La novia de mi amigo

Vanesa era muy amiga mía desde hacía bastante tiempo y a mi siempre me había despertado un gran morbo, pero como había empezado a salir con un amigo mío, pues nuestra relación había cambiado, vamos, que ya no era como antes.

No obstante yo seguía percibiendo ciertas cosas(miraditas, alguna caricia furtiva a mi trasero) en ella que, además ahora que ella tenía novio, no hacían más que provocarme erecciones, y a menudo me masturbaba pensando en ella.

Una noche nos reunimos todos los amigos para celebrar el cumpleaños de una de nosotros, así que empezamos a beber todos y al cabo del tiempo íbamos ya bastante borrachos, y claro, esta chica poco a poco se acercaba, me daba algún abrazo, e incluso se sentó en mis piernas, y me provocó una gran erección, ella lo notó, me dirigió una mirada cómplice y comenzó a moverse despacio sobre mi verga para que notara los cachetes de su culo, lo cual no hacía mas que aumentar el tamaño de mi polla, pero apareció el novio(que estaba en otro bar) y se incorporó, fue a saludarle y me quedé allí, disimulando como podía, y mientras hablaban, yo no paraba de fijarme en su culo y en sus tetas, que aunque no eran muy grandes, siempre había deseado comérselas.

Al final él se fue porque un familiar se había puesto enfermo, «pista libre» pensé yo.

La verdad es que empezamos a sobarnos con mucho disimulo, pues estaban el resto de nuestros amigos delante, pero yo me moría de ganas de follármela en ese mismo instante.

Al rato, empezó a decir que se sentía mal, y claro, me ofrecí voluntario para acompañarla a casa, a lo que ella me contestó con un guiño.

De camino a su casa mi mano no se separó de su culo, y yo disfrutaba como un niño, ella me dejaba, me lo consentía, y aunque por una parte su novio también era amigo mío y tenía remordimientos, mi pene estaba tan duro como no lo había estado nunca, siempre había deseado hacerle de todo pero nunca me había atrevido a proponérselo.

Llego el momento en que nos paramos en la puerta de su casa y ya no pude mas, la agarré del culo con firmeza y la cogí, nos besamos como locos, su lengua jugueteaba con la mía, mientras que frotaba mi entrepierna contra ella. Ella, me dijo «aguanta solo unos minutos».

Al entrar en su casa, nada más cerrar la puerta, volvimos a besarnos apasionadamente, y de camino a su dormitorio nos fuimos desnudando.

Al llegar allí comencé a comerle las tetas, a juguetear con sus pezones mientras empezaba a disfrutar de verdad, la tumbé sobre su cama y le bajé los pantalones y las bragas, le abrí las piernas y empecé a comerle el coño, jugueteando mi lengua con toda ella, y bebiéndome sus jugos después del primer orgasmo, mi verga ya no aguantaba más y le metí mi polla de una vez, lo que le provocó algo de dolor y mucho placer, entonces empezamos un vertiginosos ritmo, sudando los dos como locos y comiéndonos de nuevo la boca con exaltación, casi compulsivamente, al llegar al orgasmo casi me maree, pero quedé exhausto.

Exhausto y satisfecho, como ella, y desde entonces, no pasa una semana sin que nos encontremos en secreto.