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Elena I

Mi vida transcurre normal, o mejor dicho transcurría normal. Sin dar muchos detalles en nombres, les voy a contar un poco de mi vida. 

Estoy casado desde hace 5 años, en la actualidad cuento con 29, me queda poco pelo, estoy rellenito (85kgs, 176cm) aunque no me considero guapo, tampoco soy un adefesio. Por mi forma de ser, no tengo problemas en relacionarme con el público y nunca los he tenido con las chicas, es más cuando salía con mi novia (actualmente mi mujer) y ella quedaba con sus amigas, (todas pertenecían a una agencia de azafatas de imagen), al acabar la noche siempre le referían a mi mujer lo simpático que era y lo amable.

Gracias a esa forma de ser, me ofrecieron trabajo en una empresa que se encarga de organizar eventos deportivos, conciertos, fiestas de noches para casas comerciales, etc. Actualmente llevo en la empresa 7 años, por lo que cada vez hago menos “trabajo de campo” y me dedico más a administración y al trato con los clientes. Hasta hace tres meses, que me ascendieron y he pasado a organizar los eventos: Busco clientes, hago presupuestos, les organizo el evento en cuestión y los superviso. Hace un mes conseguí organizar una convención de una empresa con sede en Madrid, era para alrededor de 100 personas, las cuales se irían una semana a la costa de Huelva, lo primero que debía de hacer era buscar los billetes de avión y después el hotel, sala de conferencia, restaurantes, discotecas, etc. No solo era la típica convención sino que debería tenerles ocupados y que se divirtieran. 

Ni que decir que mis jefes me dijeron que confiaban en mí, que era un trabajo muy importante, etc. (En definitiva que me jugaba el cuello). Una de las amigas de mi mujer, Elena, trabaja en una agencia de viajes (de las más importantes del país) y me dirigí a ella, le explique todo y le dije lo que me jugaba, ella llevaba un año en la agencia y me dijo que sus jefes seguramente no le dejarían llevar este congreso, ya que al ser importante y de mucho volumen, se encargaría otro comercial. No es la primera vez que me ocurría, pero la experiencia y él haber pasado por esa situación, me llevo a hablar con sus jefes y les expliqué que me gusta trabajar con gente que empieza a desarrollarse profesionalmente y que no me asustaba si tenía experiencia o no. La verdad es esa; prefiero trabajar con gente joven, ya que si son inteligentes, aprovechan esa oportunidad, ya que están encima del trabajo, y al ser su cliente más importante te tratan mejor y además, en este caso ayudaba a Elena, que la verdad era del grupo de amigas de mi mujer la que mejor se lleva con ella. 

Aunque no se ven mucho, sí que coinciden en muchas ideas, lo cual hace que no pierdan el contacto. Elena es morena, de piel blanca, ojos verdes, labios gruesos, perfectos, cuerpo muy bien formado, pero lo que sobresale de ella son sus tetas, son perfectas, puede tener una 100, son firmes y bien duras. Nunca me había fijado en ella como objetivo sexual, sobre todo porque me llevo muy bien con ella, siempre que la veo, cuando salgo de copas con o sin mi mujer, nos ponemos a charlar y nos lo pasamos de miedo, siempre éramos los últimos en acostarnos. Más de una noche, se ha ido mi mujer a casa y me he quedado con Elena charlando.

Bueno, cuando conseguí que me asignaran a Elena, como mi intermediaria en la agencia de viajes, la cité en mi oficina y tuvimos una reunión con mis jefes. Ella apareció con un traje de chaqueta gris claro, pantalón del mismo color y camisa blanca. A mis jefes les pareció que estaba muy buena, se fijaban en sus tetas, en su culo, en todo su cuerpo, pero para mí era simplemente Elena, es verdad que estaba guapa, pero para mí ese día lo más importante era la reunión. Le expusimos lo que necesitamos, y aunque el peso de la conversación la llevaba yo, mis jefes intervenían de vez en cuando, y la verdad es que Elena se defendía bastante bien. 

Cuando le dejamos todo claro ella nos dijo que la tarde del día siguiente tendría el presupuesto y nos lo llevaría. Mis jefes me dijeron que les había gustado la chica (profesionalmente).

La tarde del día siguiente, a eso de las 19:00h, llegó Elena a la oficina, traía la carpeta llena de papeles, catálogos y demás propaganda. Vestía falda negra estrecha y camisa roja. 

