A Doña Olga, mi primer amiga

Todo comenzó cuando a mis 18 años, hoy tengo 36, vivía en una ciudad no muy grande de Argentina, estudiando y haciendo deportes pasaban mis días, dentro de una familia normal, con un hermano casado, 9 años mayor que yo y radicado en una gran ciudad del centro del país.

Para ese entonces mi visa sexual , que a pesar de ser muy prematuro en el tema, gracias a mis primas, cambiaria para siempre a partir de un echo familiar.

Mi padre enfermo y la decisión familiar fue trasladarlo a lo de mi hermano para que tenga un tratamiento especial, pero claro se comprometía esto por no saber como o con quien dejarme, puesto que yo al saber que no era tan grave lo de mi padre y que sobre todo estaba enamorado de una quinceañera compañera del colegio, estuve de acuerdo que en esos meses viniera a nuestra casa una señora para mi desconocida de un grado de parentesco con mi madre, era doña Olga, como la llamaban, y llego el día de su arribo, sin muchas ganas fui con mi madre a recibirla a la parada del autobús, pues esta mujer era del campo, y mi falta de interés se debía a que la imaginaba vestida con una gran falda negra, toda arrugada y de mal carácter acostumbrada a lidiar con vacas.

Al llegar doña Olga y al verla no estaba tan errado, unos o mas 45 años la acompañaban, vestía faldones negros, algo de canas un su cabellos, una mirada rigurosa, mas bien alta y corpulenta, claros vestigios del trabajo rural pero con unos ojos grises como el mismo cielo de lluvias, con su gran bolso en mano se dirigió rápidamente a nuestro lado fundiéndose en un gran abrazo con mi madre, luego pregunto… tu debes ser José, cuando te conocí eras un gurrumino, claro para eso entonces ni la registraba en mi memoria.

Rápidamente llego el día de la partida de mis padres, lagrimas de mi madre mediante, me pidió que haga caso a todo lo que me dijera doña Olga y que como todos los fines de semana siguiente viajara para verlos, algo que aliviaría mi extrañes y libraría a la doña para ver como estaban sus cosas del campo.

Nuestro primeros días fueron de lo mas normales , puesto que yo llegaba a mi casa a la tarde y solo charlábamos de las cosa que me ocurrían en el día que por supuesto ella escuchaba con mucha atención, cosa que me entregué en confianza, confianza que me daba esa señora vestida siempre de riguroso negro, por su viudez de mas de 10 años, ella preparaba la cena y hacia todo los quehaceres de la casa amable y servicial, actitudes que nunca predecirán lo que sucedería, luego de mi primer semana y a la vuelta de mi viaje a ver a mis padres y al llegar a casa , ella me estaba esperando, había permanecido todo el fin de semana en la ciudad, visitando viejas amiga y dedicando el domingo a poner toda mi habitación en orden, cuando entre a la misma note la diferencia, claro yo me mantenía mi dormitorio, me disgustaba que cambien de lugar mis cosas, pero en ese momento no ocurrió , al contrario, agradecí a viva vos el cambio radical de mi lugar intimo, pero me di cuenta que habían cambiado de lugar un par de revistas pornográficas que la semana anterior un chico del colegio accedió a prestarme y yo llevarlas a mi casa, puesto que al estar solo no me traerían problema, y no dudé en que Olga as había visto, salí de mi cuarto enrojecido, cabeza gacha le dije, estoy cansado, voy a darme una ducha y con un cosquilleo en todo el cuerpo me dirigí al baño, pensando que Olga había estado viendo esas revista, rápidamente entre a ducharme y no pude resistirme a una gran erección, bajo la ducha con mi erección a cuesta no percaté que Olga había entrado al baño a dejar las toallas, solo vi aquellas arriba del lavatorio y la puesta cerrarse.

Salí rápidamente, me puse unos pantalones cortos algo apretado, unas musculosas y me senté a la mesa sin decir palabras, pues estaba algo confundido, las revista, el baño, y el gran cuerpo de Olga estaba haciendo temblar mi cuerpo, algo incontrolable, sentado en la mesa vi por primera ves con atención a Olga, de espalda a mi, preparando su te nocturno, su enorme y parado culo, sentí como mi verga al costado del pantalón quería escapar, seguía quieto, esperando que Olga quebrara ese hielo que se había instalado en la casa, solo se escuchaba la TV y unos truenos de fondo anunciando el mal tiempo que tendríamos.

