Hola amigos. Soy Brenda Carmen. Tengo 30 años. Este es mi segundo relato.

Una tarde mi esposo al llegar de la calle me dijo que se había encontrado con Javier. Un amigo de ambos. Me dijo que Javier le invitó a su cumpleaños para el día Sábado. Mi esposo insistió para animarme a ir a ese cumpleaños. Yo estaba un poco desanimada porque Javier vive lejos de nuestra casa. Pero mi esposo me insistió y yo acepté. Javier es un hombre de unos 38 años aprox. Es soltero. tengo entendido que una vez se casó. Pero al poco tiempo se separaron él y su esposa. ahora el vive solo. pero creo que no tan solo.

Mi esposo era el más entusiasmado por ir a la fiesta. Me llevó a la boutique para comprarme ropa para la fiesta. Él me sugería faldas cortitas. Yo le decía que no me sentiría cómoda con faldas tan cortas. Pero el insistía diciendo que quería que miraran a la hermosa mujer que tenía. Y como siempre yo terminé accediendo a sus requerimientos. Llegó el día de la fiesta, y nos preparamos. Yo me puse una de las faldas cortitas que mi esposo me hizo comprar. Y una blusa casi transparente. Mi esposo se sentía emocionado viéndome con esa ropa.

Llegamos a la casa de Javier, y él nos recibió muy amablemente. Nos hizo pasar a la sala y nos presentó a otros amigos de el. En cuanto entré, todos los hombres me miraban las piernas y el trasero. Ya allí nos sirvieron vino y cerveza. Luego comimos y siguieron sirviendo licor. Cortaron la torta y luego empezaron todos a bailar. Casi todos los hombres querían bailar conmigo y yo los complacía a todos. Después de bailar yo me sentaba junto a las otras mujeres presentes allí. Conversábamos conociéndonos unas a otras.

Entonces Javier me servía vino y cerveza a cada momento. Cuando le decía que ya no quiero tomar, el me decía que no le desprecie y que solo será hoy por mi cumpleaños. No me quedaba más que recibirle y tomarme todo lo que él me ofrecía muy amablemente. Mi esposo estaba con otros hombres conversando muy animadamente. Parecía que no le interesaba que yo esté tomando bastante licor. Pero yo estaba confiada que mi esposo me cuidaría y que no tendría ningún problema.

Pero vi que Javier también le daba bastante licor a mi esposo. Yo pensaba que mi esposo sabría cuidarse y cuidarme a mi también.

Así iban pasando las horas. De pronto veo a Javier hablando con uno de los invitados. Un hombre ya mayor, canoso pero con un cuerpo fornido. Se le veía grande y corpulento. Javier le hablaba como despacito y mirándome a mi. Después de un rato, Javier me presentó a este señor. Me dijo que era retirado del ejército. El hombre se presentó como Max. Conversamos un poco y el se retiró al lado de Javier. Al ratito volvieron los dos trayendo más vino y cerveza. me servían vasos llenos y como yo ya estaba entusiasmada, les recibía y me lo tomaba.

Al cabo de un rato me sentí mal. Me daba vueltas la cabeza y sentía náuseas. Le dije a mi esposo que me sentía mal. Entonces mi esposo le dijo a Javier que ya nos íbamos a retirar. Pero Javier dijo que no podíamos abandonarlo, y que si yo quería descansar, el tenía una habitación con una cama grande para mi y mi esposo. Pero que quería que sigamos mi esposo y yo en la fiesta. Así traté de que se me pasara el malestar, y seguimos en la fiesta. Javier seguía dándonos licor a mi esposo y a mi. Me decía que el vino es bueno para ese malestar que yo sentía. Claro que yo no le creí nada. Pero no sé porqué aceptaba lo que me servía y me lo tomaba.

