Capítulo 1
Me presento, me llamo Kouta y este es mi primer relato. Tengo 32 años, mido 1,85 m, soy robusto, pero no gordo. Tengo un pene de 18 cm de largo, pero grueso como una lata de Monster. Mi pareja se llama Luci, tiene 33 años, es muy delgada, tiene poco trasero, pero sus pechos son bien formados y deliciosos. Llevamos más de diez años juntos. Como contexto, mi novia y yo habíamos hablado hace dos años de tener un trío con otra mujer y luego con otro hombre, solo por la experiencia, y ella había aceptado, pero con la condición de que todo fuera 100 % heterosexual. A ella no le apetecía besarse con una mujer ni quería verme besar a un hombre, y yo pensaba igual. Pero solo lo hablamos y dijimos que sí, pero nunca hicimos nada ni volvió a salir el tema.
Hace 6 meses vino una amiga de la carrera, Karina, con su novio, Luis, a tomar y charlar a nuestro departamento. A Karina la había visto y hablado en el pasado, pero nunca había convivido con Luis. Estuvimos bebiendo vino y cerveza, escuchando música, todo tranquilo. Karina está físicamente del mismo tamaño que Luci, pero tiene mucho trasero y poco pecho, está guapa, y el novio es un poco más bajo que yo, no es ni gordo ni flaco, también está guapo.
Entre conversación y conversación, escuchamos llorar al bebé del segundo piso y empezamos a hablar de lo mucho que se oye todo. Entonces, Karina nos preguntó cómo lo hacíamos para coger. Contestamos que, cuando solo queremos quitarnos las ganas, lo hacemos en el departamento, sin hacer escándalo. Pero cuando ya tenemos muchas ganas, normalmente vamos a un motel para poder hacer ruido. Empezamos a hablar de temas sexuales: cada cuánto lo hacemos, si nos habíamos enfadado después de tantos años juntos, que ellos también van a moteles para no ensuciar la cama de Luis (no viven juntos), de una vez que lo hicieron en un balcón de vacaciones, etc. Y, entre charlas, risas y copas, supongo que a mi novia le empezó a dar calor y se quitó el suéter que llevaba. Normalmente, cuando sale a la calle siempre lleva pezoneras, pero como estábamos en la casa no las llevaba, y ya por los tragos le daba igual, porque llevaba una miniblusa blanca y pegada, y se le marcaban totalmente, sobre todo con la luz. No solo se le marcaba el pezón, se veía hasta el color.
Obviamente, Karina y Luis las miraron, pero él no dejaba de mirarlas. Al rato, mientras seguían hablando, Karina le dijo: «Ay, amiga, tienes los pechos y el pezón muy bonitos», y Luci respondió: «Ay, yo enseñándole todo a tu novio», y la amiga se rió y le dijo: «No pasa nada, es solo mirar, y le doy permiso porque estaban en confianza».
Como broma, dije que el jodido era yo porque todos la veían a ella y yo no veía nada. Y entonces Karina dijo: «Pues es que no tengo nada que enseñar, pero mira para que te toque algo». Se puso de lado en el sillón, se levantó el vestido y me enseñó el culo y la tanga. Traía uno de esos vestidos veraniegos que se amoldan al cuerpo, pero de tela fina. En eso, los cuatro, sin decir nada, ya estábamos cayendo en la vibra en la que estábamos entrando.
Luci también estaba un poco bebida y fue la que dio el primer paso, porque dijo: «Pero entonces que él también vea sin nada, como ella te enseñó». Se levantó la blusa para enseñarle los pechos a los dos. Su amiga también estaba en modo «vamos a compartir», así que solo vi que se giró hacia su novio y le sonrió. Empezó a bromear con su novio diciendo: «Todo volado, porque esas no están chiquitas como las mías».
Como dije al principio, los pechos de Luci no son enormes, pero están muy bien formados. Siempre digo lo mismo: están perfectos porque se amoldan a la mano. Sin decir nada y sin bajarse la blusa, Luci se acercó a Luis como dándole a entender que las tocara y se sentó a su lado en el sillón. Él se las empezó a tocar y acariciar.
Karina se levantó, se sentó en mis piernas y me dijo: «Te dejo tocar mis miserias», y se empezó a reír mientras se quitaba el vestido, quedándose solo con la tanga; no llevaba sujetador. Honestamente, le toqué las tetas porque fue lo que me ofreció, pero con la otra mano le agarraba las nalgas. Ella era muy delgada, pero muy nalgona de gimnasio; tenía las nalgas firmes, pero suaves al tacto. Le dije que quería verlas mejor, se puso de pie frente a mí dándome la espalda, le dije que estaban muy mordibles y me dijo: «Pues tú también pruébalas». En ese momento caí en la cuenta de que Luci ya estaba recostada en el sillón y Luis le estaba besando los pechos. Entonces, Karina dijo: «Vámonos a un motel, porque aquí no van a dejar hacer ruido».
Luci dijo que se iba a duchar rápido, Karina preguntó si podía entrar con ella y yo también me metí en la otra ducha rápidamente para ir fresco. Luis dijo que se duchaba llegando al motel. Como a los quince minutos, tomamos una botella de tequila, un lubricante que tenía Luci en sus cajones, y salimos. Fuimos al motel y, de camino, decidimos si queríamos habitaciones separadas o juntas. Karina decía que mejor separados, pero los demás queríamos estar todos juntos, así que al llegar elegimos una habitación con jacuzzi y una cama muy amplia.