Alivio el mío fue cuando empezó a contar su raid del fin de semana, visita acá , visita allá, de cómo arreglo el jardín de casa, etc, etc, pero no hablaba de cómo arreglo a su criterio mi cuarto, pero no ponía atención a sus palabras no podía dejar de mirar sus enormes pechos al que solo accedía a través de se escote

Y la lluvia y una gran tormenta llego, acompañado de un corte de luz, que para esos tiempos, eran muy frecuente, rápidamente con la excusa de que no me gustaba la oscuridad aproveche para huir, si se lo puede llamar de esa manera, a mi cuarto, estaba acompañado con la mas grande excitación que había experimentado, en medio de la oscuridad me desnude y llevándome mi mano a mi verga note que esta no era lo que siempre estaba acostumbrado, grande, ancha y un dolor enorme era lo que tenia en mis manos, confundido entré en mi cama cundo siento que sobre esa oscuridad Olga se acercaba a mi , José? me dijo con una vos algo entrecortada,.. yo también le temo a la oscuridad… y cuando menos lo esperaba, se sentó primero en mi cama, puedo acostarme contigo hasta que vuelva la luz?, yo con una gran erección me di vuelta para el otro lado y permití que se acostara a mi lado, mi espalda desnuda rápidamente toco su suave camisón, mis sabanas haciendo que mi verga doliera aun mas, sin decir palabras pasaron los mas largos minutos de mi entonces corta vida, no había palabras solo sentía su respiración y los truenos que no dejaban de sonar, pensé que dormida estaba y comencé a acariciar mi verga, suave y despacio, el olor a su cuerpo me invadía, los músculos de mis piernas se tensaron, los dedos de mis pies se contraían, cuando sentí que esa señora que unas horas antes no despertaban en mi ni la mas mínima atención sexual, se daba, suavemente vueltas y abrazaba mi cuerpo pegándolo al de ella, paso su brazo por debajo del mío dejado su gran mano apoyada en mi pecho, mis nalgas podían sentir el calor que irradiaba su entrepiernas, a mis oídos llegaban como un tambor los latidos de mi corazón, yo seguía inmóvil con mis ojos abiertos clavado en esa oscuridad infinita, cuando de repente, casi agónicamente, se sienta nuevamente al costado de mi cama, pensé que se iría, un sentimiento de alivio y desesperación se sumaron a mi excitación, alivio por no saber que hacer, desesperación por no querer su ausencia, cuando nuevamente siento acostarse a mi lado, pero esta ves su cuerpo ya estaba desnudo y ese gran volumen de carne que eran sus tetas plácidamente descansaron en mi espalda, sus manos se apoyaron en mi pecho nuevamente y comenzaron a bajar despacio hacia mi verga, que la recibió casi con desesperación, mi cuerpo ya no tenia control, el temblor se había apoderado de el, sus manos se apoyaron y sin decir una palabra sus labios también se apoyaron en mi espalda, que bajaron lentamente, su lengua se había convertido en un verdadero candil, llego hasta el principio de mi raya y no se detuvo hasta llegar a mi culo, me dio vuelta boca abajo con un fuerte tirón, ya la suavidad había quedado atrás, sus dientes se clavaron en mis nalga y su mano apretaba fuertemente la base de mi verga, sentía mis testículos fuertemente succionados desde atrás, violentamente volvió a darme vueltas y cruzando sus dos potentes brazos por detrás de mi culo introdujo mi verga, sentí lo mas caliente , suave y profundo que jamás había sentido, solo un par de veces, creo saco su boca, solo para luego ponerla en la puerta de su garganta, quedo tan quieta como yo, apretó sus labios y sentí como chupaba, como queriendo recibir toda mi leche que incontrolablemente salieron depositándose en su garganta, haciendo con sus manos un juego de frotar y apretar, con sus dedos en O, fuertemente apretados sacaba de mi lo que no sabia que tenia.