Pero ya no aguanté mas. Me senté en el sillón, y me quedé dormida. Me despierto un poco cuando siento que mi esposo me está llevando a la habitación que nos había ofrecido Javier. Mi esposo me hizo acostar y se fue a seguir en la fiesta. Yo al ratito me quedé dormida. No se cuanto habré dormido, cuando de pronto siento unos manoseos en mi trasero. Primero yo pienso que es mi esposo. Pero siento diferente. Entonces trato de despertarme un poco haciendo un esfuerzo. Y escucho la voz de Javier que dijo: Está muy ajustada. Tenemos que sacarle toda la ropa. Porque vestida no se va a poder. Entonces siento la voz de Max diciendo: Pero se va a despertar. A lo que Javier dijo: No se va a despertar. Ya se como es esta puta. Y me la he follado anteriormente como ya te conté.

Recién me di cuenta que estaba en la casa de Javier, y que estaba sola con esos dos hombres manoseándome todo. Quería escaparme pero estaba tan borracha que no podía hacerlo. Solo trataba de defenderme con mis manos pero sin fuerza ni voluntad. Me sacaron toda la ropa. Quedé totalmente desnuda en las manos de esos dos hombres hambrientos de sexo tratando de devorarme. Javier era el más activo y entusiasmado. Pero los dos me manosearon a su antojo. Me metían los dedos a la vagina y al culo. Luego se lo llevaban a la boca. Eso repetían varias veces. Me estrujaban las tetas y las nalgas como si fuera una masa para hacer panes. Me ponían echada boca arriba, luego me volteaban boca abajo. Me daban nalgadas fuertes con sus manos grandes. Me lamían el culo y la vagina. Me chupaban las tetas.

De pronto Max dijo: Ya hay que meterle verga. A lo que Javier dijo: Yo primero cabrón. Yo ya me desperté bien y la verdad estaba muy excitada con tanto manoseo. Solo tenía una duda. Mi esposo me había abandonado dejándome en manos de esos dos hombres? Pero la excitación que sentía era tan fuerte que no me importaba mucho eso. Los dos se desnudaron y quedaron totalmente desnudos. Vi a Max el viejo. Tremendo cuerpo bien peludo. Su figura era un tanto intimidante. Miré su verga, grande como nunca había visto. Me dio un poco de miedo. Instintivamente lo toqué. Estaba bien parada casi apuntando a su ombligo y dura como un fierro. Sentí un cosquilleo en mi culo intuyendo lo que sería tenerlo dentro. También toqué la verga de Javier. De buen tamaño aunque no muy grande como el de Max.

Los dos me hicieron mamar sus vergas metiéndome hasta la garganta. Me follaban la boca agarrando mi cabeza y pegándola a sus vergas hasta sacarme lágrimas de los ojos. Javier le dijo a Max: Mejor échate tu, y que te monte la puta para yo metérsela por el culo. Así lo hicieron. Me monté a Max y mi vagina se tragó entera toda esa tremenda verga de Max. Javier escupió en mi culo y me lo metió de un tirón por allí. Yo di un grito, pero no me dolió mucho. Allí los dos se movían como locos. Uno me levantaba con sus movimientos desde abajo, y el otro me empujaba desde arriba con su verga en mi culo.

Luego de un rato, Max dijo: Ya no seas angurriento. Yo también quiero ese culo. Javier dijo: Ya cabrón. métesela y rómpele el culo a la puta. Javier se echó en la cama, y yo me senté encima de el tragándome su verga con mi vagina. Entonces Max se arrodilló detrás mío primero puso la punta de su verga a la entrada de mi culo. Luego de un empujón fuerte me lo metió hasta el fondo. Sus huevos chocaron con mi vagina como queriendo entrar también a mi culo. Yo di un grito tan fuerte que creo escucharon los vecinos de al lado de la casa. Haaaaayyy. Me duele, me duele. Sácalo por favor. Pero Max dijo: Ya estás con la verga dentro del culo puta de mierda. Ahora aguanta y mueve el culo como la puta que eres.

