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Elena II

A la vuelta de la excursión, todos se ducharon, comieron en el buffet y los más osados, se fueron a la discoteca. La mayoría, en la cual me encontraba, nos fuimos a dormir.

Había sido, aunque divertido, un día muy movido y estaba pasando factura. A las 23:00h, me encontraba en la cama.

Cuando transcurrió diez minutos, llamaron a la puerta y detrás de ella apareció Elena.

Venía con el albornoz del hotel:

¿Estás cansado?

Un poco ¿y tú?

Yo estoy cansada, pero me encuentro bien. Vengo a terminar una cosa que empezamos la otra noche.

Cuando tú quieras

Pero prométeme, que harás lo que yo quiera y que me trataras con cariño.

Por supuesto, puede hacer conmigo todo lo que quieras. (Esa promesa, cambiaría mi vida).

Acto seguido se dejó caer el albornoz, estaba completamente desnuda, me besó e hizo que me tumbara en la cama, me desnudó sin dejar de mirarme a los ojos, yo estaba completamente empalmado pero ella no me tocaba.

Era espectacular el verla desnuda, de pie junto a la cama. Antes de irse al cuarto de baño, me dice:

Prométeme que no hablarás y que me dejaras hacer lo que quiera.

Como quieres que me niegue, me estás haciendo chantaje, solo con mirarte y saber lo que me puedo perder soy incapaz de negarme.

Se fue al baño y abrió el grifo de la bañera, me llamó y cuando fui ella tenía en sus manos un bote de espuma y una cuchilla de afeitar. Yo sabía lo que vendría y en parte no me importaba, aunque me preocupaba de lo que después tendría que contar a mi mujer.

No dije nada, ella me señalo la bañera, me puse de pie y empezó a afeitarme las piernas, mientras las afeitaba, decidí empezar a acariciarle las tetas, pero ella me dijo que no la tocase, que había prometido hacer lo que ella quisiese. El tono de voz me preocupó, pero cuando la veía agacharse para seguir afeitando las piernas, la preocupación se convertía en deseo.

Cuando me había afeitado las piernas empezó por la polla y los huevos. Pero mi sorpresa fue mayúscula cuando me giró y depositó espuma en mi culo, no dije nada, pero la erección que tenía, bajó considerablemente. Me abrió los cachetes y pasó la cuchilla con mucho cuidado, estuvo al menos 5 minutos con la cuchilla por mi trasero y me dejó de cintura para abajo sin un solo pelo. Hasta los pelos de los pies me afeito.

Hizo lo mismo con los pelos de los brazos y del pecho. Cuando terminó, me mojó con el grifo de la ducha y empezó a enjabonar, lo hacía directamente con su mano, empezó por el pecho y la espalda, siguió por la polla y los huevos, se detuvo un segundo en la polla, y empezó a pajearla, en cuanto empecé a cogerle gusto, empezó con la otra mano a enjabonarme el culo, lo hacía en círculos, sin dejar de hacerlo se puso detrás mío en la bañera, y pego sus tetas a mi espalda, entre la paja y las tetas en la espalda, estaba a punto de estallar, de repente su mano paso de los cachetes a hacer pequeños círculos en la entrada de mi culo, intente separarme con un movimiento de caderas hacía adelante, pero ella con una mano en mi polla, no dejo que lo consiguiese.

Me dijo que me relajase y que disfrutase, su dedo empezó a entrar en mi ano y notaba como un cosquilleo me recorría la zona entre mi polla y mi culo, de verdad que me estaba gustando y ella lo debía de notar, porque cada movimiento que hacía me introducía un poco más su dedo. Cuando estaba con el dedo de ella hasta el fondo aceleró la paja e hizo que me arrodillase. Justo en ese momento exploté en una inmensa corrida, incluso me llegó a la cara, que por la postura que tenía quedaba a la altura de mi polla.

Era la sensación más agradable que había tenido hasta ese momento, no fue una corrida como la de noches atrás, esta era diferente, me quedé muy relajado pero el dedo en el culo, parecía que no dejase que mi polla se pusiese flácida. Me puso de pie me dio un único beso y con su lengua me limpio los restos de semen de la cara y de la barriga. Me duchó y me llevó hasta la cama.