Me fui con ella a la sala de juntas y esperamos a que llegaran mis jefes, mientras ella me pregunto, que por favor le dijese que me había parecido su actuación la mañana anterior, yo le contesté que perfecta que muy bien, que me había sorprendido y que se lo decía de verdad, que me había quedado muy contento, al igual que mis jefes. Ella me dijo que estaba un poco asustada, ya que los presupuestos que traía rondaban los 45 millones de pesetas. Yo le dije que no se preocupase, que exponiese tranquilamente, que ya veríamos. La verdad me pareció caro, pero no le dije nada. 

Cuando llegaron mis jefes, ella se levantó y empezó su trabajo. Conforme hablaba, se fue soltando y nos fue exponiendo las diferentes opciones que le habíamos pedido. Hoteles de 5*, buenos restaurantes, excursión a Doñana en todo terreno, discotecas cerrada para la convención, partido de fútbol para ellos y disfrute de saunas y solárium para ellas, etc. Además ofrecía dos habitaciones a mi empresa para poder supervisar, sin cargo alguno. Cuando terminó de exponer mis jefes, mejor dicho EL JEFE, dijo que se merecía un aplauso y que por él, vale, que le había encantado las ideas de las horas de entretenimiento; aunque faltaba la contestación de la empresa, no creía que hubiese problemas… 

Cuando salieron mis jefes, ella me miró y me dijo que no se lo podía creer que ni siquiera le habían objetado los precios, se acercó y me abrazó, me dijo que muchas gracias, estaba muy alterada y le dije que se tranquilizase, que lo había hecho muy bien. De echa, me sorprendió bastante su exposición, fue perfecta y el énfasis que le puso, hizo que no quedasen dudas acerca de su competencia. Le propuse tomar un café, aceptó y nos fuimos a la cafetería del edificio de nuestras oficinas. Estuvimos hablando del trabajo al principio y después de cosas personales. La conversación se iba alargando del café pasamos a comer algo y después las copas. Me contó que tenía problemas con el novio, al cual yo conocía, que llevaba una semana sin saber de él, debido a una discusión. 

La conversación fue ganando en confianza y llegó a contarme que la pelea con el novio era debido al sexo, ya que a ella no le apetecía últimamente debido, según el novio, a que estaba más pendiente al trabajo que a él. Yo le comenté que no se preocupase y que por esa habíamos pasado todos. Cerca de las 23:00h, nos despedimos y quedé en llamarla en cuanto supiese algo sobre el trabajo. El sábado, mientras almorzaba con mi mujer, recibí la llamada de la empresa de Madrid, confirmando el trabajo, les había parecido muy bien. Me dijeron que hablaríamos el lunes, pero que estaba todo ok, y que esperaba verme durante la semana de la convención. Se lo comenté a mi mujer y ella se alegró mucho por Elena, ya que mi mujer estaba al corriente de todo este tema. Decidimos llamar a Elena y quedar a tomar un café con ella, y allí le daría la noticia. 

Quedamos a las 16:30 en un Pub, de un amigo nuestro y allí le dimos la noticia. Se alegró mucho, nos abrazó y me dio las gracias, para ella significaba mucho a nivel profesional. Se puso muy contenta, yo le dije que ahora venía lo importante, que si salía todo bien, mi empresa contaría con ella para organizar la logística en cuanto a habitaciones y vuelos para nuestros clientes. Le comenté que me gustaría que durante la semana que duraba la convención, ella estuviese en la misma, para arreglar cualquier inconveniente. Ya que de mi empresa no iría nadie, aunque el cliente contaba conmigo, en mi oficina estábamos hasta arriba de trabajo. Ella me dijo, que no creía que hubiese problemas.

Cuando se acercó la fecha, ella me llamó y me preguntó si alguien de mi empresa iría a la convención, yo le dije que seguramente iría yo, ya que el cliente insistía mucho en que fuese. Pero no le aseguré nada. Ella me dijo que se iría un día antes, ya que sus jefes querían que saliese todo muy bien. Me comentó que estaban muy contentos con ella. Desde que le aprobaron el presupuesto, solo se había dedicado a dicho trabajo y que estaba muy contenta. Antes de colgar, me volvió a dar las gracias y me dijo que no me defraudaría.

