Capítulo 4

Después de unos días ella continuó con los mensajes, la verdad yo un poco temeroso por que estaba notando que ella se estaba enemorando y al parecer consecuencia de la forma que la trataba y de la forma en que platicábamos, y por lo que ella me decía su esposo la abandonaba, es decir no le daba la atención y por consecuencia se quedaba con el deseo de sentir lo que yo le hacía sentir.

Y mi temor radicaba es que una mujer enamorada en circunstancias de adulterio es muy peligrosa, obviamente yo no quería problemas en cada y menos con su esposo. Volvió a darse la oportunidad de vernos ahora su cornudo saldría muy temprano y regresaría por la noche, así que dos días antes ella me lo informó y pues la verdad me gustaba mucho cogérmela. Y quedamos de acuerdo.

Nos quedamos de ver a las 10 de la mañana y nos fuimos de nuevo en su camioneta en el mismo motel, entramos y la lo que íbamos, la desnudé, le besé todo el cuerpo, pase mis manos por cada rincón de su cuerpo, ella fascinada, era tanta su excitación que me dijo con desesperación, métemela y cógeme como sabes cogerme, a qué hombre no le gusta escuchar que una hembra pida la verga con gran excitación e incluso necesidad, porque no me negarán que hay mujeres que necesitan ser cogidas.

Así que cumplí su petición y se la clavé con fuerza, sabía que eso le encantaba, y seguí clavándosela con fuerza mientras le oprimía los senos, pude darme cuenta que le producía dolor la forma que trataba a sus tetas, pero a la vez le causaba placer.

Se vino con gritos y gemidos que causaron gran excitación en mi eyaculando dentro de ella, seguía yo embistiendola fuerte, mientras ella exclamaba, definitivamente solo tu me haces sentirme plena, llena, satisfecha. Mi marido es un pendejo al lado tuyo, tu si sabes complace a una mujer.

Después de un momento me retiré y quede a su lado, ella se volteó y me acaricio la verga y mis testículos mientras me decía me encantan, nos quedamos así recuperandonos, y después de un rato en que ya nos habíamos recuperado y platicado. Me dice, bueno me voy a bañar ya para irnos, yo le dije aún no, y le di la vuelta y quedó boca abajo y me dijo con su cara de asombro y a la vez con una sonrisa, ¿me lo vas a hacer de nuevo? Me sorprendes. Yo le pregunté ¿a poco no ye lo han hecho dos o más veces seguidas? Y ella me dijo ¡nooo! Al tiempo que le abría las piernas y metía mi mano en su vulva y mis dedos en su vagina ella solo se estremeció y comenzó a moverse al ritmo que mis dedos lo hacían.

Después de un rato me puse encima de ella, mi pene perfectamente se acomodaba entre sus nalgas, ella movía deliciosamente sus caderas haciendo qué sus nalgas dieran un rico masaje a mi pene ella solo decía, ¡qué rico! Me encanta todo lo que me haces. Me levanté, quedé incado entre sus piernas y levanté su cadera, vi como sus nalgas se abrían dejando al descubierto su ano, se lo acaricié y lo presionaba con mi pulgar y ella me dijo, por ahí no. Le respondí, está bien acercandome y cuando menos se lo esperaba, le ensarte de nuevo mi verga en su vagina, ella solo gritó y dijo eres un gran amante.

Cógeme rico soy tuya, y ahí la tenía a cuatro patas metiendo y sacándole mi verga. Oí decir, cada dia contigo, es único y maravilloso. Así con la verga adentro y entre gemidos decía he gozado más contigo en estos cuatro encuentros que en 20 años de casada. Y yo se lo metia suavemente, mientras ella me decia que delicia, yo no perdí de vista su ano, que se abría y cerraba, le puse saliva a mi dedo y se lo empecé a intentar meter, ella no se rehusaba, solo dejaba escuchar sus ricos gemidos, seguí insistiendo hasta que logre meter mi pulgar y ella solo gemia y gemia, movía mi dedo ensanchando su orificio cuando lo creí prudente saque mi verga y se la puse en su orificio anal, y ella al sentirlo ahí, dijo, te dije que no yo por supuesto no le hice caso y se lo empecé a meter, ella gemía de placer y algo de dolor pero no me detuvo, dió un grito al sentir que entraba, y así en grito dijo, eres un pinche cabrón te dije que no lo metieras, me duele. Yo no me moví, le dije, tranquila, no te muevas, relájate y ella me hizo caso y sintió como entraba el resto de mi verga.

Ya le quitaste lo virgen a mi culo, se dejó caer y quedó totalmente acostada y yo encima. La tenía bien ensartada. Esperen a que se relajara, senti menos presión en mi pene, su orificio se había relajado y empecé a moverme muy lentamente entrando y saliendo, a medida que lo iba haciendo su ya empezaba a gemir de placer, por lo cual empecé a moverme más rápido y ella placenteramente lo aceptaba, desplacé mis manos por debajo de ella, una sobre un pecho y la otra en su clítoris al tiempo que ella movía sus caderas, después de un rato en este movimiento lento, lo saque casi en su totalidad y me deje caer, ella sintió que le rompía el culo y gritó, y así continúe ella entre gemidos y gritos comenzó a tener un rico orgasmo yo mientras tanto comencé a venirme ella se percató y dijo no te detengas échame toda la leche qué tengas y ahí me quedé encima de ella y me retiré y pude ver como su ano se abría y se cerraba. Ella me dijo te pasas desgraciado, te había dicho que no. Yo le dije, a poco no te gusto,

no, me dolió.

Pero tuviste un orgasmo, ella dijo pues ya dentro tenia que disfrutarlo. Lo que si me encanta que me cojas y tenemos que vernos de nuevo. Nos levantamos, nos bañamos, nos arreglamos y nos fuimos.

Continuará

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