En ese pequeño trayecto me di cuenta que Elena, estaba terriblemente buena y tenía la sensación que me estaba enamorando de ella. Ese pensamiento produjo en mí una sensación de culpa, ya que quería y quiero a mi mujer. Elena, me dijo:

Espérame en la cama, ahora vuelvo. No te levantes y no te toques.

Se puso el albornoz y salió de la habitación. En ese momento una sonrisa apareció en mi cara y pensaba, que como coño había llegado ella a realizar lo que más deseaba yo, perforarle el culo.

Elena apareció por la puerta, la cerró y se quitó el albornoz. Todo estaba igual. Eso me mosqueó, pero como no podía hablar, no dije nada.

Esa situación estaba empezando a cansarme, ya que necesitaba decirle que lo que había pasado en la bañera me había gustado, necesitaba besarla, necesitaba abrazarla y necesitaba hacerle el amor. No me apetecía follar como locos, solo abrazarla y meterle la polla despacio y HACERLE EL AMOR. Me encontraba muy relajado y a la vez tenso, quería que diese el primer paso.

Intenté incorporarme, pero ella me dijo que no me moviese, que le había prometido hacer todo lo que ella dijese, y que aún quedaba lo mejor, intenté hablar. Me dijo que me tumbase y me preguntó:

¿Aún quieres romperme el culo?

Claro que sí, es lo que más deseo.

¿Qué harías por ello?

Lo que me pidas.

Vale, pues sigue como hasta ahora, no te muevas y no hables, y te prometo que tendrás lo que quieres.

Mi polla a esas alturas estaba más bien flácida, por lo que ella se agachó y empezó a chuparla, era genial, lo hacía a las mil maravillas y la sensación de frescor que tenía en la zona de los genitales, gracias al afeitado, me gustaba, Ella seguía chupando y alternaba la polla con los huevos. Me dijo que no moviese las manos y se puso en posición de 69.

Con mi lengua intentaba abrirme paso entre sus labios y buscaba el clítoris, pero ella subía las caderas y me lo impedía. Me estaba poniendo a cien. Me forzó las piernas y ella se colocó debajo, ahora sí que no se me escaparía, empecé a darles pequeños y suaves golpes con la lengua en su clítoris, lo que hizo que en menos de 3 minutos alcanzara el primer orgasmo de la noche.

Ella, aprovechó mi calentura y cuando menos me lo esperaba, me pasó la lengua por el culo, una corriente eléctrica recorrió mi espalda y me erizó la piel. Rápidamente volvió a chuparme la polla y los huevos, pero cada cierto tiempo volvía al culo. Con esos movimientos de su lengua y boca, hizo que me corriese, ella procuró que no quedase nada de mi semen fuera de su boca.

Mientras tanto yo seguía comiéndole su coño. Cuando terminó de tragarse mi semen, se dedicó a lamerme los huevos y pasaba su dedo por mi culo, yo ya sabía lo que vendría y así que me relajé, pero decidí atacar y con mis manos abrí sus cachetes y pasé mi lengua por su ano, la postura era incomoda, ya que ella era la que estaba abajo, pero ella facilito mi trabajo subiendo las caderas, eso me animó y seguí con lo que estaba haciendo, hasta que noté como dos de sus dedos se abrían paso dentro de mí.

La verdad que me estaba volviendo loco. Me gustaba la sensación que sentía, me resultaba agradable y hasta ahora no había sentido dolor.

Hice fuerza para cambiar de postura y conseguí que ahora fuera ella la que estuviese encima, pero ella se levantó y se colocó encima de mí, me beso, fue un beso apasionado, poco a poco se fue introduciendo la polla en su coño, muy despacio, cuando iba por la mitad, se dejó caer de golpe, soltando los dos un gemido profundo, de auténtico placer.