Ella llegó el domingo al Hotel, un hotel muy bonito con muy buenas instalaciones y de reciente construcción, en primera línea de playa, jardines muy frondosos, etc. El lunes la llegada al hotel, se tenía prevista a las 13:00h. Esperé a las 15h, para llamar a mi cliente y preguntarle que como iba todo. Hablé con D. José, me dijo que muy bien, que lo único coñazo fue el viaje en autobús desde Sevilla, pero por lo demás muy bien. Ya había conocido a Elena, y estaba encantado con ella. Me dijo que era muy amable y que por ahora todo iba bien.

Llamé a Elena a las 17:00h y le pregunté cómo iba todo, me dijo que sin problemas, todo el mundo descansaba y ella había aprovechado para dormir algo, (le había jodido la siesta) Me preguntó que cuando llegaba y le dije que lo haría el martes por la tarde o miércoles al mediodía.

El martes a las 16:00, hice las maletas, llamé a mi mujer, que esos días dormiría en casa de su madre y me despedí. Cogí mi todo-terreno y me fui hacía Huelva, total 3:30h de viaje. Cuando llegué me quedé impresionado por el Hotel, la verdad que era mejor que en el catálogo, pedí la habitación y me marché para ducharme y relajarme un poco, la verdad es que hacía mucho calor. Mi habitación daba a la piscina y por la parte de atrás, tenía una terraza que daba al jardín. La verdad es que no me podía quejar. 

Estos viajes, son un coñazo, ya que prácticamente has de seguir el ritmo de ellos, pero con el inconveniente que eres de los últimos en acostarte y el primero en levantarte, además de no conocer a casi nadie. Pero esta vez era diferente, primero porque allí estaría Elena, con la cual me llevaba muy bien, segundo porque en esta convención, exceptuando dos días, en los demás no todos los asistentes irían al mismo restaurante, ni harían las mismas actividades, con lo cual yo tampoco tendrían que asistir.

Cuando descansé un poco, llamé a Elena y le dije que ya había llegado, le di el número de mi habitación y ella me dijo que vendría. A los 10 segundos, llamaron a la puerta y era ella, tenía la habitación de al lado, ya que al ser para los organizadores, nos la dieron juntos. Después de los saludos, pregunté por los clientes y me dijeron que estaba en la otra ala del hotel. Fuimos a buscarlos y por fin los conocí, ya que solo lo había hecho por teléfono.

El presidente, D José, era un tipo alto, delgado, la verdad que muy atractivo, al igual que su mujer, Ana, ella morena, con grandes pechos y se notaba que se cuidaba. La verdad es que hacían una pareja muy atractiva. El resto de directivos, habían venido con sus respectivas parejas. Cuando, terminaron con las presentaciones, me fui a ver las instalaciones junto a Elena.

La noche, fue de lo más normal, cena y un poco de música y nos fuimos a dormir. La mañana siguiente el grupo tenía reunión sobre la marcha de la empresa, por lo que aproveché y me levanté a las 09:30h, y me fui a desayunar a la cafetería. Allí me encontré con Elena, estaba radiante, no creo recordar haberla visto tan guapa, llevaba un pareo anudado a la cintura y una camiseta. Me fui hacía su mesa y le dije: Veo que te ha sentado muy bien el trabajo, estas muy guapa, al principio se puso roja de vergüenza, ya que aunque tengamos confianza, nunca le había dicho nada parecido. Ella mi dijo que se debería al descanso y al cambio de rutina, que se sentía muy bien y que estaba muy a gusto. Terminamos y nos fuimos a la piscina del Hotel. La mitad de la piscina, es climatizada, por lo que aprovechamos y nos dimos un chapuzón. 

Cuando llevábamos un rato en el agua, ella se salió para tirarse desde un pequeño trampolín, y me quedé con la boca abierta. Tenía un cuerpo espectacular, y sobre todo tenía los pezones erectos, se le veían muy grandes y el efecto del agua sobre su bikini, hacía que se le notase todo la raja del coño. Cuando se tiró de cabeza, llegó hasta donde yo estaba y aproveché para en cuanto saco la cabeza del agua, hundírsela de nuevo y empezar una especie de juego, ella respondió entre risas, he intentó hundir mi cabeza en el agua, no lo consiguió y lo intentó subiéndose en mi espalda, ahí fue cuando me di cuenta que las tetas que tenía estaban muy duras, pero duras de verdad, me las puso cerca del cuello, y la verdad eso hizo que me empezara a poner cachondo. Lo que hice es hundirme en el agua con ella y aproveché para ponerle la mamo en el muslo, pero por el efecto del agua le cogí, y bien, el culo, rápidamente le pedí perdón y me puse colorado, ella me dijo que no fuese tonto, que ya sabía que no había sido queriendo, que no tenía nada que perdonar. Seguimos por un rato con el juego. Nos salimos y secamos, nos pusimos a tomar el sol y cuando llevábamos un rato, noté como un líquido frío me caía en la espalda, me sentó como una patada en los huevos, ya que me estaba quedando dormido. 

