Se desvió del camino de nuestra casa, no sabía a dónde iba, pero me excitaba estar en sus manos, manos lujuriosas y expertas en dar placer a una mujer viciosa como yo. Llegó a un edificio con garaje, abrió el portón con un mando a distancia y bajó dos plantas. Paró en una plaza doble.
Besaba su cuello a la vez que acariciaba sus pechos y ella movía su culito, buscando el roce de mi polla. Mis manos subían y bajaban por su cuerpo, redondeando sus pechos. Mi mano izquierda se detuvo entre sus piernas, noté su humedad, a la vez que notaba como mi polla crecía entre sus nalgas.
De como yo y mi amigo Mateo nos volvimos adictos al porno y la paja.
Me tocó ver cómo se follaban a mi madre.
Silvia, esta a punto de morir a manos de sus captores, que la usan como un trozo de carne.
Silvia, continua recibiendo su castigo por encerrar al capo de una familia mafiosa
Silvia, una fiscal de éxito, descubre como su primer caso importante, esta a punto de costarle la vida.
Una mujer joven, que busca consuelo en los juguetes sexuales, termina una tarde tranquila de la forma más inesperada.
Tras entrar cierro la puerta, en la habitación se nota que no pertenece a nadie debido al olor a humedad y las cajas en el piso, pero eso es lo que menos me importaba en estos momentos. La seguí con la mirada mientras se sube a la cama como si fuera una gatita.
-Soltad a esa PERRA y que alguna le indique donde está la cocina y que me prepare un café. -Olga. -Esta PERRA ya lo sabe AMO. Se levantó Daniela y desatándola, tiró de ella como la PERRA que era hasta la cocina. -Nina. -Ya está AMO, me ha dicho… Así terminó el último capítulo…