Dejo mi verga y subió rápidamente, al oído me dijo, no sabes cuanto lo necesitaba y este será nuestro gran secreto, nada conteste, la excitación estaba todavía adueñada de mi , instintivamente levante mis manos, que parecieron salir de un encierro milenario y se apoyaron en esas enormes tetas, nunca había sentido y menos tocado un par de voluminosos pechos, cuando empecé a oír a doña Olga a gemir y decir chupa, chupa, morderlas, son tuyas, tiro sus tetas sobre mi cara, comencé a morder, chupar, cuando torpemente y bruscamente subió hasta mi cara dejándome entre sus piernas, yo acostado sumergido en un olor desconocido, no había pelos, solo gran cantidad de líquidos que deposite en mi lengua y trague, mi cara por completo se refregaba en su enorme concha, volvía a chupar, tal vez como haciendo lo que ella estaba haciéndome a mi unos minutos antes, no podía respirar, sentada en mi cara, y bañado en sus jugos, no había percatado que mi verga estaba aun mas grande pero esta vez ya sin dolor, el dolor se había marchado junto al primer gran orgasmo de mi vida, mis manos se apoyaban en su enorme culo, culo que seguía destrozando mi cara, uno de mis dedos se introdujo en su culo casi sin querer, un grito de mas… mas se escucho tan fuerte como los propios truenos y rayos, otro acompañó a su hermano en ese viaje sin fin, luego bajo rápidamente y se sentó introduciendo mi verga en su concha en un solo movimiento, subía y bajaba fuertemente cuando irremediablemente llegaba a mi nuevo orgasmo, nunca supe ni voy a saber si ella lo tubo, pero no termino ahí, bajo introdujo mi flácida verga en su boca y seguía sacando mi ultima gota ,

Debes bañarte , me dijo, sin palabras me levante y fui al baño emocionado por lo que había vivido, en la oscuridad , bajo la lluvia nuevamente sentí su presencia, esa inmensa mujer estaba a mi lado, encontró el jabón que yo no había podido encontrar y lo apoyo en mi pecho, mi cuerpo empezó nuevamente a temblar , y que a pesar del agua caliente que caía, lo invadía nuevamente la excitación., Mi boca quedaba prácticamente a la altura de sus pezones, que se encontraron nuevamente apoyado en mis labios, pero esta vez, mas tranquilo que excitado, tome con las dos manos y recorría en forma suave, mis dientes se clavaron a pedido de mi cuidadora en sus enormes pezones y mis manos comenzaron a bajar suavemente por su cuerpo, cuerpo que recién en eso momento sintieron mis manos y que no era lo que pensaba que había debajo de esos vestidos negros que a diario usaba, era un cuerpo que luego a través de los años, entendí que era privilegiado para su edad, mis dedos seguían jugando en su sexo , mi boca mordía , y mi verga era suavemente enjabonada por sus grandes manos, se dio vuelta sin dejar de agarrar mi entonces dura amiga y lentamente sentí como se inclinaba hacia delante, llevándome hacia su vendito culo, mi verga enjabonada, entro muy ajustada y en cada embestida un grito de ambos poblaba la casa, si ya a esas altura gritaba también, un grito casi agónico anuncio que yo fuertemente abrazado de su cintura había terminado, saque mi verga la cual Olga agarro con sus manos y volvió a enjabonar, me saco casi de un tirón, me llevo a mi cuarto con una sabanas me seco, me acostó y agachada sobre mi cara me beso, si era mi primer beso con una madura mujer, su legua llego hasta mi garganta, me dijo recuerda, este es nuestro secreto, y se fue a su cama, pasaron varios minutos o horas hasta que pude dormirme cuando ya de mañana fue grata la sorpresa, al abrir los ojos, una para ese entones, hermosa señora apoyaba sus labios en mi erecta verga, fue un lunes maravilloso, un martes espectacular, un miércoles de no olvidar y así pasaron mis cuatro meses con Olga, cada día era una nueva forma de hacer el amor, ya no me importaban las chicas de mi edad, cada persona mayor que pasaba veía sus atributos, Olga me enseñó todo o casi todo, el sexo, la amistad, la dulzura, la esclavitud, recorría cada centímetro de su cuerpo, cuatro meses que pasaron volando, experiencia que me marcaron para toda la vida, experiencias nuevas que comenzaron en mis visita al campo, con con señoras

Hoy con mis 36 años tengo mucho que agradecerle a Olga.