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Con el socorrista

Con el socorrista

Tengo por costumbre pasar las vacaciones en una urbanización de un pueblecito no muy alejado de la costa y ahí fue donde me ocurrió lo que voy a contar ahora.

Era un día caluroso de principios de verano y para soportar mejor el calor decidí bajar a la piscina, porque no tenía ninguna gana de ir a la playa que estaba a apenas dos kilómetros pero estaría atestada de gente a esas horas de la tarde (eran las cinco).

Me puso un bikini rojo y me dirigí a la piscina de la urbanización.

Había poca gente así es que ni me fijé en quien había o dejaba de haber elegí un sitio en la hierba, me di protección solar y me tumbe al sol (curioso que para huir del calor me pusiera al sol, pero en fin soy así).

El caso es que me quede dormida y me desperté a las ocho de la tarde, casi todo el mundo se había ido quedábamos yo, una pareja mayor y el socorrista.

Entonces me fijé en él, y vaya si era como para fijarse, sobre el 1,85 y llenaba muy bien la camiseta roja y del bañador rojo salían dos fuertes y musculosas piernas morenas y además era guapísimo, vamos que estaba como quería.

La única traba era que llevaba la dichosa camiseta reglamentaria que debía ocultar un torso muy bien cultivado. Pensé en darme un baño pero en ese instante resonó un trueno (por eso se había ido la gente) y decidí volver a casa.

Al levantarme sentí un agradable cosquilleo en los pechos, mire hacia los pezones y estaban totalmente erectos, vaya -pensé- el socorrista mira lo que me ha hecho. Pero no pasó de ahí y me fui para mi apartamento.

Donde me desnudé dándome cuenta de que mis pechos no eran lo único que habían reaccionado porque al quitarme las braguitas del bikini descubrí una mancha de humedad más que evidente aún desde fuera, lo cual me aterró ¿y si alguien se hubiera dado cuenta? Dejé de pensar en ello nada mas sentí el chorro de la ducha en mi espalda. Me seguía sintiendo excitada así es que empecé a acariciarme los pechos y al final terminé masturbándome como una colegiala pensando en el socorrista.

Después de esto y de cenar y ver un rato la televisión me fui a la cama.

Estaba yo en la piscina tomando el sol y algo me hacia sombra, abro los ojos y me encuentro al socorrista mirándome mas bien comiéndome con los ojos.

Se arrodilla junto a mi y me dice que me desea y empieza a acariciarme los pechos mientras me besa en el cuello y a decirme que soy guapísima que no a podido quitarme los ojos de encima desde que me vio y que deseaba.

A todo esto ya me había quitado el sujetador del bikini y me acariciaba los pezones con la lengua mientras su mano se deslizaba poco a poco hacia abajo metiéndose en la parte de abajo del bikini llegando hasta mi pubis depilado lo que le gusta según me dice y dejando mis pechos se dirige hacia mi coño para degustarlo.

Siento sus labios en mi monte de venus y sigue hacia abajo siento un escalofrío de placer cuando siento su aliento en mi coño mientras sus manos acarician mis muslos separándolos para comerme mejor.

Su lengua se entretiene en mis labios recorriéndolos de arriba abajo metiéndose ligeramente dentro volviéndome loca de placer, siento llegar mi orgasmo, se lo digo y el me lame con desesperación hasta que me corro liberando todos mis jugos que el lame como un gatito hambriento. Entonces se levantó y empezó a quitarse la camiseta…

-Piiiiiiiii… piiiiiiiiiiiiii…

-¡No! Su silbato -dije al despertarme sola en la cama era evidente que había tenido un sueño erótico, pero parecía tan real… mi orgasmo si que lo fue estaba empapada pero mi cuerpo aún quiere más por lo que me dirijo al baño a masturbarme en la ducha otra vez.

Al pasar por la ventana echo una ojeada a la piscina y ahí esta el, mi objeto de deseo, riñendo a unos niños.

Aprovecho la altura de la ventana y empiezo a acariciarme el coño por encima de las braguitas mirándolo, comiéndolo con la mirada. Siento llegar mi orgasmo y al llegar suelto un gemido.

El mira en mi dirección y me saluda, respondo con una mueca.

Tenía que hacer unas compras y me voy hasta una gran superficie en la que paso toda la mañana y al final decido comer allí mismo y volver a la tarde a mi apartamento y a mi socorrista.

Al llegar a la urbanización me encuentro con mi vecina ¡dios mío! Que me pone al corriente de todas las novedades de la urbanización, pero yo solo oigo una cosa el socorrista se llama Jorge.

Con una excusa consigo librarme de ella, subo a mi apartamento y después de guardar todas mis compras me pongo un bikini azul particularmente sexy que modestia aparte me sienta muy bien y me encaminé a la piscina, el ya me había excitado a mí, ahora quería excitarlo yo a él.

Al llegar a la piscina veo sorprendida que no hay nadie y el socorrista esta leyendo en su silla.

