Viva la feria

Estábamos en feria, y cómo no, allí fui con un grupo de amigos.

Todos sabemos la cantidad de tías buenas que hay en esa época.

Además era en julio, así que vaya ropa que llevan.

Bueno, pues en una caseta me encuentro con la típica tía del «público» que se sube en un barril y baila un poco para el personal.

Joder que tía.

Estaba buenísima, pero vamos, buena, buena.

Y además, guapa.

Llevaba unos pantalones vaqueros bastante ajustados y una especia de camiseta blanca que se transparentaba bastante.

Claro, lo que haces es que te pones a mirarla y eso.

Y noto que se queda mirándome con una cara que me gustó.

Bueno, pues cuando se baja de allí, me acerco a ella y le digo cuatro tonterías para hablar algo.

Entonces empezamos a bailar en plan bastante sensual, y le digo que salgamos fuera.

Salimos y nos vamos detrás de la caseta, donde no había nadie.

Empezamos a hablar un poco, pero duramos poco porque le quito la camiseta y dejo sus estupendas tetas fuera.

Perfectas, ni grandes ni pequeñas, perfectas.

Se las mordisqueo un rato y la sobo al máximo.

Entonces, ella me baja la cremallera y me quita los pantalones.

Me pasa la lengua por el capullo y se para en el agujerillo de la polla, donde me hace ver las estrellas.

Le digo que me la coma entera y así lo hace.

A un ritmo lento al principio, pero después cada vez más rápido.

Le digo que pare, porque me voy a correr si sigue.

Le quito los pantalones y el tanga que lleva.

Le como el coño recién afeitado, el clítoris lo tiene durísimo y se lo mordisqueo.

Todo esto, ella en cuclillas sobre mi cabeza, lo que hace que tenga el coño muy abierto y pueda comérselo en toda su extensión.

Estamos ya demasiado calientes, así que me dice que le meta la polla ya de una vez, y eso hago, ella sigue en cuclillas sobre mi, y le introduzca la polla lentamente por su ya muy húmedo coño, lo que me hace tiritar incluso.

Ella baja y sube de una forma extraordinaria, mientras le toco las tetas, que también bajan y suben de manera que me ponen aún más cachondo, si cabe.

En ese instante se acerca una tía que va a mear por aquel sitio en donde en teoría no hay nadie.

Y nos descubre.

Es una amiga de ella, así que se viene para nosotros, y, ante mi asombro, se desnuda rápidamente y me pone el coño en la boca.

No me lo creo, yo le como el coño con un ritmo muy acelerado, porque ya no puedo parar.

Mientras, la primera se ha untado algo en el culo y consigue meterse mi polla por su ano.

Entonces ya sí que a los dos minutos no puedo más y me corro en una corrida que imagino de 4 litros, porque el placer era inmenso.

En ese momento, su amiga empieza a mamarme la polla de nuevo, y otra vez me empalmo.

Una de ellas (ya no sé ni cuál), se me echa encima para un sesenta y nueve inolvidable.

Qué coño tiene, por favor.

Me llena la cara de líquidos, y yo que ya estoy imparable me corro en su boca, tragándoselo todo.

Después, nos vestimos y estuvimos hablando un rato.

Y al cuarto de hora, se fue la amiga, pero nos quedamos ella y yo solos.

Entonces, otra vez me insinúa que si le quiero comer el coño, que está muy caliente, pero eso es ya otra historia, que les contaré gustoso más adelante.