Vacaciones en las islas Cíes II: Mis sobrinas

Siguiendo con mi relato anterior y para recordar, mi nombre es Carlos tengo 32 años y estoy casado, soy una persona normal y corriente, ni guapo ni feo, complexión normal tirando a fuerte y muy extrovertido, la gente dice de mí que soy muy simpático y bastante ligón.

Con las mujeres me las apaño muy bien y debo decir que mi pene no es precisamente una maravilla, es normalillo del todo pues el pobrecito mide sobre 16 por 3,5 centímetros, no obstante tiene una gran virtud «Está siempre en pie de guerra»

Las mujeres me gustan todas, no importa que sean altas o bajas, rubias o morenas, gordas o flacas (ni demasiado gordas ni tampoco demasiado flacas) feas o guapas y por último jóvenes o mayores (para mi no existen las viejas) en fin que las mujeres me gustan todas y mi pene está siempre dispuesto a satisfacer a la primera que se le ponga a tiro.

Decía en la primera parte de este relato que a la vuelta de nuestra excursión a María y a mí nos esperaba una mala noticia sobretodo para mí, la noticia del regreso a Santander por la defunción de un familiar de Ana, he dicho sobretodo para mí por el hecho de que en Ana y María había encontrado una verdadera mina en el aspecto sexual, era un Martes, el Miércoles las chicas regresaron a Santander y el resto de la semana yo me dediqué a pasear y bucear mientras Raquel absorbía todo el sol que podía, después de la calentura del primer día mi mujer se olvidó totalmente del sexo o cualquier cosa relacionada con él.

El Domingo llegaron a las Islas mi Hermana y mi Cuñado acompañados de sus hijas, Nuria de 19 añitos y Lidia de 17, mis sobrinas eran y son dos chicas de una belleza natural formidable, ambas son prácticamente iguales, su estatura es de 1,72 y sus medidas rondan los 100 – 62 – 96, ambas muy morenas, sus rostros son totalmente distintos pero ambas de una belleza innegable, risueñas y muy agradables, yo siempre me había llevado muy bien con ellas desde pequeñitas y realmente nunca vi en ellas las mujeres que son en realidad, así es que cuando las vi con sus bikinis puestos me quedé impactado «Eran dos reales hembras»

Sin pensarlo mi pene reaccionó de inmediato (menos mal que mi mujer, hermana y Cuñado ya estaban en la playa) ambas se dieron cuenta de mi admiración, desconcierto y «erección» al verlas y ambas se miraron la una a la otra muy pícaramente y riéndose, Nuria la mayor se me acercó y dándome un beso me susurró al oído…

– Que té pasa Tiíto ¿Es que te gustan las mujercitas a medio criar?

– Déjate de tonterías, vosotras estáis mas que criadas y lo que mostráis… perdona que lo diga así crudamente es de infarto.

– Que amable eres Tiíto pero no es para tanto.

Los tres entre bromas nos fuimos a la playa donde nos esperaban mi cuñado, mi hermana y Raquel, pasamos todo el día juntos y poco antes de tener que partir de regreso a Vigo mis sobrinas pidieron a sus padres les permitieran pasar la semana con nosotros en las Islas, después de discutir un buen rato y en vista de que Raquel le pidió a mi Hermana que las dejase quedar, esta al final claudicó y las chiquitas se quedaron.

Como antes he dicho mi tienda es tipo chalet con dos habitaciones, en una dormíamos mi mujer y yo y la otra se preparó para las chicas, las cuales quedaban separadas de mí por una tela que bajaba del techo en forma de cortina y cerrada con una cremallera por la parte inferior.