Esa verga me hacía doler el culo como nadie me lo había hecho. Me salieron lágrimas de verdad. Sentía que esa verga me llegaba hasta el pecho. Y que me destrozaba todo el culo por lo gruesa que era. Pensé que estaba sangrando pero me aguanté. Poco a poco me fui acostumbrando mientras que Max me golpeaba con una fuerza de tres hombres y me agarraba de las caderas con sus tremendas manos jalándome a su verga. Sentía el cosquilleo de los pelos del cuerpo de Max raspándome las nalgas con fuerza. Así estuvo Max bombeándome el culo con su tremenda verga, hasta que Javier dijo: Ya cabrón ahora me la voy a follar de frente para que la puta me mire.

Diciendo eso, los dos me dejaron un ratito. Sentí un gran alivio en mi culo. Javier me hizo echar en la cama, y abrió mis piernas y me lo metió por la vagina. Max quería meter su verga a mi boca pero Javier le dijo: Déjame un rato solo con la puta para que me mire y sepa quien le está follando. Max se quedó parado mirando y agarrándose la verga. Javier me lo metió por la vagina. Así estuvo un rato, luego dobló mis piernas así de frente y me lo metió por el culo. Su verga entró facilito. No me dolió nada. Mi culo estaba bien abierto por la verga de Max. Javier empezó a bombear mi culo y me dijo: Mírame puta de mierda. Dime que te está rompiendo el culo.

Yo le dije tu mi amor. El me dijo: Di mi nombre puta. Yo dije: Tú Javier. el me dijo: dime quien te folla mejor. El cachudo de tu marido, o yo. Yo le dije: Tú Javier tu.

Así estuvo follándome el culo yo doblada en dos, y él metiéndome hasta no poder mas. De pronto Max dijo: Ya cabrón. Yo también quiero ese culo. Yo dije: No por favor. Ya no más por allí. Pero no les importó mis súplicas. De nuevo Javier se puso abajo y Max alzándome me hizo montar la verga de Javier y él me lo metió por el culo. Otra vez di un grito de dolor. Pero tenía que aguantar las dos vergas. Se movieron cada vez más fuerte. Yo gritando de dolor y placer. Hasta que me vino el orgasmo más fuerte que jamás había sentido. Empecé yo misma a mover mas mi culo. Quería sentir más dolor. Quería que Max me atravesara toda. Grité como nunca. Moví mi culo como nunca. Hasta que ya no pude más. Me quedé quieta temblando. Sentí que mi culo se abría y se cerraba solo independiente de mi voluntad. Estaba tan agotada y al mismo tiempo tan satisfecha. Dejé que ellos hicieran conmigo lo que quisieran.

Después de un rato ya no me importaba lo que me hacían. Ellos seguían moviéndose hasta que primero le vino el orgasmo a Max. Gritó como un toro. ¡Que rico cuuulo! Y se quedó así con su verga en mi culo hasta que terminó de vaciar toda su leche. Yo sentí como un líquido caliente inundaba mis tripas y chorreaba por mis piernas hasta llegar a las piernas de Javier. Luego le vino el orgasmo a Javier. El igual gritó como loco. Después de un rato los tres inmóviles, empezaron a retirarse de mi cuerpo. Yo me quedé echada. Estaba muy cansada. Ellos se fueron sin decirme nada. Traté de ponerme el calzón y toda mi ropa me quedé echada. Después de un rato siento que entra mi esposo. Me empieza a manosear y a sacarme el calzón. A mi ya no me importaba nada de lo que el pudiera hacerme. El metió su verga a mi culo y empezó a moverse. Pero yo no sentí nada. Ni cosquillas. Ya cuando amaneció y era un poco tarde nos retiramos. Nos despedimos de Javier, aunque yo no le pude mirar a la cara. Bueno amigos hasta aquí mi experiencia con Javier y Max. Los que quieren escribirme pueden hacerlo.

Mi correo es: brendarioszampayo@hotmail.com tengo algunas fotos y videos que puedo compartir.