, pero me sentía igual o más nervioso que en la primera cita. Empecé a sentir que la saliva escaseaba en mi boca y compré unas mentas para el aliento, ya era la hora y me dirigí hacia el lugar señalado, en ese momento Elen iba llegando en un Uber y descendió con unos jeans ajustados color azul y una blusa holgada que cubría su voluptuoso cuerpo, me saludo tímidamente, no sabía si ofrecerme la mejilla, o darme la mano, yo tome su mano y la bese en la mejilla. Caminamos hacia el estacionamiento y le abrí la puerta del coche caballerosamente, lo cual le gusto y correspondió con un gesto de agradecimiento. Me subí al coche y nos pusimos en marcha, nuevamente con mucha timidez, empezó a platicarme sobre lo pesado había estado su trabajo en el mes anterior, y yo la escuche, hasta que interrumpí la plática diciéndole que la había extrañado mucho y que deseaba que fuera mía, ella se sonrojo y manifestó una expresión de comprensión, y me extendió su mano que estaba sudorosa, en ese momento yo dirigí su mano hacia el bulto que estaba creciendo en mi pantalón, y con timidez comenzó a acariciarlo levemente por encima de mi pantalón, le pregunte ¿si había estado cómoda en el lugar que tuvimos nuestra primera cita?. Ella me respondió que sí, así que ya estábamos a unos minutos entre los que ella seguía acariciando tímidamente mi bulto mientras yo seguía conduciendo y mirándola con cara de lujuria deseando que se animara a ir más allá en el trayecto, lo cual no sucedió.

La habitación.