Pasada una hora y media después de habernos acostado noté el siseo de la cremallera al desplazarse muy lentamente, me llamó la atención y me hice el dormido, al poco rato la tela se separó ligeramente y pude comprobar que Nuria me miraba fijamente, yo seguí haciendo como que dormía profundamente, ella soltó la cortina y sigilosamente deslizó su manita bajo mi ligera manta de dormir y la apoyó sobre mi muslo, ni que decir tiene que de inmediato mi polla se puso como un hierro, yo duermo siempre en pelotas cosa que había advertido antes de acostarnos para que nadie se llevara a engaño y esa circunstancia la supo aprovechar mi sobrinita, su osada mano siguió ascendiendo lentamente por mi muslo hasta alcanzar el objetivo que no era otro que mi ardiente polla, ella pasó suavemente su manito a lo largo del mástil y yo permanecía más quieto que una momia, abarcó con su mano toda mi polla y comenzó a desplazar la piel suavemente arriba, abajo, haciéndome una paja deliciosa, cuando comencé a notar los síntomas de una eminente corrida, solté su mano y me giré en la colchoneta colocándome de cara a la separación de habitaciones, a los pocos segundos noté como algo grande y caliente lentamente se pegaba a mi, era el precioso culo de mi sobrinita, tiré ligeramente de la tela que nos separaba y allí estaba aquella preciosa popa pidiendo guerra, como pude introduje mi polla entre sus muslos y comenzamos a movernos muy despacio, lo que estábamos haciendo era inaudito, de despertarse mi mujer y darse cuenta de lo que estaba ocurriendo el escándalo sería mayúsculo, pero la calentura no me dejaba pensar, todo mi afán era tratar de metérsela en todo el coño y por mas que ambos lo intentamos fue imposible por lo cual y después de luchar afanosamente y sin hacer él más mínimo ruido le largué una corrida monumental en medio de sus preciosos muslos, a continuación me situé adecuadamente en mi colchoneta y quedé profundamente dormido, no obstante ella se quedó mas caliente que una mona en celo, al otro día cuando salimos de la tienda todo parecía normal excepto que Nuria me miraba de una forma especial, desayunamos, luego mientras ellas limpiaban y arreglaban la tienda yo cogí mi equipo de buceo y no regresé hasta la hora de comer tremendamente cansado, pero eso sí, el día había sido bueno y portaba una buena cantidad de muy buen pescado, después de comer ellas se fueron a la playa y yo que como he dicho estaba muy cansado me acosté a dormir la siesta.

En la playa Nuria estaba muy inquieta y Lidia dándose cuenta se le acercó…

– ¿Qué té pasa Nuria? ¿Es que quieres terminar la faena de anoche?

– ¿De que hablas?

– ¡Mira hermanita! No soy tonta y anoche me he dado cuenta de lo que hiciste con el Tío Carlos, yo te ayudaré, pero también quiero captarlo en cuanto se presente la ocasión, mira, haremos lo siguiente, ahora Tía Raquel está durmiendo yo me quedo con ella, si se despierta la entretengo y le diré que te fuiste a dar una vuelta por la Isla, mientras tu…

– ¡Gracias hermanita!

Nuria dio un salto y en un santiamén se plantó en la tienda donde su queridísimo tiíto dormía plácidamente, eso sí con una erección monumental (a saber con lo que está soñando pensó su sobrinita) Nuria sin dudarlo un instante se despojó de su bikini y rápidamente colocó su boquita sobre el precioso capullo de su Tío comenzando a lamerlo con verdadera fruición. Carlos en ese momento soñaba que estaba acariciando a su sobrina Nuria y ella le respondía plenamente, su polla estaba sintiendo una sensación maravillosa, justo en ese momento se despertó totalmente desconcertado…

– ¿Qué haces? ¿Y si viene tu Tía?

– Tranquilo Tiíto, con ella se quedó Lidia, aprovechemos el tiempo ¿Quieres?

