Nuestro primer intercambio

Esta es otra historia 100% real de las correrías de mi vida sexual y de las cosas que más recuerdo por agradables o sorprendentes.

Antes de continuar déjenme recordarles que soy Carlos, Venezolano, de 30 años de edad, mido 1.82 de estatura, de piel morena, ojos marrones claros, cabello negro, de contextura atlética (peso 80 kilos) y voy de vez en cuando al gimnasio, soy un empedernido amante del sexo en todas sus expresiones.

Estoy divorciado desde hace 2 años y con mi ex esposa viví y sigo viviendo experiencias inolvidables, esta historia es para contarles de la primera vez que compartimos nuestra cama con otra pareja.

Mi ex esposa es una mujer muy linda cuando esto sucedió yo tenia 26 años y ella 20.

Déjenme describirles a mi ex… es una chica blanca, tostada por el sol, con una boca espectacular, de esas que invitan a una mamada de película, de aproximadamente 1.70 de estatura, delgadita (55 kilos), con un culito bastante bello, pero lo mas hermoso que tenía y aun tiene son sus tetas, grandes y duras (36 C) de pezones rosados y grandes, ´por cariño le decimos Cuchi

Ella y yo siempre fuimos muy liberados en nuestras relaciones sexuales, de hecho cuando nos casamos ya ella no era virgen y nos divertíamos y calentábamos contándonos con muchísimos detalles de nuestras experiencias pasadas, terminando siempre dando unas cogidas de antología.

Así va todo, resulta que un fin de semana nos fuimos a la Isla de Margarita (hermosa isla caribeña de playas afrodisíacas) a descansar ya que el lunes y mares eran días de fiesta y no trabaríamos.

El primer día de nuestra estadía allá nos encontramos con una pareja de amigos, ellos son Martha, una chica blanca bajita de estatura, de ojos verdes, de cabello negro y con un cuerpo que quita el hipo, ¡que cuerpo mas hermoso!

Las tetas mas magnificas que jamás se hayan imaginados, grandes pero muy paraditas con un canal en medio de ellos que provocaba morder; de cara bellísima, creo que fue modelo para una televisora acá en Venezuela y para ese entonces contaba con 19 años; su novio, Mario, un hombre de mi edad, blanco también, de aprox. 1.70 de estatura.

Resulta que enseguida los invitamos a nuestra casa en la Isla, así no gastarían dinero en hoteles y como planeamos pasear juntos y viajar a una isla vecina pensamos que era lo mejor.

Esa noche ellos se trasladaron a nuestra casa, le dimos la habitación de al lado nuestra (claro era la única) y nos pusimos a beber cervezas, mi esposa no es gran bebedora, resulta que con 4 o 5 cervezas ya esta mareadita y cuando esta así se pone muy cariñosa y hasta medio putona.

Como a las 9 de la noche nos pusimos a jugar a las penitencias y el que perdiera iba perdiendo una prenda. Yo iba vestido con un bermuda, mi traje de baño abajo, y una chemise; Mario estaba igual que yo, Martha con un vestido blanco que le daba mas arriba de la rodilla vaporoso, donde se macaba claramente que estaba con una pantaletica hilo dental y sin sostenes (brassier) ya que se le marcaban claramente los pezones e incluso se le transparentaba el botón oscuro alrededor de estos.

Mi esposa estaba con un pareo tapando su minúsculo bikini y arriba una camisita muy pegada, que da sobre el ombligo y sin sostenes (muy sexy)

Yo viendo a estas dos bellezas de mujeres y ayudado por el alcohol estaba medio excitado, mi pene ya comenzaba a dar señales de vida y cuando tenia ocasión besaba a Cuchi aprovechando para meterle mano y sobarle esas tetas magnificas, ella a su vez ya daba muestras de excitación y calentamiento ya que me apretaba el güevo sobre el bermuda y decía –Que rico!, deja que te agarre jejeje- Pues como iba, empezó el juego y el primero en perder fue Mario, que se quito el bermuda quedando solo en traje de baño y franela, luego perdió Cuchi y con un movimiento muy sexy perdió el pareo quedando a la vista de todos su suave piel y ese culito pequeño pero muy acogedor, perdió Martha y muy apenada decía que no, que no jugaba –Vamos mi amor, no seas penosa, además tu tienes un cuerpazo, somos amigos…- insistía Mario evidentemente excitado; no era el único ya que yo tenía mi pene atrozmente erecto, al final la convenció y se quito el vestido con una baile al estilo striptease mostrándonos ese par de tetas blancas y pecosas, los pezones muy erectos, se llevo las manos al frente para tratar de ocultarlas, pero eran tan grandes que no podía del todo, perdió nuevamente Mario y se quito la franelilla y al ponerse de pie todos nos dimos cuenta de la erección que cargaba, ya que el bulto debajo del traje de baño era muy notorio.

