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Habían vuelto del aeropuerto y en casa les esperaría una nueva y maravillosa experiencia rebosante de placer y deseo

Pude sentir contra mi boca sus temblores de satisfacción, pero no pude contenerme y seguir saboreándola, seguir buscando más allá, para ese momento me acerque a la mesita de noche y dando un sorbo al champagne, regrese con un poco de este en mi boca, y deje que el líquido frío corriera por toda su vagina, esta vez, estaba dispuesta a no dejar una sola gota entre sus muslos y me dedique a despertar su deseo nuevamente.