Hola, me llamo Fernando, pero todos mis amigos me llaman Nando. La historia que les voy a contar hasta ahora no me la creo, pero me sucedió a mí.
Hace un par de años yo llegue a trabajar a la ciudad de Arequipa, al sur de Lima, la oferta de trabajo era muy tentadora así que no me lo pensé 2 veces y dejé por un tiempo a mi familia, amigos y novia en Lima y me embarqué en esta nueva aventura totalmente solo, total era solo por un año.
Al llegar a la ciudad me instalé en un pequeño hostal de 3 pisos a pocas cuadras del centro de la ciudad. Una bonita habitación con todas sus cosillas, baño propio y todo eso. Mi vida durante los primeros 3 meses transcurrió básicamente del trabajo al hostal y viceversa, claro que esporádicamente me daba algunos paseíllos por la ciudad solo y algunas veces con una amiguita del trabajo (también limeña), con la que llegamos a intimar por algún tiempo. En el primer piso del hostal había un pequeño video-pub muy discreto donde se reunían un variopinto grupito de gente típica de barrio bohemio. Algunas veces llevé ahí a mi amiguita con la que después de compartir unos cuantos traguitos, pasábamos a mi habitación a pasarla bien, Uds. entienden, no?
El cuento es que en ese pequeño pub se reunía un grupito de gente con la que no pase de algunos saludos y bromas esporádicas, y palabras cordiales, pero nada más. Ya las caras de ese pub eran conocidas para mí. En ese grupito de gente había un señor de aprox. 40 o 45 años de edad que contrastaba un poco con ese pequeño grupito, ya que él era algo más refinado, serio, alto, de ojos marrones, blanco, y el resto de la gentita era algo más joven, juerguera, palomilla, y algo escandalosa.
Siempre vi al tipo algo alejado de la gentita, aunque se divertía con las conversaciones que ahí se daba, pero siempre paraba sentado a un lado de la barra, como les digo, algo alejado de toda la gente.
Yo, en ese tiempo tenía 25 años, algo delgado, de 1.70 cm. de altura, ojos verdes, de tez clara y siempre he tenido un buen trasero que como todas las chicas me lo felicitaban usaba siempre pantalones bien ceñidos que me resaltaban ese lugar.
La historia que les voy a contar sucedió un día miércoles, yo nunca había tenido experiencias homosexuales en toda mi vida, era algo que para mí nunca pasó por mi mente. Aquella noche yo llegué al hotel cerca de las 7 de la noche, algo sudado del trabajo. Al entrar al pub(siempre entraba al hostal por ese lado), me encontré que estaba casi, casi lleno( algo raro para un día particular), pero era porque justo en ese momento estaba que empezaba el clásico del fútbol peruano entre Alianza Lima y Universitario, así que a pesar de encontrarme algo sudado por el trajín del día decidí quedarme a ver el partido sin subir a mi cuarto, así que comencé a buscar con la vista un lugar donde sentarme a disfrutar del fútbol.
Recorriendo con la vista el lugar me encontré con la mirada del señor este que me invitó a sentarme a su lado, así que como me parecía una persona inteligente y tranquila acepté gustoso la invitación y luego de las presentaciones (me dijo que se llamaba Andrés), pedimos una jarra de sangría, y nos dedicamos a disfrutar del fútbol. Conversaciones van, conversaciones vienen descubrimos que éramos hinchas del mismo equipo, lo que nos hizo más amigos, por así decirlo.
Disfrutamos mucho ese partido, aplaudíamos cada jugada de Alianza Lima (nuestro equipo), pifiábamos cada jugada de la U (el rival), renegamos cuando ellos se pusieron adelante en el marcador, celebramos el empate de nuestro equipo, ya con 2 jarras de sangría encima estábamos cada vez más compenetrados, por así decirlo, pedimos otra jarra de sangría al empezar el segundo tiempo y gritamos como locos cuando Alianza volteó el partido, ya con la cuarta jarra de sangría encima nos abrazamos efusivamente cuando el árbitro pitó el final y nuestro equipo ya había sellado la victoria.