Rápidamente, sentí las manos de Elena en mi espalda y me decía que no quería que me quemase, y que me pondría crema solar, empezó a darme un masaje en toda regla y me gustaba bastante, me dijo que me diese la vuelta y me echó crema en la cara y en el pecho y mientras me daba crema, yo me fijaba como se le movía las tetas, con el vaivén de los brazos. 

Cuando terminó el día las gracias y rápidamente me di la vuelta, para que no viese que me había empalmado. Ella se tumbó y empezó a ponerse crema en las piernas, yo le dije que si quería le echaba crema, ella me dijo que sí. Se dio la vuelta y se desabrochó el bikini. Empecé por los hombros, y fui bajando, ella se bajó un poco la parte de abajo del bikini y seguí echándole crema, empecé a darle un masaje, que la verdad sea dicha, se me da bastante bien. Así que continué. De repente le pregunté que si hacía toples, ya que no tenía corte alguno, ella me dijo que sí lo hacía, pero que hay le daba corte por los clientes, yo le di la razón y le dije que sería violento incluso para mí. Seguí con el masaje y ella me dijo, que por favor me centrase a la altura de los riñones, ya que le estaba gustando mucho los masajes, yo le dije que cuando estuviera cansada, solo tenía que decirlo, que a mi mujer se los daba y muchas veces conseguía que de quedase dormida. Después de estar un rato dándole masajes, levantó la cabeza un poco, de forma que las tetas se le podían ver, no me resistí y gire la cabeza, eran impresionantes. Se ató el bikini y se dio la vuelta. 

Me dijo textualmente: 

Lo siento por ti, pero no nos vamos del hotel sin que tú me des un masaje de esos que tú dices. Me encantan los masajes, y hace tiempo que nadie me da ninguno. 

Decidí atacar y le pregunté: 

Pero y tu novio, ¿seguís peleado o qué? 

Mi novio hace tiempo que no me toca y además tampoco era muy aficionado a los masajes. Además siempre pasaba de los hombros al mis partes, y al final me dejaba sin masaje y… Bueno, me quedaba peor.

No entiendo (me hice el tonto), ¿en qué sentido te quedas peor?

Pues que al final……..solo disfrutaba él.

Pues mira, para mí un buen masaje, sería: Empiezo por los pies, me dedico un tiempo a ellos y los tobillos, subo por los gemelos y paso a los muslos, muy suavemente, con crema y muy despacio, voy subiendo por ellos hasta tus caderas, ya que a mi mujer le encanta que se los dé en el culo, pero a ti no es plan…

!!!Ya!!!

Se le veía muy interesada y lo mejor, tenía los pezones como una roca, lo que hizo que se me pusiese la polla igual de dura que sus pezones,

Bueno, entonces, después del culo paso a las caderas, la zona lumbar y espaldas y hombros, en toda esa zona, puedo estar como veinte minutos. Y si en el caso de mi mujer no se ha dormido, entonces, me dedico a otra zona. Je, je.

Jo que suerte tiene tu mujer, yo seguro que me quedaría dormida. 

Pues cuando quieras, pero lo único que te pido es que sea un secreto, aunque no tienes de nada de qué preocuparte, ya sabes las malas interpretaciones y demás.

No te preocupes, además sé que no va a pasar nada que no queramos que pase.

Nos levantamos y nos fuimos a duchar, ya que teníamos pendiente la comida con el grupo. Durante la ducha, no hice otra cosa que pensar en Elena y en sus tetas, me tuve que hacer una paja, que por cierto de la cual, eyaculé una gran cantidad de semen. Mientras me vestía pensaba, que si llegaba el masaje, me vería en un gran aprieto, pero decidí que cuando llegase el momento decidiría.

