Últimos historias calientes:

Algo que nunca imaginé

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Cuando era estudiante, hace ya algunos años, tenía una estrecha amistad con Sabino, para esta época él ya falleció, pero le recuerdo con el cariño que siempre le tuve, un cariño muy sincero y leal, incluso nuestras familias eran amigas.

Mi mujer me dió el aval

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Éste no se hacía de rogar y le dedicaba a mi esposa las caricias más desvergonzadas, especialmente concentraba éstas en la firme grupa, veía yo cómo se perdía el dedo medio de Lalo entre las rotundas redondeces de Linda y como ella presionaba su culito contra la mano husmeadora, levantando la colita para facilitarle el camino.

En su camioneta y en el estacionamiento

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Esto sucedió hace tiempo, nos conocimos en un chat su nombre era Roberto, platicamos un rato y después intercambiamos números de teléfonos, hablamos y nos pusimos de acuerdo para vernos un día.

La chica de blanco

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Aquello prácticamente no podría llamarse escote, las casi 3/4 partes de su voluminoso pecho escapaba de aquella ridícula prenda, ascendiendo y descendiendo a ritmo acelerado debido a la agitada respiración de aquella diosa.

Mi tia III

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El domingo amaneció para mí a eso de las 2 de la tarde, dormí incluso con ropa, es que estaba tan cansado, me levanté y me metí en la ducha estuve como 20 minutos bajo el agua, deje la puerta del baño abierta para que mi tía entrara, eso esperaba yo, nunca sucedió, me vestí y baje a esa hora a almorzar, pero me encontré con una gran sorpresa, no había nadie, en la mesa del comedor había una nota "mi niño, salimos urgente a ver a la tía" y volveremos como a las 5.

Historias de una mujer muy ardiente

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Un día por su trabajo conoció a un hombre muy guapo e interesante y este le pide que le acompañe a una fiesta privada a manera de cita. Ella va con él y en el camino se besan y él la toca por todos lados y el chofer aminora la marcha. El no llega a penetrarla pero si se viene en su boca y la hace venirse con sus manos.

Orgía

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Ana y yo nos reunimos para ir a la fiesta en un kiosco céntrico de la ciudad; el tiempo es muy bueno todavía, un aire saludable con aroma a eucalipto, con esta brisa y este sol se diría que la primavera no tiene final, y los adultos en la calle sin embargo no admiten la caricia de esta tarde; y se les ve medio temblorosos y fastidiados, son ajenos al día.

El me compartió con las tres

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Yo me encontraba de pie junto a la cama totalmente desnuda, y la rubia pequeña empezó a tocarme las tetas desde atrás con sus dos manos, mientras la morena se arrodilló y empezó a pasar su lengua por mi ombligo, bajando, bajando hasta llegar al clítoris. Me puse como nunca. Todavía no habíamos empezado y ya estaba a punto de correrme.

Mi hermana y su amiga

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Me metí en la ducha y tardé un rato en perder la erección, hasta que conseguí dejar de pensar en el fino vestido de Triana, y en que no llevaba sujetador. Habría jurado que al verme desnudo se le habían endurecido los pezones.