Siempre estuve segura de mi bisexualidad, pero jamás imaginé que mi primera vez sería tan intensa…
Acostumbro salir con mis amigas los fines de semana, acostumbramos tomar hasta sentirnos un poco mareadas y más desinhibidas.
Ese día yo estaba especialmente feliz porque la chica que me gusta llegó al antro, ella tiene una cara preciosa, es de caderas anchas y senos pequeños, es de esas niñas que tienen un imán inmenso y hasta parece que usan un letrero que afirma: soy lesbiana.
Al paso de las horas me animé a hablarle, como me vio muy tomada se ofreció a llevarme a mi casa y por supuesto que acepté, nos subimos a su camioneta y comenzó a decirme lo bien que me veía esa noche, yo llevaba un gran escote y minutos antes me había quitado el sostén en el baño, a esas horas de la noche ya andaba muy caliente y quería llamar la atención a como fuera lugar.
Ella se percató de mi tremendo escote, poco a poco se iban asomando mis rozados pezones y nerviosa, pero descaradamente, Mabel volteaba a mirarlos… yo a propósito me inclinaba más para que pudiera verme, me encantaba la idea de que me mirara y más, yendo a bordo de su coche…
Ya no aguanté más y le dije que si quería ver mejor mis tetas y ella sorprendida y sin palabras me dijo que sí, entonces bajé mi blusa y dejé al aire mi par de chichis… me han dicho que los pezones claritos son más atractivos y yo les tengo muy tenues, obviamente en ese momento los tenía bien paraditos y se han de ver visto bastante bien porque ella de inmediato se orilló en una calle sin importarle que era una arteria bastante transitada para esas horas y después de observarlos detenidamente se animó a tocarlos, sus manitas estaban frías y temblorosas, pero de solo recordar como apretó mis pezoncitos entre sus dedos pulgar e índice, vuelvo a excitarme… así los apretó como si quisiera extraerles lechita, yo ya estaba muy mojadita y le pedí que los besara y lo hizo, besó, mordió, chupó, succionó, hacía un ruidito especial al succionarlos, yo estaba a mil y no soportaba más, se lo dije y entonces metió su mano bajo mi falda, hizo a un lado la tanga y jugó con mi clítoris.
Los cristales comenzaban a empañarse y yo noté como los coches pasaban cerca de nosotras, como queriendo asomarse y vernos, yo quería que me miraran y que todos vieran lo bien que la estábamos pasando.
Me decía que era una putita bien caliente, que estaba muy buena y que iba a mamarme las tetitas hasta sangrarlas, yo apenas logré tocar las suyas y percibí que en el seno derecho lleva un piercing, eso me excitó más… pero me retiró la mano y me dijo que esa noche, mandaba ella y que solo gozaría yo.
Echó el asiento para atrás, me despojó de mi tanguita, la aventó por la ventana y comenzó a darme una chupada que jamás imaginé, yo pellizcaba mis tetitas, estaban bien paraditas y a punto de reventar…
Después de un rato de dejarme tocar, mamar y morder, le dije lo mucho que me gustaba y lo bien que podríamos pasarla juntas, ella me comentó que le encantaba el sexo tumultario, que tenía algunas amiguitas y que podríamos pasarla muy bien… claro que acepté la invitación, además, tenía que pagarle el tremendo orgasmo que me hizo sentir esa noche con tocarme por todos lados y con la ilusión de que al menos una persona, se haya dado cuenta de que en ese coche, una mujer se comía a otra.