El valor del tiempo en estos casos es fundamental y Carlos decidió aprovecharlo a tope, cogió a su Sobrina por las caderas situó cada uno de sus muslos a cada lado de su cara y su precioso coño sobre su boca, mientras, ella seguía mamando su polla con una maestría asombrosa para su corta edad, ella ahuecaba su lengua y oprimía ligeramente el cilindro contra su paladar desplazándolo luego casi hasta el fondo de su garganta para regresar y chupar suavemente el prepucio, pasaba la lengua en círculos sobre él y a continuación repetía la introducción, las sensaciones que Carlos sentía eran deliciosas, en su vida le habían chupado la polla de una forma semejante, para no correrse de una forma inmediata, decidió concentrarse plenamente sobre el coñito de su Sobrina que por cierto era delicioso, sus labios eran gordezuelos y su clítoris estaba duro como un garbanzo, los labios menores eran suaves y aterciopelados y su agujerito se notaba estrecho y delicioso, el perfume que desprendía era intenso y maravilloso, Carlos desplazaba suavemente su lengua a lo largo y ancho de aquella deliciosa rajita, cuando Nuria comenzó a mover agitadamente sus caderas Carlos introdujo dos de sus dedos en el interior del conducto vaginal mientras su lengua y labios chupaban el delicioso clítoris, ella con su boca aceleró las acometidas sobre la barra candente de su Tío, ambos comenzaron a sufrir espasmos y simultáneamente tuvieron una corrida fenomenal, la boca de Carlos se llenó con los ricos caldos de su sobrinita, mientras, ella tragaba a toda velocidad todo el manantial de semen que su Tío le estaba inoculando al fondo de su garganta, Nuria siguió chupando suavemente, su real intención era terminar lo que había empezado anoche y que la había dejado tremendamente caliente, la idea fija de Carlos era justamente la misma (follar a su Sobrina) por lo cual su polla siguió en total erección, después de un buen rato de chupaditas y lamiditas Nuria se puso a cuatro ofreciendo su preciosa popa a su queridísimo tío, este se colocó tras ella, apuntó la cabeza de su pene a la entrada de su vagina y la fue penetrando lentamente, saboreando milímetro a milímetro cada uno de los pliegues del interior de aquel precioso coñito, ella jadeaba de puro placer, Carlos mientras la sujetaba con una mano de la cadera con la otra acariciaba en círculos los duros pezones y tetas de Nuria, su polla se desplazaba por el interior del conducto vaginal suave y firmemente paladeando la dulzura de aquel todavía estrecho y húmedo túnel, ambos se movían cadenciosamente como paladeando el inminente orgasmo que estaba a punto de producirse, la respiración y movimientos de Nuria eran cada vez más intensos, Carlos notaba como su polla se hinchaba mas y más, un intenso hormigueo empezaba a recorrer todo su cuerpo, con ambas manos sujetó a su querida sobrina de las caderas acelerando violentamente sus movimientos de coito, Nuria lanzó un sordo estertor y Carlos lanzando como un mugido comenzó a inundar las entrañas de la chica con su espesa y caliente leche la cual se mezclaba con los dulces flujos de ella que segregaba en una cantidad inaudita, ambos se dejaron caer de lado sobre la colchoneta, cansadísimos pero terriblemente satisfechos, después de limpiar y airear la tienda (olía a sexo que era un contento) cada uno por su lado se dirigió a la playa como si no hubiese pasado nada, Raquel (mi mujer) al ver a Nuria…

– ¿Adónde has estado Nuria?

– Me fui por ahí a dar un paseo Tiíta ¿Ocurre algo?

– ¿Fuiste tu sola? No es bueno que andéis por ahí solas, no se sabe que es lo que puede pasar, si queréis pasear y si yo no puedo acompañaros os acompañará vuestro Tío pero no quiero que andéis por ahí solas ¿De acuerdo? Nuria y Lidia se miraron con una sonrisa pícara y maliciosa, Lidia girándose un poco hacia su Tío Carlos…

– No te preocupes Tía Raquel a partir de hoy si queremos dar un paseo os lo diremos ¿Vale? Por cierto Tiíto yo tengo un gran interés en conocer la parte Norte de la Isla ¿Me acompañarás mañana? Carlos imaginándose la faena entre sus Sobrinas puesto que la sonrisa anterior de ellas no se le había pasado inadvertida decidió hacer un poco de parodia…

– ¿Mañana? Me parece que no es un buen día tenía previsto ir a bucear y me fastidia cambiar mis planes. Lidia puso cara de profunda decepción y se quedó muy seria mirando a su Tía…

– ¿Qué problema tienes para cambiar tus planes? ¿Por qué no quieres acompañar a la joven?