Cuando llegamos a comer, Elena apareció radiante, se le había pegado el sol, y venía con un vestido de tirantes de lo más interesante. La comida y la tarde transcurrieron sin más. A última hora de la tarde, tuve una reunión con el cliente, el Sr. D. José, para ver cómo iba todo e intentar cerrar algunos temas de negocios, ya que él tenía muchos contactos y su hermano era presidente de una importante empresa que organizaba eventos deportivos a nivel nacional.

Por la noche, teníamos reservado una cena en un restaurante, para todo el grupo y después iríamos a una discoteca, en la cual solo estaría la gente de la convención. Todos marcharon en autobús, excepto Elena y yo, que nos fuimos en mi todo terreno Durante la cena me senté en la mesa de los directivos, con sus parejas y junto a Elena, que poco a poco iba demostrando su bien hacer en el trabajo, ya que hasta ahora todo había salido perfecto. Elena, vestía un vestido de tirantes, ceñido, color plata. Estaba preciosa. Cuando llegamos a la discoteca, Elena me dijo que tuviese cuidado con la mujer de D. José, ya que no me quitaba ojo, yo la verdad no me di ni cuenta, y le quité importancia. Después de la cena nos fuimos a la discoteca, yo había bebido vino, y me encontraba muy bien. Cuando nos fuimos a montar en el coche, vino Ana y, me dijo que si se podía venir con nosotros, que no le apetecía ir en el bus. Así que se subió en el asiento del copiloto y Elena, atrás. Cuando se sentó, a Ana, se le subió la falda hasta medio muslo, y con el escote que llevaba y lo buena que estaba, me estaba poniendo cachondo. Ella preguntó, sin cortarse un pelo, que si estaba casado, a lo que respondí que sí. Me preguntó que por qué no había traído a mi mujer, y si viajaba mucho por Madrid. Le contesté que si viajaba mucho a Madrid y que mi mujer casi nunca viajaba conmigo. Elena, interrumpió y me pidió que no esperara al bus, ya que ella tenía que llegar antes, para preparar todo en la discoteca. Aceleré y como el trayecto era corto, llegamos enseguida. Yo me quedé con la mujer del jefe, en la puerta de la discoteca y Elena se fue a buscar al encargado de la misma. En cuanto se fue Ana, me preguntó que si conocía a Elena, desde hace tiempo, ya que parecíamos muy amigos. Le dije que sí, que era intima de mi mujer y que era una gran amiga mía.

Ya en la discotecas, y después de varios whyskies, empezó a animarse la fiesta, todo el mundo empezó a bailar, y como yo no soy de esos, me encontraba en la barra, cuando llegó Elena y me preguntó si quería bailar, le contesté que ya sabía ella, que no y que se tomase algo, me volví y le pedí al camarero Brugal Cola, para Elena, ella me dijo que no debería de beber más, que le estaba subiendo el alcohol a la cabeza y que tenía mucho calor. En esas estábamos, cuando aparece Ana y dice: Ha dicho mi marido que te saque a bailar, que no quieres que te aburras y señalando a la zona donde se encontraba su marido, el cual asentía con la cabeza, me tiro del brazo y me sacó a la pista. Empecé a ¿bailar? Y me di cuenta que Elena no estaba, por allí. No me dio tiempo a pensar más, ya que Ana se pegó a mí y me apretó contra sus tetas. Me estaba poniendo de lo más cachondo, y ella debió de darse cuenta, ya que apretó sus caderas a las mías. Pusieron lentos y la cosa se complicaba, más cuando ella me dijo, que si tenía pensamientos de irme para el hotel antes de los demás, ella estaba dispuesta a acompañarme. Yo le dije, que en un principio me quedaría con los demás. No dejaba de buscar a Elena, con la mirada, hasta que la vi, sentada en un sillón, me estaba mirando y no tenía muy buena cara. Ana, hablaba, pero mi pensamiento no estaba con ella. De repente, unos de los directivos de acerco y me pidió a mí permiso para bailar con Ana, yo le dije ¡¡Sin problemas!!! Y cedí mi sitio. La cara de Ana era un poema.

Me fui junto a Elena y le pregunté que qué le pasaba y me dijo que le dolía el costado, que estaba algo cansada. Yo le dije, que no se preocupase, pero que me dijera la verdad. Me dijo, que por que no bailábamos, yo le dije que a mí no me gustaba bailar, que ya lo sabía. Ella me dijo:

Pues bien que has bailado con ella.

Ya, pero de compromiso.

Por favor, me apetece bailar, además me apetece contigo.

