Capítulo 1
- El cambio de marchas automático I
- El cambio de marchas automático II
El cambio de marchas automático I
Hola a todo/as, pienso que tengo una deuda con vosotros al haber leído bastantes de vuestras historias por eso y para conformarla pretendo relataros una pequeña historia que aconteció hace escasas fechas, ni nombre es Juan, tengo 35 años, bastante tímido (de pocas palabras), bien situado sin más detalles, practico bastante deporte por lo que mi cuerpo se conserva mas o menos bien.
Quisiera poneros en situación y detallaros los preliminares ya que es lo mas me gusta de vuestros relatos, una vez entrado en materia la variación es mínima.
Empezaré por deciros que estando en casa me quedé sin tabaco (los fumadores/as me entendéis), como era nuevo en la zona, observé un pequeño bar al otro lado de la carretera, por lo que me dirigí a él, una vez en el interior observé la maquina expendedora frente a la puerta, introduje las monedas y salió el producto requerido, mientras realizaba dicha operación pude observar el ambiente reinante, la gente era mayor, predominantemente obreros de la construcción por lo que existían numerosas copas de licor, detrás de la barra adivine una mujer con unos cuarenta y cinco años, que charlaba animosamente con los clientes, su voz era rasgada, y vestimenta no demasiada cuidada, al hallarse de perfil no la vi su cara no obstante si apercibí el tamaño de los pechos de la misma, no teniendo una visión clara ya que lo cubría algo de su cabello.
Al poco tiempo y acordándome de aquel avistamiento, dejé el tabaco en casa y me dirigí a comprar, mi sorpresa fue al denotar que el monedero únicamente aceptaba euros y yo aun tenía pesetas, por lo que solicite el cambio, ante mi apareció esta mujer se llama Josefa, le explique el problema y lo solucionó con efectividad, aprovechando que estaba el bar con poca gente le pedí una consumición y mantuvimos una pequeña conversación casi toda basada en el cambio de moneda, el engorro de existir dos monedas a la vez.
Esta vez si aprecie su cara, realmente bonita para dicha edad, cuando se dirigía a atender al respetable mi mirada se dirigía a su culo, precioso alto y respingón entallado en un vaquero ajustado cuya costura se perdía por la raja de su trasero.
Continuando con la conversación notaba algo extraño en el conjunto, analizando la primera visión adiviné que el pelo que no dejaba ver sus pechos en su totalidad era castaño claro, media melena y rizado, pero ante mi tenía una mujer con cabello negro corto sobre los hombros, aunque seguía desaliñada en su vestimenta.
Me atreví a hacerle el comentario y exponerla que dicha modificación le sentaba realmente bien, incluso la dije que estaba muy guapa, ante esto noté como sus ojos brillaban adoptando una postura mas coqueta, sin duda había dado en el clavo, supongo que nadie se lo había dicho, y estas cosas gustan a las mujeres, para no meter la pata decidí finalizar este encuentro no sin antes decirla que mañana pasaría a tomar algo, cosa que le produjo algo de satisfacción por la media sonrisa de complicidad que esgrimió.
Al día siguiente y a tenor de la visita de unos compañeros laborales, dispuse tomar el aperitivo en su local, éramos tres y nos alojamos al final de la barra, por lo que contemplábamos todos sus movimientos, mis compañeros me decían «vaya Jaca», comentaron ya sabemos por estamos aquí?, me conocen y saben de mi gusto por este tipo de mujeres, cuando se percató de nuestra presencia vino corriendo con una amplía sonrisa, parecía que me estaba esperando, esta vez se hallaba maquillada, con una indumentaria en dos piezas pantalón-blusa le quedaba grande por lo que intuí que era de estreno, ya que en repetidas ocasiones lo tenía que subir y siempre sin dejar de mirarme, sus ojos centelleaban como nunca, aquel desaliño se convirtió en semi-elegancia, por dentro pensaba «creó que esto es por mi culpa».
En ese momento me dije, esta mujer ha de ser mía , aunque solo fuera por un día..
Insitu maquiné la estrategia, escondí unas llaves viejas de mi otra residencia tras el teléfono publico de sobremesa que estaba a mi lado, con mucho cuidado de no ser visto, tenía una excusa para volver esa noche, ya que me comentó que esa noche cerraría el bar.
Obtuve el teléfono a través del listín telefónico, y descolgué el auricular, allí estaba ella, le comenté la incidencia y me contestó afirmativamente, había guardado las llaves en un cajón, por lo que la manifesté mi intención de recogerlas, pregunté por la hora de cierre, ya que trabajaba esa tarde (mentira), pero era la prolongación de mi plan.