Ya en el hotel le pedí que esperara en el auto mientras yo arreglaba con el empleado el costo de la habitación, lo cual fue solo un momento, abrí la puerta del auto para que descendiera, y subimos a la habitación yo detrás de ella, para que sintiera como la iba mirando, deseando su cuerpo para mí, cerramos las puertas y abalancé mi humanidad contra la suya por la espalda y la puse con su cara contra la puerta, sujetando sus manos acerque mi boca hacia su oído derecho y le dije en baja voz, que era una niña muy mal portada y que la iba a castigar, le quite su bolso sin permitirle voltear y lo avente al mueble más cercano, comencé a darle nalgadas al mismo tiempo estrujaba con mis manos sus senos mientras lengüeteaba a placer su cuello y orejas, Elen comenzó a soltar gemidos que estaba conteniendo entre su respiración agitada y el sudor que ya comenzaba a recorrer su cuerpo tome su mano derecha y la dirigí nuevamente hacia el bulto que minutos antes acariciaba tímidamente, para este momento, ya lo acariciaba con fuerza y buscaba desesperadamente la cremallera del pantalón, la tome con ambas manos del cabello y sabiendo que estaba disfrutando de ser sumisa, le ordene que se diera la vuelta y que me desvistiera, todo, sin dejar de tocar mi miembro con una de sus manos y que mantuviera su vista en mis ojos (sé que a Elen la enloqueció en nuestra primera cita al tener mi miembro en su boca, y más aún que terminara dentro de ella), fue recorriendo los botones de la camisa, soltó mi cinturón desabrocho el botón, pero requería de ambas manos para bajar la cremallera, así que por un instante soltó el bulto con la mano derecha mientras metía la mano izquierda dentro del pantalón y sujetaba mi pene desde su base y me miraba con una cara lujuriosa esperando mi reacción; poco a poco con su mano derecha logro bajar un poco la cremallera y el pantalón bajo tuvo a su disposición mi pene y con ambas manos empezó a frotarlo y estrujarlo, con ambas manos tome su cara y comencé a darle besos lujuriosos y de intercambio de respiración, mi legua hurgaba en cada rincón de su boca mientras sus manos no soltaban mi pene, sin dejar de besarla tome la blusa y la fui subiendo, la luz de la habitación era tenue, de un movimiento desabroche su pantalón y baje su cremallera, sentí la humedad sobre su ropa interior, trate de desabrochar lo que pensé era su sostén y en ese momento, me tomo ambas manos y me dijo, espera un segundo saco su pantalón de sus piernas y extendió un lindo babydoll de encaje que tenía en lugar de sostén, (había preparado una sorpresa) me modelo sus encantos, lo cual me prendió aún más, Ella que me había confesado tiempo atrás que no usaba ropa sexy porque no se sentía cómoda y ahora era una leona en celo, provocando más mi apetito por devorarla, me senté a la orilla de la cama y comencé a besar todo su cuerpo, saque del babydoll los senos y comencé a tomar sus pezones erectos, frotarlos con mi lengua, en círculos, tragándolos por completo en mi boca, deleitándome con las reacciones de sus manos que estrujaban mi pene; ya consiente de su necesidad, tome una almohada y la coloque en el piso, la tome por la cintura y la invite a disfrutar su gusto culposo, no sin antes decirle que ese era el castigo por ser una niña mal portada, y que yo era algo prohibido para ella, a lo que respondió “castígame sé que lo merezco”; acto seguido hundí el pene hasta el límite, a lo cual aprisiono mis nalgas entre sus manos y enterró sus uñas en ellas. La sensación de tener dominada a una mujer hincada frente a uno aceptando sin chistar el miembro, observar la escena, sentir su cabello entre mis dedos, y de cuando en cuando interrumpirla para besarla profundamente me hizo sentir extasiado. Habrán pasado unos 5 minutos, y note que Elen estaba incomoda, así que la incorpore y la senté en un taburete bajo que había al costado de la cama, ella se resistía a dejar su trofeo, en ese momento subí mi pie derecho sobre la cama y expuse mi pene y sus testículos para gozo de mi hembra que desde ese momento se apropió de él, le pedí que recorriera con su lengua desde los testículos, hasta la punta del glande, lo cual disfruto, para ese momento ya habrían pasado unos veinte minutos, supongo que su quijada estaba cansada, pues empecé a sentir más roce de sus dientes en mi pene, el cual seguía firme y con un brillo púrpura, baje mi pie derecho de la cama y la tome firmemente por la cabeza con ambas manos y empecé a embestirla con fuerza, sentí que se acercaba la erupción del volcán y ella nuevamente empezó a mirarme fijamente a los ojos, cuando salió el primer chorro de semen, ella casi desfallece del placer, seguido de 4 o 5 chorros más, que Elen deglutió ansiosa; caímos desfallecidos a la cama, nos abrazamos y comimos a besos mientras nuestras respiraciones se normalizaban, y el ritmo cardiaco descendía igual que las gotas de sudor escurrían de nuestros cuerpos.

Cabalgando.

Bebimos agua y retomamos las caricias, debo reconocer que mi organismo pide una pausa de aproximadamente 30 minutos para retomar la energía, sin embargo, al sentir su mano en mi miembro la sangre volvió a circular rápido, y en cuestión de minutos volvía a la carga, en ese instante le pedí a Elen colocar el condón, presurosa trataba de abrir el empaque y por causa de sus largas uñas, se frustraba, me pidió ayuda, lo abrimos y lo coloco, entonces le pedí que me montara como toda una amazona, ella se ruborizo ya que sentía que era muy pesada y me lastimaría, (baste mencionar que yo mido 1.84 metros de estatura y peso alrededor de 120 kg. Y ella mide 1.65 metros y pesa más o menos lo mismo), con un beso intenso insistí dándole la confianza para intentarlo, con mucha pena trataba, pero no se sentía cómoda, así que cambié la estrategia, le pedí que me montara ahora dándome la espalda, lo cual facilito que no estuviera viendo mi rostro pensando que la rechazaría por algo, me permito recordar que lo que prometí a Elen antes de iniciar las citas, era no juzgar ni criticar. Ya para ese momento se había introducido completo el pene en su vagina, y yo empezaba el bombeo con el movimiento de cadera comencé a arañar su espalda con mis uñas, y por instantes a sujetarla por sus seños, lo que permitió que se soltara a vivir el placer del momento, me pude percatar que había un espejo justo enfrente de Elen, y mire como ella tenía los ojos cerrados, le pedí que se mirara al espejo para que pudiera ver como su macho se la cojía, y que así como se veía en el espejo es como su macho la miraba, y por eso la deseaba, note, que le excito ver su senos rebotando y de cuando en cuando las manos de su macho tomándola por la cintura, en ese momento comencé a darle nalgadas diciéndole que si seguía de mal portada la tendría que corregir más severo, ella se empodero y empezó a rebotar con su propia fuerza sobre mí, hasta que soltó un grito diciendo “que rica verga” “me encanta” (era la primera vez que Elen llamaba a mi miembro por ese nombre y me encanto, así que decidí castigarla más ahora yo le respondí “esta verga es tuya y te va a partir” empecé a envestir con fuerza y a nalguearla más fuerte ella balbuceo “párteme como tu puta” ”soy tu puta”, sus muslos se apoderaron de mi cadera y sus manos de mis pernas, sentí las contracciones en su interior, y apresure a dar dos caderazos con fuerza, y eyacule al mismo tiempo que Elen gozaba su orgasmo, intenso y placentero yo emitía dos o tres chorros de semen ya con menor intensidad, pero perceptibles por ella. Acabamos al mismo tiempo de manera deliciosa, nuevamente nos fundimos en abrazos y besos al tiempo que nuestro ritmo cardiaco se normalizaba.

