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Mi primera vez

Mi primera vez

Este relato lo escribo a petición de uno de los lectores, el cual me pidió que escribiera varios relatos, uno de cómo fue su primera vez en el sexo gay, siendo él hetero. Le gustó, pero… Quería que cambiara las edades, por lo que tuve que escribir otro relato. Veamos si les gusta el primero que escribí.

Me llamo Damián, los amigos por abreviar me llaman Dan. Esto que voy a contar, ocurrió hace unos años, de aquellas estaba estudiando en el instituto. Siempre fui heterosexual, pero un día… ocurrió lo que hoy voy a relatar, es la primera vez que lo hago, ya que nadie lo sabe, salvo yo y mi vecino Dani, que es con quien ocurrió lo que quiero contar.

Dani, mi vecino, es mayor que yo, me lleva 7 años, siempre fuimos vecinos, vivimos puerta con puerta. Yo iba siempre a su casa a jugar con él, además que siempre me ayudaba con las tareas del cole. Incluso cuando yo era más pequeño, tiene hecho de canguro, quedándome a su cuidado. Vale decir que yo soy hijo único, y que vivo con mi madre solamente, ya que mi padre murió en un accidente de aviación, cuando yo contaba con 4 años. Como mi madre no quiso volver a casarse, se dedicó por entero a cuidarme a mí, ejercer su profesión, es médico cirujano, especialista en el corazón.

Así que, de esa manera, pasaba muchas horas al día en la casa de Dani. Allí solía hacer las tareas del cole, jugaba con Dani, ya que sus 2 hermanas son mayores que él, y casi nunca estaban en casa.

Dani era el que siempre resolvía mis problemas y dudas, y mi compañero de juegos. Era como mi hermano mayor, a su lado me sentía protegido.

Recuerdo que una vez nos pusimos a jugar, él estaba tumbado en el sofá viendo la televisión, y yo acababa de realizar las tareas del cole, sin que se diera cuenta, me acerqué a hurtadillas a donde estaba, abalanzándome sobre él, quedando sentado sobre su estómago. Cuando reaccionó, quiso cogerme por los brazos, reculando yo hacia atrás, para que no me cogiera, quedando sentado sobre sus piernas. El caso es que, al ir hacia atrás, fui restregando mi culo por sus genitales, notando yo algo duro en mi culo, me revolví, haciendo dar a Dani un gemido. Al principio quedé algo asustado, creí que lo había las timado, por lo que eché mi mano para ver que era aquello tan duro que había debajo de mi culo. Dani al notar mi mano, volvió a dar otro gemido, diciéndome, ¿Qué haces, Dan?

¿Qué tienes aquí? Le pregunté al notar aquella cosa larga y dura.

Que voy a tener, Dan, lo mismo que tienes tú.

Quedé pensando; como que lo mismo que yo, aquello no podía ser cierto. No te creo le contesté.

Pues créelo, solo que el mío es más grande, porque yo soy mayor que tú. Pero cuando crezcas, también lo tendrás igual que yo.

¡Ja! Pues a ver, enséñamelo, le dije sin terminar de creer lo que me decía.

¿Si te lo enseño, me prometes que no se lo vas a contar a nadie?

Vale, te lo prometo, le contesté.

Pero a nadie. Es un secreto entre los 2.

Bájame el pantalón del chándal, para que puedas verlo.

Tiré de la cintura del pantalón hacia abajo, saltando al momento que tiraba del pantalón, una enorme polla, es lo que en aquellos momentos me pareció.

Quedé con la boca abierta y los ojos abiertos como platos, no creyendo lo que estaba viendo; era la primera polla que veía. Había visto algunas en vídeos, pero siempre había creído que no eran reales, pero aquello que estaba viendo, sí lo era.

¿Puedo tocarla?

Sí, me contestó Dani, pero con cuidado.

Eché mi mano a ella con algo de temor, cogiéndola por la punta.

¡Ohhh! Gritó Dani, cuando la cogía con mi mano.

¿te duele? Le pregunté. Pensando que le había hecho daño

No Dan. Es que me haces cosquillas.

¿Y que pasa si te hago cosquillas?

Pues Que se pone dura, y empieza a crecer. Por eso se me ha puesto así.

Pero yo no te he hecho cosquillas, Dani.

