Mi esposa Beatriz 28 y Yo Gerardo 34 años. Yo trabajo todo el día y ella se dedica a la casa.
Y por las tardes va a clases de zumba. Está ocasión yo había llegado a casa antes que ella, pero cuando llegó me llamó la atención verla sudando pero la ropa estaba seca excepto en la parte de su vulva estaba demasiado húmeda y en exceso.
Vestía un top amarillo semitransparente y licras blancas y se le marcaba su tanga roja. Me prendió verla tan agitada y aún con las mejillas más rojizas que siempre.
La abracé para iniciar una sesión de sexo. Pero ella se sentía rara y nunca me ponía pretextos y yo insistí y empecé a manosear y quitar la ropa.
Cuando le bajé las licras veo su tanguita roja chorreandole espermas por la vagina. UPS! Me calentó la sangre. Ella cerraba sus ojitos y se concentró en hacerlo.
No sabía si encararla y que respondiera su Infidelidad o continuar, besarle y penetrarla; yo tenía la fantasía de sentir el Semen de otro, según yo un lubricante excelente.
Entonces la tumbe violentamente a la cama e hice un lavado de vagina muy profundo mientras ella se revolcándose de placer. Hicimos un riquísimo 69.
Nunca creí decirlo pero me encantó. La pongo en 4 y se la dejo ir por su culito el cual vi que tenía Semen y agrandado y entre con mucha facilidad. Normalmente ella se quejaba cuando se la meto por ahí. Y esta vez ni pío dijo y hasta me pedía más y más llegando a tener varios orgasmos.
Hasta qué yo me viene en forma abundante y terminamos sudorosos y agotados. Ya tranquilo le pregunté el porqué venía llena de Semen su vulva y su ano, es más sus besos sabían a macho ajeno.
No lo negó y me contó que habían dos chicos 18 y 19 años que parecen homosexuales, cosa que comprendemos y respetamos. Durante la sesión de zumba ambos colocados atrás de ella le indujeron a salir de clase para ir a otro lugar.
Mi esposa como chiquilla y por curiosidad aceptó. Fueron a la casa de uno de ellos y le ofrecieron de beber y pusieron música sensual y ambos le dieron la agasajada de su vida.
La desnudaron, la basaron y se la cojieron entre los dos. Me prometió no volver a hacerlo.
Yo también ya más tranquilo le propuse que no los dejará y que al contrario Yo quería que fueran más frecuentes pues le recordé que esa era una de mis fantasías.
Ella se secó las lágrimas y esbozó una gran sonrisa y volvimos a coger.