Prostituta por una noche
Por ser mi primer relato permítanme presentarme, me llamo Sara y soy originaria de la ciudad de Tegucigalpa, empezaré por relatarles como soy.
Tengo 30 años, y aunque no soy «un cuerazo» si arrebato miradas por la calle, soy soltera, alta ejecutiva de una institución de carácter internacional.
Siempre he tenido la fantasía de conocer que se siente ser una prostituta, de ese pensamiento surgió la siguiente aventura.
De mi trabajo me mandaron a recibir un seminario de una semana a Cancún, algo aburrido como todos, sin embargo, al ver lo espectacular del lugar (yo no conocía) y la lujuria que se vivía, me dije a mi misma, «Sara es la oportunidad que esperabas, puedes realizar tu fantasía»…no suena mal, me dije.
El primer día comenzó con el registro de los participantes del seminario y una serie de aburridas charlas, por lo que a medio día me fui de compras, busque la ropa que como «dama de la noche» debería de usar.
Me compré un mini vestido de lycra que se ajustaba como guante a mi cuerpo, una minifalda muy atrevida y un pantalón de esos súper ajustados; también compré algo de lencería muy sugestiva, por aquello que «trabajara» más de una noche.
Regresé al hotel, deje las compras sobre la cama y regresé al seminario, ansiosa de que terminara pronto.
Al final del día, me dirigí a mi habitación, revisé mis compras y puse toda la ropa en orden para poder escoger la que «encajara mejor» con mi «nueva personalidad».
Ese primer día me puse una tanga negra con un brasier negro de satín, al verme en el espejo el atuendo se me veía increíble!…
Para poder explorar el lugar y las oportunidades de «negocios», me puse un pantalón a la cadera con lo que me veía bastante nalgona, y una blusa corta, con la idea de saber si era capaz de levantar miradas y por supuesto algún cliente.
Recorrí los lugares aledaños al hotel y observé a varias «trabajadoras del sexo» ofreciendo sus servicios, además me di cuenta que muchos hombres pasaban detrás de mí para ver mi hermoso y redondo trasero, me excité al saber que muchas miradas se prendieron de mi trasero como nunca.
Me acerqué a una de las chicas del lugar le indiqué cuales eran mis intenciones y le pregunté sobre el precio de los servicios y «menú» ofrecido a los clientes.
Me dio toda la información e indicó que por ser mi fantasía no existía problema, siempre y cuando no afectara su trabajo.
Volví al hotel para escoger la ropa justa para mi gran noche.
Para tener buenos clientes debía de hacer algo atrevido, así que decidí ponerme el vestido de lycra, también usé un coordinado blanco con tanga, y les aseguro que la sensación de la tanga rozando mi cosita, me hacia sentir muy mojada; así salí con ropa interior blanca, mi vestidito negro muy pegado y unas medias negras y zapatos de tacón.
No sabía que como me podría ir sólo salí para ver que pasaba, estaba tan emocionada que ni siguiera pensé que al salir del hotel me podrían ver mis compañeros de seminario.
Al pasar por el lobby noté que habían muchas miradas sobre mí observando lo que ofrecía, mis torneadas y lindas piernas y por supuesto mi hermoso trasero, apresuré el paso para abandonar el lugar lo más pronto posible, ya en la calle me dirigí a «mi lugar de trabajo», dispuesta a gozar como nunca.
Déjeme contarles que me sentí toda una putona de las mejores tanto que sentí que explotaba por dentro.
Entre a un bar de «categoría» me senté en l barra y vi como todos los hombres del lugar se me quedaban viendo. Se me acercó uno que me dijo:
Hola, ¿eres nueva por aquí?, ¿puedo invitarte a una copa y luego pues, tu sabes no..?
Respondí que estaba esperando a un amigo, claro que no era cierto, pero por lo menos considero que tenía que darme el derecho de escoger a mi cliente.
Al escuchar mi respuesta balbuceó algo que no puede entender y se marchó.
Cruce la pierna para enseñar la «mercancía» y rechacé varias propuestas hasta que, llegó la cosa más divina que he visto en mi vida, moreno (más bien bronceado), tipo costeño, ojos azules, musculoso, tan lindo que me mojé de solo verlo, se me acercó tanto que me puse muy nerviosa, me invitó a una copa a lo que sin pensar dije que si.
Fuimos a una mesa para estar más en privado, hablamos de muchas cosas, me indicó que se hospedaba en un hotel cercano que andaba de viaje de negocios y muchas cosas más, entre las que me preguntó desde hace cuanto me dedicaba al oficio, le dije que tenía poco tiempo a lo que el respondió.
¿Cuál es tu precio?, ¿tienes algún menú especial?
Inmediatamente respondí:
El precio son US$200.00 la hora, sin nada adicional, luego por cada «extra» hay un recargo que puede oscilar entre US$50.00 y US$300.0 depende de lo que pidas. La habitación corre por tu cuenta.