Deseo animal.

Tras unos minutos sentí la necesidad de darme una ducha, le dije a Elen que me acompañara, ella respondió con un gesto de enojo, pues pensaba que ya había concluido la cita; sin embargo, lo mejor estaba por comenzar, le di el jabón para que enjabonara mi espalda y mi abundante abdomen hasta llegar a mi pene, que al sentir su mano enjabonada comenzó a revigorizarse, tome el jabón y frote su espalda, sus senos, su cuello y su monte de venus, que para ese momento estaba inflamado, por la espalda comencé a frotar mi cuerpo contra su espalda y nalgas, intentando que mi miembro erecto buscara su guarida, empuje su espalda de tal manera que sus brazos se recargarán en una banca de cristal que estaba en la ducha, y sin decir nada, penetre su vagina exquisitamente lubricada, ella no reparó en que no tenía condón puesto, yo emití gruñidos dignos de un macho que tiene a su hembra en celo a su merced y con ese deseo animal comencé a cojerla al natural con fuerza, sus manos resbalaban de la banca, sus pies resbalaban con el suelo mojado, sin embargo yo no hice más que dar sendas nalgadas a su carne mojada, y gritarle eres mi hembra y te voy a castigar, al ritmo que le empujaba con fuerza, sentí que a pesar del placer que tenía estaba muy distraída con los resbalones, así que salimos de la ducha mojados sin secarnos y me senté en un sillón de la habitación y dirigí a Elen de espaldas hacia su verga deseada, a base de sentones gozo su momento, que se incrementó con las fuertes nalgadas, que ya tenían enrojecido su trasero, empuje con fuerza y vigor, y sentí como escurrían los fluidos en exceso de su vagina al ritmo de temblores que anunciaban un nuevo orgasmo, así que me dispuse a aumentar la velocidad de los empujones, hasta que enterró sus uñas en mis piernas y apretó sus piernas entrando en un éxtasis que me inmovilizó mientras escuchaba “dios que rica verga”.

Mi hembra en celo.