Sí Dan, sí me has hecho cosquillas. Cuando te echaste encima mía, al rozar con tu culo mis genitales, me has hecho cosquillas, por eso se puso dura y la has hecho crecer.

Luego siguió explicándome todo lo concerniente al sexo, como se había que masturbar, que era la eyaculación, que era el semen, etc. Etc. Etc.

Al final, aquel día terminé realizándole una paja, y él eyaculando sobre su pecho.

Después de ese día, no volvimos a hacer nada más, solo hablábamos de sexo, cuando yo le preguntaba algo a Dani.

Pasado un tiempo, un día que estábamos viendo un vídeo porno, le conté a Dani, que esa mañana al ir a ducharme, el pito se me había puesto duro, y al tocarlo con mi mano, había empezado a eyacular.

¿y te ha gustado? Me preguntó.

Sí, le contesté. Me ha gustado mucho, hasta me hizo temblar las piernas.

¿Y no te has vuelto a masturbar?

Sí, lo he hecho 2 veces más.

Bueno pues ahora ya eres un hombre. Ahora tienes que tener cuidado y saber con quien andas.

Ese día terminamos haciéndonos una paja mutuamente. Yo lo masturbé a él, y Dani a mí. Esto lo repetimos algunas veces más.

Pasados unos años, cuando estaba cursando el último año en el instituto, mi madre me había prometido dejarme ir de camping, durante una semana junto a Dani, si aprobaba el curso aquel año. Y como había terminado aprobando todo, mi madre no tuvo más remedio que cumplir con su promesa, y pagarnos las vacaciones a Dani, por haberme ayudado en los estudios, y a mí por haber aprobado.

Habíamos decidido ir una semana de camping, ya que a ambos nos gustaba más que ir de hotel. Nos gustaba la aventura.

Una semana antes de marcharnos de camping, yo había roto con mi novia, bueno no es que fuera novia formal, pero siempre salíamos juntos. Se había enfadado conmigo por aceptar ir con Dani de camping, y no haber dejado que viniera ella. Ambos queríamos estar solos, y no quisimos que nadie más viniera.

Hasta entonces no había mantenido ninguna relación sexual, nunca había hecho otra cosa que no fuera masturbarme, bien solo, o las veces que lo había hecho con Dani. Ni siquiera con mi novia había hecho nada de nada.

Esa semana, Dani notó que andaba de mal humor, y no paró hasta que le terminé contando el motivo. Era por el ultimátum que me había dado mi novia, por lo que como no tuve otra salida, terminé por romper con ella. Por eso andaba de mal humor.

No te preocupes Dan, has hecho bien. Ya te pasará el enfado, y si ella es inteligente, te pedirá perdón.

Sí, pero la verdad es que ya estoy cansado de sus caprichos, siempre quiere salir ganando, y ya estoy harto.

¿Nunca has hecho nada con ella? Me preguntó Dani.

No, ni siquiera una triste paja, se niega en redondo.

Bueno no te apures, que esta semana que vamos a estar juntos de camping, si quieres te ayudaré yo.

Quedé pensativo mirando para Dani, hasta que le pregunté, ¿Dani, tú eres… eres gay?

Dani, se dio la vuelta mirándome a los ojos, y después de un largo silencio, contestó. Sí, sí soy gay, Dan.
¿Tienes algún problema por eso?

No, claro que no, no sé porque lo pregunté, me salió sin querer.

¿Te molesta que sea gay?

No, Dani, no me importa lo que seas, yo… yo no sé porque lo pregunté.

Bueno, pues si solo es por curiosidad, ya lo sabes. Y si quieres saber algo más sobre eso, ya tendremos todo el tiempo que quieras, cuando estemos de vacaciones en el camping.

Llegó el día de la partida, y cargados con una mochila cada uno, subimos al tren que nos llevaría a nuestro destino. Después de un largo viaje que duró cerca de unas 7 horas, llegamos al camping, donde íbamos a pasar juntos una semana.

En la cafetería del camping, nos dijeron donde teníamos que montar la tienda de campaña, nos indicaron donde quedaban las duchas y aseos, y el horario de comidas por si queríamos comer allí, en lugar de hacer nosotros nuestra comida.

