Experiencia con una mujer de verdad

Todo los hombres nos jactamos que sabemos que hacer en la cama cuando estamos con una mujer.

Tal vez eso era entes de conocer a una mujer, una de verdad, que me demostró que en la cama hay muchas cosas por las cuales debes vivir para poder decir que conoces algo.

Recuerdo una noche en la cual comenzamos a jugar con nuestros cuerpos, mis manos rozaban sus mejillas, mientras que las de ella acariciaban lentamente mi pecho.

Comenzamos a besarnos y las caricias fueron mas y más intensas. Su cuerpo se estremecía cada vez que mis manos rozaban su cuello o sus labios, mientras ella acariciaba mi pecho.

Todo estaba muy bien, hasta que nos dimos cuenta que sus padres, aun estaban despiertos, ella cerro la puerta, se arrodillo y comenzó a besar sobre mi pantalón, justo donde se encontraba el bulto formado por mi pene, lo acariciaba y me decía que no podría hacerme mas nada.

Comencé a pagarle con la misma moneda, comencé a besar sus pezones, por encima de la blusa, la cual casi dejaban salir sus senos, pero estos se resistían a mostrarse aunque yo hacía todo lo posible para que estos se salieran.

La cargue y la recosté sobre su cama, mientras mis dientes intentaban morderle la parte interior de las piernas, pero esto era misión imposible, ya que los blue jean no dejaban que mis dientes apretaran mas bien era como un roce el cual creaba un gran placer a mi novia.

El ambiente estaba muy caliente, pero los padres de ella, podían entrar en cualquier momento y aunque ella ya tiene edad de hacer estas cosas, no es muy recomendable hacerlo en su casa o en este caso, en casa de sus padres.

En ese momento solo deseaba desnudarla, y hacer el amor hasta saciar sus deseos, los cuales estaban en su mayor apogeo, yo estaba pensando cual hotel estaría cerca de ahí para pasar toda la noche amándola, se lo merecía, estaba muy excitada y deseaba ser amada, tomada y saciada.

Ella en un momento de desesperación, ya que estaba llegando, deja escapar un gemido, el cual sonó como un grito de frustración, por no ser desnudada y penetrada, pero el lugar no era el mas idóneo para hacer el amor y mucho menos para gritar.

Con la respiración agitada aun del orgasmo me aparto y se quito el pantalón, la ropa interior, la cual estaba empapada y se puso un pantaloncito, el cual me ponía aun mas caliente, ya que era como espacioso entre las piernas y podía colocar mi pene por ahí y hacerle sentir, lo que tanto estaba buscando.

Ella tomo la iniciativa, saco mi pene y lo metió en su boca, para lubricarlo, fue rápido pero delicioso, hubiese querido que lo besara por mucho rato, pero dada las circunstancias, creo que fui muy afortunado, lo apretó con su mano derecha y lo fue empujando por entre el pantalón y su pierna, no paso un segundo cuando comenzó a respirar fuerte sobre mi cuello, se deslizo muy lentamente y comenzó a morder fuerte a la altura de mi hombro, cada vez mas fuerte y su respiración no disminuía, con cada orgasmo, su mordida se hacía mas fuerte, sentía que me arrancaba un pedazo, pero a la vez era tan rico, tan emocionante y peligroso que en cuestión de segundos acabe dentro de ella, mientras ella soltaba de mi hombro sus dientes y comenzaba a buscar mi boca para besarme.

Deje escapar un pequeño gemido dentro de su boca y apenas me estaban las piernas fallando, oímos ruidos cerca del cuarto, se saco mi pene y yo como pude lo guarde a duras penas, menos mal que no era nada, si no nos hubieran encontrado a mi sufriendo para guardarme el pene y ella con las piernas llenas de fluidos que comenzaron a escaparse tan pronto retiro mi pene de su vagina.

De ahí ella se cambio nuevamente y nos fuimos a un lugar donde pudimos continuar con nuestra propia fantasía durante toda la noche estuvimos recordando y excitándonos con el recuerdo de esa locura, la cual nos duro por mucho tiempo en nuestra memoria…

Lo que hicimos después es otra historia, espero tener la oportunidad de contársela en otra ocasión.