Se quedó pensativo por un momento y luego me dijo:
El precio no es el problema, pago lo que pidas, siempre y cuando el servicio sea de calidad. ¿Cuáles son tus especiales?
Su pregunta me dejó desconcertada y a la vez pensativa, tuve que improvisar y le indiqué entre los especiales estaba el «strip», mamada, y, si se ofrecía penetración por detrás.
No pusimos de acuerdo y nos fuimos a su hotel, a todo esto estaba que explotada de ansias de entregarme a esta hermosura de hombre.
Al llegar a su habitación se me acercó y mi rostro quedó muy cerca de el, lo miré y solo atiné a besarlo, lo besé en la boca suavemente, el me tomó de la cintura con mucha calma, abriendo la boca comenzó a pasear su lengua por la mía lo cual me estremeció.
Mientras me besaba fue levantando el vestido con una mano y con la me acarició mis pechos, esta acción los puso duros, aunque no tanto como su pene el cual acaricié sobre sus pantalones.
Sentí como su lengua exploraba todo el interior de mi boca, besaba mi cuello, mis brazos y su lengua acariciaba suavemente mi piel, chupaba con una presión que mataba.
Sus dedos comenzaron a explorar mis nalgas, luego fueron entrando por mi culo, acarició el hoyito con una presión que me hizo abrir más las piernas.
Cambió de dirección y llevó, su manos, por el frente, acariciando mi pubis, jalando levemente los pendejos y bajó introduciendo rápidamente su dedazo dentro de mi. Me hizo saltar de emoción, más cundo sacó su mano y llevó su dedo a su lengua.
Me llevó a la cama y me subió el vestido y disfrutó de mí una y otra vez; se sacó la verga y me dijo, quiero el primero de los «extras» e hizo que se la mamara; tome su miembro con la mano pajeándolo un poco, estaba muy duro, no era muy grande, pero estaba como a mi me gustan, palpitaba entre mis dedos, me agaché y le pasé la lengua desde los huevos a la punta, el hombre se estremecía a cada pasada, luego lo introduje en mi boca, no pudo entrar entera, pero lo suficiente para que pueda pasar labios y lengua por todo el aparato.
Me puse a chupar desesperadamente, abrí mis ojos y lo vi con el rostro hacia el techo jadeaba fuertemente.
Me detuve un momento. era un rico néctar, me dijo si el precio incluida el beber sus jugos o se pagaba por aparte, a lo que dije que era otro tipo de servicio.
Nunca le había permitido que mis amantes se vinieran en mi boca, pero estaba tan emocionada que esa noche no pude parar hasta que se corrió, fue tanto que no pude tragarla toda. Me dijo lo sabroso que había sido y que me terminara de desvestir mientras regresaba.
Se levantó de la cama y se dirigió al sanitario, me quité la ropa y me tendí en la cama a su espera, me mostró su hermoso cuerpo, cual adonis y me dijo que quería el especial del día, o sea, cogerme por el culo, hasta ese momento era virgen de esa parte, pero estaba tan emocionada que le respondí que era su esclava y que hiciera lo que el quisiera.
Empezó a untarme vaselina por todo mi ano, sentí una sensación especial y sabrosa, tanto que me daba mucho placer; después comenzó a meter un dedo, dos dedos, tres; y cuando estuvo dilatado mi esfínter, se untó vaselina en la verga, y me dijo:
Te la voy a meter despacio. te quedas quieta porque no te quiero lastimar, si te lastima avísame para sacarla, esta ha sido mi fantasía pero mi esposa no ha permitido que la penetre por el trasero.
Sentí como la punta de su hermoso miembro se restregaba en mi culo y como entraba suavemente, poco a poco comenzó a moverse y yo moví mis caderas para tener más placer cuanto estuvo a punto de un sólo empujón, me clavó totalmente.
Yo lloraba del dolor pero el placer era mayor, lo importante es que pronto mi intestino se acostumbró y comencé a sentirme como nunca, derramó todo su semen dentro de mi culito y disfruté de mi primera enculada, que fantástico.
Luego nos dimos una ducha y lo hicimos nuevamente, esta vez me penetró mi concha, me corrí como nunca, el placer que mi «cliente» me dio no le he sentido jamás.
Me pagó US$500.00 por mis servicios y me preguntó mi teléfono para sus amigos o para otra noche con él, lo pensé tenía ganas de darlo pero le dije que mejor me diera el de él y yo lo llamaría.
Camino al hotel me fui pensando en la maravillosa noche que había pasado, lo bien que me sentí siendo toda una puta y que hacer con el dinero, bueno creo que compraré ropa para el trabajo nocturno, me gustó tanto que lo haré otra vez, aunque no se cuando.