Ya pasaban de las 9 de la noche, cuando terminamos de montar la tienda de campaña, e instalarnos. Una vez instalados, fuimos a cenar a la cafetería.

Ambos pedimos una hamburguesa, patatas fritas y Coca-Cola, pero como no nos había llegado, volvimos a pedir otra hamburguesa, la cual compartimos entre los 2. Llevamos 2 botes de Coca-Cola por si teníamos sed por la noche, y a eso de las 11 de la noche, nos retiramos para la tienda de campaña a dormir.

Ya habíamos dejado los sacos preparados, por lo que nada más llegar, encendimos la lampara que nos daba luz, nos desvestimos, quedándonos con el bañador que llevábamos puesto, y una camiseta. Antes de meternos en los sacos a dormir, ambos nos pusimos las chanclas, cogimos una toalla cada uno y el neceser, yendo a los aseos, lavarnos la boca, hacer nuestras necesidades y ducharnos.

Mientras nos duchábamos, vi que Dani, estaba con la polla a media asta. No dije nada para no molestarlo, ya que desde que le había preguntado si era gay, le notaba un poco distante conmigo, era como si le molestara el que se lo hubiese preguntado. Terminamos de ducharnos, y después de secarnos, nos fuimos a dormir.

Estando ya ambos acostados, le pregunté a Dani, si estaba molesto conmigo.
Dani, dándose la vuelta hacia mí, me contestó que no.

¿Por qué lo preguntas? Dan.

No sé, te noto algo raro. Desde que te pregunté si eras gay, es como si te molestara mi presencia.

No Dan, como me va a molestar tu presencia. Tu nunca me molestas, me dijo estirando una mano y revolviéndome el pelo.

Dime que es lo que quieres saber, Dan, que es lo que te ronda por esta cabeza.

Dudando unos segundos, en los que solo se podía oír un silencio sepulcral, le pregunté tartamudeando, ¿co co como supiste que eras gay?

Pues poco a poco te vas dando cuenta. Ves que te gustan los hombres, que las mujeres no te llaman la atención y no te excitan como los hombres.

¿Y que se siente al ser gay?

Pues nada especial, solo eso, que te gustan los hombres en lugar de las mujeres.

¿Y es verdad que duele al hacerlo con un hombre?

Pues no, no tiene porque doler, más o menos es igual que con una mujer.
¿Por qué me preguntas eso?

Es que yo, yo quisiera hacerlo contigo, Dani. Me gustaría probar y saber que se siente al hacerlo con un hombre.

Dani se calló durante unos segundos, y abriendo el saco de dormir, me dijo:

Ven Dan, métete en mi saco y dormiremos los 2 juntos.

Salí de mi saco lo más rápido que pude, metiéndome en el suyo.

Dani abrazándome a él, empezó a besarme la cara, mientras me iba susurrando: Así que quieres hacerlo conmigo ¿eh?

Sí, le contesté, llevando mi mano a su entrepierna, notando como tenía hinchada la polla.

¡Ohhh! ¡ooohhh Dan! Suspiró al notar mi mano acariciar su polla, empezando a besarme en los labios.
Eran unos besos sensuales que iban acariciándome los labios, mientras yo le iba bajando el bañador y acariciaba su polla.

Empezó a morderme los labios con furia y deseo, a la vez que me lamía con la lengua, hasta conseguir meterla en mi boca saboreando mi saliva y jugando con mi lengua.

Llevó sus manos a mi cintura, queriendo meter su mano por dentro de mi bañador. Viendo que tenía el bañador atado, fue desatando el mismo, para luego ir metiendo su mano por dentro, a la vez que me lo iba bajando.

Yo me estremecía y gemía al contacto de mi polla con su mano, mientras me iba quitando el bañador.

¡Ohhh! ¡ooohhh! Gritaba abrazándome a él, mientras me iba bajando el bañador.

Después de haberme bajado el bañador, tiró de mi camiseta hacia arriba, dejando mi torso desnudo, besó mis pezones, mientras me sacaba por completo la camiseta.

Nada más sacarme la camiseta, terminó de despojarse de su bañador y camiseta, quedando ambos desnudos como Dios nos trajo al mundo.

Nos abrazamos mutuamente, nos comimos la boca hasta dejarnos hinchados y enrojecidos los labios, mientras Dani me preguntaba que es lo que deseaba hacer, sí quería metérsela yo a él y follarlo, o prefería que me la metiese él a mí.

