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Habían vuelto del aeropuerto y en casa les esperaría una nueva y maravillosa experiencia rebosante de placer y deseo

Cuando llegamos a la casa del aeropuerto, un poco más calmadas, luego de tanta agitación y luego de haber roto el “Hielo” inicial con tamaña demostración afectiva.

Me dispuse a mostrarle toda la casa, y de vez en cuando Lore me tomaba de la mano y me preguntaba si recordaba en los lugares que había tenido mis orgasmos mientras hablábamos por teléfono.

El ir y venir por habitaciones y corredores, y luego de poner sus maletas en nuestra habitación, nos llevó a acercarnos nuevamente y probar la resistencia de nuestros labios, a pesar de que había prometido dejarla descansar.

Cuando sentí como me dé nuevo comenzaba a mojarme pidiendo más contacto, recordado la perfección de su lengua recorriendo mis labios y mi clítoris, comencé a transpirar.

Le dije que si prefería podría tomar una ducha, mientras yo preparaba algo ligero para cenar.

Me dedique a cortar frutas, mientras escuchaba de fondo la ducha y ese silencio que te deja saber que quien está allí, mariposea por sobre su cuerpo.

No sé cómo me contuve para entrar allí con todo y ropa y enjabonar su precioso cuerpo. Pero pensé que era mejor que se sintiera un momento solo, mientras yo planificaba nuestro segundo encuentro.

Al mirar lo que hacía inconscientemente, me di cuenta que tenía ante mí, una bandeja llena de deliciosas frutas que llenaron mis sentidos de un sin número de fantasías.

Prepare todo y lo puse en el refrigerador.

Fui a la habitación y me desnude completamente, iba a prolongar la espera un poco más, pero no tanto como para morirme en el intento.

Por lo que fui al baño y la sorprendí mientras se secaba las piernas con una calma que solo hizo que me dedicara a contemplarla milímetro por milímetro.

Que tierna y sonrojada se veía toda, su pelo húmedo y unas diminutas gotas renegadas que corrían por los costados de sus hombros. Una en especial capto mi total atención y sin poder evitarlo me le acerque y la atrape con mi lengua.

Podía sentir el calor emanar de todo su cuerpo, unida a esa frescura de melocotones que tenía luego de la ducha.

A sabiendas, me pare frente a ella mientras me desanudaba la bata, lentamente para que tuviera tiempo de contemplarme ya de cuerpo entero y sin nada que se interpusiera entre las dos.

Le pregunte qué tal la ducha y corrí las cortinas para abrir la llave del agua y en el proceso le di la espalda y pude sentir su mirada acariciarme.

Sentí más que note, como se acercaba a mí y pude sentir toda la extensión de su cuerpo fresco apretarse contra el mío.

Me recosté contra ella, mientras sentía sus manos subir por mis costados y abarcar mis pechos, hasta separar sus dedos y tomar mis pezones entre ellos. Un suspiro involuntario escapo de mis labios a la espera de lo sabía me esperaba.

Pero le dije que mejor tomaba la duchar bien rápido y me reunía con ella en la habitación. 

De más está decirles que esa fue la ducha más interesante que había tenido, porque a pesar de que era yo quien esparcía el jabón por mi cuerpo, el mensaje que me llegaba al cerebro, era que no eran mis manos quienes me tocaban, sino las de Lore.

Hasta el hecho de lavar mi vagina fue toda una experiencia, me acariciaba imitando los movimientos que sabía ella repetiría.

Salí de la ducha y por vanidad femenina, busque entre las lociones, una que me gustaba en especial, una mezcla de limón y miel que además de provocarme un frío delicioso, daba a mi piel una suavidad más extrema.

Deje que la suave brisa del ventilador secara mi piel y volví a ponerme el batín.

Cuando salí del baño, pude notar como las luces habían sido apagadas, solo dejando las escaleras hacia mi habitación iluminadas.

La escuchaba tararear su canción favorita, Crazy, me detuve en el refrigerador y saque la fuente con las frutas que había preparado y a media sonrisa, subí al encuentro de mi próxima experiencia sexual inolvidable.

Ella estaba semi acostada sobre los almohadones, fingía leer una revista cualquiera y cuando nuestros ojos se encontraron, el mensaje en ellos, no podía ser más explícito.

Me pose sobre las colchas y tome un trozo de fresas entre los labios y se los ofrecí de allí mismo.

Al ella inclinarse, pude oler de nuevo ese olor suyo que me enloquecía, y restregué mis dedos por su pelo aun húmedo, para acercarla más a mí.