Aprovechando su distracción no dejo de mirarlo así que como siempre pasa di un tropezón y para evitar caerme di un mal paso y me hice daño en el muslo. El oyó mi quejido así es que apareció en un visto y no visto:

-¿Qué te ha pasado?

-Tropecé y me he hecho daño en el muslo…

-¿Te duele? Ven, acompáñame a la enfermería.

-Me duele al andar -dije, y cual fue mi sorpresa cuando me cogió en brazos y me llevó el mismo. Hice el camino en las nubes sintiendo su duro cuerpo.

Cuando llegamos me tumbo en la camilla y me dijo que me estuviera quieta y le dijera donde me dolía.

-Aquí -dije señalándole la zona dolorida en el interior de mis muslos.

-Está bien, ahora túmbate boca abajo y tranquila sólo voy a examinarte -dijo con una sonrisa de perfectos dientes blancos.

Le hice caso y empezó a examinarme la zona dolorida mientras me decía no se qué sobre que era ATS y que aquello parecía solo una contractura, pero yo sentía sus manos en mis muslos cerca de donde realmente las deseaba y empecé a excitarme, a imaginarme cosas… cuando de repente miré al espejo que tenía enfrente y vi que en su bañador se formaba una tienda de campaña.

Eso me excito aún más y mi vagina se puso a soltar liquido que rápidamente mojo la braguita. El se dio cuenta pero no dijo nada, sin embargo sus manos se acercaban cada vez mas. Yo estaba impaciente por que hiciera algo pero se mostraba muy profesional.

El dolor había remitido pero yo sentía otro más acuciante unos centímetros más arriba. Harta de esperar y aprovechando un memento que el estaba quieto me di la vuelta.

-Ahora creo que ya no me duele ahí, ahora me duele aquí -le dije señalando mi entrepierna. Cuando se le pasó el susto me contestó:

-Lo sabía, y a mi me duele esto -dijo con una sonrisa señalando su paquete, que estaba mas que abultado prometiendo algo importante.

Se inclinó y sin mediar palabra me quito la parte de arriba del bikini y empezó a rotar los pezones que para esas alturas estaban como piedras entre sus fuertes dedos. Me estaba volviendo loca pero en un momento de cordura me di cuenta de que nos podían sorprender así que se lo dije:

-La puerta, puede venir alguien…

Dejó de acariciarme y se aparto de mi y fue a cerrar la puerta con pestillo, cuando volvió pude ver cuan excitado estaba lo que me gustó y me gustó aun más lo que me dijo:

-Así no te podrás escapar, y podré hacerte lo que deseaba hacerte desde ayer, cuando apareciste en la piscina…

-Haz lo que quieras -le respondí.

-Quiero que te corras sin parar, quiero comerte entera, quiero follarte…

-¡Házmelo todo!

Y vaya si lo hizo, sus dedos no volvieron a mis pechos, sino que fueron a arrancarme la braguita. Al ver mi pubis depilado no pudo contener un grito:

-Vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí? un coñito limpio listo para comer -e inclinándose se puso manos a la obra.

Primero besó suavemente mi monte de venus, mientras separaba mis muslos para hacerse sitio para llegar a mi coño con su lengua.

Sentir su lengua sobre mis labios fue como una descarga eléctrica y gemí y enrede mis dedos en su pelo moreno.

Pero el no se sentía cómodo así que me pidió que me sentara en la camilla con las piernas abiertas colgando. En cuanto me coloqué en posición sentí su aliento sobre mi vulva y exhalé un gemido.

-Veo que estas muy caliente, tranquila Jorge te calmara -era la primera vez que me decía su nombre.

-Meeee… llamo Eva -le dije casi sin poder articular palabra por el placer que me daba su lengua en mi coño.

Me respondió de la mejor manera, acariciando mi clítoris con la punta de la lengua, haciéndome gemir, mientras sentía como se acercaba mi orgasmo. Se lo dije:

-Me corrooooooooo…

Su lengua iba más rápido como deseando saborear mi flujo, acariciándome suavemente el clítoris, metiéndose de vez en cuando en mi interior, hasta que llegué:

-¡Aaaaaaaaahhhhhhhhhhhh! -grité mientras su boca se afanaba en lamerlo todo, todo mi orgasmo.

Cuando terminó se levanto y me besó, me besó apasionadamente, dándome a probar mi propio sabor, mientras acariciaba mi espalda. Al sentir su duro cuerpo vestido contra el mío desnudo no pude contenerme:

-¡Desnúdate, quiero verte desnudo! -le dije enfervorizada.

Sonriendo se alejó y empezó a quitarse la camiseta mostrando un torso fibrado y totalmente depilado con el pecho amplio y formado y unas abdominales que parecían una tabla de lavar.

-Eres bellísimo -le solté de improviso.

-No -respondió él- tu eres hermosa.

No tenía sentido discutir sobre eso cuando un hombre así se está desnudando para ti así que continué mirando mientras me acariciaba distraídamente el clítoris.

