Cada vez me excita más pensar en Marta desnuda, tumbada boca arriba en la cama, abierta de piernas como una ranita y viendo como la folla otro tío.
El poder contemplarla en esa situación, excitada a tope y perdida un poquito la razón me hace masturbarme ferozmente en la ducha o durante la siesta prometiéndome a mí mismo que no pararé hasta conseguirlo.
El problema es que no encuentro la manera de planteárselo ya que se cierra a cualquier iniciativa como una ostra.
Creo que soy un amante experto; he conseguido para ella orgasmos verdaderamente espectaculares, pero cuando creo que he abierto en ella la llave de un sexo sin límites, a la mañana siguiente o simplemente un rato después- Marta es lo más frío que nadie pueda imaginarse cuando yo, como creo que todo hombre, me paso días y días excitado sólo de pensar en el último polvo maravilloso.
Marta es muy guapa, piernas largas, un culete respingón, una cara muy agradable, tetitas en su sitio y de un tamaño perfecto, ni grandes ni pequeñas. Considerándome un amante experto, con bastantes recursos y pocas inhibiciones, utilizando técnicas, paciencia ilimitada, imaginación desbordante, vibradores que la encantan, películas porno, después de dos o tres orgasmos espectaculares en una sesión, no vuelve a apetecerla sexo bajo ningún concepto en dos o tres semanas aunque sí saliditas, tontaditas, restaurantes, espectáculos y cenas románticas.
Es como si hubiera que estar cortejándola con un casto romanticismo para que me permita, cada quincena, hacerla gozar en un orgasmo irrepetible.
Cuando en esas raras noches, deslizo en su oído, estando ella muy excitada, la tentación de otra polla, no cree que mi deseo sea sincero y lo interpreta como una técnica más para excitarla, contestándome invariablemente que se lo digo de boquilla pero que a la hora de la verdad me echaría para atrás. Como estoy cada vez más convencido de que un espectacular trío sería esa llave a que me refería y que la convertiría en una persona mucho más abierta al sexo he escudriñado en las páginas de contactos de una muy conocida página web de sexo en la sección de «se ofrece chico para pareja» hasta encontrar lo que puede ser la solución: Alceo se ofrecía prometiendo «conseguir para tu mujer lo que verdaderamente deseas y pocas veces has podido lograr» y además asegura que «sólo llegaré hasta donde tú quieras, tú mantienes siempre el control aunque no estés presente» y «no descarto toque bisex».
Me armé de valor, porque dar el paso definitivo es enervante y te produce una rara sensación de que puedes equivocarte y no va a ser posible dar marcha atrás en lo que, incluso, puede acabar con tu matrimonio si no es bien entendido por tu pareja, pero estaba decidido y me puse en contacto con Alceo citándole en una céntrica cafetería.
Alceo me causó una excelente impresión, atractivo, educado, sabiendo estar y tratando el asunto con delicadeza y comprensión sin entrar en muchos detalles. Me reiteró su compromiso de que yo siempre determinaría hasta dónde tenía él que llegar con mi mujer y de que me informaría con detalle de los avances conseguidos.
Dos días después Marta me dijo, al llegar yo a casa por la tarde, que se había presentado el trabajador de la nueva casa de limpieza de piscina contratada. Vivimos en un chalecito muy bien acondicionado con piscina propia y la verdad es que la tenemos un poco descuidada por lo que no dí más importancia al asunto pensando que había sido una iniciativa suya pero mi sorpresa fue grande cuando a la mañana siguiente, cuando yo salía para mi trabajo en el centro, me crucé con Alceo entrando en casa cargado con material de limpieza de piscinas con unos cortos pantalones y una escasa y sucinta camiseta. Me saludó de pasada, muy en su papel, y la verdad es que estuve todo el día francamente intranquilo. Por la tarde recibí una llamada suya explicándome con todo detalle lo que había hecho en la piscina y como Marta no había aparecido en todo el día aunque había creído ver moverse los visillos del salón.
Charlando con Marta observé cómo se ruborizaba cuando le pregunté por la limpieza de la piscina y esa noche fue ella la que se comportó como una gata en celo. En los momentos más apasionados la reiteré mi fantasía de verla penetrada por otro y cuando la pregunté como otras veces si no conocía a algún tío que la excitara me contestó directamente que el limpiador de la piscina era muy atractivo y se movía con una sensualidad rayana en lo provocativo. Llegó a gritar al alcanzar el orgasmo, cosa que pocas veces ha hecho y poco después, ya más tranquilos ambos, llevé la conversación a la injusticia de que yo me hubiera acostado con bastantes mujeres de soltero y ella, por el contrario y tal como siempre me aseguraba, no conociera más polla que la mía.