Luego de separarnos, le pedí que volviera a su posición y así, recostándome sobre sus piernas, comencé a alimentarla dándole trocitos de fruta con mis dedos y sintiendo como los chupaba.

Había traído conmigo también una botella de champagne, para celebrar nuestro encuentro, y pose la hielera con las copas, sobre la mesita de noche, mientras continuaba tentándola con uvas, fresas y kiwis.

En cierto momento, en medio de nuestro juego y conversaciones, destape la botella de champagne y deje caer unos trozos de fresa dentro, brindamos por nosotras y nuestro futuro.

Pero por sobre todas las cosas, brindamos por esa noche.

Deje la copa a un lado y esta vez fui más audaz, tocando yo con mi lengua una de las uvas, comencé a recorrer sus labios, su barbilla, bajando por su cuello, hasta juguetear con sus pezones y luego atrapándola entre mis dientes y mordiéndola lo suficiente como para que dejara salir sus jugos y estos cayeran sobre sus pechos… Mmmmmmm delicioso, su sabor mezclado con el champagne, me hizo mover inquieta y ponerme a gatas sobre su cuerpo ya ansioso.

Esta vez tome fresas y las apreté para trazar líneas y círculos por sus hombros y el valle de sus pechos.

Baje hasta su vientre y la pose sobre su ombligo. Recorrí mi recientemente descubierta pasión e hice el recorrido a la inversa.

Tomando primero la fresa y luego limpiando su piel hasta besarla de lleno en sus labios y saborear su interior y chupar su lengua.

Seguí jugueteando con mis manos, esta vez, tocando su monte de venus y dejando resbalar mis dedos por su conchita, sentí como separaba las piernas y deje de besarla para poder ir y darle atenciones a sus deseos.

Podía escuchar como respiraba más profundamente al ir yo dando soplidos por sobre la piel que había humedecido con mi lengua. Al llegar al nido entre sus piernas, esta vez quien suspiraba era yo, no pude contenerme y entre de lleno en sus profundidades, llevando mi lengua tan profundamente como podía y levantando mis manos hasta sus pechos y pellizcarlos tiernamente.

Nuestras miradas se encontraron, lo mismo nuestros deseos y pude ver en ella, lo que quería.

Comencé a hacer círculos sobre su clítoris, cada vez más rápidamente, a su alrededor y cuando llegaba a su punta, me lo metía entre los labios y lo chupaba con firmeza.

Sentí como se retorcía sobre las sabanas, pidiéndome que siguiera.

Una de mis manos fue en mi ayuda y mientras tomaba su clítoris entre dos dedos para poder chuparlo más y con más ganas, comencé a mover mi dedo en todo su derredor, asaltándola en todos los sentidos.

Haciendo que gimiera al estar al borde de un climas que ya de por si mojaba toda mi cara.

Pude sentir contra mi boca sus temblores de satisfacción, pero no pude contenerme y seguir saboreándola, seguir buscando más allá, para ese momento me acerque a la mesita de noche y dando un sorbo al champagne, regrese con un poco de este en mi boca, y deje que el líquido frío corriera por toda su vagina, esta vez, estaba dispuesta a no dejar una sola gota entre sus muslos y me dedique a despertar su deseo nuevamente.

Quería que gritara y me dijera lo que quería, así que mientras con mis dedos la tentaba, me acerque a su boca y entre besos y leves mordiscos, le pedí que hablara.

Que me dijera que quería y como lo quería. No dejaba de gemir, así que aligere los movimientos de mis dedos, quería que esperara, pero me tomo la mano con fuerza entre las suyas y me hizo continuar con el mismo movimiento, mientras le susurraba yo al oído cuanto deseaba que se corriera para mí de nuevo, que esta vez quería que mientras se corría, me besara, porque quería recibir sus respuestas dentro de mí.

Yo estaba enloqueciendo. Ansiaba darle tanto placer que yo misma estaba sobre un clímax contenido, con cada movimiento de sus caderas contra mis dedos. 

Al final me dijo lo que quería, me quería a mí y (bueno, esa parte ya se las comentare más adelante…

Por largos meses vivimos toda clase de aventuras, en el proceso nos casamos, ya que es posible aquí celebrar uniones del mismo sexo, los detalles de todo eso, se los iré comentando a medida que me sigan asaltando en estas noches, donde ella no está conmigo físicamente, pero donde nuestros cuerpos ya saben dónde encontrarse).

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