Aventuras y desventuras de un alma solitaria en una discoteca de Madrid

Fue una fría tarde de invierno cuando, cansado de estar en el bar de costumbre, me decidí a ir a la disco a ver si pillaba a alguna nena con la que poder hacer lo que rondaba por mi cabeza meses atrás, que no era otra cosa que pasar una noche loca de sexo, y no parar hasta oír el eco de mis testículos vacíos de esperma.

Una vez dentro de la disco, me encontré con una mujer sencilla pero muy atractiva, no vestía provocativa, pero su mirada me hizo intuir que necesitaba lo mismo que yo.

Cuando me acerqué a la barra a pedir algo de beber noté cómo me tocaban el culo.

Me di la vuelta y allí estaba ella, pensé que por lo concurrida que estaba la disco sólo había sido un roce sin importancia, pero cuando ella vio que yo no reaccionaba, pasó de mi culo y me echo mano en el paquete, el cual ya estaba tomando un considerable tamaño.

-Me llamo Laura- me dijo.

Yo balbuceé porque de la presión que tenía en la bragueta no me dejaba coordinar mis palabras….yo PA PA… Paco.

-Te he visto entrar solo y te me has quedado mirando con cara de deseo y me has mojado, llevo sin echar un polvo mas de dos meses y ya no lo puedo resistir más, te animas o me busco a otro.

Madre mía no me lo podía creer tenía ante mí a la tía con la cual había soñado este último mes.

No podía perder más tiempo y le contesté con un «te quiero follar» justo cuando terminaba la música con lo cual los que estaban al lado me habían oído, «llamaré para reservar el hotel» le dije……

-No busques hotel- dijo ella con una voz segura.

Lo que me hizo pensar….. «encima que está buena, tiene piso: esto es la leche».

-Vamos a los aseos de la discoteca, tengo la llave y nadie podrá molestarnos.

«Cómo. Está loca, no me puede pedir eso, cualquiera podría vernos».

En fin, que antes de lo que pensé estábamos en los servicios de la discoteca

Empezamos a besarnos y a desnudarnos, cuando advertí que Laura tenía unos pechos impresionantes, unos pezones completamente erguidos mirando al cielo y no me pude resistir a saborearlos.

Le dediqué la primera lamida de senos que le iba a hacer esta noche.

A todo esto ella ya había llegado hasta mi polla, la cual estaba más tiesa que el palo de la bandera.

Cuando conseguí que Laura se tumbara sobre el suelo, pude ver su hermoso coño rosado, el cual se mostraba muy apetitoso ante mí.

No tardé mucho en reaccionar y empezar a separar esos labios carnosos que hacían entrever un clítoris muy hinchado por la excitación.

Estuve saboreando el coño de Laura durante 20 minutos en los cuales me dediqué a hacer de todo: le daba besitos, mordiscos y lo que más la excitó fue cuando le introduje mi lengua dentro y un dedo de mi gruesa mano (he de decir que no tengo una mano, tengo un muestrario de pollas por el grosor de mis dedos).

Laura me pidió que no la dejase así que la penetrara, lo cual no podía ser así. Mi polla también quería sentir los labios de Laura. Se la acerqué a su boca y ella me empezó a hacer una mamada de escándalo.

Qué dominio de ella, se la llamo toda suya y yo mientras me dejaba hacer.

Aún recuerdo cómo me sentía cuando me daba pequeños mordiscos indoloros en mi glande.

Casi me vació en su boca, pero le dije que se parara que no quería llegar, que la quería penetrar, hacerla mia.

Y así lo hice.

De un solo empujón ya estaba dentro de ella.

A ella pareció que no le gustaba la forma , pero no podía mas, me la follé estilo perrito.

A cada envite que yo le daba ella respondía con un gemido y me pedía más, «quieres más, pues te lo voy a dar».

Mientras que mi pene entraba y salía de esa cueva rosada que estaba empapada, eché un poco de saliva a mis dedos y empecé a dilatarla el culo.

Tenía un culo que decía «rómpeme, ábreme en canal» y cuando ella notó el dedo en su culo no pudo resistirse y era ella la que se movía.

Ponía un empeño que no lo podría aguantar por mucho más tiempo, así que, cuando el culo estaba preparado ya para recibir mi polla, se la saqué del coño y se la introduje despacio pero con firmeza.

Quería que se supiera quién mandaba.

Ella era una experta sabía lo que debía hacer y lo hizo.

Apretó tanto el culo que casi me rompe la polla.

Ya no aguantaba más.

Ella tampoco.

Se acariciaba el clítoris con la mano y yo no paraba en mi empeño.

Cambiamos de posición, le dejé a ella las riendas para que me terminara y así poder empezar otra vez.

Se montó encima de mi polla y con un manejo de la misma se la metió en el coño en el que me iba a correr, ya no podíamos más y llegó el momento: me corrí dentro, sentí cómo su flujo se deslizaba por mi polla con una abundancia descomunal, nos vestimos y salimos del baño.

Entonces me susurró al oido: «ahora ya sí puedes buscar el hotel», lo que hizo que mi miembro se pusiera otra vez feliz.

Lo del hotel ya os lo contaré otro día si veo que mola.

Un beso paco me