Hola, quiero platicarles la mejor de mis aventuras, he pasado muchos días leyendo los relatos de esta página y no me había atrevido a escribir uno, ahora que puedo les diré que soy una chica mexicana de baja estatura, mido 1.60, cabello largo y buena figura, la verdad es que no presumo de ser voluptuosa, pero sí de tener todo en su lugar, esta historia comienza en un fabuloso viaje a la playa, con mi grupo de amigos, en el cual se encontraba un chico el cual me gusta mucho.
Eran ya las 9 de la noche y nos encontrábamos reunidos en un café cercano esperando la llegada de todos para tomar el bus y salir a la aventura, cuando apareció ese chico, guapo como nunca dejando sentir en mi interior las ganas tremendas de robarle un beso, él y yo platicamos un buen rato esperando a los demás, hasta que por fin subimos al bus y me abrazó cálidamente, no sé en realidad como pasó pero él me regaló un beso suave, pude sentir la ternura con la que besaban sus labios, despacio pero firmemente, después de eso nos quedamos dormidos, hasta llegar a nuestro destino, la inmensidad del mar se extendía ante nosotros y lo cálido de la brisa de aquel lugar me hacían sentir, junto al cuerpo de aquel hombre, una excitación como ninguna.
Era hora de ir a la habitación donde pasaríamos los próximos días, el plan de todos era la diversión, en realidad nunca pensé que algo pasaría, llegamos a la habitación y rápidamente me dirigí a la ducha, no precisamente para limpiar mi cuerpo, sino para calmar ese calor que llevaba dentro, los chicos habían hecho planes para ir a nadar un rato al mar, así que al salir de la ducha pensé en ponerme el traje de baño, pero, al pasar por la habitación de ese chico pude observarlo por la semi abertura de la puerta, recostado en la cama, con los ojos cerrados, tuve que reprimir las ganas de saltarle encima, me contuve, fui a vestirme, deje la puerta «accidentalmente abierta» para ver si se acercaba a mirar, lo cual nunca pasó.
Por un momento pensé que ese beso había sido todo, más para mi sorpresa no fue así, terminamos todos de arreglarnos, yo traía puesto el bañador de dos piezas bajo un top deshilado y una falda verde muy corta, lo cual dejaba ver mis piernas y presumía mi formada cintura, llegamos todos juntos a la playa, no había mucho sol, sin embargo el calor era inminente, decidí tirarme en la arena y no entrar al agua, pude ver desde ahí como ese chico entraba y salía del agua, mi mente volaba, imaginando que estaba a mi lado, de pronto, llegó hasta a mí una ola tan grande que terminé con las piernas mojadas y llenas de arena, fue entonces cuando opte por meterme un poco al agua, ya estando ahí, él se acercó un poco y me tomó delicadamente de la cintura, me pidió que lo acompañase más adentro, a lo cual accedí rápidamente.
Yo soy muy buena nadadora, pero en ese momento sentí la necesidad de hacerme pasar por una niña inexperta, cada vez me aferraba más a sus brazos, a su cuerpo, pidiéndole volver a la orilla, y de vez en ves me acercaba a sus labios y le decía que tenía miedo, regresamos un poco, él no me soltó un solo instante, puedo decir que me encontraba como loca, esperando la oportunidad de estar con él a solas, pidiendo que en ese momento la gente desapareciera y quedásemos solos él y yo. Sin embargo nada de eso sucedió, dispusimos ir a comer algo, después de estar jugueteando un rato, así que nos dirigimos al apartamento de otro de los chicos, ya estando ahí, sentí como mi calor era inminente, no sabía qué hacer para disimula mi calentura, así que propuse comprar una cervezas, mi mejor amiga (cabe aclarar que ella y yo éramos las únicas mujeres en el grupo) me apoyo con la idea y decidimos ir al mini súper.
Ya de regreso, me encontré con que no había nadie en el apartamento, únicamente el novio de mi amiga y el chico que tanto deseaba, no tardó en hacer efecto la cerveza y en que mis calores comenzaran a subir nuevamente, decidí meterme un poco a la ducha, ya no aguantaba, y parecía que para ese chico yo no existía, al salir, me puse de nuevo el traje de dos piezas y me tendí en una de las camas, cual sería mi sorpresa, al abrir los ojos y descubrir a ese chico en la misma cama, quería comérmelo a besos, quería ser suya, el comenzó a besarme muy despacio, y eso me fascinaba, sus labios tenían un sabor salado, era excitante, pronto comencé a ser yo la que llevara el mando, comencé a acariciarle todo el cuerpo, a besar su pecho, a lo que él solo se dejaba hacer, no decía nada, y esa actitud me intrigaba, pronto pude sentir la dureza de su pene rozando una de mis piernas, eso fue la gota que derramó el vaso, esta vez ya no iba a contenerme, lo tenía para mí, y no iba a desperdiciar ese momento, él se tendió por completo en la cama y yo ágilmente me puse encima de él, acariciándolo como nunca, besándolo, ninguno de los dos pronunciábamos palabras, nos limitábamos a sentir, de pronto escuche algo que me dejo atónita… -¿ Te gustaría chupármelo?, -¿ te gustaría que lo hiciera?- Fue mi respuesta-
El asintió con la cabeza, así que fui deslizando me hasta encontrar su sexo enfrente mío, no sabía cómo hacerlo así que tuve que pedirle ayuda, pronto tomé práctica y escuchaba sus gemidos muy apagados, como si no quisiese ser escuchado, yo ya no podía más, comencé a sacarme la parte inferior del traje de baño, cuando el me detuvo, simplemente dijo que se lo dejara a él, me recostó en la cama, y se deshizo primero del sujetador, se detuvo un rato jugueteando con mis senos, lo cual me hacía sentir arder por dentro, fue bajando lentamente besándome cada rincón del cuerpo, hasta que llegó a decirme, «te gustaría sentir lo que yo siento», no pude responder, en ese momento ya no estaba en mis cabales, solo pensaba en él, en ser suya por completo, y me deje hacer, el comenzó a hacer de las suyas, no podía soportarlo, era demasiado, me separé, y el, gentilmente me miró y me dio otro beso, fue maravilloso, en ese instante me dí cuenta de que lo amaba, fue cuando supe que estaba enamorada, y que por primera vez estaba haciendo el amor.
Se separó de mis labios y me abrazó a su cuerpo, pude sentir como su sexo se rozaba con el mío, y como aumentaban los latidos de mi corazón, el comenzó despacio, como teniendo cuidado de no lastimarme, me gustó la sensación de sentirlo dentro, era magnifico, estábamos unidos, haciendo de dos cuerpos unos solo, comenzamos a movernos ferozmente, como sacando toda la pasión contenida en mucho tiempo, mas, mas, cada vez más fuerte, sus quejidos se disimulaban con los míos, eran de placer, de sentir como su pene entraba y salía de mí.
Paro por un rato, supongo que no quería terminar aun, nos acariciamos, largo rato nos besamos, estábamos compartiendo algo más que el sexo en ese momento, comenzó de nuevo, despacio primero y subiendo la velocidad a cada instante, mis quejidos se trasformaron en gritos de placer extremos, así como los de él, hasta que estallamos, pude sentir todo su semen correr por entre mis piernas, fue maravilloso, por un momento creí que ahí había acabado todo, para mi suerte no fue así.
Días después comenzamos una relación de lo más hermosa, a partir de eso fue que descubrimos que siempre habíamos estado enamorados uno del otro, y, aun hoy lo estamos, fue una experiencia como pocas, espero que algún día ustedes hayan sentido lo mismo.