La madurita en la playa III
Al volver de casa de Anne, después de haberle hecho el arreglo en el jacuzzi, llegué a casa.
Cuando abrí la puerta no escuché ninguna voz ni sonido por lo que supuse que no había nadie en casa.
Por lo que decidí darme una ducha para relajarme después del sexo salvaje con Anne.
Subí al piso de arriba, preparé el baño con agua y sales para el baño y cogí un bañador para ponerme después.
Como tenía la puerta cerrada no escuché que alguien había entrado en casa, así que salí del baño con una pequeña toalla que poco cubría.
Fui a mi habitación, pero al pasar por la habitación de mis tíos, oí unos gemidos que parecían venir de la habitación.
Por la hendidura de la puerta pude ver que mi tía estaba tumbada en la cama abierta de piernas, desnuda y masturbándose.
Eso hizo que pene se pusiera muy dura y no pudiera disimular la erección bajo la toalla.
Mi tia se tocaba sus pechos y con la otra mano previamente mojada de sus sensuales labios se la pasaba por su depilado coño, el cual tenía un brillo especial a causa de sus jugos vaginales.
Parecía disfrutar de su soledad y yo también de la mía, pero eso pronto se iba a acabar.
De repente ella paro de tocarse su coñito y miró hacia la puerta donde yo estaba, al verme allí tocándome la polla en su honor y me hizo pasar con ella.
Veo que te gusta espiar a tu tía, cuando se masturba- dijo ella
Bueno, es que pasaba por la puerta y escuché unos gemidos y miré- dije yo.
Quiero que sepas que esto que hago, lo hago pensando en ti, en ese pedazo de polla juvenil que tienes la cual me pone muy caliente- dijo ella, quitándome la toalla que cubría mi sexo.
Desde el primer día en que te vi y entraste en mi habitación y lamiste los restos de semen de mi polla, he deseado follarte y correrme en tu cara- dije yo, mientras le tocaba los pechos.
Pues ahora es el momento muchacho- Dijo mi tía
Cogió mi polla y comenzó a examinarla, chuparla desde la base de los testículos hasta el inflamado glande que la coronaba.
La excitación fue creciendo entre los dos, los jadeos de placer eran intensos.
Su movimiento de succión fue aumentó, tanto que estuve apunto de correrme, pero no lo hice porque aparte la verga de su sedienta boca y la tumbé en la cama dejando sus piernas abiertas.
Su coñito estaba depilado facilitando el cunningulis a la que se veía sometido por mi parte. Con mi lengua juguetona separaba sus labios mayores para poder lamer sus labios menores, para así a su vez poder mamar su clítoris.
Mientras le chupaba el coño mi tía no paraba de decir obscenidades y gemir como una perra en celo.
Por sus movimientos pélvicos y sus gritos supe que estaba teniendo un orgasmo. Así que decidí que ya era hora de poder entrar con mi verga en su cueva, con mi lengua iba subiendo hasta su boca, mientras que mi polla entraba suavemente dentro de ella.
Su vagina estaba calentita y muy húmeda a causa de la excitación, por lo que pronto comenzamos con que mete saca, mientras se la metía le chupaba sus pechos coronados por unas grandes aureolas marrones.
Al cabo de 10 minutos de intenso follar, me pidió que me corriese en sus pechos y cara, por lo que saque mi verga de su coño, y se la puse en la boca para que me la chupara para así correrme.
Sus movimientos con la lengua no tardaron en provocar que me corriese, expulsando gran cantidad de leche sobre ella. Mi tía gemía porque mientras le daba mi leche ella se masturbaba para poder correrse conmigo.
Cuando acabamos los dos nos dimos un beso, en donde nuestras lenguas se encontraban.
Mi tía me pidió que fuera su amante, ya que mi tío no daba la talla con semejante mujer.
De esta manera como les he contado en los 3 relatos fue como me convertí en el amante de dos exuberantes mujeres, Anne y mi tía.