De acuerdo, pero me debes una.

Salí a la pista y bailamos, en la segunda canción, se pegó a mí, me parecía increíble, sus pechos eran terriblemente duros, incluso dudada si era efecto del sujetador o que la naturaleza le había regalado dos rocas por tetas. Me acerqué al oído y le susurre, que para tener dolor en el costado, bailaba muy bien. Ella acerco mucho su boca a mi oído, y me dijo:

De solo pensar en el masaje que me vas a hacer esta noche, se me ha quitado el dolor. ¿Es verdad que eres bueno?

En ese momento, por sus palabras y lo cerca del oído que me lo dijo, ayudado por el contacto con su pecho, me empalmé de una forma preocupante, y estoy seguro que ella se dio cuenta. De hecho, me pareció que se restregaba conmigo.

Cuando, algunos ya se habían cogidos taxis para marcharse al hotel, D José, se acercó y me dijo que se iría al hotel, que su mujer se quedaba en la discoteca. Yo aproveché y con la excusa de un terrible dolor de cabeza, me ofrecí a llevarlo. Me dijo que no me molestase, le dije que no se preocupase, que Elena nos llevaría en mi coche y que si ella quería después se volviese a la discoteca. Con esto, yo evitaba quedarme con Ana lejos de su marido, ya que no quería tener problemas, aunque de buenas ganas, le hubiera yo echado un par de polvos.

Cuando llegamos al hotel, pedimos las llaves de las habitaciones y camino de las mismas, Elena me dijo que si estaba dispuesto a darle el masaje o si era verdad lo del dolor de cabeza. Yo le contesté que el dolor de cabeza, era el mismo que tenía ella en el costado y que por supuesto le daría el masaje. Le dije que en cuanto me cambiara, iría a su habitación Le dije que preparase crema, que en diez minutos iría a su habitación. Mientras me desnudaba, pensé mucho lo que iba a hacer. Yo no me pondría limites, pero sabía que podía acabar fallándome a Elena, y no estaba dispuesto a perderla como amiga y por supuesto no quería que se molestase conmigo, así que me tranquilicé, abrí un botellín de Johnny Walker, me lo puse con cola. Me lo bebí en un par de tragos, la verdad es que estaba nervioso.

Cuando llamé a su puerta, Elena apareció con el albornoz del hotel, yo llevaba un pantalón de deportes y una camiseta. Le dije, que si seguía queriendo el masaje, y me dijo que por supuesto. Apagué una luz, solo dejé encendido una del cabecero y puse algo de música, pero a muy bajo volumen. Le dije que antes de empezar, y que como tenía confianza con ella, que por favor no malinterpretase nada de lo que iba a ocurrir ahora. Ella me dijo que no me preocupase, que siempre me había portado bien con ella y no era la primera vez que estábamos solos. Le dije, que se tumbase en la cama bocabajo, que quitase la almohada y que dejase los tobillos, ligeramente fuera de la cama, de forma que los pies le colgasen de la misma. Cuando se quitó el albornoz, me tuve que girar, para que no me viese la polla. Estaba con un conjunto de sujetado y tanga, de color negro, Era puro espectáculo, era impresionante. Me preguntó que con que ropa se quedaba:

Si te parece bien, túmbate bocabajo y quítate el sujetador.

Como lo haces con tu mujer normalmente. 

Ella se desnuda. Tú si quieres haz lo mismo y ponte una toalla

Vale, vuelvo ahora.

No me lo creía. Estaba muy empalmado y muy nervioso. Tendría en un minuto a Elena, desnuda encima de una cama. Apareció con una toalla liada al cuerpo, se tumbó bocabajo y se bajó la toalla hasta la cintura, de forma que solo le tapaba el culo. Le dije que cerrase los ojos, y que por favor, no pensara en nada, que se dejase ir.

Le cogí los tobillos, y empecé a moverlos en círculos, para descargar tensiones, los movía muy despacio, le puse crema en los talones y empecé a masajearlos. Le pasaba mis dedos entre los de sus pies. Seguí con los tobillos. Le puse crema en sus gemelos, note como se le erizaba la piel, al frío contacto de la crema. Tenía una piel muy suave, pero sus piernas eran fuertes. Mientras a mí me dolía terriblemente la polla. 

