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Sorpresas: Sumisión con prostituta

Sorpresas: Sumisión con prostituta

Llevaba seis meses sin mi novia, me dejó por otro, y los calentones ya no tenían bastante con mis masturbaciones diarias, necesitaba sexo, y sexo del bueno, por lo que cansado de recibir calabazas recurrí al periódico.

Había de todo, jovencitas, orientales, negras, latinas, maduras, transexuales, ….. al final me decidí por una.

Doña Sol, Señoras de compañia, no profesionales, de 18 a 59 años, de todos los tipos y gustos.

Máxima discreción.

Llamé y una voz cálida y amable me atendió,

– buenos días,
– buenos días, llamaba por lo del anuncio,
– muy bien, pues usted dirá, qué busca?
– Pues me gustaría una señora mayor, de unos 45 años, algo rellenita, con pecho abundante, no sé, morbosa
– Ya veo, una señora juguetona, no?
– Exacto.
– Tengo una que creo que puede irle muy bien, se llama Esperanza, es morena, media melenita, no está muy rellenita, pero tiene unas medidas muy interesantes, con un pecho grande y un trasero y caderas también prominentes.
– Y del precio, y el tiempo, es que tampoco tengo mucha experiencia….
– Que edad tiene
– Tengo 28 años, y por favor tutéame,
– Gracias, eres jovencito, espe te viene que ni a medida, le gustan los jovencitos amables, y por lo del precio y el tiempo, son 12.000 y equivale a dos horas.
– Pues genial, y como lo hacemos, me da el número?
– Sí, claro.

Nos pusimos de acuerdo y acabé llamando y quedando con ella.

Si la voz de doña sol era cálida y dulce, la de esperanza era una delicia, suave y tierna, me empalmé sólo hablando con ella.

Llegué a su casa a las 10.00, como me había pedido mucha discreción, llamé una vez y me abrió en seguida.

Era una mujer preciosa, iba con una blusa blanca entallada a su cintura, y una falda ancha larga hasta los tobillos.

Me acordé de doña sol al ver su trasero, tenía un culazo divino, grandioso y redondo, que miedo tenía de correrme sólo mirándola.

Hablamos un rato mientras me enseñaba la habitación con una cama de matrimonio grande.

– eres muy morboso? Dijo con media sonrisa,
– no, no mucho, lo que pasa es que llevo tiempo sin novia,
– ay pobre, y eso con lo majete que te ves,
– nada cosas que pasan, se fue con otro,
– las niñas de ahora son malísimas,

Estábamos de pie, al lado de la cama, se sentó y alargando la mano me tocó el paquete.

– a ver que tenemos por aquí,
– bueno, yo
– tranquilo, veo que ya estás durito,
– si, es que está usted muy buena,
– puedes tutearme tonto, hay confianza, y se le escapó una carcajada.
– Prefiero tratarla así, me da más cosa,
– Como quieras mi niño,

Me bajó los pantalones y los calzoncillos, apareció mi pene enhiesto y duro, nunca he tenido una polla muy grande, pero tampoco esperaba su reacción.

– anda, vaya pollita que tienes,
– bueno, no es muy grande, pero….
– no mucho, cuanto te mide?
– Pues no sé, no tengo idea,
– Venga, seguro que lo sabes, cuéntaselo a mamita,
– Casi 12 cm, enrojecido por el trato
– Ven siéntate aquí que voy a lavarte bien estos bajos.

Me senté en el bidet y empezó a lavar provocándome una erección.

Mientras me lavaba iba acercándose a mi culito y terminó por meterme un dedito.

– veo que no es el primer dedo que te visita,
– bueno, yo
– venga dime, te gusta meterte cositas
– sí, enrojecido
– te gusta jugar con consoladores,
– no lo he hecho nunca con uno
– pero te gustaría probar?
– Si no me va a doler……
– Tranquilo que yo te lo hago bien

Estaba desnudo frente a la cama, ella me miraba como si fuese su juguete, se la notaba cómoda en su posición de maestra.

