Era una chica muy linda de cara, medio petisa y pelo bien lacio, tenía unas tetas tremendas y era lo que más se le notaba, su culo no era tan bueno pero por lo menos se defendía.
Una parejita juega en la cama después de un día de playa y cuentan el número de orgasmos conseguidos.
En eso soy un poco lanzada, como dice algunas de mis amigas, parezco un auténtico zorrón de lujo siempre dispuesta a cazar una buena pieza, aunque no me vale cualquier cosa. Cuando algo levanta mi curiosidad, suelo ser bastante directa. Tengo 29 años por lo que cada vez tengo las cosas más claras.
Continua el fin de semana, nuestras protagonistas están todavía muy calientes y con ganas de seguir follando.
Nuestro matrimonio se vuelve a reunir con Juan, en busca de otra excitante experiencia...
Finalmente, un día estábamos cogiendo, yo encima de ella, penetrándola con fuerza mientras la besaba en la boca y le decía "imaginate chupando una concha ahora mientras te cojo..." Ella estaba súper excitada y cuando empezó a llegar al orgasmo me dice "Siiii... quiero chupar una concha... siii... vamos a hacerlo..."
Otra mañana volvió a casa de la vecina, esta vez citado por la hija. Su sorpresa fue que le abrió la puerta la madre, con su calentura le hizo pasar y en medio de otro gran desenfreno sexual, su hija se percató de los gemidos.
Me encuentro por segunda vez con mi amiga.
Ella quería que Steven le acompañara a su fiesta privada, siendo cómplice en su fantasía. Fue el mejor encuentro sexual de sus vidas.
Portaba también una faldita de esas de pliegues de color gris debajo de la cual llevaba unas braguitas blancas con unos diminutos dibujos de conejitos, tenía un culito pequeñito pero prieto y ligeramente respingón y un chochito muy peludo (aunque estaba pensando depilárselo aunque solo fuese un poco).