Nunca pensé que la propuesta fuera tan buena, escuchen a esos maridos hincha pelotas

Me llamo Carla y les voy a contar lo que me sucedió hace un año.

Todo comenzó hace tres años, cuando un día mi marido Mariano me dijo en una charla que le gustaría hacer una tricota en la cama.

Desde ese día hasta hace un año sufrí, por ese y todos los comentarios que le siguieron.

Nosotros estamos casados hace doce años y tenemos dos hijos y para mi el sexo era como una etapa superada de mi vida, que la habíamos vivido muy fogosamente durante mi noviazgo, todo dentro de un marco lleno de ética y moral, sin cosas raras, como verán soy muy religiosa y no me gustan las cosas que afecten mi moral, (pero esto me sirvió solo para sufrir como una tonta)

Ya, a los años de casada un día Mariano apareció en casa con un regalito para mi, se trataba de un consolador, que se lo tire por la cabeza sin dudarlo, y le dije que yo no era ninguna puta para usar esas porquerías.

Después de casi una semana de no hablarnos, me sentí un poco culpable al ver a Mariano andar por la casa como un perro con la cola entre las patas, y nos volvimos a poner bien, con la condición de nunca volver a hablar del tema. (como verán tampoco me gustaba hablar de sexo, para mi era un tabú).

Muchos meses después mientras hacíamos un 69 (cosa que siempre disfrute mucho) estaba muy excitada y sentí que Mariano me penetraba con algo que no eran sus dedos, pero se sentía tan pero tan bien que solo me dispuse a seguir gozando del momento, y esa noche lo hicimos tres veces, cosa que hacia mucho no pasaba.

Esa noche solo goce, pero sabía que había usado ese consolador de mierda, (que suerte que no lo tire aquel día). pero a Mariano no le podía decir lo bueno que se sentía después de haberle hecho semejante quilombo.

El tiempo paso y seguimos disfrutando de esa porquería.

Este relato fue de introducción para que me conozcan ahora empieza lo que comenzó hace tres años atrás.

Un día estábamos charlando y me dijo que le gustaría algún día hacer una tricota en la cama, a lo que respondí ni lo sueñes y me levante de la meso y me fui a dormir, cosa que no pude hacer en toda la puta noche.

Mil cosas me pasaban por la cabeza creía que ya no me quería mas, que este era el comienzo del fin de nuestro matrimonio, que no tenía vergüenza de querer traer a una puta a mi cama, y que seguramente se la estaba cogiendo en otro lado.

Esto no fue nada comparado con lo que vino después.

Unos días después me dijo que la tricota la quería hacer con otro tipo, Chau, dije: cogemos tan poco que se hizo puto.

Pero con el tiempo me di cuenta que no era así y solo me insistía solo cuando hacíamos el amor y yo estaba re caliente por acabar.

Siempre me decía que quería hacerme sentir como una reina junto al y otro mas y que quería verme gozar con otro y bla bla bla.

Durante dos años me rompió las pelotas siempre con el mismo cuentito y yo ya no le daba bola.

Hasta que un día hace un año volví a casa después de haber compartido un día de pileta con unas viejas amigas, y me encontré con Mariano y José, uno de sus amigos, Mariano estaba haciendo un asado, cenamos y tomamos café, levante la mesa y un pocillo se me cayo al piso, demás esta decir que se hizo pelota, pero cuando me agache para levantarlo me agarro una puntada en la espalda y me quede dura.

Ellos me llevaron hasta un sillón, Mariano me hacia unos masajes pero me hacia ver las estrellas.

José, que era médico dijo que lo mejor era un baño caliente, y los masajes después, cosa que hice de inmediato.

Después del baño de inmersión caliente, ya casi me caía del sueño que me dio y me acosté, Mariano delante de mí le dijo a José si no me hacía unos masajes ya que el sabia.

No me gusto un carajo la idea de que otro me tenga que tocar por más médico y amigo que fuera, pero el dolor era tal, que me la banque.

José pidió crema, y se la puso en las manos y se las froto un rato para que se le calienten, cuando me puso las manos encima me puse mas tensa, que una cuerda de violín.

El se dio cuenta y me dijo que me relaje, después de un rato me di cuenta de que los masajes eran maravillosos y sin ningún doble sentido, lo que me relajo mucho más.

Al rato se acercó Mariano y le dijo que le enseñe, y ya eran cuatro manos tocando mi espalda, me agrado mucho y Mariano se dio cuenta, porque cuando podía me tocaba el culo, y yo con disimulo lo sacaba

Yo estaba con una malla de dos piezas y Mariano me desprendió el corpiño, con tal disimulo que no lo sentí.

El o no se quien, me comenzaron a masajear los glúteos, ya a esta altura estaba tan excitada que deje a un lado todos mis prejuicios y me dispuse a gozar, una mano me abrió suavemente las piernas, y otra entró por el costado de la malla y entró hasta lo profundo de mi vagina, que ya estaba chorreando de calentura, Mariano me agarró una mano y me la puso sobre su pija que ya estaba afuera de su pantalón y lo comencé a masturbar, mientras que el me llevaba la otra hasta la pija de José.

Cuándo se la agarre no sabía si era su brazo o la verga, pensé que esas cosas eran de película, me dio pánico de que me parta al medio, por eso ni lo dude y me senté arriba para controlar la situación (o fue para cogerlo cuanto antes?)

La cosa es que esto duro toda la noche, cada uno se hecho cuatro y yo perdí la cuenta.

Y a la mañana siguiente cuando José se fue, Mariano me abrazo muy fuerte y volvimos a hacer el amor otro vez para sellar nuestro amor.

Después de esta experiencia, yo hablo de sexo con Mariano como nunca, y acordamos repetir esto cada tres meses, (cosa que cumplimos muy puntualmente).

Fue así como deje de sufrir como una boluda por miss prejuicios y tabúes que no me ayudaron a nada, solo a darme cuenta que sirven para joder.

También me di cuenta que estas experiencias sólo las pueden hacer aquellas parejas que se aman, porque es como disfrutar de un viaje, una buena comida, una película, etc. se disfruta junto a tu ser querido.

Hoy ya no soy tan prejuiciosa y vivo mejor y puedo decir viva el sexo con amor fidelidad y responsabilidad.