– Bueno, no hace falta que te enfades, no tengo ningún problema para acompañarla y tu lo sabes, mañana después de desayunar partimos ¿De acuerdo? ¿Nuria, nos acompañas? Nuria miró a su hermana Lidia y esta muy rápido le hizo una señal con los ojos diciéndole que no.

– No, yo prefiero quedarme con tía Raquel. Las muy zorras se compenetraban perfectamente y parecía que sus planes les salían a la perfección, al siguiente día después de desayunar cogimos las mochilas y emprendimos el camino hacia el norte de la Isla, es la zona mas escarpada y abrupta dura para caminar aunque evidentemente el objetivo no era caminar precisamente, después de doblar la falda de la montaña en la cual se encuentra el faro, existe una pequeña cala en la cual se encuentra la mas solitaria de las playas que tiene la Isla y a ella dirigimos nuestros pasos, para mi asombro mi Sobrina la conocía perfectamente (mas tarde me confesaría que a sus tiernos 17 añitos en ella había perdido su virginidad) en cuanto llegamos…

– ¡Tiíto! ¡Aquí se termina el paseo! Yo haciéndome el tonto me la quedé mirando como que no entendía nada…

– ¡Pero bueno! ¿Tu no querías conocer la Isla?

– Vamos tiíto, no te hagas el tonto y desnúdate ¡He! Ya ella en ese momento estaba desnuda del todo y a mí me caía la baba mirándola, con 17 años Lidia tenía un cuerpo formidable, sus tetas eran como dos obuses apuntando directamente al frente, los pezones eran como dedales perfectamente centrados en medio de las potentes y duras semi esferas que eran sus tremendas tetas, sus aureolas eran de un color marrón oscuro precioso de unos 4 centímetros, el vientre totalmente plano, el monte de Venus era un verdadero bosque de pelos finos y rizaditos perfectamente depilado por los laterales y parte superior por lo cual no se le veía ni un solo pelito con el bikini puesto, en fin el cuerpo de mi Sobrina no tenía desperdicio en absoluto, con toda parsimonia extendió las toallas sobre la fina arena poniéndose de espaldas a mi y elevando bien los poderosos glúteos, las piernas bien abiertas por lo cual me proporcionaba un cuadro espectacular, la visión de su semi abierta rajita rodeada de una fina capa de oscuro vello encuadrada en medio de un culo y muslos divinos hizo que mi polla se pusiera a punto de estallar, ella al girarse y verla sé echó a reír y seguidamente se acostó sobre la toalla mirándome con ojos pícaros y una cara de lascivia impresionante…

– Ven a mi lado tiíto, no te quedes ahí con cara de tonto.