Siguió cabalgándome, sus tetas se movían al compás de sus movimientos, ella no dejaba de besarme, le pasé las manos, por detrás y conseguí colocar un dedo en su entrada trasera, que aún permanecía húmeda, ella disminuyo los movimientos y se fue calmando mientras yo conseguía ir introduciendo un dedo, ella se abrazó fuerte cuando entro el segundo.

Acto seguido se levantó y se puso a cuatro y hay me ofreció, en todo su esplendor ese maravilloso culo, era espectacular, le coloqué la cabeza de mi pene en la entrada y fui introduciéndola poco a poco, el dolor era grande, tanto para mí como para ella.

Con una mano, fui a acariciarle el clítoris, pero ella se había adelantado. Le cogí las tetas y seguí con mi empuje, cuando conseguí que entrase la cabeza, y transcurrió un tiempo de adaptación, seguí empujando, y empezó a aflorar en ella los primeros gemidos de placer, conseguí que entrase toda, me quedé quieto, la sensación es indescriptible, me apretaba la polla, pero sin que me llegase a doler, fui acelerando el ritmo y los jadeos de ambos se hacían cada vez más intensos, ella empezó a pedirme más y más, que por favor no parase, que siguiese, noté como le llegó el segundo orgasmo de la noche y sin que transcurriese mucho tiempo el tercero, empezó a pedirme que me corriese, y creo que solo lo hizo dos veces, ya que descargué una increíble cantidad de semen, dentro de sus entrañas.

Cuando saqué la polla de su culo, el semen empezó a chorrear por su ano junto con pequeños hilitos de sangre, la imagen era increíble, ella se dio la vuelta y me besó. Creo que nunca me han besado así. Era un beso cálido, lleno de ternura.

Estuvimos besándonos un par de minutos y nuestras miradas se cruzaron más de una vez. Nos levantamos y nos duchamos juntos. Ella me confesó que jamás había sentido tanto placer como esa noche. Nos acostamos y cuando desperté, ella no estaba en mi dormitorio.

La encontré en el buffet, desayunando, nos saludamos y me senté junto a ella.

¿Por qué te has ido sin decirme nada?

Dormías y no quería despertarte.

¿Qué te ocurre? Te veo triste.

No es eso, estoy confusa, lo de anoche……

Hizo un silencio, en ese instante mi estómago parecía un hormiguero.

Lo de anoche ¿qué?

No sé, apenas he dormido, me resulta difícil comprender lo que empiezo a sentir, me da la sensación de que estamos complicando mucho nuestra amistad

A mí me ocurre lo mismo, pero no quiero pensar, como tampoco quiero que esta semana acabe.

Sí, pero acabará.

Claro que acabará, pero nos quedan un par de días, de los cuales podemos disfrutar y además podemos pasarlo muy bien si nos lo proponemos.

Se levantó y se fue a su dormitorio…..

El resto de la semana, no ocurrió nada, ella se mostró un poco más distante de lo habitual y yo no quise forzar la situación.

El día de despedida, fue de los peores de mi vida. Después de despedir al grupo, y recibir las alabanzas de los directivos de la empresa y en quedar en pasarme una cita con el hermano de D. José, me tocaba el camino de vuelta a casa, pero antes quería hablar con Elena.

Nos sentamos en los jardines del hotel y pedimos algo para beber.

Elena, aquí no ha pasado nada si tú no quieres. Yo no tengo interés en que se complique la situación, es más, sabes que quiero a mi mujer y…

No, yo no quiero que ni perdamos nuestra amistad ni que tengas problemas con tu mujer, lo que tampoco quiero es dejar de verte.

Seguimos charlando por largo rato, hasta que decidimos volver a nuestra ciudad.

Han pasado un par de meses desde aquella semana. Elena no sigue con su novio. Mi mujer, después de que sospechase, le conté casi todo y después de tener una buena reacción, al mes nos separamos. Ella no sabe que fue Elena, con la que tuve una “aventura”.

Elena y yo hace dos semanas que estamos teniendo encuentros apasionados en un apartamento, en el cual vivo ahora.

Por ahora todo va bien.

Me duele el daño que le he ocasionado a mi mujer, pero no me arrepiento, ya que la cosa fue llegando de una manera inesperada.

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