Últimos historias xxx:

Amanda, adicta al sexo

5,00 (1 votos)
Relato de una madura amante del sexo en todas sus variantes. Un chiquillo en vacaciones la conoce y disfruta de muchos días y noches con ella, hasta que decide partir.

Me vino siguiendo y terminó follándome

5,00 (2 votos)
Sabía que aquel jovencito andaría caliente, con ganas de sexo y solo era cuestión de darle un pequeño empujoncito. Había visto unas casas abandonadas a medio derruir cuando lo seguía, y allí era a donde lo iba a llevar si aquel jovencito decidía seguirlo.

Si me dejas follarte, te llevo a casa

5,00 (1 votos)
Por aquel entonces contaba 19 años, iba al instituto Eusebio da Guarda, eran clases para adultos, muchas veces en lugar de acudir a clase, lataba, otros llamaréis hacer pellas, en fin, la cosa es no acudir a clase. Lo que hacía era ir por La Coruña a beber, fumar, jugar al ajedrez, en fin, ir de rumba todo el día, hasta que llegaba la noche que era cuando me iba a la estación de autobuses para coger el coche de línea e irme para mi casa.

Con Aníbal otra vez y cada vez mejor

0,00 (0 votos)
Lo cierto es que luego de mucho esperar por volver a repetir una rica sesión de sexo entre los tres, por fin se llegó el día en que nos volvimos a encontrar y nos dispusimos a entregarnos a la pasión sexual por tantos días reprimida, ya que nuestro amigo vive bastante lejos de la ciudad donde residimos y además es una persona bastante ocupada.

Una excitante y gratificante experiencia

0,00 (0 votos)
Ya me disponía a entrar al mencionado café cuando al frente de mí se estaciona un vehículo que coincidía con la descripción que aquel caballero me había hecho por teléfono y en el vehículo pude ver a un hombre desesperado tras del volante, quien empezó a hacer sonar la bocina del auto, como para llamar la atención de alguien que pudiera estar esperándole.

Con Nippur otra vez

3,70 (3 votos)
Eran cerca de las doce del mediodía del sábado cuando llegue, y Nippur estaba en el patio, ladro mucho cuando sintió que alguien entraba a la casa, entonces me acerque a la ventana y comencé a hablarle, a llamarlo por su nombre y se fue tranquilizando.