Aquella joven me sacaba de quicio, desde que salimos me llevó siempre la delantera, por su puesto yo sabía a lo que íbamos pero íntimamente parecía como si me molestara el que ella pareciese la veterana y no yo, alejé rápidamente ese pensamiento de mi mente y me senté detrás de ella colocando su cabeza directamente sobre mi polla, ella se dejó hacer, con mis manos comencé a acariciar todo su hermoso rostro así como su cuello y hombros, luego fui bajando lentamente sobre sus preciosas tetas rodeándolas con firmeza y delicadeza a la vez oprimiendo al mismo tiempo rítmicamente con los dedos índice y pulgar sus tremendos pezones que estaban duros como piedras, ella tenía los ojos cerrados y gemía quedamente, dejé su cabeza sobre la arena y fui pasando sobre ella besando y chupando todo lo que encontraba a mi paso hasta que alcancé su coñito quedando simultáneamente mi polla erecta delante de su cara, ella cogió delicadamente mis testículos con una mano mientras con la otra comenzó a hacerme una deliciosa paja, su boquita buscó el prepucio y se lo engullo de un bocado acariciándolo al mismo tiempo amorosamente con su lengua, mientras, con mis dedos separé los labios mayores de su rajita dejando al descubierto su ya muy húmedo conducto vaginal y su excitado clítoris, bajé mi cabeza sobre aquel delicioso manjar y comencé a pasar mi lengua suavemente a todo lo largo y ancho de la hermosa grieta, al alcanzar el conducto vaginal ella elevó sus caderas para que la penetrara y así lo hice mi lengua entraba y salía de su ya muy encharcado coñito hasta que ya no pude mas entonces me concentré sobre su excitado clítoris mientras ella chupaba afanosamente mi polla que estaba a punto de estallar, luego de unos segundos de chupar y lamer intensamente el clítoris de mi Sobrina ella lanzó un grito y comenzó a frotar afanosamente toda su conchita contra mi boca, su orgasmo fue monumental, a pesar de haber soltado mi polla de su boca sus manos siguieron acariciándola por lo cual yo comencé a lanzar un torrente de semen que fue a impactar por toda su cara, cuando nos giramos y nos vimos a la cara nos sonreímos con satisfacción, echamos a correr y nos zambullimos en el mar, el agua estaba deliciosamente fría, nos abrazamos en el agua y nos besamos con verdadero deleite, por lo fría que estaba el agua y quizá también un poco por la excitación Lidia tenía los pezones erectos y duros como piedras, al abrazarse a mí los sentía en mi pecho de una forma deliciosa, bajé mi cabeza y se los chupe con delectación, los tenía deliciosos, era una gozada acariciar aquellos durísimos senos ella acariciaba dulcemente mi polla y aun con el agua fría también se puso dura como una piedra, mi sobrinita con recién cumplidos 17 añitos elevó su pierna derecha y la cruzó sobre mi cadera guiando al mismo tiempo con su manito mi pene a su gruta de amor, la cosa marchaba bien pero el problema era mantener el equilibrio, la arena se deslizaba bajo nuestros pies y de golpe ambos estábamos semi sumergidos, pero mi polla estaba tan dura y al mismo tiempo estábamos tan abrazados que no se salió de su alojamiento, tal cual estábamos retrocedimos despacito hasta la orilla y allí la deposité dulcemente de espaldas sobre la arena, ella elevó sus piernas cruzándolas sobre mis caderas, nuestros cuerpos se mecían al compás de las olas, era maravilloso sentir como golpeaban suavemente en los órganos sexuales de ambos aumentando sensiblemente el placer del coito, los dos besándonos con los ojos cerrados creo que solo teníamos en mente nuestros órganos sexuales mecidos por las olas del mar, mientras mi pene estaba introducido hasta el fondo de su vagina sin movernos prácticamente, solo sentir el contraste del calor intenso de nuestros órganos sexuales con el frío del agua, era sin lugar a dudas el mejor polvo de mi vida y estoy seguro que ella lo recordara durante muchos años, no se el tiempo que estuvimos en esa posición estática, de pronto como si fuéramos movidos por un resorte, al unísono nuestros cuerpos se pusieron en movimiento, nuestras acometidas fueron aumentando en intensidad paulatinamente, Lidia comenzó a jadear y a dar grititos mientras su pelvis golpeaba duramente contra la mía, a mí comenzaron a darme calambres por todo el cuerpo, comenzó a entrarme un terrible cosquilleo desde los pies y pasaba a través de mis testículos hasta la punta de mi pene, de pronto ambos nos abrazamos duramente y lanzamos un estertor que debió escucharse en un kilómetro a la redonda, mi pene lanzó un verdadero torrente de ardiente semen en el fondo de la vagina de mi querida sobrinita el cual se mezclaba gloriosamente con un no menos torrente de flujos de ella, fue una corrida apoteósica, monumental, realmente no existen palabras para definirla, ambos terminamos extenuados pero satisfechísimos, luego de descansar un rato nos dimos un ligero chapuzón para a continuación dejamos caer rendidos sobre la toalla, era delicioso tomar el sol los dos juntitos, la viciosilla acariciaba suavemente mi encogida polla, creo que tenía en mente que el día no había terminado, solo acababa de empezar.

Las chicas pasaron con nosotros dos espléndidas semanas, un día una al otro día otra ( siempre se quedaba una con su tía por pura prudencia) llegaron a conocer todos los maravillosos escondites que estas islas paradisíacas ocultan.

FIN