Como la encuestadora acabó con mi sequía sexual

Era una mañana lluviosa, me levanté como siempre excitado, el bulto en la manta delataba el estado de mi entrepierna, la tenía tiesa como un mástil, instintivamente mi mano acudió como siempre en su busca y saludándole los buenos días, pasando mis uñas por los apretados globos, llenos a reventar de nuevo, recorriendo la verga en toda su longitud, relajando los músculos para sentirla palpitar bajo mi palma.

Los sentidos concentrados para que el placer sea más intenso, no había duda que deseaba estrenarme en el juego del amor o mejor del sexo porque de amor nada por entonces, contaba con 17 años y ninguna nena que camelar, como máximo magreos sin otra consecuencia que la autosatisfacción al final del día, incluso alguna mancha indiscreta en el pantalón que disimular con alguna prenda, cada día era un reto, quería llegar más lejos pero terminaba por desahogarme en la ducha, que placer sentir el agua caliente corriendo por mi estaca mientras la masajeaba, la enjabonaba y la volvía a masajear imaginando una boca sensual o un chochito tragón , la temperatura del agua iba poniéndome el miembro a mil mientras un espasmo desinflaba mis globos en gloriosa avenida, sudando aún bajo el agua, ya por entonces había superado la culpa y la imaginación hacía que gozara de mis juegos, mejor guardar algo de combustible por si acaso este fuera el día del estreno.

Mi madre trabajaba fuera de casa y desayunábamos fuerte ya que hasta las cuatro de la tarde no regresaba y aunque teníamos edad, prefería que nadie le tocara la cocina, disfrutaba cocinando, suerte la nuestra, solo algunos platos que fregar.

Era el primer día de vacaciones de Semana Santa, 15 días de asueto para el que pudiera, mi hermana las pasaba con una amiga en la playa, yo en cambio tenia que estudiar así que aprovechaba la mañana para empollar y por la tarde con los amigos de relax, le tenia el ojo puesto a un par de monadas sobre todo a una que tenia un culíto respingón, pero eran del barrio y solo quería joder así que mejor dejarlo estar.

Ya solo en casa me disponía a hincar los codos cuando sonó el timbre, por la mirilla pude observar a una preciosidad de mujer, que carpeta en mano esperaba que abriese la puerta, llevaba una blusa blanca abotonada a medias por lo se le veía el comienzo de unos senos bien puestos, lo que creía costuras del sujetador en realidad eran sus pezones que el frío había endurecido y apuntaban amenazantes como queriendo romper la delgada tela, una chaqueta trescuartos mojada en una mano, pelo castaño, cara maquillada, ojos oscuros y labios carmín perfectos carnosos y provocadores, no podía dejar de admirarla y note como mi polla golpeaba la puerta bajo el slip haciendo volar otra vez mi imaginación para aprovechar la ocasión.

Intentando alargar la visión logre hablar, «Quién es »

» Buenos días, realizo la encuesta de población, puede atenderme unos minutos señor»

«Un momento por favor, acabo de salir del baño, enseguida le atiendo»

Sin darle tiempo a contestar corrí al baño, me desnude, moje mi pelo y por toda vestimenta unos short de licra que usaba cuando corría haciendo footing, con la toalla cubriendo mis hombros le abrí la puerta.

«Si es mal momento puedo volver más tarde».

Haciendo un ademán para que pasara me hice a un lado, y le dije que luego estaría estudiando y no podría atenderla, que en casa todos trabajan o estudian y casi nunca había nadie.

«Veras estoy haciendo una encuesta para una empresa independiente, la verdad es que serán por lo menos de diez a quince minutos»

La interrumpí diciéndola que no importaba y la atendería mejor en el Salón que en la escalera, ella pareció pensarlo un momento mirando a ambos lados del descansillo y entro, cerré la puerta a nuestras espaldas.

Le indique el camino, «al fondo del pasillo estaremos mas cómodos», la calefacción esta puesta, yo caminaba detrás de ella admirando sus curvas, contoneaba su lindo culo respingón tan divinamente que hizo despertar mi entrepierna, me esforzaba para no empalmarme, tendría unos veintitantos, estilizada, piernas largas y bien formadas, falda a medio muslo, medias negras casi transparentes y zapatos de aguja, le indique el sofá grande.

«Dame la chaqueta sobre el radiador se secara antes, acomódate, te apetece algo caliente, un café, cortado, té.»

