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Gloria, mi amiga de Puerto Rico I

Gloria, mi amiga de Puerto Rico

Hola amigos y asiduos lectores, no sé si les habré contado que suelo viajar mucho, es uno de mis vicios confesables.

Pues resulta que en uno de esos viajes, recalé en Puerto Rico, esa tierra tan sabrosa de centroamérica.

Estando allá o mejor dicho en el viaje, recordé que una amiga a quien conocí chateando, vive en esa hermosa tierra, profesional universitaria, cuya profesión no diré por razones obvias.

Así que busqué su número en el listín telefónico de San Juan y la llamé en cuanto toqué su querida tierra.

Cogió el teléfono un señor muy formal que resultó ser su padre, a quien le pregunté por ella, diciendo que era un amigo de España

En cuanto se puso al teléfono dijo: Esteban!!!!???, entre asombro y duda, no me lo puedo creer, que me llames desde España.

Y haces bien en no creerlo, cielito, estoy en San Jaun. No ¡, no te lo creo. Pues sí, acá estoy, y con unas ansias enormes de conocer a mi vieja amiga de internet, y poner mis ardientes labios sobre los tuyos. Ehh, no te pases, me dijo, que sabes que yo tengo novio.

Ya, le dije, pero igual podemos conocernos, no? Puesssss, sí, supongo que sí. Yo en realidad no esperaba llegar a mayores con ella ya que siempre me pareció muy recatada y distante con respecto a nuestra relación cibernética.

Aunque debo confesar que sus fotos me habían cautivado y no pensaba dejar Puerto Rico sin intentarlo al menos.

Pues quedamos para cenar esa noche, le dí la dirección de mi hotel para que pasara a buscarme e irnos a cenar, a donde ella dispusiera que para eso era la anfitriona.

Estaba tan ansioso por no saber si personalmente le caería bien, si a mí me gustaría, si habría química entre nosotros, que pese al cansancio del viaje, no pude echar un sueñito en toda la siesta

Al fin se hicieron las 8 de la noche y llegó la hora cero.

Estaba yo en la puerta del hotel cuando llegó ella con su auto. Bajó y mi visión se nubló, no me podía creer tanta belleza aunada en una sola mujer. Realmente me deslumbró.

Llevaba un vestido negro de noche, por encima de las rodillas, lo que me permitió ver un par de hermosas piernas que traían hacia mí a una mujer de cine.

Superaba todas mis expectativas y por supuesto mejoraba, si cabe las fotos.

Una sonrisa que derretía al más guapo. Supongo que eres esteban, verdad, me dijo con una voz deliciosamente sensual. Y tú obviamente Gloria. Agradezco al cielo haberme decidido a llamarte, dije y que hayas aceptado conocernos.

Sigues tan zalamero como en nuestros chat, me dijo. Me limito a decir la verdad. Eres realmente hermosa. Les cuento, tiene un cuerpo espectacular.

Bellísima de cara, morocha, piel canela, labios gruesos, de esos que piden ser chupados al besar, unos pechos preciosos y desafiantes, cintura delgada y unas formidables caderas que rematan en un trasero deliciosamente parado y respingón. Y esas piernas que ya les he contado.

Total que nos fuimos a cenar, a un sitio muy elegante de san juan, cenamos opíparamente mientras nos conocíamos, aunque eso ya lo teníamos de nuestras charlas, luego continuamos con unas copas en un sitio de la noche sanjuanina.

Finalmente me dejó en el hotel como a las dos de la madrugada, despidiéndose con un sabroso beso en mis labios, beso que prometía mucho más para el resto de mi estancia allí.

Por la mañana pasó por mí y me llevó a conocer la ciudad.

Comimos unos bocadillos y continuamos con el tour hasta las seis de la tarde, en que me dejó para refrescarme e ir ella a su casa a cambiarse para la noche.

Esta vez la iniciativa del beso la tomé yo dándonos un morreo de campeonato, y leyendo en sus ojos que esa noche sería nuestra.

Por suerte su novio estaba en viaje de negocios.

Por la noche luego de cenar nos fuimos a tomar unas copas, pero directamente a mi hotel, de común acuerdo con ella, acuerdo al que llegamos con solo una mirada a la hora de los postres.

Cuando llegué a la habitación, una suite preciosa, solicité por teléfono una botella de dom perignon y una fuente de fresas con nata montada.

Al mejor estilo de Richard Gere en Pretty Woman.

En cuanto colgué el auricular, la abracé con ternura besándola apasionadamente, en un beso eterno, que terminó de encendernos.

La desvestí con suavidad, bajando primero la cremallera de su vestido, quedando solo en un tanga negro .

Besé sus pechos, mordí con suavidad y deleite sus pezones, me arrodillé ante ella y lamí con ganas su abdomen y profundicé con mi lengua en su ombligo, lo que le arrancó sus primeros suspiros.