 

Seguí con los muslos, que eran igual de duros que los gemelos, primero parte posterior, después exterior y volvía a la posterior. Se notaba que su ritmo de respiración se había hecho más profundo, estaba muy relajada, era una respiración muy lenta. Decidí atacar la parte interior de los muslos, estaba muy nervioso. Así que decidí ir despacio y ver su reacción. Primero empecé por el muslo derecho, muy suavemente, sin llegar a la ingle, despacio y con firmeza. Me la jugué y subí la toalla, sabía que si me agachaba le vería si coño, pero quería disfrutar. Ahora era yo el que disfrutaba, me gustaba lo que estaba haciendo, Elena se veía relajada, se veía muy a gusto. Cambie de pierna e hice la misma operación. Esta vez, subí más la toalla, y por fin se lo vi. Tenía los labios, gordos, muy rositas y se notaba muy húmeda, los labios los tenía separados y podía ver un poco de los labios interiores. Estaba seguro, que si metiese la polla, me correría a la primera. Seguí concentrado en el masaje, pero cada vez me acercaba más a sus labios. Decidí quitarle la toalla, para eso me acerqué a su oído y le susurré:

Elena, te voy a quitar la toalla, por favor sube las caderas. ¿Quieres?

Estoy deseando, pero sigue en esa zona, por favor, estoy muy cargada en la ingle.

Levantó las caderas y retire la toalla. Por Dios, que visión, era sublime, los labios se abrieron un poco más, el agujero del ano, era pequeño, apretadito y no había pelos, era lo primero que se me vino, tenía que conseguir verle el coño, ¿lo tendría todo afeitado?

Seguí en esa zona, su respiración cada vez se hacía más intensa. Le pasé la mano por el culo, y joder, esta tía era de piedra, lo tenía muy duro, pero a la vez su piel era muy suave. Su respiración se aceleraba, así que decidí concentrarme en los cachetes de su culo y sus muslos, por la parte interior. Moviendo los cachetes, conseguía que sus labios rozasen entre sí, y cada vez se notaba más húmedos. Ella pasó de respirar, a dar pequeños gemidos, y se tapó la cabeza con la almohada. Así seguí por un rato, hasta que la oía respirar de forma que me recordaba una follada, más que un masaje. De repente explotó y le vino un ORGASMO, nunca había visto algo así, era increíble. Yo casi me corro. Sin haberle tocado ningunos de sus teóricos puntos erógenos, se había corrido. Durante un instante no sabía qué hacer, si bajarme el pantalón y metérsela o darle la vuelta y besarla o si seguir con lo que estaba haciendo. Decidí esto último, así que me senté a horcajadas en su culo, y empecé a masajearle la espala, ella se quitó la almohada de la cabeza, tenía la cara colorada y restos de sudor, mantenía los ojos cerrados y la boca entreabierta, cuando llegué a los hombros, me acerqué a la zona donde termina sus pechos y los rocé, pero sin entrar más afondo. De nuevo me acerqué a su oído y le pregunté:

¿Cómo lo llevas? ¿Crees que te dormirás? 

Por favor, no puedo más, necesito darme la vuelta y besarte.

¿Estas segura? ¿Sabes lo que puede cambiar entre nosotros?

Estoy segura, por favor bésame.

Elena, hasta ahora, todo tiene marcha atrás, no ha pasado nada, pero si seguimos seguramente nos compliquemos y no quiero hacerte daño.

Por favor.

Ese último, por favor, me llegó al alma, me recorrió un cosquilleo por el estómago y no pude contenerme. Cuando se dio la vuelta, era una auténtica maravilla. Era increíble. Le besé, por fin le besé, esos labios gorditos, esa lengua húmeda, la sensación era maravillosa, empecé a acariciarle las tetas, que eran duras y fui bajando hasta meterme el pezón en la boca. No me lo podía creer. Era maravilloso. Elena empezó a gemir de nuevo, me cogió una mano y la acerco a su coño, eran suave, tenía una pequeña línea de pelo, encima del clítoris, cuando le toqué los labios, dio un suspiro que parecía morir, empecé a masajearle el coño, hasta que con el masaje y mi boca en sus tetas, consiguió un nuevo orgasmo. Seguidamente me quitó la camiseta y yo me quité el pantalón. Mi polla, estaba muy morada:

Siento que la tengas así, ahora te ayudo.

No importa, lo único, es que no creo que aguante mucho la primera embestida. 

Tú sigue como hasta ahora, por favor.