«Un té me vendría muy bien.»

«Solo, con leche.»

Que leche te daba yo cariño, pensaba al preguntarle

«Con leche tibia mejor, gracias»

Se sentó cómodamente y su falda se acorto dejando entrever el final de sus piernas y el comienzo de mis deseos, llevaba liguero, negro y rojo lo que me puso a cien, de golpe el miembro cobraba vida propia bajo el pantalón, me estaba empinando sin poderlo controlar, me volví rápidamente, su mirada escrutaba mi cintura y con la disculpa de preparar el té salí de espaldas a ella.

Al rato y haciendo lo imposible por bajar la inflamación regrese junto a ella con el té y unas galletas, especialidad de mi madre.

Me senté frente a ella y hablamos mientras tomaba el aperitivo de cosas banales, se había desabotonado aún más la camisa pues podía ver perfectamente el contorno de sus pechos sin mucho esfuerzo, sin duda se había dado cuenta de mi anterior estado pues se movía provocadoramente, arqueaba su cuerpo al coger la galleta permitiendo que le viera las tetas casi totalmente, estaba seguro de la intención pero mi timidez me había paralizado, ella después de cada envite me miraba a los ojos buscando mi reacción bajando la mirada a mi entrepierna para ver su efecto, entonces con gran destreza cruzó sus piernas lentamente, ya me estaba poniendo a cien y mi miembro pugnaba por emerger y saludarla como se merecía, la erección aumentaba por momentos, viendo como me ponía volvió a cruzar sus piernas dejando que viera unos instantes su braguita de seda rojas y negras, a la vez que miraba con descaro mi entrepierna, no sabia que hacer.

Yo que pensaba seducirla no podía creer que fuese ella la me atacara, incluso creí que era mi imaginación calenturienta e intente disimular cruzando también las piernas para que no se notara el bulto cada vez mas grande.

Ella siguiendo el juego con gran tranquilidad tomo la carpeta, saco un impreso y lo coloco sobre la mesita, inclinándose dejo a la vista casi por completo sus tetas, sus pezones erectos denotaban su estado de excitación y comenzó las preguntas.

Las personas que vivíamos en casa, profesiones, edades y al llegar a mis datos.

«No pareces tan joven, te hacía unos veinte años»

«Gracias, si es un cumplido»

Para entonces ya había terminado la encuesta.

«Claro que es un cumplido, estas muy bien y ahora me explico tu comportamiento»

«Qué quieres decir con que comprendes mi comportamiento»

«Bueno, cariño cuando entre pude notar como me mirabas, ¿te gusta lo que ves?»

Mientras hablaba se recostaba en el sofá y abría despacio las piernas dejando ver claramente sus braguitas de seda, brillando entre sus muslos.

«Es que estas muy rica, hace tiempo que sueño con alguien como tu»

Yo había recobrado la compostura dejando que viera mi paquete, sentado frente a ella me daba la impresión que mi polla no paraba de crecer con cada movimiento suyo, observaba los efectos de sus provocaciones haciendo que el miembro levantara la tela de licra de mi short.

«Has estado con alguna mujer»

«No, pero no pierdo la ilusión»

Su mirada fija en mi verga, estaba como hipnotizada.

«Dios mío es que no va a parar de crecer»

«Quieres verla más de cerca»

No podía creer lo que decía,

«Creo que esta pidiendo permiso para salir, dios como me estas poniendo, déjame verla por favor cariño, prometo tratarla como se merece.»

Mi suerte cambiaba, estaba cachonda por mi, trataba de controlarme pero fue oírla y bajar el pantalón, la deje salir, sus ojos parecían crecer, su lengua relamía sus labios poniéndome a mil.

«Aquí la tienes cariño, quiero que me comas la polla, enséñame cómo goza una devoradora de pollas, quiero te la comas hasta los huevos»

No controlaba lo que decía mi boca y la ponía mas y mas cachonda, dándose cuenta por mis palabras que era mi primera vez.

«Cariño, como me pone saber que voy a desvirgarte, ven acércate ponme esa preciosa verga en mi carita que te voy a dar una mamada que no se te olvidara en la vida.»