-¿No has tenido suficiente? -me dijo cuando se sacó la camiseta por la cabeza- perfecto…

Sus manos se dirigieron a la cintura de su bañador, pero viendo mi mirada ansiosa se dio la vuelta y se lo bajó enseñándome su magnífico trasero, lampiño como el de un bebé. Estaba deseando verle la polla y esperaba ansiosa a que se diera la vuelta.

-¿Qué quieres Eva? ¿quieres verla? -me dijo riéndose.

-Sí -respondí.

-Pídemelo.

-Enséñamela.

-¿Que te enseñe el qué?

-¡Enséñamela, enséñame tu polla! -dije desesperada.

-Así me gusta, que sepas lo que quieres -dijo mientras se volvía.

Me quede de piedra, una polla espectacular, preciosa y totalmente depilada se mostró ante mí. Mediría unos 22cm y era bastante gruesa, no me había equivocado en mis cálculos al ver la tienda de campaña. Me quedé mirando esa maravilla, hasta que deseé algo más que mirarla.

Me levante de la camilla y me dirigí hasta el, puse mis manos en su fuerte pecho y fui bajando, a través de las ondulaciones de sus abdominales hasta su polla que estaba dura como una piedra, la rodee con una mano y moví la piel delante y detrás, el cerró los ojos, se pasaba la lengua por los labios.

Me fui agachando poco a poco hasta encontrarme frente a frente con su polla. La agarré, y soplé sobre el capullo. Jorge se desesperó:

-¡Cómemela! ¡cómemela Eva!

Y así lo hice, primero recorrí la raja de la uretra con la punta de la lengua y poco a poco me la fui metiendo en la boca y empecé a meterla y sacarla, yo misma me estaba follando la boca con su polla.

-¡Sí, asiiiiii! ¡chupa, chupa! -decía Jorge fuera de si, y eso me gustaba, me excitaba aún más. Seguí lamiéndosela hasta que él poniendo las manos sobre mis hombros me apartó- no sigas, no quiero correrme tan pronto, además no puedo esperar más para follarte.

Eso provocó que sintiera un fuerte cosquilleo en mi coñito, deseoso de tener esa polla dentro.

Me levanté y quedamos frente a frente, se acercó a mi y me besó mientras se abrazaba a mi.

Su polla se apretaba contra mi vientre y sus huevos sobre mi monte de venus. Su lengua luchó con la mía unos instantes, pero ambos teníamos otras ideas en mente. Me cogió en brazos y me puso sobre la camilla y separó mis piernas mientras acariciaba mi coñito con sus dedos encontrándolo muy mojado.

-Lo estas deseando ¿verdad?

No tuve que responder, mis ojos lo hicieron por mi.

Colocó mis piernas en sus hombros y apoyo su polla en la entrada de mi coño. La movió arriba y abajo acariciando con ella mi sexo que palpitaba por tenerlo dentro. Le pedí que me la metiera pero se limitó a sonreír y siguió torturándome.

Su polla recorría mis labios de arriba abajo, llenándose con el flujo que desbordaba de mi vagina. Entonces, cuando pensaba que me volvería loca me miro a la cara, sonrió y empujó.

Sentí como entraba en mi, me gustaba, me gustaba sentir la penetración de esa polla en mi más que lubricada vagina.

La sentía dura y cerré los ojos, recreándome en las sensaciones que me producía esa polla en mi interior, llenándome.

Abrí los ojos y miré a mi amante, sus ojos cerrados y su rictus de placer. Bajé la mirada, admirando su cuerpazo y bajando hasta donde se unían nuestros cuerpos donde su polla libre de pelo y mi afeitado coño se unían en un coito perfecto.

-Deseaba follarte desde que te vi en la piscina el otro día -me dijo de pronto.

-Y yo deseaba que me follaras desde que te vi -respondí.

Luego ya no hubo más palabras, sólo sensaciones para ambos, sentí como mi orgasmo se acercaba y el también debió sentirlo porque aceleró sus acometidas y mi orgasmo llegó, llegó como un torrente que me arrastró, que me desarmó totalmente. Entre los últimos coletazos del orgasmo pude oír:

-Eva, yo también estoy llegandooooo… ¿dónde quieres que me corra?

-Hazlo sobre mis pechos.

Sacó la polla que tanto placer me dio de mi coño para ponerla sobre mi pecho y ésta empezó a descargar semen caliente un chorro, otro,… uno de ellos se coló en mi boca entreabierta, era delicioso, más sabiendo de quien provenía.

Después de esto nos besamos compartiendo él el sabor de su propio semen, se tumbo sobre mi y me dijo al oido:

-Mmmmmm, sabía que serías muy apasionada. Esto deberíamos repetirlo…

-Ya lo creo, pero ahora deberías de volver al trabajo, si no la gente sospecharía.

-Tienes razón, pero quiero estar contigo más veces.

-Por supuesto, no esperarás que he acabado contigo tan rápido.

Pero eso será otra historia.

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