Seguí descendiendo por su abdomen bajo hasta llegar a su tanga, aspirando su aroma de mujer caliente, besé su pubis por encima de su tanga que noté mojado, lo lamí saboreando su jugo.

Bajé su tanga con los dientes mientras con mi nariz rozaba sus pelitos y hundí mi apéndice nasal entre sus labios , llenando mis sentidos de su olor a hembra.

Terminé de quitarle la braguita, me enderecé y ella me desvistió a mí, tan sensualmente como lo hice yo. Solo que cuando bajó mi slip, acarició mi verga ya enhiesta con sus mejillas , nariz y labios, para finalmente metérsela en la boca arrancando ahora mis suspiros. Notaba como esto la excitaba tanto como a mí.

Una vez desnudo la llevé a la ducha y nos metimos debajo, enjabonando nuestros cuerpos mutuamente, primero pase jabón por su espalda acariciando sus prietas nalgas, suaves, duras, hermosas, para luego hacer lo propio con sus pechos cuyos pezones respondieron poniéndose duros como piedras.

Finalmente lo hice en su entrepierna, enjabonando sus vellos, y sus labios, que note hirviendo.

Luego llegó su turno, primero mi espalda, mis nalgas, velludas, mis cojones y finalmente cogió con sus manos mi falo, y lo enjabonó concienzudamente, casi masturbándolo.

Me sentí transportado por sus manos al séptimo cielo.

Pero no quería acabar allí. Nos enjuagamos y mojados corrimos a la cama. En ese momento tocaron a la puerta, era el camarero con el champagne y las fresas y en otro cubo, la nata.

Serví dos copas de champagne y le introduje una fresa en la boquita y otra en la mía para bajarlas con el champagne.

Luego unté sus pechos con nata y los lamí con fruición. La acosté en la cama, boca abajo y repartí las fresas desde su nuca hasta sus muslos, coronadas con nata.

Recorriendo su cuerpo fui cogiendo cada fruto con mi lengua mientras acariciaba su piel con ella, que suspiraba pidiendo más.

Levanté sus piernas y cogiendo sus delicados pies con mis manos lamí detenidamente cada dedito, que parecía una delicada obra de arte de la naturaleza.

La última fresa la había dejado entre sus nalgas, ocupando toda su raja desde la cintura hasta el ano, con nata., que fui recogiendo con mi lengua, mientras notaba que Gloria estaba a mil, no paraba de gemir y pedirme que la follara ya. No podía soportar tanto placer.

La voltee y repetí de nuevo fresas y nata en sus pezones, su abdomen, su pubis y en las puertas de su coño. No sabría decir si cuando llegué a él a por la última fresa, notaba más dulce la nata o su flujo, que brotaba a raudales entre sus labios inflamados por el deseo, y porque no por la acción de mi lengua y labios.

Separé sus piernas y metí la lengua entre sus labios, tuvo un brutal orgasmo, seguí mi trabajo placentero, profundizando en su vagina en busca del tan manido punto G, que no se si alcancé, solo sé que aquello era maravilloso.

Era como beber néctar de la fuente de los mil placeres y para ella era algo inconcebible y maravilloso como lo demostraban sus jadeos y gemidos de placer y sus gritos pidiéndome que la follara.

Pero yo quería encenderla todavía más.

La puse de rodillas en la cama como una perrita y derramando champagne sobre su espalda lo recogía bebiendo ávidamente entre sus nalgas para finalmente dedicarle a lamer su culo y su agujerito posterior, penetrándola con la lengua primero y con mis dedo después preparando el camino para mi ansiosa verga.

Cuando noté que ya estaba a punto ella de deseo y su ano de dilatación, ambadurné mi polla de nata, a la manera de lubricante y la apoyé en su agujero, presionando levemente.

Perfórame ya me pidió, rompeme, párteme en dos, papito, haz que me duelaaaaaaaaa. Lo hice, de un empujón brutal, se la clavé hasta los huevos, sintiendo como estos chocaban contra sus nalgas

AAAhhhhhhhh, gritó de dolor, siiiii, asiiiii, mááááásssss.papi, no pares, sigue, sigue, empujando su cadera hacia atrás para que se la metiera más y más adentro, siiiiiiiiii, me corrroooooooo, aaaaaaahhhhhhhhhh, y finalmente cayó de bruces contra la cama.

Temblaba como una hoja al viento, suspiraba, jadeaba, lloraba, se reía. Papi, en mi vida me dieron tanto placer como tú en este ratito.

Yo seguía calentísimo y con mi verga dura, caliente y hasta dolorosa por la tensión de las venas hinchadas y mi glande morado que parecía que me iba a reventar la piel.

Entonces llegó su turno, me llenó la polla de nata como si de un plátano se tratase y comenzó su degustación. Pero rápidamente pasó a mi pecho, como haciéndome desear.