Mi esposa se acariciaba disimuladamente las piernas mientras yo miraba casi atontado a Martha quien desinhibida se había quitado las manos del frente. Cuchi se levanto a servir otros tragos y en eso me comento Martha –Tu como que haces trampa, no has perdido y nosotros estamos casi en bolas- y Mario reclamo –No es justo, tu lo que querías era verle las tetas a Martha-, yo a toda respuesta me quite la camisa y el bermuda quedando solo en traje de baño –Pues estamos a par-, al llegar Cuchi, Mario le dijo que perdí dos veces seguidas y por eso estaba así, mi erección era de tal magnitud que por momentos se me salía la cabeza del pene por un costado del traje de baño, cosa que Cuchi noto y al oído me dijo –Papi estas divino, te lo voy a comer- y con poco disimulo paso su dedo por la parte de la cabeza que había quedado fuera.

A los pocos minutos estaba Cuchi quitándose la parte de abajo del bikini, ya que el sostén lo perdió hacia rato, al quedar desnuda pude observar el brinco en la verga de Mario que también estaba ya desnudo y como los ojos de los dos se encontraron con lujuria contenida.

Me toco a mi perder una prenda y Mario dijo –Martha quítaselo tu, te importa Cuchi?- Ella para mi sorpresa dijo que no y Martha acercándose a mi fue bajando poco a poco el traje de baño, pero tenia la verga tan tiesa que aunque estiro la goma no podía sacarlo a menos que lo tomara con las manos y poniendo cara de viciosa lo apretó y me quito el traje de baño.

Bajo el prepucio y al aparecer el glande dijo –Ummm, que grande es- (sin fanfarronear mide como 22 cms aunque no es tan grueso) Mario nos veía mientras se sobaba y masturbaba, Martha no me soltaba y a pesar del gustazo que me daba, estaba nervioso de solo pensar en la reacción de Cuchi, en eso ella se acerco a nosotros y dijo con voz entrecortada –mámaselo- sin voltear a ver si su novio aprobaba o no lo que Cuchi decía, Martha se arrodillo y de un solo golpe sentí que la cabeza de mi güevo llegaba hasta el fondo de su garganta, entre tanto Cuchi empezó a besarme y decía –coño!!! Que rico, ven Mario- este se acerco y empezó a mamarle las inmensas tetas a mi mujer que me besaba y gemía del gusto que la estaban haciendo sentir.

Lleve a Martha al sofá y recostándola de allí, me dedique a hacer una de las cosas que mas me gustan en la vida, mamar cuca, me dedique enteramente a eso hasta que sentí que Martha tenia una serie de orgasmos, las piernas le temblaban y apretaba mi cabeza contra su cuca pelada, reaccione cuando oí como mi mujer decía –Ahhhhhh, si muévete rápido, más rápido, siiii, siiii, estoy acabandoooooo- al voltear estaba ella en el piso con las piernas bien abiertas y Mario dándole rosca como un endemoniado, en eso el grito –vaaaaaaaaa- y sacando el pene de la cuquita de mi esposa, mando chorros de leche a sus tetas y estomago, ambos quedaron rendidos, como muertos, yo abrí mas las piernas de Martha y la penetre suavemente, la cogía con dulzura como si fuera el mas amable de los novios, poco a poco mis embestidas fueron mas y mas fuertes, veía para mi deleite como ese par de inmensas tetas se bamboleaban, Cuchi ya repuesta se había colocado a nuestro lado y me daba un beso de lengua delicioso –rómpele el culo- me dijo, yo no la conocía, ella misma había propiciado todo esto y además me pedía que le reventara el culo a su amiga, muy obediente yo, la puse en cuatro patas y le apunte a su ojito negro y le fui metiendo poco a poco la cabeza de la verga, cuando estuvo un poco adentro Martha dijo –Mario, ven me están estrenado el culo, que rico cabronnnnn- y de un golpe s lo metí hasta las bolas, ella chillo de dolor , me quede quieto para que se acostumbrara y entre tanto Cuchoi y Mario la sobaban y besaban a los pocos minutos Martha se empezó a mover y yo cabalgaba a esa mujer como la mas brava de las yeguas, hasta que avise que iba a acabar, lo saque y apuntándole a la cara de mi mujer le envié chorros y chorros de leche caliente.

Exhaustos nos abrazamos y fumamos un cigarrillo, buscamos mas bebidas y fue allí que empezaron 4 días de sexo, sexo y sexo…