Me levanté del sillón y de pie le puse mi polla frente a su cara, sentada me cogió con una manos los huevos y los fue masajeando suavemente mientras me recorría con su lengua desde la base toda la extensión deteniéndose en la cabeza, dándole pequeños besitos con lengua, no podía articular palabra, de mi boca solo salían gemidos y susurraba siiiii, siiiii asiiiii, me estaba dando la primera mamada de mi vida, y sabia rico, rico cuando de una vez vi como desaparecía casi entera en su boca, su lengua adosada a mi verga la hacia entrar y salir casi completamente, paraba y apretaba sus labios presionando el glande, chupando con su lengua cual si de un chupachup se tratara, proporcionadme sensaciones explosivas como el orgasmo que a poco tuve, quise advertirle pero asiéndome por mis nalgas se la tragaba mas y mas, explote en su garganta con espasmos que me hacían estremecer, se tragó toda mi leche, y siguió jugando con su lengua hasta dejármela polla limpia y seca, caí en el sofá, a su lado y ella seguía jugando con ella, tragándosela ahora por completo, chupándome los huevos.

«Cuanto placer me has dado putita, quiero comerte las tetas »

La estaba puteando, no creía lo que de mi boca decía pero me sentía arder por dentro y no me importaba ya nada.

Entonces ella sin decir nada se subió aún más la falda, para que pudiera contemplar mejor sus formas, bajo una mano hasta su rajita y sobre la tela se empezó a frotar su sexo, lo que me hizo empalmarme enseguida, instintivamente mi mano se apodero de mi polla y la empecé a masajear, no dando crédito a mi visión.

«Te vas a quedar ahí moviéndotela tu solito o vas a ayudarme a engrasar mi almejita, no quieres probar qué marisco más rico tengo para ti.»

Me arrodille entre sus piernas para hundir mi cara en su rajita mordiendo su sexo suavemente a trabes de su braguita, haciéndola estremecer, me pedía casi con desesperación que le comiera el coño.

«Cariño te comeré lo que quieras pero será mi primera vez, quiero que me digas como te gusta que mi boca te devore»

«Desnúdame, siempre me ha gustado que me desnude un hombre con una buena estaca, pero también que tenga una boca que sepa comerme el coño.»

Entonces fue guiándome en mi primera incursión al monte de venus, primero besando sus largas piernas, sus partes interiores, su barriguita, sus pezones duros, bajando en heces hasta su coño, comiendo despacio su encuentro con los muslos, abriendo con mi lengua su rajita, recorriendo sus labios, dando lametones en su escondido clítoris y haciéndolo florecer hasta apoderarme de el en mi boca y mamárselo con fruición, provocando arcadas de su cuerpo a cada embestida hasta que sus gemidos denotaron que había logrado proporcionarle mi primer orgasmo.

«No dejes de comérmelo ahora cariño, suavemente recorre mi conejito con tu lengua, recorridos largos, entra dentro de mí, así asiiii »

Me guiaba y yo aprendía poniendo todo el empeño.

«Si siempre tratas a una mujer como me has mamado hoy mi almejita, te aseguro que tendrás amantes para rato.»

Sus caricias me provocaban oleadas de placer.

«No soñé nunca estrenarme con una mujer como tu».

Al oír esto sonrió y siguió acariciándome, masajeándome hasta volverme loco de deseo.

«Me excita saber que voy a desvirgarte, ahora voy a bajar este pantaloncito que te pusiste para provocarme, estoy mojada desde que te pusiste tieso cuando entre, note como me comías con los ojos, como me mirabas las tetas y mi culito, te gusta mi culito verdad.»

Mientras hablaba bajo mi pantalón, ahora la tenía bien cogida y le daba unos lametones desde la base hasta la cabeza, muy suavemente empezó a meter la cabeza en su boca y la apretó con sus labios moviendo su lengua provocándome un espasmo de placer, liberándola después para tragársela casi por completo, la ensalivaba y con glotonería volvía a engullirla.

«Háblame me decía, a las mujeres nos gusta que nos hablen mientras nos follan, dime que te gustan mis tetas, que mi culito te vuelve loco»

«Me gusta tu boca tragona, estoy viendo las nubes, ohhhh, sigue así, mas ritmo preciosa trágatela que mi polla está contenta y te esta dando las gracias por ser tan puta»

«Así, sigue hablando, hoy soy tu putita, me gusta esta polla grande y gorda que tienes»

«Me la estas dejando más dura de lo que nunca hubiera pensado que pudiera estar, me la vas a hacer reventar»

«No, solo quiero que reviente por aquí, señalándome su almejita quiero que ahora pruebes como se folla una mujer»

Pero esa será otra historia