Como dije, ya para ese momento éramos amigos del alma, hermanos de hinchada, y también ya estábamos algo «picaditos» por las cuatro jarras de sangría, así que decidimos seguir la celebración, pedimos un par de jarras de sangría más, algo de cigarrillos y con todo ese cargamento subimos los tres pisos en camino a mi habitación.
Hasta ese momento yo creía que él al igual que yo, también vivía en el hostal, pero de eso me enteré más adelante. El cuento es que tragos van, tragos vienen, conversamos de todo un poco. Cuando en una de esas, al levantar los brazos, yo le dije medio en broma que apestaba como camello, y que por el partido no había tenido tiempo de bañarme, y grande fue mi sorpresa cuando Andrés me dijo de sopetón:
-Vamos, báñate ahorita, pero deja la puerta abierta para ver de nuevo ese hermoso culito blanco que tienes…, quiero verte moverlo de nuevo como Kim Basinger…
Yo en ese momento estaba en la puerta del baño y puse una cara de asombro…, Andrés me sonrió, se levantó de su silla, se acercó a mí, me puso una mano en el hombro, me acercó a la ventana del baño y continuó:
-Todas las mañanas antes que te vayas a trabajar, y en las noches cuando llegas te veo entrar en este baño desde esa ventana- señalándome un edificio a media cuadra del hostal- , y desde el día que te vi bailar como Kim Basinger, sueño cada noche con ese hermoso culito que tienes…
Yo, en ese momento no atinaba a nada porque estaba tratando de entender lo que me estaba diciendo, de recordar esa escena y buscando cómo reaccionar a todo eso. Creo que con el trago encima como que me bloquee un poco y recordé que hace algunas semanas atrás con Alicia (mi amiguita), una noche jugando me hizo un striptease como el de Demi Moore en la película, a cambio que yo baile para ella como Kim Basinger en 9 semanas y media. Estaba tan atontado con todas las emociones encima, que no me percaté que Andrés me estaba sobando en culo y me seguía diciendo cosas en el oído, que en ese momento no entendía, pero que al soplarme con ese aroma caliente en mi oído, no me dejaba reaccionar bien.
Andrés al ver que no reaccionaba aprovecho para meterme la lengua en la oreja y me seguía tocando el culo. Créanme que yo antes nunca había tenido ningún tipo de contacto homosexual, pero me bloqueé más cuando sentí que esos besos en mi oído me estaban gustando!!
No sé porque cerré los ojos, y contra mi deseo solté un suspiro, que sirvió para que Andrés me levante la camiseta que tenía y comience a besar primero y chupar después mis tetillas…, y me gustó!!!
Sin darme cuenta me comencé a abandonar, y él ya estaba que abría el cierre de mi pantalón, y me comenzó a sobar las nalgas sobre la truza y con la otra mano tocaba mi pene, lo que me gustaba, pero lo que me empezó a «debilitar» es que él se dio cuenta de mis puntos débiles y siguió atacando los lóbulos de mis orejas, mi cuello y las tetillas alternadamente y yo ya estaba que me empezaba a abandonar cada vez más, porque él seguía que atacaba mis puntos débiles y para eso…, yo ya estaba sin camiseta y todo el pantalón abajo!!!
Andrés con ese ataque, y ya yo con todo el pantalón y la truza abajo, comenzó a sobarme el culo con ambas manos, y buscaba hacerse espacio en el con sus dedos expertos, acercó su lengua a mi oído y mientras me besaba me decía:
-QUE hermoso culito que tienes Nando, tan redondito, sabes cuantas veces me he masturbado soñado con ese hermoso culito? sabes?
Ya para esas alturas estaba súper abandonado, me dejaba hacer de todo y me sorprendí al escuchar que de mis labios salían unos gemidos que me sorprendieron!!!
Andrés intentó meterme un dedo en el culo y para mi sorpresa, entró con facilidad! y yo ya fuera de sí le pedía que me bese las tetillas, luego el cuello, luego los lóbulos, alternadamente, y ya para eso ya tenía dos dedos dentro del culo!!!