Juntos, cogidos de la mano, en la penumbra, desnudos ambos, casi temblando ella, me hizo prometer que no me enfadaría bajo ningún concepto si avanzaba en alguna experiencia, asegurándola yo que únicamente le pedía que me contara todo sin engañarme y recordara que mi obsesión sería incluso llegar a verla o incluso compartirla en un momento dado.
Los informes de Alceo durante los siguientes días no presentaban ninguna novedad digna de mención pero al cuarto día me dijo que Marta había bajado a la piscina con una jarra de limonada y no había podido dejar de mirar furtivamente su paquete. Al día siguiente Marta bajó a tomar el sol con un pequeño bikini e incluso invitó a Alceo a utilizar la piscina cuando acabara su trabajo. Alceo se duchó y con un pequeño tanga se tiró a la piscina; a Marta le faltó tiempo para hacer lo mismo e incluso mantuvieron un pequeño escarceo que no paso de algún roce furtivo y una sensual ayuda al salir del agua. La excitación de Marta esa noche fue más que patente y por sexto día consecutivo tuvimos una follada de lo más espectacular. El trabajo de Alceo estaba ya dando sus frutos y hacía años que no encadenaba una sucesión de polvos tan increíbles con mi bomboncito. Cada día se mostraba más excitada y desenvuelta e incluso llegó a confesarme que el limpiador de piscina la mojaba el coñito sólo de mirarle.
Aproveché que Marta se había dormido para colocar la cámara de vídeo tras la puerta de persiana del altillo del armario en la posición que otras veces había probado para filmar nuestros propios polvos. Autoricé a Alceo al día siguiente para avanzar hasta el final y le puse en conocimiento de las confesiones de Marta y como yo quería, si lo lograba, que accionara el mando a distancia de la cámara de vídeo astuta pero accesiblemente colocado. Estoy ahora, con Marta desnuda entre mis brazos, viendo la filmación de su espectacular follada con un tío con una polla como para volver loca a cualquiera. Su elasticidad, su delicadeza, su ritmo, las respuestas de Marta en muchos momentos, me han enseñado detalles que pienso utilizar con habilidad. Marta está muy excitada, mimosa a tope y me pellizca los testículos con habilidad gatuna encendiéndome hasta el paroxismo. Se coloca sobre mi tranca y se la introduce despacio, muy despacio en su sensible cuevecita. Sube y baja repetidamente mientras me sujeta las manos con todo el peso de su cuerpo y acerca uno de sus pezones, hinchado como una frambuesa, a milímetros de mi boca. Con suavidad, casi con dulzura, se mete un consolador en el culito, lo hace vibrar, y acerca su boca a mi oído pidiéndome por favor que mañana llame a Alceo y me prepare para el más salvaje, incontrolado y excitante trío que pueda soñar y, sobre todo, que no descarte tampoco sus fantasías, inconfesadas hasta ahora, de que quiere verme chupar una buena polla con fruición, de que quiere ser objeto de una doble penetración y de que quiere ver como Alceo se corre dentro de mi culito. Un fuego hasta ahora desconocido recorre mis ingles, se concentra en mi polla y me derramo, a chorros, en un orgasmo casi doloroso por intenso sólo de pensar en esas sus fantasías que ahora, por primera vez, me confiesa sin pudor y sin ninguna vergüenza.
¡¡Espera!! ¡¡Espera!!
Sí, me dirijo a ti que te masturbas fieramente mientras lees el final de mi relato y que estás a punto de salpicar el teclado de tu ordenador. Reconoce que lo que realmente te ha excitado es ver reflejada esa fantasía oculta que todos tenemos de ver una pareja actuando al natural y, sobre todo, que el cuerpo femenino sea ese que conoces tanto y al que ya arrancas pocos impulsos sexuales. Poder ver sus ojos en blanco mientras entra y sale una buena polla y que te confiese, entre dichosa y avergonzada, que le gusta mucho la explosiva situación.
Inténtalo. Deja deslizar en sus oídos durante el fragor de alguna batalla sexual que te gustaría verla desnuda y excitada follando con otro. Siempre podrás decir que lo dijiste debido a la excitación y que era una pura fantasía; pero si ella coge la situación al vuelo no te eches para atrás rotundamente, déjala en la duda ya que eso es lo que ella está haciendo contigo y avanza. No plantees nunca una situación cutre, rápida, sudorosa o con algún tío inadecuado. Busca algo con clase y sensualidad. Alceo puede ser la solución. Y no descartes un toque bisex sobre la marcha.