Vacaciones en Canarias con mi cubana de 23 años

Mi relato empieza diciéndoles que estoy casado con una cubana de 23 añitos, mi edad es de 38, ya supondrán porque la cubana se casó conmigo, pues si por la nacionalidad.

La verdad es que fui a Cuba y de allí me traje a esta chavalita de 170cms y 60kg de peso, morenita, simpatica.

El relato que voy a empezar a narrar trata un poco de las vacaciones que me pase en las islas Canarias con mi mujer.

Llegamos al hotel y allí los recepcionistas ya me miraron raro por manejar una mujer asi, la verdad ya estoy acostumbrado. El segundo dia fuimos al restaurante del hotel a cenar, allí encontramos un maitrë muy simpático que nos dio una buena mesa, cenamos a gusto y el maitrë hizo amistad con nosotros entablando conversación, el maitrë era un señor de unos 50 años calvo y algo gordo pero no mucho.

En un momento que mi mujer subió a la habitación me dijo el maitrë que tenía una hermosa mujer, por lo que le dije que me la había llevado de Cuba, y que no se cortara un pelo en hablarme claro, por lo que el maitrë se rió y me dijo: tiene un polvo la tia, yo riéndome le dije que de mi parte se la podía tirar que no había problema, hablaría con ella, el maitrë quedo asombrado, yo le dije que no era nada celoso y que de hecho muchos colegas míos se la habían tirado, el me respondió que su edad no sabía si le gustaría a la tía, por lo que le respondí que hablaría con ella.

Lo cual hice al llegar a la habitación.

La verdad es que soy un vicioso, me gusta el sexo a tope, y en mi estancia en Cuba de donde me traje a Carmen, estuve con tres amigos míos, los cuales ya se habían cepillado literalmente a mi esposa.

Como decía mi esposa o Carmen accedió, no sin un leve gesto de que le hubiera gustado otra cosa por lo que le dije que aun nos quedaba una semana.

En la cena se lo comunique en un apartado al maitrë, diciéndole que a mi me gustaria verlo, era la única condición que ponía, el acepto y me dijo que al terminar la cena subiría.

Así lo hizo sobre las 11 de la noche vino con unas cuantas botellas de cava.

Bebimos cava, reímos y al mismo tiempo mirábamos revistas eróticas por lo que entre copa y copa vi que el tío ya se calentaba, en eso que empezó a besarla.

Yo en ese momento me aparte, y me senté en la silla del rincón.

El tío le estaba dando morreos de lengua (vaya con el tío) incluso le lengueteo las orejas a Carmen, ella correspondía con besos también.

Al cabo de unos minutos el tío le dijo a ver si se despelotaban, en lo que ella accedió.

El tio ya iba empalmado cuando se desnudo, pidiéndole a Carmen a ver si se la podía mamar, Carmen accedió y empezó la mamada.

Le chupaba el pollon de arriba abajo, el tío jadeaba, al cabo de un rato le dijo que se tumbara.

El empezo a hacerle un buen cunilingus que dicho sea de paso, que los maduros lo hacen muy bien.

Como decía le hizo una buena comida de coño, Carmen ya estaba a punto, por lo que el tío lo vio y le dijo a ver si empezaban la jodida, por lo que ella le dijo si con la cabeza.

El tio se enfundó un condon se cogio la polla y la clavo en el coño, empezando un mete-saca lento que poco a poco fue haciéndose más intenso hasta llevar un buen ritmo, las embestidas de cada vez eran más fuertes por lo que deduje que el tío se corría, en eso que el tío desclava la polla de la tía, se quita el condon y hace una corrida sobre Carmen.

Quedaron tumbados riendo él le preguntó a Carmen si le había gustado hacerlo con un mayor y ella le dijo que si.

Nos invitó a beber la última copa en el bar, lo cual accedimos, allí la tomamos y se despidió de nosotros.

Al irse observe como le contaba al barman lo de esa noche.

En esos días nos lo pasábamos muy bien, y fue donde también conocimos a una pareja de jovencitos que pasaban las vacaciones tendrían unos 25 años más o menos, les gustaba la juerga, y una noche el me dijo por el hotel se rumoreaba que el maitrë se había cepillado a mi mujer, yo riéndome le dije que era verdad, pero que a mi no me importaba.

Por lo que el me dijo que intercambiaramos la pareja por una noche con lo que yo accedi.

Dicha noche fuimos a la disco a bailar, allí cada cual con la otra pareja nos magreabamos.

Nos dirigimos al hotel al bar, y allí, ya pasaditos de bebida pedimos una ultima copa, con lo que el barman nos invitó.

Fuimos cada cual a la habitación, yo con la chavala del otro.

Una vez en la habitación empecé a magrearla y a sobarle las tetas, ella entre risitas me decía a ver si me gustaban las jovencitas, lo que le respondí que claro.

La morree un rato, ella me empezó a tocar el bulto de la polla en mi pantalón, yo ya estaba excitado, nos quitamos la ropa y la tía empezó a mamarmela poco a poco y después también me hizo lo que a las tias suele uno, tener que pedirlo, que es una lamida en los huevos.

A mi me encanto el comienzo de esta tía, por lo que tambien empeze a hacerle una comida de coño y posteriormente que tampoco suelo hacerlo, le comí todo el culo, por lo que la tía le gusto mucho diciéndome que su amigo, no la comía nunca el culito.

Empezamos la follada así como a mi me gusta , ella se puso a cuatro patas y yo le enchufe la polla.

Me gusta ver cuando mi polla como entra y sale de un coño, por lo que esta postura tienes una buena visión de cómo te entra y sale, la hiba follando cada vez más deprisa, mis huevos pegaban en sus nalgas, pero aun no me quería correr y le pregunté si quería follar por detrás con lo que ella me dijo que no había sido enculada nunca, pero que si la quería desvirgar adelante.

Todo contento y excitado busque un bote de nivea y le unte el culo bien untado después lentamente le fui metiendo un dedo después dos, ella jadeaba y la verdad estaba un poco asustada.

Le dije a ver si estaba preparada con la polla y me dijo que adelante.

Fue una pasada, se la clave y entraba muy justa, empecé lentamente, esa vez aunque me iba corriendo no fui deprisa porque la iba desvirgando el culo.

Me vino las ganas de correrme y saqué la polla de su culo, menee mi polla encima de sus nalgas y allí me corrí.

A la mañana siguiente desayunamos las dos parejas juntas, y el colega joven nos preguntó cómo nos había ido, la jovencita se rió y dijo: un poco mas y me la mete hasta en las orejas, y todos reímos.

Y aquí termina el relato de un vicioso sin ningún perjuicio.