Quiero que me la metas tu a mí, le contesté. Quiero saber que se siente.

Empezó a morder y lamer todo mi cuerpo, empezando por los labios, luego fue bajando por el cuello, donde me hizo estremecer y gemir mientras me revolvía, a causa del placer que me hizo sentir; nunca había tenido una sensación más placentera que aquella; me abrazaba a él, rodeándolo con mis piernas por su cintura, mientras me revolvía derritiéndome de tanto gusto que sentía.

¡Ohhh! ¡ohhh Dani! ¡ooohhh Dani! Gemía abrazándome a él mientras me retorcía de gusto.

Después de martirizarme mordiéndome todo el cuello, fue bajando hasta llegar a mi pecho, donde succionó y mordió mis pezones, dejándomelos hinchados y colorados de tanto morderlos. Prosiguió su martirio hasta que alcanzó mi entrepierna, donde con toda la sensualidad del mundo, agarró mi polla que estaba tiesa y dura a reventar, y sujetándola por la base, fue pasando la lengua desde la base hasta llegar a la punta, donde se paró a jugar con su lengua, lamiendo las gotitas de líquido preseminal que se asomaban.

¡Dios! Aquello me hizo estremecer de nuevo, le agarré la cabeza con mis manos, mientras me impulsaba levantando mi culo, en un claro deseo por introducir mi polla en su húmeda boca. Cosa que no tardó, ya que Dani abriendo su boca, fue introduciendo mi falo, en aquella húmeda y caliente cavidad.

¡Dios! Aquello me hacía chillar y retorcerme de gusto. Tiraba de sus pelos mientras me retorcía y daba chillidos de placer.

¡Ohhh Dani! ¡ohhh Dani! ¡ooohhh ohhh! Gritaba retorciéndome de gusto. Me agarraba a su cabeza, tirándole del pelo, mientras él no paraba de chupar y succionar mi polla.

Me voy a correr, Dani, Si sigues me voy a correr, le dije gritando.

El al ver que estaba a punto de hacerme correr, sacó mi polla de su boca, volviendo a mis labios, donde volvió a morderlos, y meter su lengua en mi boca, haciendo que chupara y saboreara su lengua, al igual que el chupaba y saboreaba la mía.

Abre las piernas, Dan, me susurró mientras saboreaba mi lengua y labios.

Hice lo que me pedía, abrí mis piernas, quedando él justo en medio de ellas.

Me agarró por las corvas con sus manos levantando mis piernas, haciendo que mi culo quedara totalmente entero a su disposición. Empujó mis piernas hacia mi pecho, dejando más expuesto mi culo. Y mientras me sujetaba las piernas con sus manos, llevó su boca a mi culo, empezando a lamerlo.

¡Ohhh Dios! Aquello era maravilloso, el cabrón pasaba su lengua por mi agujerito, hurgando con la punta de su lengua, intentando meter su lengua dentro de mi ano. Luego mordía justo debajo de mis huevos y seguía dándome mordiscos por las ingles y muslos, sacándome nuevos chillidos.

Después de dejarme bien lamido mi ano, llevó uno de sus dedos a mi esfínter, y poco a poco fue introduciendo un dedo en él.

Al principio noté algo raro al entrar su dedo, no notaba ninguna molestia, pero me sentía raro. Cuando metió un segundo dedo, entonces sí, entonces me hizo dar un grito de dolor.

¡Ah! Protesté al notar como ese segundo dedo intentaba entrar en mi culo.

¿Te duele Dan? Me preguntó.

Sí, le contesté.

Espera un momento, me dijo. Vamos a lubricarlo con la crema solar para que no te moleste.

Se arrastró hasta donde teníamos los neceseres con las cosas de aseo y la crema solar, cogió lo que buscaba, se volvió a colocar en medio de mis piernas, abrió la crema solar, llevó mis piernas a sus hombros, untó con la crema mi ano, y poco a poco fue esparciéndola con sus dedos, hasta que consiguió meter 2 de sus dedos, sin que me hiciera daño.

Ya metía sus 2 dedos en mi ano, sin que yo protestara nada. Solo tenía una rara sensación al notar sus dedos dentro de mi culo.