Llegamos al gran momento: fuimos los cuatro a la cama, pero Luis dijo que se iba a duchar rápido. Karina, sin esperar, se quitó el vestido y se quedó en tanga. Luci también se quedó en tanga, y yo en bóxer. Estábamos bebiendo de la botella de tequila, cuando Karina se me acercó y empezó a besarme, y también a Luci. Después de varios besos, Karina le dijo a mi novia: «Ve a la ducha para que no se quede solo mi novio». Solo vi cómo mi novia se quitaba la tanga y se dirigía al baño. Desde la cama no se alcanzaba a ver, pero escuché que se metía en la ducha. Dijeron algo, pero no se escuchaba por el eco y el agua. Karina y yo nos estábamos besando y me quité el bóxer. Ella puso una cara de asombro. «¿Cómo lo hace tu novia? Está bien gruesa». En ese momento, me sentí el hombre con el pene más fascinante del mundo y pensé: «Pobre de mi novia, Luis la va a tener pequeña en comparación con la mía seguramente».
Por el eco del baño, escuché que le estaba haciendo una mamada, porque suele succionarme la cabeza y hacer que suene como una paleta, así que escuché ese sonido y automáticamente supe que ya estaba de rodillas. Se dejó de escuchar la ducha, se oyeron risas y gritaron que les hiciéramos sitio en la cama. Cuando los vi caminar hacia la cama, mi novia me miró con cara de volada y nerviosa, y yo miré a Luis y no lo podía creer. Su pene era bastante más delgado que el mío, pero medía unos 22 o 24 cm.
Yo estaba acostado en la cama y Karina empezó a hacerme una mamada. Debo confesar que no era muy buena, en comparación con mi novia. Luis se sentó en el borde de la cama y mi novia empezó a hacerle una mamada sin esperar ni un segundo. Era la primera vez que la veía con otro hombre y, además, no era uno cualquiera, sino un tipo con una verga enorme. Podía ver en su cara que disfrutaba haciéndole sexo oral y cómo se desesperaba por ya tenerlo dentro. Cabe mencionar que, aparte de conmigo, solo había tenido sexo con un amigo de la universidad y me confesó que la tenía de unos 13 cm y delgada. Así que era la primera vez que estaba con una tan grande.
Karina se levantó por lubricante, me untó bastante en el pene y se montó sobre él. Era muy estrecha. Empezó a moverse de arriba abajo poco a poco hasta que se lo pudo meter todo. Entonces empezó a montarme despacio mientras yo disfrutaba de agarrar esas nalgas tan carnudas que tenía. Después de unos minutos, Luci le pidió que le pasara el lubricante. Luis se acostó en el otro lado de la cama y vi cómo mi novia se iba sentando poco a poco en él. Ella lo tuvo más fácil para meterlo porque era más delgado que el mío; lo largo era el problema. Ahí estaban las dos amigas de la universidad, montando a los novios de la otra, gimiendo; en algunos momentos se miraban y se besaban. Me dolió matar el momento, pero tuve que pedirle a Karina que se pusiera a cuatro patas porque necesitaba ver esas nalgas empinadas frente a mí.
La empecé a penetrar con fuerza, mientras con una mano agarraba su nalga y con la otra la agarraba del pelo. Sonaba tan fuerte el choque de mi pelvis contra sus nalgas. Al cabo de unos minutos, me pidió que no parara, que le diera más fuerte, que ya iba a terminar. Empezó a gemir muy fuerte y, después de su orgasmo, me saqué el pene y eyaculé en sus nalgas. Me sentí un ganador por ser el primero en hacer que la novia de otro tuviera un orgasmo.
No duró mucho mi victoria: Luci se había puesto en posición de vaquera invertida mientras Luis la penetraba. Podía ver cómo ese enorme pene entraba y salía completamente de la vagina de mi novia. Yo sabía que esa posición le encantaba y la hacía terminar, pero lo que no me imaginaba era el enorme squirt que ese pene iba a conseguir de ella, seguida de una serie de gemidos y temblores en las piernas. Cuando pensé que había terminado, vi cómo Luis, con ayuda de la mano, la penetraba de nuevo, la tomaba de los brazos y la seguía penetrando de la misma forma pero con más fuerza. Los ojos de mi novia se ponían blancos y tuvo dos orgasmos más con squirt.
Karina y yo nos acostamos a un lado para verlos. Luci dejó de montarlo, se recostó boca abajo cansada, pero Luis le dijo que todavía no había terminado. Le levantó las nalgas para ponerla a cuatro patas y empezó a penetrarla. Luci me miraba a los ojos con cara de estar disfrutando al máximo, así que me acomodé para que me pudiera hacer sexo oral mientras la penetraban en posición de perrito. Jalé a Karina para que se sentara en mi cara. Sentir el peso de esas nalgas en mi cara y oír cómo mi novia gemía con mi verga en su boca era una sensación increíble. Luis le dijo a mi novia que se diera la vuelta porque quería acabar en su pecho. Como pude, moví la cabeza para verlo: ahí estaba mi novia, recibiendo el semen de otro hombre en el pecho y ayudándole después a sacar hasta la última gota con un poco de sexo oral. Los cuatro nos quedamos acostados, tomando un poco de aire, esperando para iniciar la segunda ronda.
En el siguiente relato les contaré cómo estuvo y las cosas nuevas que quiso probar mi novia.