Se levantó y se puso encima de mí en postura de 69, joder, sus tetas eran perfectas, no sé por qué usaba sujetador. Cuando empezó a chuparme la polla, no aguanté ni 2 minutos, enseguida me corrí.

Mientras yo, le seguí comiendo el coño, ella empezaba a limpiar los restos de semen de mi polla. Esta seguía dura. Siguió chupando la polla y yo desde su coño, decidí alternarlo con su culo, la primera vez, ella se sobresaltó, pero enseguida se dejó hacer, le metí un dedo en su coño, con el pulgar en el clítoris y mi lengua en su ojete, no tardo en alcanzar otro orgasmo.

Se levantó y se puso de rodillas sobre mí, se colocó la polla en la entrada de su coño, y se fue sentando sobre ella. La visión de sus tetas esa genial. Empezó con un movimiento suave y cada vez iba aumentando su ritmo, las tetas botaban, yo intenté incorporarme para morderlas, pero ella no me dejó. Así que continuó, hasta que nos corrimos los dos. Fue espectacular, alcanzamos el clímax al mismo tiempo y entre sus gemidos y los míos, se había creado un clima de lo más caliente. Se tumbó al lado mío, y continuamos besándonos, eran las 05:30h, así que nos dormimos en un rato.

A las 10:00h sentí como mi polla estaba de nuevo a punto de estallar. Miré y allí estaba Elena, chupándomela. Me corrí y no dejó escapar nada de su boca, se acercó y me besó, dándome a probar mi néctar. Nos levantamos y nos duchamos. Empezamos a besarnos, mientras el agua caía sobre nuestros cuerpos y empezamos a enjabonarnos, yo me puse de tras de ella, coloqué mi polla, entre sus mulos y su coño, y empecé a enjabonarle las tetas. Ella empezó un lento movimiento y cuando me di cuenta, tenía una mano en su clítoris.

Empezó a jadear, cada vez más fuerte, de repente y con ayuda del jabón y de mis caderas, le introduje la polla de un solo golpe, se le cortó la respiración, pero rápidamente volvió a coger el ritmo, y en poco tiempo le llegó el primer orgasmo de la mañana. Nos salimos de la bañera, la puse a cuatro sobre la cama y empecé a comerle el coño, debí de estar comiéndoselo durante 10 minutos, empecé a restregarle sus flujos por su culo, ella viendo lo que se venía encima, me dijo que no, que le daba miedo.

Tranquila, iré muy despacio

Ya, pero nunca lo he intentado y además debe de doler.

Bueno si quieres probamos.

Si quieres, lo podemos intentar esta noche, ahora no quiero.

Acerqué mi boca a la suya y aproveché y de un golpe le metí la polla en su coño, y le dije, que esta noche se preparase. Empecé a empujar con fuerza, lo hacía sin parar, ella empezó a gemir, aproveché y con las manos, le apretaba las tetas y le pellizcaba los pezones. Cuando llevaba, como 10 minutos, nos corrimos los dos.

El día transcurrió normal, todos muy relajados durante el día y la noche. Al día siguiente era la excursión al Rocío y parque de Doñana, con lo que todos se fueron muy temprano a dormir. Al contrario de lo esperado, esa noche, no tuve el encuentro con Elena, ella me dijo que estaba muy cansada, y a mí, tampoco me apetecía mucho, por lo cual no insistí. Así que quedamos por la mañana, ella se vendría conmigo en el coche a la excursión, que dicho sea, salió muy bien.

 

A la vuelta de la excursión, todos se ducharon, comieron en el buffet y los más osados, se fueron a la discoteca. La mayoría, en la cual me encontraba, nos fuimos a dormir. Había sido, aunque divertido, un día muy movido y estaba pasando factura. A las 23:00h, me encontraba en la cama. Cuando transcurrió diez minutos, llamaron a la puerta y detrás de ella apareció Elena. Venía con el albornoz del hotel:

¿Estás cansado?

Un poco ¿y tú?

Yo estoy cansada, pero me encuentro bien. Vengo a terminar una cosa que empezamos la otra noche.

Cuando tú quieras

Pero prométeme, que harás lo que yo quiera y que me trataras con cariño.

Por supuesto, puede hacer conmigo todo lo que quieras. (Esa promesa, cambiaría mi vida).

Acto seguido se dejó caer el albornoz…

Esa fue la noche en que conocí la mayor experiencia de mi vida.

(Continuará)

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