A pesar de no haber logrado yo el orgasmo, ya estaba un poco exhausto, me dirigí a la cama, pero mi hembra en celo aún tenía ganas de más, al ver que la erección perduraba, se volvió a poner sobre mí, y se enterró la verga de un solo movimiento, mirándose al espejo y ahora estrujándose ella misma los senos al ritmo de sus sentones, que a cada momento eran más intensos y producían ese sonido de aplausos que nuestras pieles al chocar emitían, y que parecía aumentar su deleite, continué dando nalgadas, y comencé a juguetear con el dedo medio reluciente de mi saliva en su ano que parecía un nudo de globo bien apretado, frote y empecé a ver su reacción de éxtasis, decidí no intentar traspasar para no distraer su concentración y esfuerzos, así que solo me limite a acariciar por fuera ese nudo negro rodeado de piel más oscura y acompañar sus esfuerzos de lograr cada vez más una penetración más profunda, hasta lograr otro delicioso orgasmo al natural, sentí escurrir sus deliciosos jugos entre mis huevos y llegar hasta mis nalgas. Tras este orgasmo Elen cayo exhausta a mi lado, con la mirada perdida, desconocida ante sí misma le introduje los dedos en la boca y no dejo de devorarlos mientras yo jugaba con sus pezones en mi boca, sin embargo, ella tenía un orgasmo de larga duración, que teníamos que cuidar, me recosté junto a ella y con los brazos extendidos y pedí que recargara su cabeza en pi pecho y comencé a acariciar su cabello y a envolver su cabeza con ambas manos, pasamos unos minutos así relajándonos, cuando recobro sus fuerzas, me pregunto si había podido terminar, creo que le preocupo que hubiera terminado dentro si darse cuenta ella, sin embargo le respondí que no, que a veces mi organismo tarda más en el tercer intento. Ella se incorporó y tiernamente comenzó a pasar sus uñas por mis huevos, y en cada respiración comencé a sentir como se comenzaba a acumular la sangre en mi hambriento miembro, ella se acomodó arrodillada de mi lado derecho y comenzó a darme una mamada de infarto, sentía ya para ese momento que usaba más los dientes, supongo que su fatiga en la mandíbula debe haber sido intensa, sin embargo estaba como poseída moviendo de arriba a abajo la cabeza completa; yo me percate que tenía su trasero enrojecido a mi alcance, así que procedí a dar nuevamente nalgadas diciéndole, “niña necia ese es tu castigo por ser mi puta” hundí su rostro a tope haciéndole una garganta profunda, que deleito su libido, le pedí nuevamente que recorriera todo desde la base de los huevos y hasta la punta, ella dócilmente recorrió todo conforme a mis ordenes, moje nuevamente mi dedo medio con saliva y comencé a frotar su apretado anito por fuera, en cuanto sintió la presión de mi dedo intentando vulnerar su defensa apretó aún más y se distrajo, volteando a mirarme, casi con lágrimas me dijo que se moriría de pena si al entrar mi dedo salía sucio; en ese momento le mentí, diciéndole “que mientras ella me montaba ya había yo introducido mi dedo y no estaba sucio”, ella hizo cara de sorpresa, le di otra nalgada y le ordene continuar, que disfrutase el momento, comenzó a jadear, y conforme yo intentaba con fuerza introducir el dedo sentía más sus dientes en mi miembro, hasta que la fuerza de su esfínter cedió ante la fuerza de mi dedo medio, y se desplomo sobre mi cuerpo, con la punta de mi dedo comencé a acariciar el interior de su cuerpo, ella comenzó a soltar pequeños gemidos de placer mientras movía bruscamente mi miembro esperando la eyaculación, debo haber logrado estar dentro de su anito unos 3 minutos, al sacar el dedo le dije a Elen que estaba limpio, que no se preocupara, así que inmediatamente aumento la velocidad entre mamada y movimiento de muñeca empecé a sentir que venía una tercera erupción, me dijo, quiero sentirlo en mis pechos, así que me incorpore y con esfuerzo salieron dos chorros poco intensos, pero que ella disfruto esparciéndolos por sus senos, y remato exprimiendo con su boca los restos de semen para tragarlo enterito. Ahora si ambos desfallecimos, pasados unos 40 minutos me incorpore y me dirigí al baño tenía ganas de orinar, y mi sorpresa fue que mi pene estaba inflamado, creo que los dientes de Elen marcaron su territorio, nos duchamos y salimos de la habitación como macho y hembra satisfechos de esta segunda cita, prometiendo que habría más, y hubo más, pero lo contare en otros relatos. Solo bastara mencionar que mi pene estuvo inflamado por alrededor de 4 días, dolor que más que molestarme me llenaba de placer recordando a mi joven hembra en celo.

Agradeceré que me dejen comentarios, tanto si les gusta o no. Recuerden soy de CDMX México.

Gracias