Mi primer contacto
Nos habíamos visto por primera vez en un bar, como se hace casi siempre en estas ocasiones, conversaciones en el chat, mensajes personales, conversaciones telefónicas, relatos intercambiados de experiencias soñadas o reales para conocernos mejor, para saber que nos gusta a cada uno, para tener una idea previa de como podría ser nuestra relación y saber si seríamos compatibles.
Ella es divorciada, con una hija y con los problemas de relación que ello conlleva cuando se tienen 40 años.
Yo casado, con la rutina del trabajo y la familia y las ganas de vivir experiencias diferentes.
La relación que comenzó de forma rutinaria, y en la que nos contábamos nuestras fantasías llegó a su fin y acabamos conociéndonos personalmente, con deseo, con ganas de que la atracción que había ido naciendo a través del ordenador, el correo y el teléfono, se hiciera realidad.
Yo estaba nervioso, ella lo estaba más, demasiado tiempo sin sexo, recuerdos amargos de las últimas veces, un polvo apresurado después de la ruptura, como venganza, por liberación.
En persona era más atractiva que en las fotos y su voz más cálida, la besé en la boca suave, dos o tres veces, la última le metí la lengua un poco, acaricié la suya y noté la erección de mi polla, estaba deseando trabajar.
Entramos en la habitación y volvimos a besarnos, esta vez apasionadamente, con urgencia, con hambre de besos atrasados, metiéndonos la lengua, mordiendo los labios, besándonos los ojos y la boca, necesitábamos sentirnos el uno al otro, saber que su cuerpo era nuestro y habíamos decidido entregarnos sin reservas.
Nos fuimos desnudando sin darnos cuenta, no acerté a desabrocharle la falda y se la enrollé en la cintura, quería poner mis manos en su culo, meterlas por debajo de las bragas, ella me besaba el cuello, los hombros, pasaba sus uñas por mi piel y enredaba los dedos en el pelo del pecho.
Ya tumbados en la cama, pasada la euforia del primer instante, acabamos de desnudarnos, me dediqué a conocer cada parte de su cuerpo, su pecho pequeño, con los pezones grandes y sensibles; tenía los ojos cerrados, estaba tumbada a mi lado y empecé a acariciarle los pez
Seguí acariciándole el pecho y bajé mi boca a su coño, iba a besarlo antes de follarla, lo hice, le apreté el clítoris con mis labios sin quitar los dedos de sus pezones, y le introduje la lengua, la follé con la lengua apretando mi cara contra su coño, empapando mi cara con su jugo, metiendo mi cara en su coño abierto y palpitante que seguía mostrando su excitación y su deseo.
La besé en la boca y tuvo que saberle a coño, tenía toda mi cara húmeda y mi lengua había explorado su interior.
Penetré su vagina con mi polla que estaba dura como nunca, con el capullo listo para reventar; cuando notó como le entraba, como golpeaba su culo con mis huevos, se corrió otra vez entre gemidos.
Yo no quería correrme todavía, me tumbé a su lado, nos cogimos las manos, nos besamos y fue bajando su cara hacia mi polla lamiendo mi piel, la acarició de arriba abajo, me cogió las pelotas y le dio un beso suave, casi casto en la punta del capullo, «es preciosa» me dijo, «me gustan las pollas duras» y se la metió en la boca.
Me la lamió de abajo a arriba, la mordió en su parte central, se la metió en la boca despacio, deprisa, la cabeza, hasta el fondo, jugó con ella, la usó en fin para satisfacer su deseo, se sentó a horcajadas sobre mí y empezó un metisaca de mi polla en su coño mientras yo me agarraba a su culo, a sus tetas, hasta que no pude más y empezamos los dos a gritar me corro, me corro.
La inundé, me inundó, saturamos nuestro deseo, se tumbó junto a mí, nos besamos suave, muy suave en los labios, «cuanto te deseaba» le dije, «cuanto te deseo» me contestó.
Como veis fue un polvo normal, nada extraordinario, y un polvo extraordinario a la vez. Lo mejor es que fue el comienzo de una relación hermosa, satisfactoria, sin compromiso.
Que necesitábamos, que nos agradaba.
Después en otros encuentros hicimos locuras, sacamos a la luz extraños deseos, perversiones que fuimos descubriendo con placer, ya os contaré alguna, hoy quería contaros como fue nuestra noche más hermosa, nuestra primera vez.