Bueno Dan, ahora ya llegó la hora, vamos a meterte mi polla y desvirgarte. Vamos a desflorar tu lindo culito y sabrás lo rico que se siente.

Empujó mis piernas todo lo que pudo hacia mi pecho, haciendo que mi culo quedara totalmente a su disposición.
Se arrimó quedando pegado a mí, colocó la punta de su polla en la entrada a mi agujerito, empezó a empujar poco a poco, haciendo que mi esfínter se fuera abriendo, permitiendo que su polla fuera entrando, invadiendo mi culo.

¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ohhh! Gritaba cada vez que su polla abría un poco más mi esfínter, introduciéndose cada vez un poco más en mi culo. Estaba tenso y clavaba mis dedos en sus brazos, notando como su polla me iba desflorando mi agujerito.

¡Ohhh! ¡ooohhh ohhh! Grité al notar entrar todo su glande.

Ya Dan, ya te ha entrado lo más difícil, ya te he metido la cabeza, ahora relájate y vamos a esperar un momento a que tu culo se vaya expandiendo, y se acostumbre a mi polla.

Esperó unos segundos, y mientras se echaba sobre mí, alcanzando mi boca con la suya, dio un movimiento a su pelvis, clavándome toda su virilidad en mis intestinos.

¡Ohhh! ¡ooohhh ohhh! ¡ooohhh ohhh! Grité al notar como entraba toda su polla en mí, desflorando hasta ahora mi virgen ano.

Ya Dan, ya, ya la tienes toda dentro, ahora ya te he desvirgado. Vamos a esperar un poquito, y te empezaré a follar.

Esperó unos segundos que parecieron eternos, para poco a poco ir moviendo su pelvis, haciendo que su polla se fuese deslizando por mis entrañas.

Cada vez que se movía, era como si me fuese abriendo más y más. Yo no dejaba de gemir, notando como aquella barra de carne se iba deslizando por mi interior, ensartándome como si fuese un pollito asado.

El dolor era prácticamente inexistente, y cada vez que la punta de su polla se incrustaba en lo más hondo de mi culo, notaba como me daba una descarga eléctrica, que me hacía gemir de placer.

Ahí, ahí le gritaba, dale ahí, ¡ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto!

Ahí te gusta, ¿eh Dan? Es ahí donde te gusta, ¿eh?

Ahí es donde tienes la próstata, por eso te gusta cuando mi polla te roza ahí.

Yo no paraba de gemir y gritar, ¡ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! Cada vez que Dani me ensartaba la polla en el culo.

Los 2 sudábamos por todos los poros, escuchándose los jadeos y gemidos de aquella copulación, y el golpeteo que daba su pelvis al ensartarme la polla, chof, chof chof chof, chof, chof chof chof.

¡Ohhh Dan! Me corro, me corro, ¡ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba Dani, preñándome el culo con su leche.

Notaba como su polla palpitaba dentro de mi culo, expulsando su semen dentro de mí. En ese justo momento, fue cuando mi polla empezó a soltar todo el semen, salpicando todo mi pecho y vientre.

Me había corrido sin tocarme la polla. Al notar como Dani derramaba su leche dentro de mi culo, mi polla empezó a hincharse, derramando todo el esperma que tenían mis huevos.

Quedamos exhaustos, Dani sobre mí, besándome los labios con su polla todavía dentro, y yo con las piernas levantadas sobre los hombros de Dani, con el culo recién desvirgado, y preñado con el semen de Dani.

Poco a poco nos fuimos recuperando, y una vez normalizada la respiración, Dani sacó su polla de mi culo, bajó mis piernas dejándolas estiradas y abiertas, quedándose él en medio de ellas, se agachó sobre mi pecho, lamiendo todo el semen que yo había derramado sobre mi pecho y vientre. Lamió todo el pecho y vientre, luego chupó mi polla, no dejando rastro alguno de semen. Una vez terminó de lamerme todo, se echó sobre mí, apoderándose de mi boca.

¿Te ha gustado Dan?

Abrí los ojos y mirándole a los suyos, le di un beso en los labios, diciéndole, sí, sí me ha gustado, Dani.

Esa noche quedamos así dormidos, los 2 abrazados uno al otro, metidos en el saco de Dani.

¿Qué te ha parecido el relato?


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