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Una noche inolvidable

Una noche inolvidable

Soy un chico bisexual de Málaga de 20 años y esto que os voy a contar me ocurrió en Julio del 2001.

Era un viernes noche.

Mi amigo Luis me había llamado para salir de marcha.

Aunque yo no tenía muchas ganas, finalmente me convenció.

Antes de salir, le pedí que fuésemos a algún sitio en el que no hubiéramos estado antes.

Así que aquella noche nos pusimos a callejear buscando algún lugar interesante.

Después de estar durante un buen rato dando vueltas, encontramos un lugar un poco retirado de la zona de marcha, pero que tenía buena pinta y había bastante gente, cuando fuimos a entrar, el chico que se encontraba en la puerta nos iba a decir algo, pero su compañero le cortó y nos dijo que pasáramos.

Aquel lugar, del que por desgracia no recuerdo su nombre estaba lleno y la música era muy buena.

Antes de contar lo que sucedió allí dentro, debéis saber que cuando salgo por las noches, y voy de ligues, es con chicas, nunca con chicos.

Bueno, al rato de estar allí, cuando ya nos encontrábamos bailando, noté algo raro, y es que me pareció que dos chicas estaban tonteando entre ellas, y lo mismo con algunos chicos.

A mí me daba igual y me dediqué a bailar.

De repente, mi amigo Luis, se puso a bailar con unas tías y me dejó solo, se nota que ya había bebido más de la cuenta.

Y al cabo de unos minutos, se puso un grupo de tíos alrededor de mí a bailar y me dijeron que bailase, que les había gustado mucho mi forma de moverme, ellos eran cinco y más mayores que yo.

Por supuesto no me negué, vaya que se fuesen a enfadar, y no tenía ganas de peleas.

Uno de ellos me agarró por detrás y se puso a bailar conmigo y luego se puso otro por delante e hizo lo mismo.

Yo me asusté un poco, pero luego me empezó a gustar eso de bailar así.

Yo me separé y les dije que en un momento volvería, porque iba al servicio.

Yo, al igual que Luis, también había bebido un poco más de la cuenta y la vejiga no aguantaba más.

Estando dentro de los servicios, que por cierto eran bastante amplios, mientras orinaba, noté una mano en mi culo.

Era uno de los tíos que estaban bailando conmigo.

Me empezó a meter mano y yo le dije que por favor se estuviese quieto.

Y cuando me estaba abrochando la cremallera del pantalón, él se agachó, me la sacó y empezó a chupármela.

Yo me quedé bloqueado, porque no me esperaba eso.

Y después de un ratito chupando, paró, se la sacó y me dijo que ahora me tocaba chupar a mí.

Yo por supuesto no me negué, porque tenía la temperatura de mi cuerpo por las nubes.

Total, que mientras chupaba, llegó otro tío de los del grupo, se quedó mirándome, aunque no se le notaba asombrado, por eso yo seguí chupando.

Entonces dijo que él también quería que se la chupase.

Yo acepté sin ningún problema.

Se la sacó y me puse a chupársela.

Yo estaba a cuatro patas, y me hicieron levantarme para que me bajase los pantalones porque también me la querían chupar.

Pues bien, mientras yo se la chupaba a uno, el otro se metía entre mis piernas para chupármela.

La puerta estaba cerrada con pestillo, y golpearon.

Uno de ellos se levanto y la abrió… eran los otros tres amigos.

Yo sin embargo, no podía dejar de chupar, le había cogido el gustillo, además, ya me había dado cuenta de que en el lugar en el que me encontraba era de gays y lesbianas.

Al entrar, volvieron a cerrar el pestillo y todos se sacaron la polla.

Ahí si que me asusté un poco.

¡Cuál fue mi asombro cuando me pidieron que les dejase follarme!

Aquello se iba a convertir en una auténtica orgía, y yo iba a ser el personaje principal, o más bien el objeto sexual de aquellos cinco.

Nada más de imaginar como esos cinco iban a follarme si aceptaba su proposición, hizo que mi calentura se triplicara, por eso acepté.

Bueno, pues al final quedó así la cosa.

Yo a cuatro patas, se la chupaba a uno, mientras otro me la chupaba a mí.

Un tercero me la metía hasta el fondo por mi culito, y a los otros dos los pajeaba con cada una de mis manos, así estuvimos durante hora y media.

Iban intercambiándose como a ellos les parecía y ninguno se privó de nada: ni de chupármela, ni de que se la chupase, ni de que lo pajeara, y de ni de lo más interesante, follarme el culo.

Gracias a que mi culito se dilataba bien, que si no, no me hubiera podido sentar en semanas J.

Cuando por fin acabamos, fuimos saliendo poco a poco, para disimular, aunque la gente sabía perfectamente lo que allí dentro había ocurrido.

Ellos me dieron sus teléfonos y volvimos a quedar otra vez, pero eso ya es otra historia.

Yo me puse a buscar a mi amigo Luis, eran ya las 4 de la madrugada, pero allí no estaba, así que lo llamé a su teléfono móvil.

Ya se encontraba en casa, y bastante mal, porque se había puesto malo.

Estaba un poco asustado, porque no sabía si se dio cuenta de lo que hice, así que me enojé un poco y le pregunté porqué me dejó solo allí, él me dijo que no me vio por allí y pensó que me había ligado a alguna tía y me había marchado con ella por ahí.

Al final, todo salió muy bien, yo me lo pasé como nunca, y Luis no se dio cuenta de nada.

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