Abrió un cajón y me mostró dos consoladores, uno negro grandioso y venudo.

Era una polla real, casi real, se veía gigantesca

– venga cojela y siéntela como si fuese tuya.
– Que pasada, que cosa más grande
– Imagínate, que diferencia y la colocó al lado de mi pollita
– Que pequeña la tengo, dije medio sonriendo,
– Sí, y encima tienes un culito tragón, ajjajaja
– Bueno, tampoco tanto
– Ay que no, ya veras como hoy te lo pasas de miedo,

Se abrió la blusa y aparecieron dos pechos grandes, algo caídos, pero como globos, hinchados y apetecibles…. me lancé a lamerlos con desespero, siempre me han gustado las mujeres tetonas, y si la oferta es tan directa no puedo resistirme.

Me acariciaba la cabeza mientras mi boca succionaba y mis manos se perdían entre su falda buscando una entrada que me dejase llegar al cielo.

Después de un rato jugando con sus tetones, se separó para quitarse la falda, un culazo redondo y gordo se me ofreció,

– te gustaría darme por culo?
– Sí, me encantaría
– Bueno, pero primero me tienes que hacer caso,
– Sí, claro que si lo que quiera
– Venga, ven y juega con mi trasero, mientras se estiraba en la cama y se abría de piernas

Su coño era peludo y grande, cuantas pollas habrían estado ahí, era alucinante.

Estuve como unos diez minutos lamiendo, a ratos rápido, a ratos lento, un dedo, dos, tres, casi cuatro…… hasta que empezó a gemir y decir que se corría, y no tardó mucho en mojarme la cara.

– eres muy bueno con la lengua, mucho has chupado tu,
– no sé, lo normal,
– venga, dime la verdad, que es lo normal en tu pueblo
– ay, no sé,
– venga, no seas tontin, dime
– pues a varias chicas se lo he hecho,
– y a chicos,
– como, yo no…
– como que no, venga, he visto como acariciabas el rabo negro, venga, no seas malito, dime
– bueno, alguna,
– alguna?, jajajaj, lo que yo decía hoy va a ser tu día, ven, ponte en la cama
– uy que directa que va…..

Estaba encima de la cama, me puso a cuatro patas y me dio el consolador negro para que lo fuera chupando.

Ella me miraba.

Estaba enfrente mío con la camisola abierta, sin falda y con esos pechos abundantes y golosos balanceándose.

Empecé a lamer el falo de plástico, y aunque no sabía como los de verdad, el hecho de que a cada lamida mía le seguía una introducción en la cueva de ella el sabor fue ajustándose.

De repente se apartó de mi lado y se puso detrás, me dijo que siguiera chupando la polla como si el negro entero estuviese delante mío.

Sentí sus manos en mis nalgas, y como los dedos juguetones masajeaban mis carrillos buscando el agujerito.

Solté un gemido al sentir su dedo índice abriendo camino, calla putita me dijo y siguió trabajándolo.

A los pocos minutos dos dedos, entraban y salían con facilidad y mi erección estaba a punto de provocar que mi polla estallara.

Cogió un consolador más pequeño y mientras jugaba con el negro sin metérmelo, yo iba lubricando el otro.

Medía más que mi pene, pero no llegaba a 20 ni mucho menos, unos 15 diría yo.

Me lo fue metiendo muy lentamente y mientras yo chupaba el negro ella me daba por atrás.

– como te mueves zorrita, estas caliente como una perra
– sí, sí,
– cállate y sigue chupando, vas a ser mi maricon particular y te voy a dejar
el culo abierto en canal
– pero que no me duela
– te duele ahora perra?
– No, no
– Pues cállate y disfruta.

A los cinco minutos de jugar empecé a contraerme y me corrí como no lo había hecho, caí rendido en la cama con el consolador metido.

Me lo sacó y un poco de aire mezclado con su lengua humedeció mi escozor.

Quedamos para otro día, ella y una amiga.

Nuria, una travestí que me iba a dejar por los suelos, pero eso es otra historia.

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