Llegada la hora convenida me trasladé al lugar, mi sorpresa fue mayúscula cuando detrás de la barra se hallaba un hombre mayor, enseguida adiviné que era su esposo, menuda frustración, permanecí allí un tiempo y no le comenté nada de las llaves, esperaría otra ocasión , sin mas dije adiós y me fui, a la salida observé la llegada de un todo-terreno completamente nuevo, de allí bajó ella, que me llamó insistentemente y me dirigí hacía el lugar, «Has venido a por las llaves», contesté afirmativamente, pasa al bar que creo que las tengo allí, pasamos juntos, manifestando que venía de cenar con su hermana, me presentó a su marido corroborando mi idea original, entonces él me dijo porqué no le había preguntado, pero no podía exponerle mi plan, inventé una salida casual, Josefa revolvió los cajones sin resultado, comentando las tengo en el coche cosa que extrañó de sobremanera a su marido, no entendía la causa, pero a mí me gustó el detalle, me pidió que la acompañara, casi como un robot la seguí.
En el camino la observé de arriba abajo, vestía un body -pantalón de una sola pieza en color negro muy ajustado, en parte superior una chaqueta mismo color que remataba por encima de la cintura tipo torera, zapatos altos negros alcanzaba un total de 1,75 metros de hembra pura y dura, la tela no podía sujetar el contoneo de sus glúteos, visión realmente extraordinaria.
Abrió la puerta, se subió a las estriberas del Jeep, y bajo la cabeza, las llaves se hallaban en la bandeja inferior junto al cambio de marchas, su culo apareció ante mi, todo voluptuoso ,ensanchado por la forzada postura, la tela no disimulaba las costuras de sus bragas, que sin ser un tanga eran pequeñas, si no fuera por mi cordura y vergüenza me hubiera lanzado allí mismo, permanecí a escasa distancia, Josefa introdujo su cabeza por debajo de su axila derecha con una mirada lasciva me dijo: ¿Te gusta?, Esta muy poco usado.
Le dije ¿el qué?, instantes después comenté SI, yo me refería a su culo.
¿Quieres verlo?, SI, me encantaría, estaba a tope.
Es nuevo tiene una semana, y me dijo que el cambio era automático, se refería a su coche, yo sin en cambio a su trasero, pero seguro que ella adivinaba mis pensamientos ya que reía abiertamente.
Me puse a su lado y observé su interior, me dejó un manual del turismo donde describía sus características técnicas.
Me dispuse a echarlas un vistazo, tenía los brazos en ángulo recto para leer su contenido, ella pego su cabeza a la mía para acompañarme en la lectura, estaba demasiado pegada y deposito su teta derecha sobre mi antebrazo, me miraba de reojo y sonreía descaradamente, era tremenda al menos debería usar una talla 115, yo movía el brazo de arriba a abajo y ella se dejaba hacer, seguía muy pegada, me leí todo el resumen, a esas alturas yo estaba totalmente excitado.
Me comentó que diría a su marido que la permitiese irse a casa a cambiar de ropa, ya que era nueva y la ensuciaría en el trabajo, allí me manifestó que la esperase en el próximo cruce, lejos de la visión de su marido y si quería me dejaría conducir el vehículo.
A los cinco minutos, se presentó se apeó y cambió de posición, dejándome el puesto de conducción, me indicó el camino, se sentó de frente a mí apoyando su espalda sobre la puerta y con la luz encendida me miraba de arriba abajo, yo tenia la tienda de campaña puesta, cosa que no le pasó desapercibida, de pronto se apoyo en mi hombro diciendo que se hallaba cansada, ya que la cena había sido agotadora..
Mientras yo, permanecía turbado y aquello iba en aumento, motivo por el cual y al ser automático el cambio la conducción no era realmente buena, cosa notoria, entonces me dijo no te preocupes al principio me pasaba lo mismo, alegando que a ella le gustaban los cambios manuales pero su marido insistió en este modelo.
Seguíamos hablando del dichoso cambio cuando noté su mano en mi paquete, abrió la cremallera y extrajo mi polla, comenzó a simular las cinco marchas y la marcha atrás sobre mi pene, «Este es el cambio que realmente me gusta» y tras varias secuencias bajo su cabeza y se lo metió entero en su boca, chupaba como si se le acabará el mundo, lo asió con la mano izquierda y con la derecha me tocaba suavemente los huevos, que sensación mas placentera acrecentada por la tomadura de pelo hacia su marido.
Estacioné el vehículo en un lugar apartado y sin más le dije que me mostrará sus tetas, se bajo la parte de arriba y allí aparecieron dos enormes ubres, cubiertas por un sujetador de encaje negro que apenas podía contenerlas, se lo bajé de golpe y comencé a chupar esos grandiosos pezones coronados con una aureola descomunal en marrón café que me volvía loco, ella no paraba de gemir y decirme «No pares por favor, No pares» hace mucho tiempo que deseaba sentir una lengua por ellos.