Me estaba devolviendo la moneda. Me volteó y llenó mi espalda y mis nalgas de fresas y nata y las fue comiendo mientras lamía y mordía mis nalgas, cosa que ya me había amenazado en el pasado con hacer cuando nos conociéramos.

Luego le llegó el turno a mis cojones, que “sufrieron” el mismo delicioso trato y finalmente llegó a mi polla nuevamente que se tragó entera, mordiendo mi glande, frotándolo con la lengua, e introduciéndola en su boca hasta la garganta.

La sacaba con los labios apretados como exprimiéndola, me follaba con la boca, y lo hizo tan bien y a conciencia que sin poder aguantar me corrí inundando su boca de mi semen caliente y espeso.

Quedamos los dos tendidos en la cama, ella con su cabeza en mi pecho,jadeantes, mudos. No hacía falta decir nada, solo sentirnos mutuamente.

Al ratito, descansados ya, se montó sobre mi cara ofreciéndome su sabroso coño que me lancé a devorar, mientras con mis manos exploraba su culo.

¿Qué haces?, saborear tu coño mientras preparo de nuevo metiéndote un dedo en el culito, quiero que sientas, perrita, quiero que te sientas mi puta.

Ssiiiiiiii, soy tu putaaaa, y lo seré siempre, y diciendo esto se lanzó sobre mi polla a devorarla, lamía chupaba, succionaba como una verdadera puta. No parecía para nada aquella muchachita que conocí por internet.Sus 25 años estaban bien aprovechados era una experta, una verdadera puta.

Sin embargo era una profesional brillante en su carrera universitaria, y provenía de una familia de rancio abolengo. Nada más lejos de su actual accionar en mi cama. Pero era cuestión de disfrutar con ella de su apasionada forma de hacer el amor.

Y vaya si lo hicimos.

Cuando ambos estuvimos a punto se giró y se montó sobre mí introduciéndose de un solo golpe mi verga en su lubricada vagina, hasta que sus nalgas hicieron tope con mis muslos, que se bañaban con su flujo que seguía saliendo como una marejada, como una riada de líquido caliente que olía de maravilla. y como dije antes sabía aún mejor.

Notaba mis huevos empapados en él, que luego ella lamió a conciencia cuando ya estuvo mezclado con mi corrida, aunque eso ocurrió más tarde

Gloria eres increíble amor, hace años que no me folla una mujer de esta manera. Y tú, esteban eres increíble, me llenas por completo, siento mi vagina estallar de gozo, mientras decía esto seguía cabalgándome y yo introduciendo mis dedos en su culo abierto por la incursión de mi polla antes.

Sentía como sus paredes vaginales frotaban mi polla con cada subida y bajada de su pelvis, hervían, me abrasaban el pene, era como un volcán en erupción, seguimos así hasta que nos corrimos juntos en un bestial orgasmo y quedamos abrazados y unidos en un solo ser, y así nos dormimos.

Despertamos como a las 4 de la madrugada, oliendo nuestros cuerpos, el olor a sexo que fluía en toda la habitación, empapados en nuestros jugos, llenos el uno del otro.

Nos besamos dulcemente y nos metimos en la ducha para relajarnos un poco. Salimos y nos acabamos el champagne, pasándolo de una boca a la otra.

Volvimos a excitarnos, ella a rezumar flujo y yo empinado como si nada de lo anterior hubiera pasado.

Era tal la calentura que llevábamos que ella se reclinó sobre la mesa escritorio ofreciéndome su culo en pompa que yo perforé sin piedad, mientras ella gritaba que la perfore, que hiciera lo que quisiera con ella, que era mi puta, mi perra caliente: párteme en dos papi, métemela hasta el fondo quiero sentir tus cojones contra mis nalgas, y tu cabezota contra mi útero.

Así, siiii, no pares, más, más toda adentro, sacala y vuelve a meterla, siiiii, maaaaas, soy tuya, tuyaaaa, tu perrra, tu putaaaa..AH, me corrrooooooooooooooo. Se sacó la polla del culo y arrodillada me la mamó hasta que me corrí llenando de nuevo toda su boca. Pero esta vez no alcanzó a tragar todo y le chorreaba semen por la barbilla y caía sobre sus pechos, que ella aprovechó para masajear y repartirlo por todo su abdomen, para luego chupar sus dedos y darme a probar mi propio semen.

Nos bañamos por turno esta vez para no empezar de nuevo, nos vestimos y la dejé en su casa, volviendo al hotel con la promesa de repetir el juego al día siguiente.

Me quedé una semana entera en Puerto Rico y follamos todos los días hasta el amanecer. Ahora es su turno de viajar a España y visitarme, y por supuesto follar como locos hasta caer agotados.

Cuando eso ocurra ya os lo contaré.

Continúa la serie Gloria, mi amiga de Puerto Rico II >>

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