En un momento Andrés me llevó a la cama, me echó boca arriba, me terminó de quitar el pantalón y la truza. Y siguió atacando mis tetillas, mientras que entre mis piernas yo sentía algo enorme que me empujaba. Andrés bajó su lengua por mi ombligo, bajo y chupo mi verga, jugó con su lengua en mis huevos, levantó mis piernas y me comenzó a besar el culo, a meter su lengua y yo gemía y gemía, porque me estaba gustando como loco! Nunca antes me habían besado el culo, pero créanme que si bien me gustaron los besos en la oreja, el cuello, y las tetillas, nada se compara con unos buenos lengüetazos dentro del culo hechas por una buena lengua, experta y golosa.
Yo gozaba como chancho y él ya me estaba metiendo tres dedos en el culo!, y yo fuera de mí me sorprendí cuando empecé a pedirle:
-Por favor…, métemela por favor,…quiero sentirla dentro de mí…
Andrés, obviamente no se hizo de rogar, puso la cabeza de su enorme verga en la entrada de mi culo y me dijo:
-Hijo, prepárate para una noche inolvidable…
Acto seguido, me metió todo su mazazo de un solo golpe, y yo ya estaba que empezaba a gritar de placer, pero él se encargó de acallarme metiéndome toda su lengua en lo más profundo de mi garganta. Andrés se movía cada vez más rápido y yo sentía que me desfallecía por todo el placer que me estaba dando, gemía y gemía como puta, y en el colmo de esa noche de sorpresas, me encontré que con mis piernas le estaba rodeando la cintura y le ayudaba cada vez a empujar más y más adentro, y él en el colmo del abuso seguía que besaba y ahora mordía mis tetillas! lo cual me terminó de…
En un momento, Andrés, me miró fijamente y me dijo:
-Nando, vas a recibir el néctar de la vida…
Y antes que yo atine a nada cogió con una mano mi cabeza, sacó su verga de mi culo, y la llevo a mi boca, la metió hasta el fondo y se vino en una catarata interminable de semen dentro de mi boca. Yo, obviamente agradecido por todo ese placer bebí y chupé hasta la última gota de esa maravillosa verga que me hizo descubrir los placeres más increíbles que existen en este mundo.
Más tarde, ya más repuestos, luego de un buen baño y un par de cogidas más, me contó la historia del baile aquel. Me dijo que él y su amigo Max se dedicaban a espiar con sus binoculares a todos los vecinos desde su piso en el edificio y que un día se sorprendieron al verme bailar de ese modo, que me habían visto otras veces con mi amiga y no me habían tomado ya más importancia hasta el día del baile en mención, y que desde ese día él decidió que iba a intentar algo conmigo porque, según sus propias palabras:
-Alguien que baile como lo hiciste tú esa vez, en el fondo debía de tener una gran carga de energía gay, y yo me propuse sacártelo a la superficie
Además que tienes un hermoso culito, que no se podía desperdiciar así nomás, no crees?
-Ja, ja, ja…y vaya que lo descubriste, eh…?
-Lo único que me falta para hacer realidad todo, es verte bailar de nuevo como la Kim Basinger…
-No te preocupes, eso se arregla al toque…
Me levanté de la cama, busqué mi cassette de Joe Cocker y le regalé un baile que me salió mucho mejor que la primera vez, después de todo se lo merecía por la noche maravillosa que me regaló, no creen?
Luego del baile, Andrés me dijo:
-Sabes Nando?, este baile y toda esta maravillosa noche ya está registrado para la posteridad en un hermoso video que Max se ha encargado de grabar durante toda la noche…. qué opinas?
-Creo que Max, a estas alturas debe de estar súper excitadísimo soñando con este culito maravilloso, no crees que lo más justo es que lo llamemos para que venga a disfrutarlo, no crees…?
Y antes de que yo diga algo por enésima vez esa noche, cogió su celular, llamó a su amigo para que venga a mi habitación…, pero esa es otra historia que con gusto la contaré si es que me escriben para decirme si les gustó o no mi experiencia.