Baje mi mano a su entrepierna y le palpe todo su extensión los juegos habían traspasado las finas telas de las bragas y pantalón.
Como intuía, era una autentica Jaca, deseosa de caricias, era una lucha sin igual ,cada uno quería poseer los atributos del otro.
Salí del turismo y me dirigí hacia su puerta, la abrí me estaba esperando, la quite el conjunto quedando únicamente las bragas, estas hacían conjunto con el sujetador, que ya no sabía donde estaba, la saque las piernas las deposité en mis hombros y comencé a lamer su coño sin quitarla las bragas, aquello era una locura Josefa me tiraba del pelo e introducía mi cabeza cuanto podía, sus flujos rezumaban en cuanto cantidad y olor, con un hábil movimiento la extraje sus bragas, apareció una tremenda mata de pelo, como tiene que ser y no tanto rasurado como hay hoy en día, con mis pulgares abrí aquella raja y me dedique a chupar todo su contorno.
Extraje su clítoris del caperuzón y concentre todas mis energías en este, nuestro aliado, comenzó a dar unos grandes botes, preliminares del tremendo orgasmo que su sucedió, yo sin querer acabar continué con mi faena, ahora mientras seguía en el clítoris introduje los dedos índice y anular en su vagina con la palma hacía arriba, le tocaba la franja superior interna de su vagina localizando el supuesto Punto G, me entregue como un poseso y bien que lo tenia que hacer por que Josefa no paraba de hacer movimientos y de decir obscenidades, proseguí con mi lengua esta vez movimientos verticales para alcanzar toda la longitud de su chocho, la alcé aún más sobre mis hombros y descubrí un agujero estriado negro recubierto por algunos pelillos, cosa que me excito de sobremanera, lo chupe con todo mi alma, al principio por las cercanías y después en aquel hoyo al meterle la lengua, Josefa se corrió de nuevo, me pedía desesperadamente mi polla, yo hacía oídos sordos y no la dejaba hacer, continué mi trabajo, metí el dedo en su coño y rebané sus jugos a continuación lo introduje en su ano, no me decía nada , uno, otro hasta tres, resoplaba como una yegua en celo, se apeó de mis hombros y con un ansía desmesurado cogió mi polla y la tragó entera, me colocó en su antigua posición y me chupo de arriba abajo, dedico un especial tiempo a mis huevos, que apretaba con una de sus manos haciéndome algo de dolor, se lo comunique pero no hacia caso, estaba embebida en su quehacer, yo estaba a punto de correrme hacía notables esfuerzos para que no sucediera, ya que deseaba poseerla.
No pude más y adivinando mi intención se la metió en la boca y se dispuso a recibir la descarga, se lo trago todo no cayó nada al suelo, se relamía y metiéndose los dedos en la boca se acariciaba el coño.
Me dijo ahora me la vas a meter, y yo le contesté no sé si podré en tan poco espacio de tiempo, si seguro que podrás, ahora verás, de nuevo me la chupó en un estado de media flacidez, pero sabia lo que hacía, me reclino hacia atrás y me pasó la lengua por el culo, de vez en cuando introducía su lengua por mi orificio y mano de santo, mejor dicho lengua de santa, allí resucito mi miembro, cuando opinó que estaba preparado se dio la vuelta y dijo enchúfala, sin pensarlo obedecí y comencé a bombear cuanto mis fuerzas pudieron, ella extendió su mano por debajo y comenzó a masajearme los huevos, mi polla crecía cada vez más y ella disfrutaba, sin más cogió mi herramienta y lo puso en la entrada de su culo y la metió un poco, dijo déjala ahí hasta que se acomodó, con ambas manos tomo mi culo y de un fuerte tirón desapareció de mi vista, estaba toda dentro, mis huevos pegaban en su coño, ahora «empuja como un cabrón que es esto es lo que mas me gusta», de vez en cuando hacia girar su culo para que mi polla llegara a todos sus rincones, con una mano se estaba pajeando y llegó el orgasmo para ambos, rogándome que me corriera en su interior, la deje allí hasta que la fuerza de la gravedad se hizo cargo de la situación, ella se resistía y apretaba los músculos de su ano para que no saliera su apreciada prenda.
Nos fundimos en un beso y mirando su reloj me dijo que era muy tarde y debía volver al bar, ya que era la hora de cerrar.
Le comenté «No te has cambiado de ropa», «Que vas a decir a tu marido», No sé, ya inventaré algo por el camino.
Hoy te enseñado el coche, pero vas alucinar cuando te enseñe mi casa, pero esta será mi próxima historia si vosotros lo pedís.
Ahora he comprendido que la madurez de las mujeres no impiden que disfruten como jóvenes, y a esto hay que añadir su terrible experiencia, desde este día busco como loco este tipo de mujeres.